Por Fernando Adrián García Aguirre
Con Javito nos conocemos hace más de treinta años. Nos conocimos en la Facultad cuando estudiábamos la Licenciatura en Comunicación Social y la carrera de locutor.
Por lo general no salíamos de noche. Nos reuníamos en la casa de alguno y nos quedábamos charlando hasta la madrugada.
A veces nos juntábamos en la casa de mi tía Stella, la que trabaja en el natatorio.
La tía es una mujer re-piola, alegre, divina y trabajadora. Tiene para todos, una palabra de aliento y siempre daba en la tecla con sus comentarios y sugerencias.
El día que me recibí fui con la noticia y me dijo contenta:
-Yo sabía que te ibas a recibir…yo soy media bruja…viste cómo es?
Pasaron los años y Javito conoció una flaca que al principio parecía muy macanuda. Nenina se llamaba.
Fuimos una noche a la casa de la tía Stella a cenar. Pero hubo algo que no le cerraba…no dijo nada, pero me di cuenta al toque.
A la mañana siguiente, me llama al diario donde laburo diciéndome que tuviéramos cuidado con Nenina, que tenía algo que no cuadraba.
Al fin llegó el sábado y nos íbamos a reunir en lo de Stella. Prepararía pizzas. Los llamo a los chicos. Javi me dijo que irían.
La noche llegó con una espectacular luna llena. Los chicos no vinieron.
-Algo malo va a pasar….dijo Stella con un dejo de preocupación.
Nadie le llevó el apunte.
Yo los domingos no laburo. Asique me levanté un poco más tarde de lo habitual, salgo a tomar un café y a leer el diario y Manolo el dueño de la cafetería me dijo:
-Te enteraste lo que pasó esta madrugada?
-No…que pasó?
-Parece que asesinaron a una persona a la altura de Camet.
En eso, suena el celular. Era del diario.
-Fer, te necesito, dijo Fabián mi jefe.
-Qué pasó?, dije haciéndome el desentendido.
-Asesinaron a un pibe de 17 años a la altura de Camet.
-Te paso a buscar por el café…
A los diez minutos llegó con el móvil del diario y fuimos por la costa hasta el lugar.
Llovía y todavía no habían levantado el cadáver.
Estaba completamente desfigurado.
Hablamos con el comisario, que nos conocía, y le pregunto:
-¿Algún indicio?
-No, nada que se pueda considerar, dijo con cara de angustia.
Hicimos la nota correspondiente para publicar al día siguiente.
-Jefe, le digo a Fabián, invitame un buen café con leche con un tostado, ya que me sacaste de mi desayuno dominguero.
-Bueno…dijo.
Tomamos un café y me llevó a mi casa pasado el mediodía.
-Faby, mañana dame el día.
-Por supuesto dijo él.
Llegué y me acosté enseguida. Dormí casi toda la tarde. La noticia me había fusilado.
Me levanto, me pego una ducha y me pongo a ver los partidos.
Al día siguiente, a las seis de la mañana suena el teléfono.
Atiendo. Era Fabián.
-¿Qué pasa, Fabián? Loco, son las seis de la mañana y me diste franco, boludo déjame dormir.
-Perdoname, es que hubo otro asesinato, ahora en el puerto.
-Noooo….
-En media hora te paso a buscar.
Salté de la cama y me bañe rapidísimo. Ni tiempo a desayunar.
Bajo y ya me estaba esperando.
-Tarde… me dijo en tono bromista.
-La puta que te parió boludo, estaba re dormido. Además me diste franco, no pudiste llamar a otro?
-Ya sé que te di franco. Y no traje a otro por la sencilla razón que sos el único que escribe bien.
Llegamos a la escena. Era en una calle sin salida.
Era otra chica. Tenía 18 años.
-¿Qué pasó ahora comisario?
-Exactamente lo mismo que ayer.
-¿Y quién es el que hace esto? Le pregunto mientras Faby sacaba las fotos.
-Algún bastardo hijo de puta. Me dijo el comisario.
Volvimos al diario y me puse a trabajar.
Durante esa semana, que duró la luna llena se sucedieron muchos más hechos, en distintos lugares de la ciudad.
Las víctimas, fueron siempre jóvenes entre 17 y 22 años. Mujeres, travestis, prostitutas, homosexuales.
Durante las tres semanas siguientes no pasó nada.
En ese lapso de tiempo me tomé unas vacaciones, que al final no disfruté porque me quedé tildado pensando si el asesino en serie volvía a atacar.
Dos días antes de volver a trabajar, cenamos con Javi y su mujer, que ya empezaba a tener mal aspecto.
-Bueno…..al fin nos vemos, dije yo.
-Si, tanto tiempo, dijo Javi.
Nenina no decía nada.
Che, las otra vez que los invité, no vinieron….
-No…, no sé qué pasó, dijo Javito en tono de preocupación.
-Se te nota cansado.
-Si, estoy cansado, estoy durmiendo mucho, nunca me pasó algo así.
Nenina seguía sin abrir la boca.
-Flaca te pasa algo?
-No…me contestó en forma parca.
Pensé que tenía que estar más atento.
La noche pasó con más pena que con gloria. Fue una reunión triste.
El lunes 12 me reintegré al trabajo. No hubo novedades.
A la mañana siguiente suena temprano el teléfono.
-Holaaa…
-Faby, como va….
-Te paso a buscar en el móvil con dos cafés para el camino
-Qué camino…
-Nos vamos para el lado de Miramar
-¿Qué pasó?
-Otro asesinato. Otra chica, ahora de 15 años.
-Qué horror.
En el camino fuimos charlando al respecto.
El comisario nos dijo que era la misma persona con el mismo Modus Operandi. Y en noche de luna llena. Hay que estar atento.
Por la noche fuimos convocados para montar una guardia por los posibles lugares donde podrían volver a suceder los hechos.
Eran las 23:00. Había una luna llena muy grande y brillante.
Una muchacha esperaba el colectivo en una parada lejana y oscura.
De pronto un encapuchado salió de la nada y atacó a la pobre piba.
La policía actuó rápidamente y atrapó al asesino y la chica se salvó de milagro.
Cuando le sacaron la capucha al victimario, resultó ser Nenina, que en luna llena le agarraba ataques de locura.
Me quedé helado. No lo podía creer.
La arrestaron. Llamaron a Javi y se largó a llorar.
Fabián me preguntó si estaba bien.
Le dije que no.
-Nunca sospechaste que podía ser ella, verdad?
-Cómo voy a sospechar si Nenina es ciega.
Esa noche voy a nadar al natatorio. Le conté a la tía Stella.
-¿Qué te dije yo?, yo sabía, viste como es…yo soy media bruja.
Cuando salí de pileta, estaba mi tía con una escoba.
-Supongo que no te va a poner a barrer a las nueve de la noche….
– Y quien te dijo que me iba a poner a barrer a esta hora, me voy a dar una vuelta….
Tiró el pucho, se subió a su escoba y con una risa histérica se fue volando en una noche de luna llena.