“Cuello de WhatsApp”, ojo seco, “pulgar atascado”, tendinitis del túnel carpiano y trastornos circulatorios en las piernas son algunas de las dolencias de este siglo que aparecen “cada vez con más frecuencia” en los consultorios por el uso excesivo de dispositivos electrónicos, afirmaron hoy especialistas.
“Las personas pasan entre dos y cuatro horas por día con la cabeza inclinada hacia el celular, lo que genera el llamado cuello de WhatsApp, que ocasiona dolor debajo de la nuca, en la cervical y desórdenes musculoarticulares leves”, explicó a Télam el kinesiólogo Diego Castagnaro.
El uso excesivo de celulares también puede ocasionar “pulgar atascado”, que ocurre cuando “las articulaciones del pulgar permanecen mucho tiempo hacia la cara interna de la mano”, explicó.
“Por un lado, nuestro cuerpo debe hacer mucho esfuerzo para mantener esas posiciones antinaturales, y por el otro, al no movilizar el cuello, por ejemplo, los grupos musculares pierden fuerza y se debilitan, como todo lo que no se utiliza”, agregó el especialista y director de la carrera de Kinesiología de la Fundación Barceló.
Castagnaro recomendó algunas medidas para aliviar el dolor, como “usar el teléfono estando sentados y apoyarlo sobre el escritorio”.
También se aconseja “situar el equipo a la altura de los ojos para evitar flexionar la columna, usar almohadillas de descanso cuando se trabaja con mouse, elongar y hacer actividad física de bajo impacto, como natación o pilates”.
“Cuando el dolor no alivia se puede recurrir a productos como analgésicos de uso tópico, que ayudan a mejorar los síntomas”, señaló por su parte el médico Claudio Zurlo, asesor de Laboratorios Imvi.
En ese sentido Gonzalo Yamauchi, presidente de la Asociación Latinoamericana de Medicina Músculo-esquelética (Laom), señaló que la primera línea de tratamiento son los anti-inflamatorios y relajantes musculares.
“Sin embargo, está comprobado que tienen poca eficacia cuando las contracturas y dolores son crónicos. Por eso existen también terapias manuales, como la osteopatía y la reeducación postural global (RPG), y técnicas como la proloterapia y el plasma rico en plaquetas, que dan respuesta en un 80% de los casos”, afirmó el profesional.
Otra de las patologías que está en aumento por el uso de dispositivos electrónicos es el síndrome de ojo seco, que puede afectar “a tres de cada diez personas” aseguró el oftalmólogo Alejandro Aguilar, fundador y ex presidente de la Sociedad Argentina de la Superficie Ocular (Saso).
El profesional detalló que las causas “son la creciente polución ambiental, la climatización artificial de los ambientes cerrados y la alta exposición a las pantallas”, aseguró Aguilar.
“El síndrome se caracteriza por la alteración en la producción de lágrimas, que genera síntomas como irritación y picazón ocular y molestias al utilizar lentes de contacto. No tratarlo puede generar graves consecuencias, ya que el párpado está en permanente fricción con el ojo y esa fricción puede generar daño”, alertó el profesional.
Y describió: “Gráficamente podemos decir que el ojo funciona como el limpiaparabrisas de un auto: si lo encendés con el vidrio seco, te lo raya y lo arruina. Lo mismo ocurre con el párpado y la córnea: sin lubricación, el párpado la lastima”.
“Cada vez es mayor el número de casos que se identifican, y las más predispuestas a padecerlo son las mujeres mayores de 40 años, debido a los cambios hormonales asociados con la menopausia”, completó.
Por su parte Alejandro Berra, investigador principal del Conicet y presidente de la Saso, precisó que permanecer más de cinco horas al día con la vista en la pantalla de la computadora, el celular o el televisor “favorece la aparición de esa condición”. “Quienes están más tiempo frente a la pantalla parpadean menos, y por lo tanto las lágrimas se evaporan más rápido. Muchas veces, los dispositivos no están ergonómicamente ubicados ni a la distancia adecuada, y también puede incidir la calibración del brillo”, detalló Berra.