Sandro, Mafalda, Gustavo y Messi vivían encerrados en un vagón de tren habilitado como jaula desde hacía 15 años. Fueron liberados en el santuario para felinos rescatados de Lionsrock, a 300 kilómetros al sur de Johannesburgo.
Por Nerea González
JOHANNESBURGO, Sudáfrica.- Sandro, Mafalda, Gustavo y Messi, cuatro tigres de Bengala que vivieron durante 15 años recluidos en un vagón de tren convertido en jaula en la provincia de San Luis, pisaron por primera vez la hierba hace solo unos días en Sudáfrica, donde la ONG Four Paws les halló un nuevo hogar.
“El primero estaba asustado de salir, estaba temblando porque en su vida, en quince años, no había visto la hierba y no sabía lo que era”, explica a EFE el doctor Amir Khalil, líder de este proyecto de rescate internacional, sobre el emocionante momento en que los tigres fueron liberados el sábado pasado en el santuario para felinos rescatados de Lionsrock, a 300 kilómetros al sur de Johannesburgo.
“(Para ellos) era como una televisión, como Netflix. Se sentaban en su contenedor y miraban fuera, hay una naturaleza maravillosa fuera, pero no sabían lo que era”, agrega el reputado experto veterinario de Four Paws.
La historia de estos tigres argentinos -que tienen nombre de celebridades del país sudamericano- llegó a oídos de Khalil hace alrededor de un año, cuando las posibilidades de desplazamiento internacional aún estaban bastante restringidas por la pandemia de covid-19.
Sandro, Mafalda, Gustavo y Messi vivían encerrados en un vagón de tren habilitado como jaula -de apenas 75 metros cuadrados- desde hacía 15 años. Si bien los orígenes de los animales resultan confusos, inicialmente solo eran dos, que quedaron supuestamente abandonados por un circo que pasó por la provincia de San Luis y nunca regresó. Después se les unieron otros dos hasta completar la familia de un macho de 18 años (Sandro), una hembra de 15 (Mafalda) y otros dos machos de 12 y 10 años (Messi y Gustavo).
Aunque las condiciones en las que vivían los animales eran deplorables (encerrados, con los colmillos serrados y garras recortadas), en Argentina no había un lugar apropiado al que se les pudiera trasladar. En el extremo sur de África, aunque los felinos no sean endémicos de la región, sí. Por ello, Four Paws se puso en marcha para acometer la que esperan haya sido su primera de muchas misiones de rescate de este tipo en Latinoamérica.
Un viaje de más de 70 horas
Los desafíos burocráticos y logísticos para “importar” a estos grandes felinos desde San Luis a Sudáfrica fueron muy complejos, ya que abarcaban desde conseguir los permisos de las autoridades de los dos países involucrados hasta organizar el transporte en tiempos de pandemia, con pruebas PCR a los tigres incluidas.
“Me preguntaban por qué es tan urgente mover a los tigres, por qué es tan importante mover a los tigres ahora. Y mi respuesta era: ‘si eres una persona inocente y tienes que ir a prisión por una semana y alguien te pregunta por qué tienes que salir de la cárcel al día siguiente…Pues esto es exactamente lo que pasaba, estos animales son inocentes y estuvieron encarcelados 15 años”, relata Khalil.
El largo viaje, de más de 70 horas, llevó a los cuatro animales primero por ruta desde San Luis a Buenos Aires, desde donde volaron a Amsterdam para hacer escala antes de embarcar hacia Johannesburgo. El 12 de marzo cruzaron finalmente las puertas de Lionsrock, un santuario para grandes felinos que también da cobijo, por ejemplo, a leones rescatados de la guerra de Siria y en el que los tigres podrán vivir por primera vez al aire libre en un entorno natural y ser atendidos por expertos.
“(Lionsrock) tiene un tamaño de 5.000 estadios de fútbol”, precisa Khalil.
Embajadores de paz en tiempos de guerra
Este experto veterinario apunta también que otra de las grandes motivaciones para él y el equipo que trabajó en este rescate ha sido el estallido de la guerra en Ucrania.
“Todo es muy negativo, todo es malo, la gente se odia, se habla de tercera guerra mundial. Los animales son embajadores muy importantes, un mensaje de paz en tiempos duros. Así que África abre las puertas y los animales se convierten en embajadores, en el año del tigre, para dar esperanza a la humanidad”, razona.
“En vez de que la gente hable de matarse unos a otros, este es un mensaje de paz (…). Aquí veo dos naciones poniéndose de acuerdo para hacer algo juntas”, completa.
El veterinario de Four Paws espera que abra camino para muchas más misiones en Latinoamérica, ya que en la región estiman que hay muchos animales salvajes que viven confinados en condiciones inadecuadas para sus especies.
EFE.