El centro brinda ayuda en la zona desde hace 15 años ininterrumpidamente. Ya atienden a 150 chicos y se acercan muchos adultos pidiendo asistencia. Además de alimentos, brindan apoyo escolar y tienen un ropero comunitario.
El comedor Valeria es uno de los tantos que surgió a partir de la crisis del 2001. Desde entonces funciona ininterrumpidamente en el Barrio Nuevo Golf, gracias a la colaboración de un grupo de personas y, hasta diciembre del año pasado, recibían el aporte de mercadería de parte de Desarrollo Social de la Municipalidad.
Pero desde hace unos seis meses, coincidentemente con el incremento de la cantidad de personas que solicitan ayuda a los referentes de este comedor situado en una zona de alta vulnerabilidad de la ciudad, el espacio dejó de recibir colaboración oficial.
“Siempre se trabajó bastante en el comedor, asisten 150 chicos, pero en los últimos meses se incrementa la cantidad de gente que viene a recibir asistencia. Incluso gente grande, vienen con ollas y piden comida”, contó Claudio Cali, uno de los colaboradores de la obra.
El referente, preocupado, reconoce que no dan abasto para llegar a todos. “Somos unos 10 colaboradores, que ayudamos a título personal, sin cuestiones políticas de por medio”, indicó. Pero sin la ayuda oficial “estamos en una situación preocupante”. Hasta el año pasado, el comedor, situado a cinco cuadras de José Martí y Mario Bravo, recibía mercadería de parte del área de Desarrollo Social de la Comuna. “Desde el cambio de autoridades no recibimos más nada”, aseveró el colaborador.
Por ello el grupo que gestiona el espacio que brinda alimentos, apoyo escolar y servicio de ropero comunitario y que es sede del Plan Fines -al que acceden 30 adultos- solicita la colaboración de la comunidad: “Necesitamos alimentos, no pedimos dinero” según aseguró Cali.
El comedor funciona los lunes y miércoles brindando almuerzo y realizando las actividades de apoyo escolar y del ropero, mientras que los sábados, además, otorgan una merienda reforzada.