La defensa de Daniel Herrera (55) solicitó que se le concediera la prisión domiciliaria, al considerar que es parte del grupo de riesgo en el marco de la pandemia por el COVID-19. La fiscal, Andrea Gómez, se opuso al planteo. El hombre había sido condenado en 2017 a 20 años de prisión por el asesinato de Claudia Sposetti.
El femicida Daniel Herrera (55), condenado en 2017 por el asesinato de Claudia Sposetti, solicitó a la Justicia que se le concediera la prisión domiciliaria por considerar que es parte de los grupos de riesgo en la pandemia del coronavirus.
Tal como sucedió con el violador reincidente Rubén Galera, otro hombre condenado por una causa de violencia de género extrema solicita, en este contexto de emergencia sanitaria, a la Justicia la libertad asistida, con un argumento endeble que se repite: sufrir de hipertensión.
La fiscal que estuvo a cargo de la investigación por el femicidio de Sposetti y que en el juicio contra Herrera solicitó la prisión perpetua, Andrea Gómez, rechazó el planteo de la defensa por la prisión domiciliaria y argumentó que el condenado “no presenta patología médica que lo sitúe dentro del grupo de riesgo para el COVID-19, por lo que su situación, en el medio libre, resultaría incluso riesgoso para un futuro contagio”.
“El mantenimiento del encierro durante la emergencia sanitaria declarada no afecta o agrava de manera particular la situación de Héctor Daniel Herrera”, concluyó Gómez, quien remarcó que las recomendaciones para evitar el hacinamiento carcelario en medio de la pandemia “no son decisiones obligatorias ni inmediatas”, que están para aplicarse en otras situaciones, como en la de los condenados a penas cortas de duración.
El Tribunal Oral N° 4 deberá resolver si le otorga la prisión domiciliaria a Herrera por considerar que su hipertensión lo ubica en los grupos de riesgos del coronavirus o si la situación no amerita esta medida y debería permanecer en la Unidad Penal 15 de Batán para cumplir el resto de su condena por haber asesinado a Sposetti.
Cabe recordar que a pesar de que la fiscal Gómez solicitó en su alegato la prisión perpetua a Herrera, por el agravente de femicidio, los jueces Gustavo Fissore, Jorge Peralta y Alfredo De Leonardis, consideraron que no aplicaba el agravado por el inciso 1 del artículo 80 del Código Penal, ya que entendieron que no estaba demostrada la relación de pareja entre víctima y victimario, por lo que condenaron a Herrera a 20 años de prisión.
Claudia Sposetti (48) había sido vista por última vez la mañana del jueves 8 de octubre de 2015, cuando salió en su auto Chevrolet Prisma camino al trabajo, en la Gruta de Lourdes. El sábado 10 de octubre al mediodía, mientras en Mar del Plata se desarrollaba el 30º Encuentro Nacional de Mujeres, su cuerpo fue encontrado dentro de su vehículo, que estaba a medio quemar, estacionado a metros de la Ruta 11 y la calle 515, entre unos arbustos de la zona de Acantilados. A Claudia la habían degollado y la principal hipótesis era que se trataba de su pareja, identificada como Daniel Herrera, quien fue detenido al día siguiente. Allegados a la víctima aseguraron que la relación estaba signada por los celos y la violencia del hombre y que ella estaba a punto de dejarlo.
Claudia era madre de cuatro hijos y, tras años de una relación tóxica. Luego, en una fiesta tipo “ochentosa” había conocido a Daniel Herrera y, otra vez, quedó prisionera en un círculo de violencia machista. Esta vez de manera definitiva.
Una amiga de Claudia contó a la Justicia que, días antes de la muerte de la mujer, la relación ya estaba por terminar. Que Herrera a veces golpeaba a la víctima, que incluso la había amenazado con un cuchillo. Claudia tenía intenciones de dejarlo, pero el hombre se mostraba insistente, posesivo, obsesionado.
El jueves 8 de octubre de 2015 Claudia salió de su casa, en en Diagonal Gascón al 2900, pasadas las 5 de la mañana para su trabajo, pero nunca llegó. Ella, que jamás había faltado sin avisar, ese día directamente no se presentó. Herrera, por su parte, había salido de su casa, también cerca de las 5 de la mañana, para regresar luego a las 8.30. En su vivienda lo vieron lavar frenéticamente unas ropas que, según testigos -sus propios familiares- estaban manchadas de sangre. También vieron que tenía un celular parecido al de Claudia.
Los siguientes días fueron de una profunda desesperación por la ausencia de Claudia. Nadie sabía nada y su hija realizó la denuncia por su desaparición. Si bien todos sospechaban de Herrera y le preguntaban a él por la mujer, nadie podía asegurar que estuviese implicado.
El sábado 10 de octubre de 2015 la desaparición de Claudia tuvo el peor final posible. La mujer fue hallada sin vida en el asiento de acompañante de su auto Chevrolet Prisma, que estaba estacionado a metros de la Ruta 11 y la calle 515, entre unos arbustos de la zona de Acantilados. A Claudia la habían degollado y al auto habían intentado prenderlo fuego.
Al enterarse de la trágica noticia, una familiar de Herrera dio una valiente declaración a los investigadores y contó que había escuchado a “Dany” decir que iba a matar a Claudia: que la iba a pasar a buscar por el trabajo, llevarla a un descampado, en el auto de ella le iba a cortar el cuello y luego prendería fuego el vehículo. Lo que finalmente sucedió.
La fiscal Gómez, luego de las primeras pericias y averiguaciones, ordenó la inmediata detención para Herrera.