9984.- Oscar “Cacho” Fangio, su padre Juan Manuel y el mecánico marplatense Raúl Battocletti el 19 de febrero de 1966, fecha en que se disputó la “Temporada Internacional de F-3” en Mar del Plata. Esta fotografía ilustró un artículo publicado en el suplemento que editó LA CAPITAL el 10 de febrero parta celebrar el 142º aniversario de Mar del Plata. A continuación, el artículo completo:
Una epopeya marplatense
que cumple medio siglo
Por: Oscar Filippi
El 19 de febrero de 1966 Mar del Plata fue escenario de la “Temporada Internacional de F-3” en el circuito callejero del Golf Club Mar del Plata. La Base Naval prestó sus instalaciones para albergar el parque cerrado. Jorge Cupeiro ganó su serie y dos marplatenses fueron grandes protagonistas en la final: Oscar “Cacho” Fangio y su mecánico, Raúl Battocletti.
La “Temporada Internacional de F-3” fue organizada por iniciativa de Don Juan Manuel Fangio, producto de su gran compromiso con el automovilismo argentino y su pasión por proyectarlo a nivel internacional.
Los circuitos callejeros ya tenían su historia en la ciudad. En 1948 y 1949, el propio Juan Manuel Fangio había sido protagonista con un Maserati 4CL del equipo del Automóvil Club Argentino en la categoría que aún se llamaba de Grand Prix (Autos Especiales). En 1950 corrió con Ferrari 166FL y fue la última carrera internacional en Mar del Plata. Se disputaron todas en el circuito del “Torreón del Monje” con un paisaje y extensión -4045 metros- muy similares a Montecarlo.
Nuestro Quíntuple Campeón del Mundo intentaba recuperar la fecha internacional de Fórmula Uno para nuestro país -la última se había corrido en 1960- pero para ello había que proyectar pilotos nacionales. De allí que la decisión del “Chueco” fue comenzar con una categoría promocional como lo era la Fórmula 3 Europea.
Ese año se disputaron cuatro carreras con escenarios en el Autódromo de Buenos Aires, Rosario, Mendoza y la última en Mar del Plata, que a consideración de la prensa especializada, por lejos fue la mejor.
El Equipo de la revista Automundo con cinco autos y un total de ocho pilotos nacionales estuvo en la grilla de partida junto a los mejores exponentes mundiales de la categoría. Nasif Estéfano, Juan Manuel Bordeu, Jorge Cupeiro, Nestor Salerno y Carlos Pairetti (pilotos del citado equipo), Andrea Vianini, Vicente Sergio y Oscar “Cacho” Fangio con sus propios autos.
Playa Grande rugió
El circuito callejero fue diagramado por Martínez de Hoz frente a la Base Naval; Juan B. Justo, (lugar de la grilla de partida y de los boxes), Alem, Almafuerte, Del Valle hasta Formosa y el curvón del Golf que los llevaba nuevamente sobre la recta de la Base Naval.
Un recorrido total de 3.248.17 metros, poco atractivo, con curvas a 90º y dos grandes rectas en las que llegaban a los 210 Km/h. La únicas zonas entretenidas eran el pequeño mixto que formaban las calles, Almafuerte, Del Valle y Formosa, alrededor del edificio del Golf Club y la bajada del curvón del Golf, pero resultaban muy exigente para las suspensiones, dado los desniveles del piso.
Nuestros Protagonistas
Toda la experiencia de Oscar “Cacho” Fangio en el automovilismo deportivo provenía de sus competencias en Karting y de autos de la categoría Turismo; la cupecita De Carlo 700 y el Renault Gordini, nada más. Fueron sus amigos los que le insistieron en participar y conformaron una “Peña” que reunió los 2000 dólares que costó alquilar el Brabham BT-10 Cosworth al equipo británico de Charles Lucas.
“Tuve que correr con vaquero y una remera porque no tenía overol – recuerda hoy Cacho- y mi amigo Juan Boubée me fabricó unas botitas especiales para poder pisar la pequeña pedalera del fórmula. Fueron tan buenas que todos los pilotos europeos querían unas iguales”.
El auto era un chasis Brabham del modelo BT-10 (ya estaba en vigencia el nuevo BT-15) que tenía muchas carreras en su haber. Y el motor Ford Cosworth – que ya no erogaba los 90 HP que la fábrica decía haber obtenido- estaba lejos del rendimiento de sus rivales nacionales e internacionales.
Acá es donde comienza “la hazaña” de Raúl Battocletti, no solo el mecánico de Cacho Fangio, sino un verdadero amigo. Lejos de la recomendación inglesa, desarmó el motor y encontró varios secretos en su armado, entre ellos un pequeño perno que servía para regular la leva. Para cambiar ese elemento le pidieron un reemplazo al australiano John Petit, mecánico del equipo de Charles Lucas, quien, sorprendido, lo miró a Cacho y le dijo: “inteligente tu mecánico argentino”, ratificando que lo encontrado por Battocletti, no era un detalle menor.
Previo a la carrera de Mar del Plata, le pidieron a Rectificaciones Polverino que hicieran lo más que pudieran con el block y los cilindros. Así, con ingenio y toda la colaboración de amigos, suplían con trabajo el presupuesto faltante. A pulmón, como decimos por estas tierras.
Las Series
Según escribió en “El Gráfico” Juan Carlos Perez Loizeau, “Los autos estaban ya muy cansados, los pilotos también y el circuito del Golf de Mar del Plata, no ofrecía ningún atractivo. Pero la Temporada Internacional tuvo la clausura más brillante que se pudo imaginar. La última carrera de estas cuatro jornadas de Fórmula 3 se recordará a través del tiempo como una de las más emocionantes que se hayan visto en la Argentina.”
Aquel 19 de febrero de 1966 se corrieron dos series previas a la gran final. En la primera, Jorge Cupeiro ganaba con contundencia, haciendo “rugir” a la gran cantidad de público. Nasif Estéfano, el tucumano, lograba un excelente tercer puesto.
La segunda serie lo tenía a Oscar “Cacho” Fangio en la partida. Como piloto local, todas las miradas apuntaban a él. En la vuelta previa a la largada, notó que la primera velocidad no entraba. Igual largó la serie y corrió con la segunda. Todo el mixto era de primera velocidad, una desventaja significativa que le permitió llegar solo en la séptima posición. El balcarceño Juan Manuel Bordeu logró el tercer puesto.
La hazaña en boxes
Para largar la final, Raúl Battocletti tenía que arreglar la caja de cambios. Sobre esa hazaña, Miguel Angel Barrau escribiría en la revista “Automundo” : “…En ese instante, su mecánico argentino, Raúl Battocletti, salió corriendo a grandes trancos por la Avda. Juan B. Justo hacia abajo, rumbo a la Base Naval. Desde boxes hasta la Base había, fácilmente 600 metros. Battocletti se los corrió en un enfervorizado afán de ganar tiempo al tiempo. Al rato regresaba a los boxes, también corriendo. Traía los engranajes que había ido a buscar a la Base Naval, para cambiar la caja rota. Sin reparar en nada, ni siquiera en que todos los metales estaban “hirviendo”, Battocletti, con alguna colaboración y la atención siempre dispuesta del propio Cacho, cambió los engranajes de la caja y le sobró tiempo. Y en su entusiasmo – como suponiendo la actuación que le esperaba a Cacho – ni siquiera aceptó las insistencias de éste para que fuera hacerse atender de unas quemaduras importantes que había sufrido en el antebrazo izquierdo al rozarse con el caño de escape”.
La emoción final
Fue una carrera que todos los medios calificaron “no apta para cardíacos”. Oscar “Cacho” Fangio partió desde la séptima fila, pero en la primera vuelta aprovechó el ancho de la recta de la Base Naval y logró colocarse detrás de Christopher Irwin. Su auto, que no superaba las 8.000 RPM, viajando “chupado” atrás del inglés, lograba las tan ansiadas 10.000 RPM; así que se dejó llevar y se sumó al grupo de punta que integraban, Silvio Moser (Suiza), Andrea Vianini (Italo-Argentino), Charles Stuart (GB), Martin Davis (GB) y Bordeu (Arg).
La punta, en las 40 vueltas de la final, cambiaría 17 veces de protagonista. Cacho Fangio peleó siempre entre el quinto y el tercer puesto. Faltando dos vueltas, Andrea Vianini hizo un trompo y Cacho Fangio lo pasó apenas por detrás y, mano a mano, le peleó el tercer puesto final a Christopher Irwin.
El tercer escalón del podio tenía sabor a triunfo. Sin experiencia previa, sin medios, pero con trabajo y con la colaboración de amigos, habían demostrado, mecánico y piloto, que estaban entre los grandes de la categoría.
Sr. Oscar Filippi. Gracias y un merecido agradecimiento por su comentario recuperando detalles que son de gran importancia para los que les gustan los fierros recordando lo que yo llamaría una proeza y sus lineas se reviven los momentos que para muchos no quedaran en el olvido, mecánico y piloto ambos con grandes aptitudes han demostrado que con su trabajo y dedicación forjaron un meritorio tercer puesto logrando estar en el podio con los mejores. Carrera de formula tres donde se median encumbrados pilotos nacionales con figuras mundiales de gran jerarquía y que traían maquinas de ultima generación y lograron estar entre los mejores. Un gran saludo y mis felicitaciones para los amigos Cacho Fangio y Raúl Battocletti. Atte. José Alberto Lago.
En la organizacion de esta carrera participo el Club Peñarol junto con el Automovil Club Argentino. Mi padre Antonio Puente, y yo formamos parte de los colaboradores del Club Peñarol. Pasaron 50 años