Otra magnìfica foto logrò exponerla Profesor Mendozzi,le agradezco por difundirla,y mencionar su origen,ya que es lo correcto;està en el capìtulo “Recursos del Mar Argentino” y como Ud. menciona pertenece al Tomo I de “El Paìs de los Argentinos”.(Centro Editor de Amèrica Latina).Agrego que fue impreso en Enero de 1975 en los talleres gràficos Fabril Financiera de la calle Iriarte 2035,Ciudad de Buenos Aires.La presente foto està ubicada en la pàgina 24 (contratapa) del càpitulo mencionado y su epìgrafe dice:
“El Puerto de Mar del Plata es el puerto pesquero mas importante de la Argentina: en el se comercializa el 90% de la pesca marìtima”
-Más libros para más-
Boris Spivacow,fundador del Centro Editor de América Latina.Publicó miles de títulos y millones de ejemplares.Sus libros fueron indispensables en las décadas del sesenta y setenta.
Tiendo a creer que existen unos pocos momentos que tienen el poder de encaminar la vida en una dirección que, si no se la hubiera tomado, todo habría sido diferente.Mi momento decisivo fue cuando,en 1965,casi por casualidad leí,en la Facultad de Filosofía y Letras,un cartel bastante discreto que solicitaba “estudiante para trabajar en EUDEBA”,la editorial universitaria que había roto con el esquema tradicional de “prensa académica”.
EUDEBA vendía libros en sus propios kioscos callejeros,una novedad desconocida hasta que se vio gente haciendo cola en la calle Florida,y los vendía en paquetes de cuatro ejemplares,baratísimos,ilustrados,de diseño moderno,que comprábamos no sólo los universitarios.Su último éxito había sido un Martín Fierro ilustrado por Castagnino que hoy es un clásico y cuya tapa recorrió el mundo.EUDEBA tenía el doble y casi imposible objetivo de ser masiva y de alta calidad intelectual.Su gerente,Boris Spivacow,un hombre de izquierda,judío, hijo de inmigrantes pobres,popularísimo profesor de la Facultad de Ciencias Exactas,ya era,cuando tenía poco más de cincuenta años,un mito de la industria editorial en América latina.Fue Boris Spivacow quien me entrevistó y me dio el trabajo en EUDEBA.A la sede de la calle Florida y Viamonte llegaban los miembros de un quién es quién de la vida intelectual,gente que yo nunca había tenido la oportunidad de ver cara a cara.Las tertulias se organizaban en las oficinas atestadas de donde,en 1966,el golpe de estado que intervino la Universidad de Buenos Aires nos sacó o,mejor dicho,nos fuimos,siguiéndolo a Spivacow que,como muchos profesores democráticos,había renunciado a la Universidad.Pocos meses después,Spivacow fundó el Centro Editor de América Latina,que publicó miles de títulos y millones de ejemplares,fue perseguido por las sucesivas dictaduras militares,sus libros fueron secuestrados y quemados,pero siguió editando y distribuyendo en todo el país.Esos libros formaron la biblioteca de los maestros y profesores,de los militantes políticos,de la juventud de los años sesenta y setenta.Spivacow inventó una idea que hoy no tiene dueño: publicar un fascículo ilustrado más un libro.Así apareció,en 1967, a historia de la literatura argentina que todavía se utiliza en todas partes y en la que se inició una nueva generación de críticos;e historias de la literatura universal,del siglo XX,de las luchas obreras,del arte,geografías,libros para chicos,biografías,novelas.Las tiradas de libros o fascículos semanales alcanzaron picos de cien mil ejemplares y precios equivalentes al de una revista.Todos los que dirigimos colecciones en el Centro Editor sabemos que cada título se discutía con Spivacow,dueño de una memoria formidable (a la que,con toda razón,temíamos sus empleados),y baqueano en varias literaturas sobre las que discutía con nosotros,mucho más jóvenes que él,que nos permitíamos ironizar sobre su gusto por la literatura rusa del siglo XIX.Si algo caracterizaba a Spivacow,además de la voluntad y la inventiva,era la tolerancia con que manejaba su empresa,donde se despreciaba la competencia y se garantizaba la libertad de expresión,incluidas las más encarnizadas peleas con el propio jefe de todos nosotros.Cuando asesinaron a uno de sus empleados,Spivacow recorrió durante horas comisarías y centros de detención porque pensaba que esa muerte le correspondía a él y que caía entre sus deberes.Pagaba los sueldos de sus empleados presos y buscaba a la gente a quien,por sus posiciones políticas,nadie le daba trabajo.Sin ostentación, demostró que no conocía el miedoPublicó todo,tocando todos los límites;no era un aventurero pero arriesgaba siempre,por razones políticas y también por el impulso desmesurado de jugar el destino económico de su editorial en cada nuevo proyecto.Fue un editor culto y carismático,sostenido por el coraje,la pasión y las convicciones.Cambió el destino de muchos de nosotros.Desde hace pocos días su nombre está en la plaza de la Biblioteca Nacional.
(Beatriz Sarlo/Clarìn 2-4-06)
Prof. Julián Mendozzi. Gracias por haber rescatado esta postal que nos muestra una de las faenas de los pescadores con un momento interesante, para mi están preparando carnada como para ser usada en algún arte de pesca diría yo un espinel, esperemos que alguien nos de la respuesta. Atte. lo saluda José Alberto Lago.
Otra magnìfica foto logrò exponerla Profesor Mendozzi,le agradezco por difundirla,y mencionar su origen,ya que es lo correcto;està en el capìtulo “Recursos del Mar Argentino” y como Ud. menciona pertenece al Tomo I de “El Paìs de los Argentinos”.(Centro Editor de Amèrica Latina).Agrego que fue impreso en Enero de 1975 en los talleres gràficos Fabril Financiera de la calle Iriarte 2035,Ciudad de Buenos Aires.La presente foto està ubicada en la pàgina 24 (contratapa) del càpitulo mencionado y su epìgrafe dice:
“El Puerto de Mar del Plata es el puerto pesquero mas importante de la Argentina: en el se comercializa el 90% de la pesca marìtima”
-Más libros para más-
Boris Spivacow,fundador del Centro Editor de América Latina.Publicó miles de títulos y millones de ejemplares.Sus libros fueron indispensables en las décadas del sesenta y setenta.
Tiendo a creer que existen unos pocos momentos que tienen el poder de encaminar la vida en una dirección que, si no se la hubiera tomado, todo habría sido diferente.Mi momento decisivo fue cuando,en 1965,casi por casualidad leí,en la Facultad de Filosofía y Letras,un cartel bastante discreto que solicitaba “estudiante para trabajar en EUDEBA”,la editorial universitaria que había roto con el esquema tradicional de “prensa académica”.
EUDEBA vendía libros en sus propios kioscos callejeros,una novedad desconocida hasta que se vio gente haciendo cola en la calle Florida,y los vendía en paquetes de cuatro ejemplares,baratísimos,ilustrados,de diseño moderno,que comprábamos no sólo los universitarios.Su último éxito había sido un Martín Fierro ilustrado por Castagnino que hoy es un clásico y cuya tapa recorrió el mundo.EUDEBA tenía el doble y casi imposible objetivo de ser masiva y de alta calidad intelectual.Su gerente,Boris Spivacow,un hombre de izquierda,judío, hijo de inmigrantes pobres,popularísimo profesor de la Facultad de Ciencias Exactas,ya era,cuando tenía poco más de cincuenta años,un mito de la industria editorial en América latina.Fue Boris Spivacow quien me entrevistó y me dio el trabajo en EUDEBA.A la sede de la calle Florida y Viamonte llegaban los miembros de un quién es quién de la vida intelectual,gente que yo nunca había tenido la oportunidad de ver cara a cara.Las tertulias se organizaban en las oficinas atestadas de donde,en 1966,el golpe de estado que intervino la Universidad de Buenos Aires nos sacó o,mejor dicho,nos fuimos,siguiéndolo a Spivacow que,como muchos profesores democráticos,había renunciado a la Universidad.Pocos meses después,Spivacow fundó el Centro Editor de América Latina,que publicó miles de títulos y millones de ejemplares,fue perseguido por las sucesivas dictaduras militares,sus libros fueron secuestrados y quemados,pero siguió editando y distribuyendo en todo el país.Esos libros formaron la biblioteca de los maestros y profesores,de los militantes políticos,de la juventud de los años sesenta y setenta.Spivacow inventó una idea que hoy no tiene dueño: publicar un fascículo ilustrado más un libro.Así apareció,en 1967, a historia de la literatura argentina que todavía se utiliza en todas partes y en la que se inició una nueva generación de críticos;e historias de la literatura universal,del siglo XX,de las luchas obreras,del arte,geografías,libros para chicos,biografías,novelas.Las tiradas de libros o fascículos semanales alcanzaron picos de cien mil ejemplares y precios equivalentes al de una revista.Todos los que dirigimos colecciones en el Centro Editor sabemos que cada título se discutía con Spivacow,dueño de una memoria formidable (a la que,con toda razón,temíamos sus empleados),y baqueano en varias literaturas sobre las que discutía con nosotros,mucho más jóvenes que él,que nos permitíamos ironizar sobre su gusto por la literatura rusa del siglo XIX.Si algo caracterizaba a Spivacow,además de la voluntad y la inventiva,era la tolerancia con que manejaba su empresa,donde se despreciaba la competencia y se garantizaba la libertad de expresión,incluidas las más encarnizadas peleas con el propio jefe de todos nosotros.Cuando asesinaron a uno de sus empleados,Spivacow recorrió durante horas comisarías y centros de detención porque pensaba que esa muerte le correspondía a él y que caía entre sus deberes.Pagaba los sueldos de sus empleados presos y buscaba a la gente a quien,por sus posiciones políticas,nadie le daba trabajo.Sin ostentación, demostró que no conocía el miedoPublicó todo,tocando todos los límites;no era un aventurero pero arriesgaba siempre,por razones políticas y también por el impulso desmesurado de jugar el destino económico de su editorial en cada nuevo proyecto.Fue un editor culto y carismático,sostenido por el coraje,la pasión y las convicciones.Cambió el destino de muchos de nosotros.Desde hace pocos días su nombre está en la plaza de la Biblioteca Nacional.
(Beatriz Sarlo/Clarìn 2-4-06)
Prof. Julián Mendozzi. Gracias por haber rescatado esta postal que nos muestra una de las faenas de los pescadores con un momento interesante, para mi están preparando carnada como para ser usada en algún arte de pesca diría yo un espinel, esperemos que alguien nos de la respuesta. Atte. lo saluda José Alberto Lago.