Simpático detalle el de Vergara Leumann vestido como bañista de principios del siglo XX. Si la vista no me falla el actor que lo acompaña es Alberto Masini (espero haber escrito bien el apellido). Opino que el gran hallazgo de la foto es mostrarnos el viejo cine teatro Bristol en su interior. Faltaban muy pocos años para su demolición.
-Sin amor,ni herencia,después del amor-
El viudo de Eduardo Bergara Leumann es un ejemplo de cómo muchos varones y mujeres comparten toda una vida con su pareja,pero después del fallecimiento son víctimas de la desprotección legal y la invisibilización social.
Daniel Angelone relata su tragedia: “Todo lo que tenga que ver para que se iguale al homosexual con un heterosexual y que seamos tratados como seres humanos,con las mismas leyes que todos me parece perfecto.Pero el problema no es sólo la ley de matrimonio sino que las leyes hereditarias son de la época de las carretas y afectan a las parejas homosexuales y también a las concubinas que no están casadas”.
El es un ejemplo concreto de por qué aunque una travesti sea tapa de revista,un gay pueda presentar a su pareja en televisión,dos chicas besarse en una publicidad o Buenos Aires se declare gay friendly para recibir al turismo que deja divisas,en realidad,la falta de normas desprotege a las personas a las que no les cae el arroz de la bendición social.“Yo estuve 29 años en pareja con Eduardo Bergara Leumann,el creador del primer café concert de Buenos Aires”,cuenta Daniel,con orgullo sobre su pasado,pero con pena sobre su presente porque fue echado de su casa,antes del velorio de la persona con la que vivió casi toda su vida.Ellos vivían en La Botica del Angel,que era su hogar y ahora es un museo.Un museo en el que no está registrada su historia, aunque vale la pena desempolvarla del placard de los recuerdos en donde la homosexualidad se guardaba bajo cuatro llaves.“Yo era futbolista de Belgrano de Córdoba.Pero tuve una lesión y vine a estudiar teatro a Buenos Aires.Una vez lo vi a él por televisión en un programa de Bernardo Neustadt y me impactó su personalidad.Casualidad,o no,un día iba al cine solo y me crucé con él en la calle Florida.Nos miramos.Nos gustamos.Hablamos.Y no nos separamos desde ese día hasta que murió”,
Ese día en que se cruzaron en Florida,Daniel tenía 21 años y Eduardo 47.Ahora Daniel tiene 51 años,fue echado de la casa donde vivía, despojado de sus pertenencias y desacreditado de cualquier herencia, como le correspondería a un marido viudo.Eduardo murió un 5 de septiembre,la misma fecha en que nació y que cumplía 76 años,el año pasado.Cuando se conocieron había mucho futuro y la palabra muerte era innombrable.“El era muy reacio y supersticioso con el tema de la muerte.Si pasábamos por una sala de velatorios decía -mierda,mirá ese cartel asqueroso- o cuando llamaban las chicas para venderle parcelas las insultaba de arriba abajo.Era un tema que no se podía hablar con él.Yo respeté siempre su forma de ser y no le pregunté nunca nada”, relata Daniel,que compartió con él la vida cotidiana en el departamento de Eduardo,en Córdoba y Uruguay,y después la casa de Luis Sáenz Peña, entre Venezuela y México.“Yo fui el amor de su vida y él fue el amor de mi vida y vivimos juntos siempre”,remarca y remarca su viudo por honor, pero no por escrito.“Hace cinco o seis años él tuvo un accidente cerebrovascular.Por su peso,tuve que llamar a los bomberos para internarlo en la Clínica Favaloro y después estuvo un año internado en ALPI y ahí empezó su deterioro físico.Yo le hacía los trámites,las compras,todo y siempre lo cuidé”,remarca.Pero le gusta más acordarse de la época de oro donde la pantalla mostraba a un Bergara Leumann exultante de tango y glamour porteño.“También participé como actor y bailarín de tango de sus programas”,se enorgullece.La salida (no del closet,sino de la pantalla) generó mucho dolor.“Una sola vez tuve una discusión fuerte porque él no estaba trabajando y no entraba dinero.El estaba deprimido porque habían levantado su programa por la serie Martillo Hammer y vivía en la cama.Entonces le dije que vendiera obras de arte o vestidos que tenía entre sus recuerdos y que nos fuéramos de viaje.El no quiso y yo le prometí que iba a hacer un museo con sus cosas para que se pusiera contento”,cuenta.
Pero su amor quedó descolgado el día en que Eduardo no pudo sostenerle más la mano.“No bien él fallece,entre el primo,la prima,el albacea testamentario y un empleado se pusieron de acuerdo y me sacaron afuera de mi propia casa,incluso,antes del velatorio”,subraya.“Eduardo había dejado testamentos donde plasmaba su preocupación por mí.Pero, igualmente,yo quedé totalmente desprotegido después de haber vivido toda una vida con él.Incluso,todas mis pertenencias quedaron adentro, por eso tengo demandas por el daño moral y lucro cesante”,dice y opina: “La ley tiene que tener en cuenta quién fue la persona que lo cuidó y respetó toda la vida.Cuando alguien muere,hereda la esposa,el esposo o los hijos.Yo fui el amor de su vida,tengo 51 años,y me quedé apenas con ese legado,pero en la calle y es completamente una injusticia”.
(Fuente: Luciana Peker/ 16-11-2009-Página 12)
1955:
-Ensayo Final
-La Simuladora
1959:
El Negoción
1962:
-Delito
1964:
-Primero Yo
1966:
-Las Locas del Conventillo
1967:
-Cómo Seducir a una Mujer
1968:
-Che,Ovni.
1970:
-El Extraño del Pelo Largo
1971:
-Juguemos en el Mundo
1972:
-Olga,la Hija de Aquella Princesa Rusa
1976:
-L’aile ou la Cuisse (El Ala el Muslo).En Argentina se dió como La Pata o la Pechuga
1979:
-Calígula
1987:
-El Hombre de la Deuda Externa
En Escenografía
1959:
-El Negoción
En Vestuario
1954:
-La Cueva de Alí Babá.
1957:
-La Sombra de Safo
1961:
-Libertad Bajo Palabra
1962:
-Hombre de la Esquina Rosada
1965:
-Viaje de una Noche de Verano.
1966:
-Las Locas del Conventillo (María y la otra)
La Botica del Ángel de Eduardo Bergara Leumann es un espacio asombroso que si bien tiene un amplio espectro está especializado en la cultura de los 60.Templo del Angel.Situado en Luis Sáenz Peña 541 el transeúnte puede observar el frente de una iglesia abarrotado de ángeles.La iglesia en realidad no es más tal,sino que hoy es la Botica del Ángel de Eduardo Bergara Leumann.Y los ángeles vinieron con él porque la arquitectura anterior era muy sórdida me cuenta.Le agregué,en los años setenta cuando la compré,partes de demoliciones que podían incorporarse.Es un collage de una época de Buenos Aires que se han empecinado en destruir remarca.Clasificar ese espacio dentro del marco de una palabra es absolutamente imposible.Tal vez en una frase sería algo así como un museo de arte porteño,centrado en los años 60,aunque no exclusivamente.Bergara Leumann es un hombre poseedor de mucho humor y eso se nota en muchos toques.También ha sabido granjearse importantes amistades.O al menos,por lo que se ve,amistades con importantes personalidades.No a cualquiera le pinta Berni un retrato de 3 x 2 m.
La primera Botica del Ángel data de 1966: quise armar una sastrería teatral modelo,porque soñaba con vestir,dar color,armonía,engarzar, mejorar y adornar lo de adentro de cada personaje con un buen traje dice en un folleto que Bergara Leumann me entregó.Porque no tengo ganas de repetir las entrevistas,me aclaró.Así que de entrevista pasaremos a una descripción de lo que pude averiguar leyendo,observando y escuchando una tarde de verano porteño.Y también grabando porque,a pesar de todo,su negación no fue rotunda.Sé,por ejemplo,que a los años de su creación comenzó a salir en la televisión con su propuesta que duró su buena década y tuvo sus pequeños retornos en la pantalla de ATC incluso en la pasada década de los 90.Para los momentos de actuación que no pudimos disfrutar posiblemente hoy sea difícil encontrar un equivalente.Bergara Leumann fue un precursor.Si todos comenzaron a mezclar el público con los actores en los ochenta ¡él lo hizo veinte años antes! Su idea es de lo más original.Para tener un pantallazo de lo que pudo ser una noche en la Botica del Ángel transcribo de uno de sus folletos parte de un texto de Emilio Stevanovich.Según le escribió Ernesto Sábato a Bergara Leumann :-con la imaginación armaste uno de los espectáculos más originales que yo haya visto en el mundo;un espectáculo donde el que asistía no era un pasivo espectador sino que,gracias a tu ingenio,entraba pronto a escena de la manera más disparatada y aguda inauguraste así algo que perdura en la memoria de los porteños-.El recorrido que realizamos guiado por un ayudante de la Botica,Daniel,dibujante y bailarín de tango,acompañado por la esposa de Juan Carlos Copes y un joven bailarín e historiador de tango de origen holandés.Ese origen le costó la nula aceptación por parte del dueño de la Botica,que a pesar de ocho llamados con pedido de visita le fue negando la entrada.Apadrinado por,tal vez,el más grande bailarín pudo entrar,demostrando una perseverancia a toda prueba.
El orden,que si bien lo tiene,es a primera vista un tanto caótico y excesivamente cargado.Son unos 1200 metros cuadrados atiborrados de pedacitos de historia porteña en todo lo que incumbe a su creación artística.Sin embargo,y esto es sorprendente teniendo en cuenta la cantidad de objetos por espacio,en cada lugar hay armonía,una gama de colores predominantes,una tendencia,un estilo.Desde obras de grandes maestros de la plástica como podría ser Antonio Berni,pasando por textos de Alejandra Pizarnik,y las Ocampo,vestidos y objetos de Libertad Lamarque,etcétera,todo protegido por un sinnúmero de ángeles, cuyo inventario llevaría un exhaustivo estudio de semanas dedicadas exclusivamente a eso.Todos los ambientes,desde la nave principal y sus pasillos,hasta habitaciones,rincones,baños,escaleras,patios y terrazas, todo,absolutamente todo,está intervenido por el criterio barroco de su dueño.Y todo,salvo tal vez símbolos universales como los ángeles,rosas o alguna figura extranjera muy influyente me refiero por ejemplo, a Shakespeare que tiene su baño y donde el visitante puede llegar a tener el honor de ver su estampa en el mingitorio,todo,lo demás es netamente argentino.Historia,de arte,fotografía,farándula -pero de aquella de los años 60- arte, y otra vez arte.Tiene todo lo que habría sido la cocina de doña Petrona, un gran espacio dedicado a Carlos Gardel y una cocina muy kitsch basada en el diseño del paquete de la gomina que utilizaba Gardel en Estados Unidos.Hay parte de la primera cervecería porteña y un pequeño café que contiene pedacitos de cafés inolvidables de Buenos Aires.Una descripción a fondo sería interminable.
También contiene un gran espacio,con doble balcón y escenario,que es ideal para cenas-show,más teniendo en cuenta que en el ambiente anterior hay una barra hoy bien fashion (por su estética setentista). De hecho muchas grandes obras se han estrenado primero en lo de Bergara Leumann para luego pasar a circuitos más populares.Y si bien fueron muy conocidas sus cenas-show en otra época esto no impide que -para quien pueda reunir un buen número de gente y quiera quedar como un tipo muy original, así sean guías de turismo, empresas o cursos- aún pueda hacerlo.Para fanáticos del tango,del teatro,del cine,de las letras,de la cultura porteña en general es una obligación peregrinar algún día por esos pasillos,esos sorprendentes ambientes que te trasladan a otra realidad.Es así,insólito,misterioso,maravilloso,sorprendente y atrevido.Tal vez esa sea la razón por la que el templo esté custodiado por tres gatos regordetes,que hacen juego con su amo.
(Fuente: R.S. El Abasto Museos,n° 84- 2007)
Escribió Emilio Stevanovich:
-Caracterísitcas del espectáculo 1966-
La Botica era un espectáculo divertido,cultural pero sobre todo libre y sorprendente.No había estrenos por lo tanto no existía el trac del debut de los debutantes.Al llegar el público se lo saludaba y los mismos artistas lo acomodaban,así se aflojaban mutuamente para lo que sería la aventura teatral de la Botica.A los espectadores se les entregaba al entrar una jarra de vino,rosquitas y una palangana para aseo personal.Bergara abría las carteras como recurso para establecer diálogo o para un gag,ya que en la Botica no había libreto,ni rutina, todo surgía del Ángel creando en el momento del encuentro.
El espectáculo se cambiaba sin aviso.El público volvía varias veces y traía amigos,para disfrutar de la transformación al participar.
Muchas noches no se sabía si pedir autógrafos en el escenario o en la platea.No había un gran final.A medida que los espectadores,casi todos participantes en el espectáculo,salían,el elenco en doble fila,los despedía personalmente.Los espectadores más rígidos y estructurados que habían participado bailando o actuando,eran los más agradecidos al salir,se habían sentido libres y protagonistas durante la noche.
-Bergara Leumann-
El adiós a un excéntrico provocador:
Artista plástico,escenógrafo,conductor televisivo,dueño de una casa-museo-teatro,La Botica del Ángel,murió ayer,justo cuando cumplía 76 años.Nació y murió el mismo día del calendario.
“Somos italianos que hablamos español,con cultura francesa,economía inglesa,intuición judía y generosidad árabe.Con eso construimos lo que somos.¿No es mejor hacernos cargo?”,es una de las tantas frases con nombre y apellido de Eduardo Bergara Leumann,artista plástico, vestuarista,escenógrafo,conductor televisivo,dueño de un lugar antológico de Buenos Aires -la Botica del Ángel- uno de los bastiones de una ciudad que parece perdida para siempre.En esa casa museo,en lo que bien pudo haber sido su última excentricidad,murió en la madrugada de ayer,justo el día en que cumplía 76 años.“Venía de un proceso de diferentes enfermedades que le habían desgastado su vida y sus ganas de vivir”,dijo su asistente,José Luis Larrauri.
El último de sus trabajos fue la escenografía del espectáculo “Viejitos Chotos”,de su entrañable amiga Marikena Monti.Sufría de diabetes,problemas cardíacos y debía trasladarse en silla de ruedas, pero aún así había programado una gran fiesta para este cumpleaños que no llegó a celebrar.”Quería que fueran todos”,reveló el periodista y conductor Andrés Percivale.Sus restos fueron velados en la Casa de la Cultura porteña.No venía bien de salud.En las últimas horas de la tarde del miércoles 5 de marzo,fue llevado de urgencia a la Fundación Favaloro en una ambulancia privada y se temió por su vida.En los últimos días volvió a internarse en el mismo lugar por una cardiopatía y un derrame estomacal.”Más que ninguna otra cosa,promotor cultural”, lo definía Marikena Monti.El Gordo,ampuloso a la hora de sus apariciones públicas y también conocido por algunos retos y desplantes hacia el elenco joven femenino con los que engalanaba sus presentaciones,había nacido el 5 de setiembre de 1932.Tuvo un perfil parecido,si se quiere,a otros dos personajes que,surgidos del mundo cultural,se han sabido mover con soltura por los corredores mediáticos: Marta Minujín y Federico Manuel Peralta Ramos.
La primera Botica del Ángel fue una sastrería teatral de varios pisos y después se trasladó al edificio que Bergara perdió, y recuperó, en el barrio de San Telmo.Ahí se levanta ese búnker-museo-complejo teatral, una suerte de impertinencia arquitectónica -supieron definirla- barroca y chic,donde conviven 33 ambientes de una antigua iglesia metodista convertidos en escenarios teatrales, patios de tango, galerías de arte, cafés concert o terrazas celestiales.Allí,Leonardo Favio se animó a la canción,Susana Rinaldi también pegó el salto hacia el tango en ese lugar.Allí debutó La Chona de Haydée Padilla.Hasta hace un tiempo,el propio Bergara se encargaba de explicar,como si fuera una visita guiada,los secretos de ese espacio donde había un cheque firmado por Carlos Gardel,una carta de Alfonsina Storni y cuadros de Marta Peluffo.
“Maradona,bajo el mismo techo que Zully Moreno.Tato Bores,vecino de William Shakespeare.Sábato y la rubia Mireya,como hermanos.Evita y Victoria Ocampo,carne y uña.Juanito Laguna,asomado a la cocina de Petrona C. de Gandulfo”,supo definir a ese espacio la periodista Olga Cosentino.Desde su ciclo televisivo La Botica del Tango,buscó darle, muy al borde a veces de la caída en el absurdo,un marco estético a la música de Buenos Aires que,entonces,sin el empuje de estos tiempos, jugaba a la resistencia.Participó en varias películas argentinas,pero más que nada fueron contundentes sus intervenciones en films extranjeros.Se lo vio en Casanova,de Federico Fellini,y en Calígula de Tinto Brass.Le gustaba patear el tablero,decir lo que no entraba en los cálculos,sorprender.En una de sus últimas apariciones públicas,en agosto del año pasado,Eduardo Bergara Leumann -vaya a saber uno por qué- fue distinguido por su trayectoria en una fiesta que premiaba a los mejores magos del año.Y el irreverente,famoso por ser indiscreto con los secretos ajenos o deschavar en público un vestuario sin onda de una famosa,dijo en esa fiesta plagada de personas especializadas en sacar conejos de la galera,que los magos le parecían aburridos.
(Fuente: Los Andes-sábado 06-9-2008)
Bergara Leumman actuó en la televisión en los años 60 en ¿Es ústed el asesino?; Arsenio Lupin; Gran Hotel Carrousell con Violeta Rivas, y realizó sus últimas actuaciones en los años 90 con Tato Bores -Tato en la Vereda del Sol-,con Jorge Sassi y Roberto Carnaghi.
En la década del 80 tuvo el programa Botica de Tango emitido por Canal 11,estuvieron figuras de la cultura nacional como Jorge Luis Borges,Ernesto Sábato,Libertad Lamarque,Sebastián Piana,Enrique Cadícamo,Raúl Lavié,Roberto Goyeneche,Jorge Sobral,Amelita Baltar, Alberto Castillo,María Graña,Beba Bidart,Alba Solís,Ricardo Chiqui Pereyra,Guillermo Fernández,Rosanna Falasca etc.La orquesta estable era dirigida por Mario Marzán.
Simpático detalle el de Vergara Leumann vestido como bañista de principios del siglo XX. Si la vista no me falla el actor que lo acompaña es Alberto Masini (espero haber escrito bien el apellido). Opino que el gran hallazgo de la foto es mostrarnos el viejo cine teatro Bristol en su interior. Faltaban muy pocos años para su demolición.
Nunca me explique el éxito de ese señor.
-Sin amor,ni herencia,después del amor-
El viudo de Eduardo Bergara Leumann es un ejemplo de cómo muchos varones y mujeres comparten toda una vida con su pareja,pero después del fallecimiento son víctimas de la desprotección legal y la invisibilización social.
Daniel Angelone relata su tragedia: “Todo lo que tenga que ver para que se iguale al homosexual con un heterosexual y que seamos tratados como seres humanos,con las mismas leyes que todos me parece perfecto.Pero el problema no es sólo la ley de matrimonio sino que las leyes hereditarias son de la época de las carretas y afectan a las parejas homosexuales y también a las concubinas que no están casadas”.
El es un ejemplo concreto de por qué aunque una travesti sea tapa de revista,un gay pueda presentar a su pareja en televisión,dos chicas besarse en una publicidad o Buenos Aires se declare gay friendly para recibir al turismo que deja divisas,en realidad,la falta de normas desprotege a las personas a las que no les cae el arroz de la bendición social.“Yo estuve 29 años en pareja con Eduardo Bergara Leumann,el creador del primer café concert de Buenos Aires”,cuenta Daniel,con orgullo sobre su pasado,pero con pena sobre su presente porque fue echado de su casa,antes del velorio de la persona con la que vivió casi toda su vida.Ellos vivían en La Botica del Angel,que era su hogar y ahora es un museo.Un museo en el que no está registrada su historia, aunque vale la pena desempolvarla del placard de los recuerdos en donde la homosexualidad se guardaba bajo cuatro llaves.“Yo era futbolista de Belgrano de Córdoba.Pero tuve una lesión y vine a estudiar teatro a Buenos Aires.Una vez lo vi a él por televisión en un programa de Bernardo Neustadt y me impactó su personalidad.Casualidad,o no,un día iba al cine solo y me crucé con él en la calle Florida.Nos miramos.Nos gustamos.Hablamos.Y no nos separamos desde ese día hasta que murió”,
Ese día en que se cruzaron en Florida,Daniel tenía 21 años y Eduardo 47.Ahora Daniel tiene 51 años,fue echado de la casa donde vivía, despojado de sus pertenencias y desacreditado de cualquier herencia, como le correspondería a un marido viudo.Eduardo murió un 5 de septiembre,la misma fecha en que nació y que cumplía 76 años,el año pasado.Cuando se conocieron había mucho futuro y la palabra muerte era innombrable.“El era muy reacio y supersticioso con el tema de la muerte.Si pasábamos por una sala de velatorios decía -mierda,mirá ese cartel asqueroso- o cuando llamaban las chicas para venderle parcelas las insultaba de arriba abajo.Era un tema que no se podía hablar con él.Yo respeté siempre su forma de ser y no le pregunté nunca nada”, relata Daniel,que compartió con él la vida cotidiana en el departamento de Eduardo,en Córdoba y Uruguay,y después la casa de Luis Sáenz Peña, entre Venezuela y México.“Yo fui el amor de su vida y él fue el amor de mi vida y vivimos juntos siempre”,remarca y remarca su viudo por honor, pero no por escrito.“Hace cinco o seis años él tuvo un accidente cerebrovascular.Por su peso,tuve que llamar a los bomberos para internarlo en la Clínica Favaloro y después estuvo un año internado en ALPI y ahí empezó su deterioro físico.Yo le hacía los trámites,las compras,todo y siempre lo cuidé”,remarca.Pero le gusta más acordarse de la época de oro donde la pantalla mostraba a un Bergara Leumann exultante de tango y glamour porteño.“También participé como actor y bailarín de tango de sus programas”,se enorgullece.La salida (no del closet,sino de la pantalla) generó mucho dolor.“Una sola vez tuve una discusión fuerte porque él no estaba trabajando y no entraba dinero.El estaba deprimido porque habían levantado su programa por la serie Martillo Hammer y vivía en la cama.Entonces le dije que vendiera obras de arte o vestidos que tenía entre sus recuerdos y que nos fuéramos de viaje.El no quiso y yo le prometí que iba a hacer un museo con sus cosas para que se pusiera contento”,cuenta.
Pero su amor quedó descolgado el día en que Eduardo no pudo sostenerle más la mano.“No bien él fallece,entre el primo,la prima,el albacea testamentario y un empleado se pusieron de acuerdo y me sacaron afuera de mi propia casa,incluso,antes del velatorio”,subraya.“Eduardo había dejado testamentos donde plasmaba su preocupación por mí.Pero, igualmente,yo quedé totalmente desprotegido después de haber vivido toda una vida con él.Incluso,todas mis pertenencias quedaron adentro, por eso tengo demandas por el daño moral y lucro cesante”,dice y opina: “La ley tiene que tener en cuenta quién fue la persona que lo cuidó y respetó toda la vida.Cuando alguien muere,hereda la esposa,el esposo o los hijos.Yo fui el amor de su vida,tengo 51 años,y me quedé apenas con ese legado,pero en la calle y es completamente una injusticia”.
(Fuente: Luciana Peker/ 16-11-2009-Página 12)
Fimografia de Eduardo Gustavo Bergara Leumann
1955:
-Ensayo Final
-La Simuladora
1959:
El Negoción
1962:
-Delito
1964:
-Primero Yo
1966:
-Las Locas del Conventillo
1967:
-Cómo Seducir a una Mujer
1968:
-Che,Ovni.
1970:
-El Extraño del Pelo Largo
1971:
-Juguemos en el Mundo
1972:
-Olga,la Hija de Aquella Princesa Rusa
1976:
-L’aile ou la Cuisse (El Ala el Muslo).En Argentina se dió como La Pata o la Pechuga
1979:
-Calígula
1987:
-El Hombre de la Deuda Externa
En Escenografía
1959:
-El Negoción
En Vestuario
1954:
-La Cueva de Alí Babá.
1957:
-La Sombra de Safo
1961:
-Libertad Bajo Palabra
1962:
-Hombre de la Esquina Rosada
1965:
-Viaje de una Noche de Verano.
1966:
-Las Locas del Conventillo (María y la otra)
La Botica del Ángel de Eduardo Bergara Leumann es un espacio asombroso que si bien tiene un amplio espectro está especializado en la cultura de los 60.Templo del Angel.Situado en Luis Sáenz Peña 541 el transeúnte puede observar el frente de una iglesia abarrotado de ángeles.La iglesia en realidad no es más tal,sino que hoy es la Botica del Ángel de Eduardo Bergara Leumann.Y los ángeles vinieron con él porque la arquitectura anterior era muy sórdida me cuenta.Le agregué,en los años setenta cuando la compré,partes de demoliciones que podían incorporarse.Es un collage de una época de Buenos Aires que se han empecinado en destruir remarca.Clasificar ese espacio dentro del marco de una palabra es absolutamente imposible.Tal vez en una frase sería algo así como un museo de arte porteño,centrado en los años 60,aunque no exclusivamente.Bergara Leumann es un hombre poseedor de mucho humor y eso se nota en muchos toques.También ha sabido granjearse importantes amistades.O al menos,por lo que se ve,amistades con importantes personalidades.No a cualquiera le pinta Berni un retrato de 3 x 2 m.
La primera Botica del Ángel data de 1966: quise armar una sastrería teatral modelo,porque soñaba con vestir,dar color,armonía,engarzar, mejorar y adornar lo de adentro de cada personaje con un buen traje dice en un folleto que Bergara Leumann me entregó.Porque no tengo ganas de repetir las entrevistas,me aclaró.Así que de entrevista pasaremos a una descripción de lo que pude averiguar leyendo,observando y escuchando una tarde de verano porteño.Y también grabando porque,a pesar de todo,su negación no fue rotunda.Sé,por ejemplo,que a los años de su creación comenzó a salir en la televisión con su propuesta que duró su buena década y tuvo sus pequeños retornos en la pantalla de ATC incluso en la pasada década de los 90.Para los momentos de actuación que no pudimos disfrutar posiblemente hoy sea difícil encontrar un equivalente.Bergara Leumann fue un precursor.Si todos comenzaron a mezclar el público con los actores en los ochenta ¡él lo hizo veinte años antes! Su idea es de lo más original.Para tener un pantallazo de lo que pudo ser una noche en la Botica del Ángel transcribo de uno de sus folletos parte de un texto de Emilio Stevanovich.Según le escribió Ernesto Sábato a Bergara Leumann :-con la imaginación armaste uno de los espectáculos más originales que yo haya visto en el mundo;un espectáculo donde el que asistía no era un pasivo espectador sino que,gracias a tu ingenio,entraba pronto a escena de la manera más disparatada y aguda inauguraste así algo que perdura en la memoria de los porteños-.El recorrido que realizamos guiado por un ayudante de la Botica,Daniel,dibujante y bailarín de tango,acompañado por la esposa de Juan Carlos Copes y un joven bailarín e historiador de tango de origen holandés.Ese origen le costó la nula aceptación por parte del dueño de la Botica,que a pesar de ocho llamados con pedido de visita le fue negando la entrada.Apadrinado por,tal vez,el más grande bailarín pudo entrar,demostrando una perseverancia a toda prueba.
El orden,que si bien lo tiene,es a primera vista un tanto caótico y excesivamente cargado.Son unos 1200 metros cuadrados atiborrados de pedacitos de historia porteña en todo lo que incumbe a su creación artística.Sin embargo,y esto es sorprendente teniendo en cuenta la cantidad de objetos por espacio,en cada lugar hay armonía,una gama de colores predominantes,una tendencia,un estilo.Desde obras de grandes maestros de la plástica como podría ser Antonio Berni,pasando por textos de Alejandra Pizarnik,y las Ocampo,vestidos y objetos de Libertad Lamarque,etcétera,todo protegido por un sinnúmero de ángeles, cuyo inventario llevaría un exhaustivo estudio de semanas dedicadas exclusivamente a eso.Todos los ambientes,desde la nave principal y sus pasillos,hasta habitaciones,rincones,baños,escaleras,patios y terrazas, todo,absolutamente todo,está intervenido por el criterio barroco de su dueño.Y todo,salvo tal vez símbolos universales como los ángeles,rosas o alguna figura extranjera muy influyente me refiero por ejemplo, a Shakespeare que tiene su baño y donde el visitante puede llegar a tener el honor de ver su estampa en el mingitorio,todo,lo demás es netamente argentino.Historia,de arte,fotografía,farándula -pero de aquella de los años 60- arte, y otra vez arte.Tiene todo lo que habría sido la cocina de doña Petrona, un gran espacio dedicado a Carlos Gardel y una cocina muy kitsch basada en el diseño del paquete de la gomina que utilizaba Gardel en Estados Unidos.Hay parte de la primera cervecería porteña y un pequeño café que contiene pedacitos de cafés inolvidables de Buenos Aires.Una descripción a fondo sería interminable.
También contiene un gran espacio,con doble balcón y escenario,que es ideal para cenas-show,más teniendo en cuenta que en el ambiente anterior hay una barra hoy bien fashion (por su estética setentista). De hecho muchas grandes obras se han estrenado primero en lo de Bergara Leumann para luego pasar a circuitos más populares.Y si bien fueron muy conocidas sus cenas-show en otra época esto no impide que -para quien pueda reunir un buen número de gente y quiera quedar como un tipo muy original, así sean guías de turismo, empresas o cursos- aún pueda hacerlo.Para fanáticos del tango,del teatro,del cine,de las letras,de la cultura porteña en general es una obligación peregrinar algún día por esos pasillos,esos sorprendentes ambientes que te trasladan a otra realidad.Es así,insólito,misterioso,maravilloso,sorprendente y atrevido.Tal vez esa sea la razón por la que el templo esté custodiado por tres gatos regordetes,que hacen juego con su amo.
(Fuente: R.S. El Abasto Museos,n° 84- 2007)
Escribió Emilio Stevanovich:
-Caracterísitcas del espectáculo 1966-
La Botica era un espectáculo divertido,cultural pero sobre todo libre y sorprendente.No había estrenos por lo tanto no existía el trac del debut de los debutantes.Al llegar el público se lo saludaba y los mismos artistas lo acomodaban,así se aflojaban mutuamente para lo que sería la aventura teatral de la Botica.A los espectadores se les entregaba al entrar una jarra de vino,rosquitas y una palangana para aseo personal.Bergara abría las carteras como recurso para establecer diálogo o para un gag,ya que en la Botica no había libreto,ni rutina, todo surgía del Ángel creando en el momento del encuentro.
El espectáculo se cambiaba sin aviso.El público volvía varias veces y traía amigos,para disfrutar de la transformación al participar.
Muchas noches no se sabía si pedir autógrafos en el escenario o en la platea.No había un gran final.A medida que los espectadores,casi todos participantes en el espectáculo,salían,el elenco en doble fila,los despedía personalmente.Los espectadores más rígidos y estructurados que habían participado bailando o actuando,eran los más agradecidos al salir,se habían sentido libres y protagonistas durante la noche.
-Bergara Leumann-
El adiós a un excéntrico provocador:
Artista plástico,escenógrafo,conductor televisivo,dueño de una casa-museo-teatro,La Botica del Ángel,murió ayer,justo cuando cumplía 76 años.Nació y murió el mismo día del calendario.
“Somos italianos que hablamos español,con cultura francesa,economía inglesa,intuición judía y generosidad árabe.Con eso construimos lo que somos.¿No es mejor hacernos cargo?”,es una de las tantas frases con nombre y apellido de Eduardo Bergara Leumann,artista plástico, vestuarista,escenógrafo,conductor televisivo,dueño de un lugar antológico de Buenos Aires -la Botica del Ángel- uno de los bastiones de una ciudad que parece perdida para siempre.En esa casa museo,en lo que bien pudo haber sido su última excentricidad,murió en la madrugada de ayer,justo el día en que cumplía 76 años.“Venía de un proceso de diferentes enfermedades que le habían desgastado su vida y sus ganas de vivir”,dijo su asistente,José Luis Larrauri.
El último de sus trabajos fue la escenografía del espectáculo “Viejitos Chotos”,de su entrañable amiga Marikena Monti.Sufría de diabetes,problemas cardíacos y debía trasladarse en silla de ruedas, pero aún así había programado una gran fiesta para este cumpleaños que no llegó a celebrar.”Quería que fueran todos”,reveló el periodista y conductor Andrés Percivale.Sus restos fueron velados en la Casa de la Cultura porteña.No venía bien de salud.En las últimas horas de la tarde del miércoles 5 de marzo,fue llevado de urgencia a la Fundación Favaloro en una ambulancia privada y se temió por su vida.En los últimos días volvió a internarse en el mismo lugar por una cardiopatía y un derrame estomacal.”Más que ninguna otra cosa,promotor cultural”, lo definía Marikena Monti.El Gordo,ampuloso a la hora de sus apariciones públicas y también conocido por algunos retos y desplantes hacia el elenco joven femenino con los que engalanaba sus presentaciones,había nacido el 5 de setiembre de 1932.Tuvo un perfil parecido,si se quiere,a otros dos personajes que,surgidos del mundo cultural,se han sabido mover con soltura por los corredores mediáticos: Marta Minujín y Federico Manuel Peralta Ramos.
La primera Botica del Ángel fue una sastrería teatral de varios pisos y después se trasladó al edificio que Bergara perdió, y recuperó, en el barrio de San Telmo.Ahí se levanta ese búnker-museo-complejo teatral, una suerte de impertinencia arquitectónica -supieron definirla- barroca y chic,donde conviven 33 ambientes de una antigua iglesia metodista convertidos en escenarios teatrales, patios de tango, galerías de arte, cafés concert o terrazas celestiales.Allí,Leonardo Favio se animó a la canción,Susana Rinaldi también pegó el salto hacia el tango en ese lugar.Allí debutó La Chona de Haydée Padilla.Hasta hace un tiempo,el propio Bergara se encargaba de explicar,como si fuera una visita guiada,los secretos de ese espacio donde había un cheque firmado por Carlos Gardel,una carta de Alfonsina Storni y cuadros de Marta Peluffo.
“Maradona,bajo el mismo techo que Zully Moreno.Tato Bores,vecino de William Shakespeare.Sábato y la rubia Mireya,como hermanos.Evita y Victoria Ocampo,carne y uña.Juanito Laguna,asomado a la cocina de Petrona C. de Gandulfo”,supo definir a ese espacio la periodista Olga Cosentino.Desde su ciclo televisivo La Botica del Tango,buscó darle, muy al borde a veces de la caída en el absurdo,un marco estético a la música de Buenos Aires que,entonces,sin el empuje de estos tiempos, jugaba a la resistencia.Participó en varias películas argentinas,pero más que nada fueron contundentes sus intervenciones en films extranjeros.Se lo vio en Casanova,de Federico Fellini,y en Calígula de Tinto Brass.Le gustaba patear el tablero,decir lo que no entraba en los cálculos,sorprender.En una de sus últimas apariciones públicas,en agosto del año pasado,Eduardo Bergara Leumann -vaya a saber uno por qué- fue distinguido por su trayectoria en una fiesta que premiaba a los mejores magos del año.Y el irreverente,famoso por ser indiscreto con los secretos ajenos o deschavar en público un vestuario sin onda de una famosa,dijo en esa fiesta plagada de personas especializadas en sacar conejos de la galera,que los magos le parecían aburridos.
(Fuente: Los Andes-sábado 06-9-2008)
Bergara Leumman actuó en la televisión en los años 60 en ¿Es ústed el asesino?; Arsenio Lupin; Gran Hotel Carrousell con Violeta Rivas, y realizó sus últimas actuaciones en los años 90 con Tato Bores -Tato en la Vereda del Sol-,con Jorge Sassi y Roberto Carnaghi.
En la década del 80 tuvo el programa Botica de Tango emitido por Canal 11,estuvieron figuras de la cultura nacional como Jorge Luis Borges,Ernesto Sábato,Libertad Lamarque,Sebastián Piana,Enrique Cadícamo,Raúl Lavié,Roberto Goyeneche,Jorge Sobral,Amelita Baltar, Alberto Castillo,María Graña,Beba Bidart,Alba Solís,Ricardo Chiqui Pereyra,Guillermo Fernández,Rosanna Falasca etc.La orquesta estable era dirigida por Mario Marzán.