Podemos agregar a esta foto la 6768,enviada por el Sr. Nino Ramella,donde vemos a Jorge Luis Borges,Adolfo Bioy Casares,Josefina Dorado y Silvina Ocampo en un Balneario de Punta Mogotes.
Silvina Inocencia María Ocampo y Aguirre nació en Buenos Aires,el 28 de Julio de 1903,en la casa paterna de Viamonte 550.Fue la sexta y última hija de Manuel Silvino Cecilio Ocampo y Ramona Máxima Aguirre.
Siendo muy pequeña,apenas tenía cinco o seis años,comenzó su instrucción en francés,español,inglés e italiano,mezclado con clases de aritmética,ciencias naturales,religión,música,piano,dibujo e historia, todas dictadas en francés.Las encargadas de la educación de las seis hermanas Ocampo (Victoria, Angélica, Francisca, Rosa, Clara y Silvina) eran Mademoiselle Alexandrine Bonnemaison, Miss Kate Ellis, Miss Berta Krauss y dos profesoras de español e italiano, quienes les abrieron la puerta de un mundo cultural que muy pocos llegaron a conocer con tanta perfección.Durante su juventud, en París, intentó estudiar dibujo y pintura con Pablo Picasso y André Derain, pero no lo consiguió; entonces tomó clases con Giorgio de Chirico, Fernand Léger, Othon Friesz y André Lhote.De regreso en Buenos Aires,trabajó la pintura junto a Norah Borges y a María Rosa Oliver, y realizó varias exposiciones, tanto individuales como colectivas.
Perteneció,desde el principio, al comité de colaboración de la Revista SUR,fundada por su hermana Victoria en 1931, y pocos meses después, en 1932,conoció a quien luego sería su esposo: Adolfo Vicente Perfecto Bioy Casares (1914-1999).Tras un largo concubinato vivido en Rincón Viejo,la estancia de los Bioy en Pardo,Partido de Las Flores,contrajo matrimonio con Adolfo, el 15 de enero de 1940.
En 1937 publicó su primer libro,un conjunto de relatos que lleva por título Viaje olvidado. Después alternó entre la narrativa y la poesía, y llegó a escribir algunas novelas y dos obras de teatro en colaboración con dos de sus amigos.
En el mismo año de su casamiento,colaboró con su esposo y con su gran amigo Jorge Luis Borges, en la selección y traducción de material para la Antología de la literatura fantástica, a la que le siguió, con los mismos colaboradores, Antología poética argentina, editada al año siguiente y de la cual se vendieron muy pocos ejemplares.
Apenas seis años después de casados,Silvina y Adolfo escribieron y editaron su única obra en colaboración: Los que aman,odian,una novela policial de marcado éxito ambientada en una zona cercana a Quequén. En ella cuentan las peripecias del Doctor Humberto Huberman, un médico homeópata que decide pasar unas vacaciones en el Hotel Bosque de Mar sin sospechar que se internará en un laberinto de amor, muerte y venganzas.Durante los años 60,Silvina empezó a redactar su autobiografía.Al principio,y en verso, io forma a sus recuerdos hasta la primera comunión. Disconforme con el resultado,descartó el manuscrito y volvió a escribir,esta vez en prosa,otra versión de sus memorias. Finalmente,rescribió el texto en verso libre e intercaló fragmentos en prosa versificada. El resultado fue un libro originalísimo editado en 2007,cuya lectura nos permite reconocer,más allá de las tergiversaciones, la infancia y preadolescencia de Silvina Ocampo.Víctima de su enfermedad,el Mal de Alzheimer,que la afectaba desde 1988,Silvina Ocampo dejó de existir en Buenos Aires,el 14 de diciembre de 1993, a los 90 años.Por suerte no vio morir a su hija Marta,que falleció en un accidente el 4 de enero de 1994,ni a Bioy,que cerró los ojos el 8 de marzo de 1999.
A lo largo de su vida,Silvina recibió numerosos premios y condecoraciones,entre los que cabe destacar el Premio Municipal de Poesía (1945),el Segundo Premio Nacional (1953),el Primer Premio Nacional (1962),el Gran Premio de Honor de la SADE (1985),la Orden de las Artes y las Letras en el grado de Comendador (1985) el Premio del Club de los XIII (1988),el Premio Estaban Echeverría (1989) y la distinción como Ciudadana Ilustre por parte de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires (1990).
Silvina Ocampo es autora de una gran obra predominantemente narrativa y poética que comprende más de una veintena de libros editados en vida y un número similar de inéditos que pronto serán publicados gracias a las gestiones de sus herederos El material édito abarcaba,originalmente, siete libros de cuentos,siete de poesía,una novela policial escrita en colaboración con Adolfo Bioy Casares,una novela publicada en España a fines de los años 80 y que apareció en nuestro país el año pasado, cuatro libros infantiles,dos piezas teatrales en colaboración con Juan Rodolfo Wilcock y Juan José Hernández y dos antologías literarias compiladas con Bioy y con Jorge Luis Borges.
A lo largo de toda su obra narrativa,Silvina Ocampo trató una gran cantidad de temas: el amor,la muerte,los dobles,la naturaleza,los sueños,las supersticiones, la vida cotidiana; pero siempre con una constante: la crueldad.Esta especie de tema con variaciones (tan cotidiano y requetesabido en nuestra sociedad) tiene su origen, presumiblemente,en un encuentro con la muerte,durante su infancia; recordemos que, en 1911,murió Clara Ocampo,su hermana más inmediata, y que Silvina tenía entonces ocho años.
En la misma época de la muerte de Clara,Silvina escribió sus primeras páginas,en inglés y ya en ellas se vislumbra el gusto por la crueldad; ella misma lo contó así: “Recuerdo haber llenado tres cuadernos cuatro cuadernos,cuando era muy chica, contando todas las cosas que recordaba, sacadas de la historia de Inglaterra,que me gustaba mucho, porque había asesinatos, personajes encerrados en una torre, niños preciosos dentro de una torre”.
La narrativa de la menor de las hermanas Ocampo fue evolucionando desde su primer libro,Viaje olvidado.Pero es a partir de los cuentos de La furia cuando Silvina Ocampo encuentra su propia voz: las frases ya no tienen tortícolis y la escritura de va distanciando de la manera de hablar de la autora hasta llegar a una separación total.
En 1937 apareció Viaje olvidado,libro que reúne losa primeros cuentos de Silvina.Los relatos provienen de recuerdos de infancia de la autora transportados a una dimensión onírica.De cualquier forma,la escritora saca de la vida cotidiana,de su vida cotidiana,los argumento y los personajes que pueblan sus cuentos (¿acaso no aparecen -aunque tergiversados- Mademoiselle Bonnemaison,sus cinco hermanas, a costurera que tanto quiso en su infancia?).La escritura del libro refleja la forma de hablar de Silvina,que se debate en el uso de tres idiomas -inglés, francés y español- cuyas gramáticas y sintaxis son completamente diferentes; es exactamente lo mismo que le pasó a Victoria cuando empezó a escribir.
Entre la publicación de Viaje olvidado y la de Autobiografía de Irene pasaron once años.Fueron años de intensa labor en los cuales Ocampo dio a conocer dos poemarios y escribió varios cuentos; la escritura de esos cuentos le permitió mejorar su estilo literario, limar ciertas asperezas. Los relatos de Autobiografía de Irene son radicalmente distintos a los anteriores;en ellos hay un sujeto casi ausente (en Viaje olvidado y en los libros posteriores a Autobiografía de Irene hay un sujeto “que habla”) y se advierte una mayor espontaneidad.
La furia, editado en 1959, fue el libro más exitoso de Silvina Ocampo. La escritora retoma las formas habladas de Viaje… aunque los cuentos tienen otro desarrollo, porque ella se anima a jugar con el sujeto de la enunciación y muestra un dejo de crueldad mezclado con humor e ironía. Esta forma se continúa en Las invitadas (1961) y en algunos cuentos de Los días de la noche (1970); los demás relatos que componen este último libro se enrolan en las líneas expuestas en Autobiografía….
Los dos últimos libros de cuentos de Silvina Ocampo -Y así sucesivamente (1987) y Cornelia frente al espejo (1988)- fueron también los últimos que publicó. Son libros excelentes en los que Silvina (que ya es una mujer de casi ochenta y cinco años) se muestra de cuerpo entero gracias a un halo de juventud que conservó toda su vida y que la acompañó hasta el último momento de lucidez.Una vez,durante una comida de la Fiesta Nacional de las Letras de Necochea me dijo Jorge Torres Zavaleta: Yo creo que Silvina Ocampo fue hasta el final una escritora joven,eternamente joven.
Lo poético ocupó un lugar fundamental en la vida y obra de Silvina Ocampo.Desde que empezó a escribir, lo hizo desde la poesía.
El primer poema de Silvina se perdió; sólo se sabe que era un diálogo entre una costurera y un maniquí. El segundo -Me da miedo la sombra tan negra de la rosa / tan rosada cuando no es sombra- persistió en la memoria de la autora y fue escrito en su infancia en el jardín de invierno de la casa de Viamonte 550, su casa natal.
Muchos años después, Silvina volvió a la poesía. Una tarde de fines de los años 30 o de comienzos de los 40, Silvina Ocampo y Adolfo Bioy Casares paseaban en auto por la zona de la Recoleta. De repente, con su voz única medio gangosa, un poco trémula, algo borrosa, muy aniñada Silvina comenzó a recitar unos versos. Bioy quedó sorprendido, deslumbrado por el fragmento de ese poema. Le preguntó de quién era. La sorpresa fue mayor cuando Silvina le dijo que lo había escrito ella. Así, según Marcelo Pichon Rivière “El enigma que no cesa: Silvina Ocampo.Publicado en el diario Clarín de Buenos Aires, el 27 de mayo de 2001,se produjo el retorno de Silvina Ocampo a la poesía.
Desde 1942,año en que SUR editó Enumeración de la patria, Silvina publicó varios libros de poesía: Espacios métricos (1945), Poemas de amor desesperado (1949), Los nombres (1953), Lo amargo por dulce (1962), Amarillo celeste (1972), Árboles de Buenos Aires (1979) y Breve santoral (1984); después de su muerte, y por iniciativa de Bioy, se publicó Poesía inédita y dispersa (2001), una selección hecha por Noemí Ulla de textos escritos entre 1960 y 1990.
Los principales temas de la obra poética de Silvina Ocampo son el amor, las plantas, la infancia, los animales y la vida cotidiana. Casi puede decirse que son los mismos temas de sus cuentos. Pero aquí la crueldad se hace a un lado y deja su lugar a la pasión, a la dicotomía de la pasión en dos sentimientos tan contradictorios como son el amor y el odio. Y no es éste el único mérito de Silvina como poeta; justo es destacar que supo combinar los temas más sencillos con una riqueza expresiva pocas veces vista, y que encontró (o creó) su propia voz en el campo de la poesía mediante la combinación de la disciplina del ritmo y la cadencia, la influencia de la infancia, la alteración de elementos autobiográficos, la descripción exacta de los paisajes y esa especie de esbozo narrativo que aparece en varios poemas suyos. Todo esto converge en los casi quinientos poemas que componen la edición en dos tomos de su Poesía completa [Emecé, Buenos Aires, 2002-2003].
La obra de Silvina Ocampo tiene una originalidad incomparable Bioy mismo dijo que Silvina era la mujer más original que había conocido; y que era original, incluso, a pesar suyo. En sus cuentos y novelas trabaja el mundo de la infancia insinuando lo maravilloso desde la cotidianeidad. Pero siempre fiel a sí misma desconcierta al lector mediante el uso de la ironía, que alterna entre la realidad y la ficción. A Silvina Ocampo la fascina el terror, y llega a combinarlo con la crueldad, logrando así un resultado sorprendente: el retrato literario de universo infantil.
Por otro lado, su poesía es un canto a la vida, al amor, a las pasiones. Silvina ha dicho que no cree que un tema pueda ser sólo para un cuento, y otro para un poema. Entonces se deja llevar por sus emociones y termina creando una poesía con una secuencia narrativa propia del cuento casi al estilo de su pariente,José Hernández, y cuentos en los que la poesía o lo poético tiene el rol protagónico.
Silvina Ocampo escribió incansablemente toda su vida. Al principio, escribía a escondidas,sin mostrar a nadie sus creaciones; después, motivada por Bioy, se alejó un poco de la pintura y se dedicó a escribir.Y escribió por el simple placer que eso le causaba.Quizás por eso siempre fue la escritora,y no una aficionada a las letras.No le importaba estar eclipsada por las figuras de su hermana Victoria, de Bioy,o de Borges.Sólo quiso escribir,porque escribir,además de ser el viaje más lindo,es un acto de amor.
Fuente;Axel Díaz Maimone)
Viaje olvidado.Sur,Buenos Aires,1937.
Enumeración de la patria.Sur,Buenos Aires, 1942.
Espacios métricos.Sur,Buenos Aires,1945.
Los sonetos del jardín.La Perdiz,Buenos Aires, 1948.
Autobiografía de Irene.Sur,Buenos Aires,1948.
Poemas de amor desesperado.Sudamericana,Buenos Aires,1949.
Los nombres. Emecé,Buenos Aires,1953.
Pequeña antología.Ene,Buenos Aires,1954.
La furia.Sur,Buenos Aires, 959.
Las invitadas.Losada,Buenos Aires,1961.
Lo amargo por dulce.Emecé,Buenos Aires,1962.
El pecado mortal (antología).EUDEBA,Buenos Aires,1966.
Los días de la noche.Sudamericana, Buenos Aires,1970.
Informe del cielo y del infierno (antología).Monte Ávila.Caracas,1970.
Amarillo celeste.Losada,Buenos Aires,1972.
El cofre volante.Estrada,Buenos Aires,1974.
El tobogán.Estrada,Buenos Aires, 975.
El caballo alado.De la flor,Buenos Aires,1976.
La naranja maravillosa.Sudamericana Buenos Aires,1979.
Árboles de Buenos Aires.Crea Buenos Aires,1979.
La continuación y otras páginas (antología).CEAL,Buenos Aires,1981.
Páginas de Silvina Ocampo seleccionadas por la autora, Celtia,Buenos Aires,1984.
Breve santoral.Ediciones de Arte Gaglianone,Buenos Aires,1985.
La torre sin fin.Alfaguara,Madrid,1986.
Y así sucesivamente.Tusquets,Barcelona,1987.
Cornelia frente al espejo.Tusquets,Barcelona,1988.
Las reglas del secreto (antología).Fondo de Cultura Económica,Buenos Aires,1991.
Cuentos completos I.Emecé,Buenos Aires,1999.
Cuentos completos II.Emecé,Buenos Aires,2000.
Poesía inédita y dispersa.Emecé,Buenos Aires,2001.
Antología esencial.Emecé,Buenos Aires,2001.
Poesía completa I.Emecé,Buenos Aires,2002.
Poesía completa II Emecé, Buenos Aires,2003
Las repeticiones y otros relatos inéditos.Sudamericana,Bs.Aires,2006
Invenciones del recuerdo.Sudamericana,Buenos Aires,2006.
Ejércitos de la oscuridad.Sudamericana,Buenos Aires,2008
En colaboración con Adolfo Bioy Casares:
Los que aman,odian.Emecé,Buenos Aires,1946.
En colaboración con Adolfo Bioy Casares y Jorge Luis Borges:
Antología de la literatura fantástica.Sudamericana,Buenos Aires,1940.
Antología poética argentina.Sudamericana,Buenos Aires,1941.
En colaboración con Juan Rodolfo Wilcock:
Los traidores.Losange,Buenos Aires,1956.
Traducciones :
Poetas líricos ingleses.Estudio preliminar de Silvina Ocampo. Traducciones de Silvina Ocampo,Jorge Luis Borges y Juan Rodolfo Wilcock.
Las criadas,de Jean Genet.Traducción de Silvina Ocampo y José Bianco. Sur.Buenos Aires,1959.
Poemas de Emiliy Dickinson.Prólogo de Jorge Luis Borges.Tusquets, Barcelona,1985.(Datos: Axel Díaz Maimone)
Los Bioy-La guardiana de los secretos-
Jovita Iglesias fue durante más de medio siglo ama de llaves en la casa de Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo.Pero,en verdad,se convirtió en una especie de hija,hermana menor y madre adoptiva de ambos.Ahora, cuenta la vida cotidiana del matrimonio literario más importante de la Argentina en Los Bioy,un libro de memorias que escribió con Silvia Renée Arias.El resultado demuestra de un modo apasionante que la pareja de escritores fue fiel a sus estilos y a sus temas recurrentes sobre todo en la realidad.Durante más de medio siglo,Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo formaron el matrimonio literario más destacado de la Argentina.Tenían todo para sumir en la fascinación a sus colegas escritores,pero también al mundillo artístico y social de Buenos Aires. Autor de primer orden,amigo íntimo de Jorge Luis Borges y uno de los hombres más atractivos de Buenos Aires,Bioy a quien le cabía como a pocos el título de la novela de Drieu La Rochelle,el hombre cubierto de mujeres,era,por si fuera poco,rico y pertenecía a una de las familias más prestigiosas de Buenos Aires.Silvina,por su parte,cuentista,poeta notable y hermana menor de la olímpica Victoria Ocampo,la fundadora de la revista Sur (un parentesco que no la alegraba demasiado),tenía una fortuna quizás aún mayor que la de Adolfito como todos llamaban a Bioy),una prosapia que se remontaba a la época de la Conquista y un encanto irresistible que hacía olvidar lo que ella consideraba su fealdad.Los Bioy convirtieron sus sucesivas casas (la de Santa Fe y Ecuador,y la de Posadas)en centro de reunión de los hombres y mujeres más talentosos de Buenos Aires.Alrededor de la pareja se formó un círculo que desafiaba las convenciones porteñas y se regía por un código propio.Hoy,la mayoría de quienes lo integraron han muerto y muy pocos pueden rendir testimonio sobre las costumbres de esa especie de Bloomsbury local.Pero hubo un testigo privilegiado de lo que ocurría en el hogar de los Bioy: Jovita Iglesias de Montes Blanco,que trabajó y vivió con ellos durante medio siglo.Servidora,pero también íntima amiga,especie de hija,hermana y madre adoptiva de esa pareja cuyo carácter excepcional captó desde que los conoció en 1949,Jovita representó para Adolfito y Silvina lo que Céleste Albaret para Marcel Proust: el contacto con la realidad cotidiana.Ahora Jovita Iglesias cuenta la relación que la unió a sus señores en Los Bioy,el libro en que la periodista y escritora Silvia Renée Arias recoge las declaraciones de su amiga.
Silvia Renée Arias trató a Bioy Casares durante los últimos cinco años de la vida del escritor.En ese lapso,se ganó la confianza de Jovita,lo que no es fácil,y fue tejiendo una sólida amistad con ella.Por eso, tiempo después de la muerte de Bioy,Jovita la eligió para contar la historia de los cincuenta años de entrañable relación con Silvina y Adolfito.Por las historias que se cuentan(no por el estilo,directo y de una gran llaneza),el libro parece una obra escrita por Silvina Ocampo con la colaboración de Bioy Casares: una curiosa y apasionante cruza entre el culebrón mexicano y una comedia de Hollywood aderezada quizá con muchos toques del estilo de Groucho Marx.Los amores contrariados, la crueldad,la inteligencia,las pasiones desatadas,los celos corrosivos y el humor delirante se suceden en todas las páginas.Aunque se habla poco de literatura y los grandes escritores son apenas la excusa para unas pocas anécdotas,el relato,que sigue los hechos simples de la vida diaria,muestra de un modo sesgado las raíces que nutrían la literatura de Silvina y de Adolfito. Más aún, las anécdotas revelan que la vida de los Bioy estaba teñida de esos estilos literarios,sobre todo del estilo de Silvina,y en los episodios narrados,que por momentos parecen extraídos de alguno de sus cuentos,uno reconoce a menudo las trazas del argumento de muchos de ellos.
La historia misma de Jovita Iglesias antes de conocer a los Bioy tenía suficientes elementos literarios para satisfacer la fantasía de Silvina.El romanticismo de las novelas populares y las costumbres de las clases humildes en España brotaban entonces,como hoy,de las palabras de Jovita,que parecían pensadas para cautivar a la argentina. Jova,como la llamaban los Bioy,nació el 13 de septiembre de 1925 cerca de Orense,Galicia,y llegó a la Argentina el 22 de noviembre de 1949. Dejaba atrás o más bien,en suspenso,un amor contrariado,pues en su pueblo,Jovita se había enamorado de un joven estudiante de medicina, César Arias Alvarez,heredero de una gran fortuna,cuyo padre se oponía a ese matrimonio por la diferencia social.
César,en realidad,no hacía sino repetir la historia familiar.De joven, su padre se había enamorado de una mucama,había debido combatir la oposición de los suyos para poder casarse con la que sería la madre de César e irse de su casa española a México donde,por cuenta propia,se había hecho rico antes de volver a España.Años después los padres de César,olvidados de aquel pasado,habían decidido que el muchacho se fuera a México para terminar su carrera de médico y apartarlo de su novia.Jovita había partido para América porque pensaba que desde el extranjero le sería más fácil eludir los obstáculos familiares y unirse por fin a César.No fue así porque unos anónimos arteros enviados a César y a Jovita lo impidieron.Nunca se supo si esos anónimos habían sido enviados por la propia Silvina Ocampo o por Basilisa,una tía de Jovita,ambas temerosas de perder a la muchacha.
En la Argentina,Jovita se fue a vivir a la casa de su tía Basilisa “Basi” de Vázquez,una mujer sin hijos,que más que amar idolatraba a su sobrina.Un mes después de llegada la muchacha a Buenos Aires, Basi le anunció que la llevaría a conocer a una de las mujeres más importantes del país,Silvina Ocampo.Los Bioy vivían entonces en un edificio de diez pisos en Santa Fe y Ecuador.Ocupaban los cinco pisos superiores y el primero,donde había una pileta de natación cubierta y un estudio en el que Silvina pintaba y escribía.
Basi había conocido a Silvina a través de una cuñada suya.Desde chica, la menor de las Ocampo,atraída por el mundo menos convencional y más directo de las dependencias de servicio que aparecen a menudo en sus libros,trababa estrechas amistades con los servidores.La poca simpatía que tenía por su hermana Victoria,trece años mayor que ella,se debía no sólo a que ésta fuera una mandona,como Silvina y Bioy la calificaban, sino al hecho de que,en la niñez,le había arrebatado a su niñera,Fani, la persona que Silvina más quería después de sus padres.Cuando Victoria se casó se llevó con ella a Fani y Silvina jamás se lo perdonó.
Jovita recuerda con precisión el primer encuentro con su señora: Silvina llevaba puesto un camisón y deshabillé de nailon.Calzaba chinelas.Pero tenía tres gruesas gargantillas de oro,a cual más linda, y tres pulseras haciendo juego.Sabría después que dormía con esas alhajas,especialmente diseñadas para ella,porque tenían un broche de seguridad que ni ella sabía abrir.Silvina,por su parte,le dijo a Basi: Ah,te felicito,qué suerte tenés de tener una sobrina tan linda… Pero tené cuidado porque un día te la voy a robar,fue lo que hizo sin perder un minuto.
Como Basi tenía que hacer una construcción en su casa y los Bioy iban a hacer un largo viaje a Europa,Silvina le propuso que se instalara,con su marido y su sobrina,en Santa Fe y Ecuador.De esa manera,se evitarían incomodidades y podrían vigilar al personal y cuidar los departamentos. Eso sí,tendrían que hacerlo de inmediato,al día siguiente,porque Silvina deseaba estar en compañía de Jovita algún tiempo antes de irse al extranjero.Silvina era así,comenta Jovita,quería que las cosas se hicieran ya.El señor era igual.No podía esperar.Los tíos y la sobrina se instalaron así en casa de los Bioy.Afortunadamente,Adolfito también quedó encantado con Jovita,a la que,por otra parte,le encontraba mucho parecido con su madre,Marta Casares,que había sido íntima amiga de Silvina antes de que ésta se casara con su hijo.
Desde el comienzo, Jovita fue víctima involuntaria de las exageraciones y del poco sentido práctico de su señora.Cuando los Bioy se fueron de viaje,Silvina dio instrucciones de que pusieran veinticinco kilos de naftalina en el vestidor donde guardaba sus zapatos y los tapados de piel.Jovita dormía cerca de ese lugar y pronto cayó víctima de una melancolía y de una languidez invencibles. Más tarde supo que era alérgica a esas esferas blancas y terriblemente olorosas.Las dosis masivas y diarias de naftalina la atontaban como si fuera una polilla más Los celos,la necesidad de apoderarse de los seres queridos y de manejar sus existencias son temas recurrentes en la obra de Silvina Ocampo,pero también lo fueron en su vida.A poco de vivir en casa de los Bioy, una noche,Jovita recibió la visita de la señora,que le confesó que nunca podría darle un hijo a Adolfito.Recuerda que le dijo lo voy a perder porque él quiere tener uno y le contó que junto con Bioy se habían planteado la posibilidad de adoptarla.Jovita tenía entonces veintitrés años y quedó perturbada por esa proposición-Me puse a llorar.Le dije que no entendía y que no cambiaría nunca a mi madre pobre por una madre rica-.Silvina se quedó callada un momento y luego dijo: Mirá si yo sabía a quién estaba eligiend.
Años más tarde,los Bioy se pusieron de acuerdo para adoptar una hija biológica de Adolfito y una de sus amantes.Bioy había tomado esa decisión porque genuinamente deseaba tener descendencia mientras que Silvina lo hacía porque temía perder a su esposo.Esa hija fue Marta Bioy.La diferencia entre el deseo de Adolfito y el de Silvina no dejaría de tener consecuencias en la vida cotidiana de la familia.Del libro de Jovita Iglesias y Silvia Renée Arias se desprende que siempre hubo entre Silvina y Marta una barrera,algo no dicho que contaminaba la atmósfera del hogar.A pesar del cariño que existía entre madre e hija adoptivas,era obvio que Marta representaba para Silvina la prueba viviente de una frustración y del hecho de que la voluntad de perpetuarse de Bioy había sido más fuerte que el pacto establecido con su esposa.La escritora,demasiado celosa para olvidar,se cobraba en detalles mínimos los recuerdos dolorosos, muchos de los cuales después se convirtieron en origen de sus cuentos y poemas.
Adolfito,uno de los hombres más apuestos y seductores de Buenos Aires, adoraba a las mujeres.Silvina,once años mayor que él,se consideraba fea salía poco porque,según le explicaba a Jova,¿adónde voy a ir con esta cara? y el hecho de haber conquistado a uno de los ejemplares masculinos más codiciados de la Argentina representaba para ella un triunfo envenenado.Debía defender su trofeo hasta de sus amigas más íntimas y,con frecuencia,era derrotada.Los Bioy disfrutaban mucho juntos,compartían intereses literarios,cierto tipo de humor y se burlaban de las convenciones.Vivían,como decía Victoria Ocampo,en una torre de marfil,si es que alguna vez existió algo así.
Silvina aceptó como algo inevitable que él tuviera amantes.Hasta podría decirse,según conjetura Jovita en el libro,que las aventuras superficiales no la afectaban,siempre que no amenazaran esa extraña unión.Los temores de Silvina respecto a su marido no se debían sólo a sus rivales amorosas.También temía que lo raptaran para pedir rescate o que tuviera un accidente.En la vida en común,habían establecido una rutina.Después de almorzar y de una breve siesta,Bioy salía para ir al cine o para encontrarse con sus amigas pero debía regresar a la hora de la cena.Si Bioy se retrasaba,Silvina empezaba a dar vueltas alrededor de la puerta de entrada,inquieta y asustada,esperándolo.Un día, resolvió colocar un sillón frente al ingreso del departamento para poder aguardar más cómoda.Allí se instalaba.Tenía un oído privilegiado que le permitía oír cuando se abrían las puertas del ascensor en la planta baja.El amor y la ansiedad la habían llevado a identificar el ritmo y la fuerza con que Bioy abría y cerraba esas puertas.En cuanto se daba cuenta de que él estaba abajo,se levantaba del sillón y se perdía en alguno de los numerosos salones de la casa.Adolfito no se enteró nunca de ese ritual,que ahora revela este libro.
Por su parte,Silvina también tenía relaciones amorosas con otras personas,como el mismo Bioy,cuidadoso de que su esposa no quedara como una de las tantas mujeres víctimas de sus maridos,declaró en una entrevista.Una carta de Alejandra Pizarnik a Silvina,que apareció en la correspondencia de la primera,publicada por Ivonne Bordelois,parecería probar que entre las dos escritoras hubo una relación más que amistosa. Jovita niega que Silvina haya tenido amores lesbianos,así como Céleste Albaret negó que Proust hubiera tenido hombres como amantes.Dice Jovita: Nunca vi nada sospechoso en ese sentido.Venían a casa muchas amigas íntimas de la señora,pero yo nunca supe que ella tuviera esas mañas.Así como en las tragedias clásicas los servidores son los confidentes de los amos,así como la Fedra de Racine se confiesa a Oenone,Silvina confiaba sus dudas más íntimas a Jovita.No podía prescindir de ella.Temía que se la arrebataran o que ella se fuera, ávida de libertad.Con el tiempo,Jovita se casó con José “Pepe” Montes Blanco,un compatriota al que había conocido en España y reencontrado en Buenos Aires.Aunque Pepe no tenía la mansedumbre de su esposa,Silvina, por supuesto,logró también cautivarlo.Se valió incluso del rechazo del hombre a volver a España para evitar que Jovita,siempre nostalgiosa de su paíspudiera concretar ese retorno.
Con todo,Jovita relata un episodio alarmante.Un director de cine argentino radicado en Europa,encariñado amistosamente con ella,se escandalizaba de que los Bioy nunca le hubieran pagado un pasaje para que pudiera visitar su terruño.Más aún,le prometió que él se lo regalaría.Silvina escuchaba esos diálogos con bastante disgusto pero sin comentarios hasta el día en que el director le pidió los documentos a Jovita para hacer las reservas en un barco o en un avión.La reacción de Silvina no se hizo esperar.Le dijo al amigo entrometido en presencia de su entrañable servidora,que hoy recuerda aquel momento: Te odio.Si Jovita se va a España,aquí no venís más.Tu amistad conmigo se cortó en este momento.Porque me estás sacando lo que más quiero.Así fue como Jovita jamás regresó a España.Más adelante,el cineasta le enviaba cartas a Silvina y en el interior de los sobres incluía una hoja de saludos para Jovita.Silvina jamás se las dio.Jovita se enteró porque, en cierta ocasión,el director,de visita en casa de los Bioy,le preguntó: Jovita,¿por qué no contestás nunca con una palabrita a mis mensajes?.
Los hechos dramáticos que abundan en Los Bioy se hallan compensados por los momentos de felicidad sin nubes que Silvina y Adolfito,Pepe y Jovita pasaban en la estancia de Pardo y en Villa Silvina,la casa de los Bioy en Mar del Plata.Allí,disfrutaban del campo,del mar y de la amistad.La confianza entre los dos matrimonios era tan absoluta que en cierta ocasión en que los Bioy partieron hacia Europa,se olvidaron de dejar dinero a Jovita y a Pepe.No sólo,por distracción,no les habían pagado sus sueldos desde hacía tres meses,tampoco les entregaron la suma que necesitaban para llevar adelante la casa.Los Montes debieron recurrir a Genca,una de las sobrinas de Silvina,que también había sido amante de Adolfito,para poder pagar los gastos indispensables.Como Jovita y Pepe habían pasado a ser los más estrechos miembros de la familia,los Bioy se olvidaban de pagarles.A los parientes,uno no les paga.Silvina le hizo jurar a Jova que nunca la dejaría y que,si ella, como suponía,moría antes que Adolfito,tampoco dejaría a Bioy.Jovita lo juró.Silvina fue más allá.Le pidió que,en los momentos extremos de su vida,ella la alimentara y le diera su último bocado.Quiso la casualidad que fuera así.Jovita les dio los últimos bocados a Silvina y a Adolfito.
Del mismo modo que los Bioy se olvidaban de pagar el sueldo a los Montes,tampoco los recordaron en sus testamentos,a pesar de que en repetidas oportunidades,cuenta Jovita,habían querido regalarles valiosas propiedades.En la Argentina,uno no necesita hacer testamento para legar a los familiares directos.Claro que los Montes no lo eran. Afortunadamente,Fabián Bioy Casares,el único hijo sobreviviente de Adolfito,fruto de otro de sus amores,dispuso que Jovita y Pepe recibieran un dinero con el que pudieron comprarse un pequeño
departamento.Los dos ambientes donde hoy viven los Montes se encuentran casi completamente invadidos de cajas aún cerradas que contienen los recuerdos,las cartas,los papeles que fueron acumulando durante medio siglo de vida en común con sus señores.Todavía después de muertos,los Bioy los acompañan.Como en un cuento de Silvina,esas cajas invasoras los mantienen cautivos de un pasado deslumbrante,dramático y risueño a la vez,en el que aparecen,siempre vistos desde el ángulo de las dependencias de servicio,personajes como Borges,Manuel Puig,Mujica Lainez,Octavio Paz y su esposa,la bellísima Elena Garro(también amante de Bioy).Esa pila sellada de memorias,que el departamento apenas puede cobijar,es un símbolo de los secretos más ardientes sobre los que Jovita todavía hoy guarda un silencio ejemplar Una vez más,Silvina, clarividente,acertó: Mirá si yo sabía a quién estaba eligiendo. .
(Fuente:Hugo Beccacece- Sup.Cultura La Nación)
Estimado Sr. Somma:
Buscando algo en la web di con esta página. Me extrañó ver, bajo una fotografía perteneciente a mi colección particular, un texto que reconocí como propio. Le agradezco que lo haya copiado y que haya aclarado la fuente. Ojalá sirva para mantener vivo el recuerdo de Silvina.
Atentamente,
A. Díaz Maimone
Podemos agregar a esta foto la 6768,enviada por el Sr. Nino Ramella,donde vemos a Jorge Luis Borges,Adolfo Bioy Casares,Josefina Dorado y Silvina Ocampo en un Balneario de Punta Mogotes.
http://www.lacapitalmdp.com/contenidos/fotosfamilia/fotos/6768
Silvina Inocencia María Ocampo y Aguirre nació en Buenos Aires,el 28 de Julio de 1903,en la casa paterna de Viamonte 550.Fue la sexta y última hija de Manuel Silvino Cecilio Ocampo y Ramona Máxima Aguirre.
Siendo muy pequeña,apenas tenía cinco o seis años,comenzó su instrucción en francés,español,inglés e italiano,mezclado con clases de aritmética,ciencias naturales,religión,música,piano,dibujo e historia, todas dictadas en francés.Las encargadas de la educación de las seis hermanas Ocampo (Victoria, Angélica, Francisca, Rosa, Clara y Silvina) eran Mademoiselle Alexandrine Bonnemaison, Miss Kate Ellis, Miss Berta Krauss y dos profesoras de español e italiano, quienes les abrieron la puerta de un mundo cultural que muy pocos llegaron a conocer con tanta perfección.Durante su juventud, en París, intentó estudiar dibujo y pintura con Pablo Picasso y André Derain, pero no lo consiguió; entonces tomó clases con Giorgio de Chirico, Fernand Léger, Othon Friesz y André Lhote.De regreso en Buenos Aires,trabajó la pintura junto a Norah Borges y a María Rosa Oliver, y realizó varias exposiciones, tanto individuales como colectivas.
Perteneció,desde el principio, al comité de colaboración de la Revista SUR,fundada por su hermana Victoria en 1931, y pocos meses después, en 1932,conoció a quien luego sería su esposo: Adolfo Vicente Perfecto Bioy Casares (1914-1999).Tras un largo concubinato vivido en Rincón Viejo,la estancia de los Bioy en Pardo,Partido de Las Flores,contrajo matrimonio con Adolfo, el 15 de enero de 1940.
En 1937 publicó su primer libro,un conjunto de relatos que lleva por título Viaje olvidado. Después alternó entre la narrativa y la poesía, y llegó a escribir algunas novelas y dos obras de teatro en colaboración con dos de sus amigos.
En el mismo año de su casamiento,colaboró con su esposo y con su gran amigo Jorge Luis Borges, en la selección y traducción de material para la Antología de la literatura fantástica, a la que le siguió, con los mismos colaboradores, Antología poética argentina, editada al año siguiente y de la cual se vendieron muy pocos ejemplares.
Apenas seis años después de casados,Silvina y Adolfo escribieron y editaron su única obra en colaboración: Los que aman,odian,una novela policial de marcado éxito ambientada en una zona cercana a Quequén. En ella cuentan las peripecias del Doctor Humberto Huberman, un médico homeópata que decide pasar unas vacaciones en el Hotel Bosque de Mar sin sospechar que se internará en un laberinto de amor, muerte y venganzas.Durante los años 60,Silvina empezó a redactar su autobiografía.Al principio,y en verso, io forma a sus recuerdos hasta la primera comunión. Disconforme con el resultado,descartó el manuscrito y volvió a escribir,esta vez en prosa,otra versión de sus memorias. Finalmente,rescribió el texto en verso libre e intercaló fragmentos en prosa versificada. El resultado fue un libro originalísimo editado en 2007,cuya lectura nos permite reconocer,más allá de las tergiversaciones, la infancia y preadolescencia de Silvina Ocampo.Víctima de su enfermedad,el Mal de Alzheimer,que la afectaba desde 1988,Silvina Ocampo dejó de existir en Buenos Aires,el 14 de diciembre de 1993, a los 90 años.Por suerte no vio morir a su hija Marta,que falleció en un accidente el 4 de enero de 1994,ni a Bioy,que cerró los ojos el 8 de marzo de 1999.
A lo largo de su vida,Silvina recibió numerosos premios y condecoraciones,entre los que cabe destacar el Premio Municipal de Poesía (1945),el Segundo Premio Nacional (1953),el Primer Premio Nacional (1962),el Gran Premio de Honor de la SADE (1985),la Orden de las Artes y las Letras en el grado de Comendador (1985) el Premio del Club de los XIII (1988),el Premio Estaban Echeverría (1989) y la distinción como Ciudadana Ilustre por parte de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires (1990).
Silvina Ocampo es autora de una gran obra predominantemente narrativa y poética que comprende más de una veintena de libros editados en vida y un número similar de inéditos que pronto serán publicados gracias a las gestiones de sus herederos El material édito abarcaba,originalmente, siete libros de cuentos,siete de poesía,una novela policial escrita en colaboración con Adolfo Bioy Casares,una novela publicada en España a fines de los años 80 y que apareció en nuestro país el año pasado, cuatro libros infantiles,dos piezas teatrales en colaboración con Juan Rodolfo Wilcock y Juan José Hernández y dos antologías literarias compiladas con Bioy y con Jorge Luis Borges.
A lo largo de toda su obra narrativa,Silvina Ocampo trató una gran cantidad de temas: el amor,la muerte,los dobles,la naturaleza,los sueños,las supersticiones, la vida cotidiana; pero siempre con una constante: la crueldad.Esta especie de tema con variaciones (tan cotidiano y requetesabido en nuestra sociedad) tiene su origen, presumiblemente,en un encuentro con la muerte,durante su infancia; recordemos que, en 1911,murió Clara Ocampo,su hermana más inmediata, y que Silvina tenía entonces ocho años.
En la misma época de la muerte de Clara,Silvina escribió sus primeras páginas,en inglés y ya en ellas se vislumbra el gusto por la crueldad; ella misma lo contó así: “Recuerdo haber llenado tres cuadernos cuatro cuadernos,cuando era muy chica, contando todas las cosas que recordaba, sacadas de la historia de Inglaterra,que me gustaba mucho, porque había asesinatos, personajes encerrados en una torre, niños preciosos dentro de una torre”.
La narrativa de la menor de las hermanas Ocampo fue evolucionando desde su primer libro,Viaje olvidado.Pero es a partir de los cuentos de La furia cuando Silvina Ocampo encuentra su propia voz: las frases ya no tienen tortícolis y la escritura de va distanciando de la manera de hablar de la autora hasta llegar a una separación total.
En 1937 apareció Viaje olvidado,libro que reúne losa primeros cuentos de Silvina.Los relatos provienen de recuerdos de infancia de la autora transportados a una dimensión onírica.De cualquier forma,la escritora saca de la vida cotidiana,de su vida cotidiana,los argumento y los personajes que pueblan sus cuentos (¿acaso no aparecen -aunque tergiversados- Mademoiselle Bonnemaison,sus cinco hermanas, a costurera que tanto quiso en su infancia?).La escritura del libro refleja la forma de hablar de Silvina,que se debate en el uso de tres idiomas -inglés, francés y español- cuyas gramáticas y sintaxis son completamente diferentes; es exactamente lo mismo que le pasó a Victoria cuando empezó a escribir.
Entre la publicación de Viaje olvidado y la de Autobiografía de Irene pasaron once años.Fueron años de intensa labor en los cuales Ocampo dio a conocer dos poemarios y escribió varios cuentos; la escritura de esos cuentos le permitió mejorar su estilo literario, limar ciertas asperezas. Los relatos de Autobiografía de Irene son radicalmente distintos a los anteriores;en ellos hay un sujeto casi ausente (en Viaje olvidado y en los libros posteriores a Autobiografía de Irene hay un sujeto “que habla”) y se advierte una mayor espontaneidad.
La furia, editado en 1959, fue el libro más exitoso de Silvina Ocampo. La escritora retoma las formas habladas de Viaje… aunque los cuentos tienen otro desarrollo, porque ella se anima a jugar con el sujeto de la enunciación y muestra un dejo de crueldad mezclado con humor e ironía. Esta forma se continúa en Las invitadas (1961) y en algunos cuentos de Los días de la noche (1970); los demás relatos que componen este último libro se enrolan en las líneas expuestas en Autobiografía….
Los dos últimos libros de cuentos de Silvina Ocampo -Y así sucesivamente (1987) y Cornelia frente al espejo (1988)- fueron también los últimos que publicó. Son libros excelentes en los que Silvina (que ya es una mujer de casi ochenta y cinco años) se muestra de cuerpo entero gracias a un halo de juventud que conservó toda su vida y que la acompañó hasta el último momento de lucidez.Una vez,durante una comida de la Fiesta Nacional de las Letras de Necochea me dijo Jorge Torres Zavaleta: Yo creo que Silvina Ocampo fue hasta el final una escritora joven,eternamente joven.
Lo poético ocupó un lugar fundamental en la vida y obra de Silvina Ocampo.Desde que empezó a escribir, lo hizo desde la poesía.
El primer poema de Silvina se perdió; sólo se sabe que era un diálogo entre una costurera y un maniquí. El segundo -Me da miedo la sombra tan negra de la rosa / tan rosada cuando no es sombra- persistió en la memoria de la autora y fue escrito en su infancia en el jardín de invierno de la casa de Viamonte 550, su casa natal.
Muchos años después, Silvina volvió a la poesía. Una tarde de fines de los años 30 o de comienzos de los 40, Silvina Ocampo y Adolfo Bioy Casares paseaban en auto por la zona de la Recoleta. De repente, con su voz única medio gangosa, un poco trémula, algo borrosa, muy aniñada Silvina comenzó a recitar unos versos. Bioy quedó sorprendido, deslumbrado por el fragmento de ese poema. Le preguntó de quién era. La sorpresa fue mayor cuando Silvina le dijo que lo había escrito ella. Así, según Marcelo Pichon Rivière “El enigma que no cesa: Silvina Ocampo.Publicado en el diario Clarín de Buenos Aires, el 27 de mayo de 2001,se produjo el retorno de Silvina Ocampo a la poesía.
Desde 1942,año en que SUR editó Enumeración de la patria, Silvina publicó varios libros de poesía: Espacios métricos (1945), Poemas de amor desesperado (1949), Los nombres (1953), Lo amargo por dulce (1962), Amarillo celeste (1972), Árboles de Buenos Aires (1979) y Breve santoral (1984); después de su muerte, y por iniciativa de Bioy, se publicó Poesía inédita y dispersa (2001), una selección hecha por Noemí Ulla de textos escritos entre 1960 y 1990.
Los principales temas de la obra poética de Silvina Ocampo son el amor, las plantas, la infancia, los animales y la vida cotidiana. Casi puede decirse que son los mismos temas de sus cuentos. Pero aquí la crueldad se hace a un lado y deja su lugar a la pasión, a la dicotomía de la pasión en dos sentimientos tan contradictorios como son el amor y el odio. Y no es éste el único mérito de Silvina como poeta; justo es destacar que supo combinar los temas más sencillos con una riqueza expresiva pocas veces vista, y que encontró (o creó) su propia voz en el campo de la poesía mediante la combinación de la disciplina del ritmo y la cadencia, la influencia de la infancia, la alteración de elementos autobiográficos, la descripción exacta de los paisajes y esa especie de esbozo narrativo que aparece en varios poemas suyos. Todo esto converge en los casi quinientos poemas que componen la edición en dos tomos de su Poesía completa [Emecé, Buenos Aires, 2002-2003].
La obra de Silvina Ocampo tiene una originalidad incomparable Bioy mismo dijo que Silvina era la mujer más original que había conocido; y que era original, incluso, a pesar suyo. En sus cuentos y novelas trabaja el mundo de la infancia insinuando lo maravilloso desde la cotidianeidad. Pero siempre fiel a sí misma desconcierta al lector mediante el uso de la ironía, que alterna entre la realidad y la ficción. A Silvina Ocampo la fascina el terror, y llega a combinarlo con la crueldad, logrando así un resultado sorprendente: el retrato literario de universo infantil.
Por otro lado, su poesía es un canto a la vida, al amor, a las pasiones. Silvina ha dicho que no cree que un tema pueda ser sólo para un cuento, y otro para un poema. Entonces se deja llevar por sus emociones y termina creando una poesía con una secuencia narrativa propia del cuento casi al estilo de su pariente,José Hernández, y cuentos en los que la poesía o lo poético tiene el rol protagónico.
Silvina Ocampo escribió incansablemente toda su vida. Al principio, escribía a escondidas,sin mostrar a nadie sus creaciones; después, motivada por Bioy, se alejó un poco de la pintura y se dedicó a escribir.Y escribió por el simple placer que eso le causaba.Quizás por eso siempre fue la escritora,y no una aficionada a las letras.No le importaba estar eclipsada por las figuras de su hermana Victoria, de Bioy,o de Borges.Sólo quiso escribir,porque escribir,además de ser el viaje más lindo,es un acto de amor.
Fuente;Axel Díaz Maimone)
Obras de Silvina Ocampo:
Viaje olvidado.Sur,Buenos Aires,1937.
Enumeración de la patria.Sur,Buenos Aires, 1942.
Espacios métricos.Sur,Buenos Aires,1945.
Los sonetos del jardín.La Perdiz,Buenos Aires, 1948.
Autobiografía de Irene.Sur,Buenos Aires,1948.
Poemas de amor desesperado.Sudamericana,Buenos Aires,1949.
Los nombres. Emecé,Buenos Aires,1953.
Pequeña antología.Ene,Buenos Aires,1954.
La furia.Sur,Buenos Aires, 959.
Las invitadas.Losada,Buenos Aires,1961.
Lo amargo por dulce.Emecé,Buenos Aires,1962.
El pecado mortal (antología).EUDEBA,Buenos Aires,1966.
Los días de la noche.Sudamericana, Buenos Aires,1970.
Informe del cielo y del infierno (antología).Monte Ávila.Caracas,1970.
Amarillo celeste.Losada,Buenos Aires,1972.
El cofre volante.Estrada,Buenos Aires,1974.
El tobogán.Estrada,Buenos Aires, 975.
El caballo alado.De la flor,Buenos Aires,1976.
La naranja maravillosa.Sudamericana Buenos Aires,1979.
Árboles de Buenos Aires.Crea Buenos Aires,1979.
La continuación y otras páginas (antología).CEAL,Buenos Aires,1981.
Páginas de Silvina Ocampo seleccionadas por la autora, Celtia,Buenos Aires,1984.
Breve santoral.Ediciones de Arte Gaglianone,Buenos Aires,1985.
La torre sin fin.Alfaguara,Madrid,1986.
Y así sucesivamente.Tusquets,Barcelona,1987.
Cornelia frente al espejo.Tusquets,Barcelona,1988.
Las reglas del secreto (antología).Fondo de Cultura Económica,Buenos Aires,1991.
Cuentos completos I.Emecé,Buenos Aires,1999.
Cuentos completos II.Emecé,Buenos Aires,2000.
Poesía inédita y dispersa.Emecé,Buenos Aires,2001.
Antología esencial.Emecé,Buenos Aires,2001.
Poesía completa I.Emecé,Buenos Aires,2002.
Poesía completa II Emecé, Buenos Aires,2003
Las repeticiones y otros relatos inéditos.Sudamericana,Bs.Aires,2006
Invenciones del recuerdo.Sudamericana,Buenos Aires,2006.
Ejércitos de la oscuridad.Sudamericana,Buenos Aires,2008
En colaboración con Adolfo Bioy Casares:
Los que aman,odian.Emecé,Buenos Aires,1946.
En colaboración con Adolfo Bioy Casares y Jorge Luis Borges:
Antología de la literatura fantástica.Sudamericana,Buenos Aires,1940.
Antología poética argentina.Sudamericana,Buenos Aires,1941.
En colaboración con Juan Rodolfo Wilcock:
Los traidores.Losange,Buenos Aires,1956.
Traducciones :
Poetas líricos ingleses.Estudio preliminar de Silvina Ocampo. Traducciones de Silvina Ocampo,Jorge Luis Borges y Juan Rodolfo Wilcock.
Las criadas,de Jean Genet.Traducción de Silvina Ocampo y José Bianco. Sur.Buenos Aires,1959.
Poemas de Emiliy Dickinson.Prólogo de Jorge Luis Borges.Tusquets, Barcelona,1985.(Datos: Axel Díaz Maimone)
Los Bioy-La guardiana de los secretos-
Jovita Iglesias fue durante más de medio siglo ama de llaves en la casa de Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo.Pero,en verdad,se convirtió en una especie de hija,hermana menor y madre adoptiva de ambos.Ahora, cuenta la vida cotidiana del matrimonio literario más importante de la Argentina en Los Bioy,un libro de memorias que escribió con Silvia Renée Arias.El resultado demuestra de un modo apasionante que la pareja de escritores fue fiel a sus estilos y a sus temas recurrentes sobre todo en la realidad.Durante más de medio siglo,Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo formaron el matrimonio literario más destacado de la Argentina.Tenían todo para sumir en la fascinación a sus colegas escritores,pero también al mundillo artístico y social de Buenos Aires. Autor de primer orden,amigo íntimo de Jorge Luis Borges y uno de los hombres más atractivos de Buenos Aires,Bioy a quien le cabía como a pocos el título de la novela de Drieu La Rochelle,el hombre cubierto de mujeres,era,por si fuera poco,rico y pertenecía a una de las familias más prestigiosas de Buenos Aires.Silvina,por su parte,cuentista,poeta notable y hermana menor de la olímpica Victoria Ocampo,la fundadora de la revista Sur (un parentesco que no la alegraba demasiado),tenía una fortuna quizás aún mayor que la de Adolfito como todos llamaban a Bioy),una prosapia que se remontaba a la época de la Conquista y un encanto irresistible que hacía olvidar lo que ella consideraba su fealdad.Los Bioy convirtieron sus sucesivas casas (la de Santa Fe y Ecuador,y la de Posadas)en centro de reunión de los hombres y mujeres más talentosos de Buenos Aires.Alrededor de la pareja se formó un círculo que desafiaba las convenciones porteñas y se regía por un código propio.Hoy,la mayoría de quienes lo integraron han muerto y muy pocos pueden rendir testimonio sobre las costumbres de esa especie de Bloomsbury local.Pero hubo un testigo privilegiado de lo que ocurría en el hogar de los Bioy: Jovita Iglesias de Montes Blanco,que trabajó y vivió con ellos durante medio siglo.Servidora,pero también íntima amiga,especie de hija,hermana y madre adoptiva de esa pareja cuyo carácter excepcional captó desde que los conoció en 1949,Jovita representó para Adolfito y Silvina lo que Céleste Albaret para Marcel Proust: el contacto con la realidad cotidiana.Ahora Jovita Iglesias cuenta la relación que la unió a sus señores en Los Bioy,el libro en que la periodista y escritora Silvia Renée Arias recoge las declaraciones de su amiga.
Silvia Renée Arias trató a Bioy Casares durante los últimos cinco años de la vida del escritor.En ese lapso,se ganó la confianza de Jovita,lo que no es fácil,y fue tejiendo una sólida amistad con ella.Por eso, tiempo después de la muerte de Bioy,Jovita la eligió para contar la historia de los cincuenta años de entrañable relación con Silvina y Adolfito.Por las historias que se cuentan(no por el estilo,directo y de una gran llaneza),el libro parece una obra escrita por Silvina Ocampo con la colaboración de Bioy Casares: una curiosa y apasionante cruza entre el culebrón mexicano y una comedia de Hollywood aderezada quizá con muchos toques del estilo de Groucho Marx.Los amores contrariados, la crueldad,la inteligencia,las pasiones desatadas,los celos corrosivos y el humor delirante se suceden en todas las páginas.Aunque se habla poco de literatura y los grandes escritores son apenas la excusa para unas pocas anécdotas,el relato,que sigue los hechos simples de la vida diaria,muestra de un modo sesgado las raíces que nutrían la literatura de Silvina y de Adolfito. Más aún, las anécdotas revelan que la vida de los Bioy estaba teñida de esos estilos literarios,sobre todo del estilo de Silvina,y en los episodios narrados,que por momentos parecen extraídos de alguno de sus cuentos,uno reconoce a menudo las trazas del argumento de muchos de ellos.
La historia misma de Jovita Iglesias antes de conocer a los Bioy tenía suficientes elementos literarios para satisfacer la fantasía de Silvina.El romanticismo de las novelas populares y las costumbres de las clases humildes en España brotaban entonces,como hoy,de las palabras de Jovita,que parecían pensadas para cautivar a la argentina. Jova,como la llamaban los Bioy,nació el 13 de septiembre de 1925 cerca de Orense,Galicia,y llegó a la Argentina el 22 de noviembre de 1949. Dejaba atrás o más bien,en suspenso,un amor contrariado,pues en su pueblo,Jovita se había enamorado de un joven estudiante de medicina, César Arias Alvarez,heredero de una gran fortuna,cuyo padre se oponía a ese matrimonio por la diferencia social.
César,en realidad,no hacía sino repetir la historia familiar.De joven, su padre se había enamorado de una mucama,había debido combatir la oposición de los suyos para poder casarse con la que sería la madre de César e irse de su casa española a México donde,por cuenta propia,se había hecho rico antes de volver a España.Años después los padres de César,olvidados de aquel pasado,habían decidido que el muchacho se fuera a México para terminar su carrera de médico y apartarlo de su novia.Jovita había partido para América porque pensaba que desde el extranjero le sería más fácil eludir los obstáculos familiares y unirse por fin a César.No fue así porque unos anónimos arteros enviados a César y a Jovita lo impidieron.Nunca se supo si esos anónimos habían sido enviados por la propia Silvina Ocampo o por Basilisa,una tía de Jovita,ambas temerosas de perder a la muchacha.
En la Argentina,Jovita se fue a vivir a la casa de su tía Basilisa “Basi” de Vázquez,una mujer sin hijos,que más que amar idolatraba a su sobrina.Un mes después de llegada la muchacha a Buenos Aires, Basi le anunció que la llevaría a conocer a una de las mujeres más importantes del país,Silvina Ocampo.Los Bioy vivían entonces en un edificio de diez pisos en Santa Fe y Ecuador.Ocupaban los cinco pisos superiores y el primero,donde había una pileta de natación cubierta y un estudio en el que Silvina pintaba y escribía.
Basi había conocido a Silvina a través de una cuñada suya.Desde chica, la menor de las Ocampo,atraída por el mundo menos convencional y más directo de las dependencias de servicio que aparecen a menudo en sus libros,trababa estrechas amistades con los servidores.La poca simpatía que tenía por su hermana Victoria,trece años mayor que ella,se debía no sólo a que ésta fuera una mandona,como Silvina y Bioy la calificaban, sino al hecho de que,en la niñez,le había arrebatado a su niñera,Fani, la persona que Silvina más quería después de sus padres.Cuando Victoria se casó se llevó con ella a Fani y Silvina jamás se lo perdonó.
Jovita recuerda con precisión el primer encuentro con su señora: Silvina llevaba puesto un camisón y deshabillé de nailon.Calzaba chinelas.Pero tenía tres gruesas gargantillas de oro,a cual más linda, y tres pulseras haciendo juego.Sabría después que dormía con esas alhajas,especialmente diseñadas para ella,porque tenían un broche de seguridad que ni ella sabía abrir.Silvina,por su parte,le dijo a Basi: Ah,te felicito,qué suerte tenés de tener una sobrina tan linda… Pero tené cuidado porque un día te la voy a robar,fue lo que hizo sin perder un minuto.
Como Basi tenía que hacer una construcción en su casa y los Bioy iban a hacer un largo viaje a Europa,Silvina le propuso que se instalara,con su marido y su sobrina,en Santa Fe y Ecuador.De esa manera,se evitarían incomodidades y podrían vigilar al personal y cuidar los departamentos. Eso sí,tendrían que hacerlo de inmediato,al día siguiente,porque Silvina deseaba estar en compañía de Jovita algún tiempo antes de irse al extranjero.Silvina era así,comenta Jovita,quería que las cosas se hicieran ya.El señor era igual.No podía esperar.Los tíos y la sobrina se instalaron así en casa de los Bioy.Afortunadamente,Adolfito también quedó encantado con Jovita,a la que,por otra parte,le encontraba mucho parecido con su madre,Marta Casares,que había sido íntima amiga de Silvina antes de que ésta se casara con su hijo.
Desde el comienzo, Jovita fue víctima involuntaria de las exageraciones y del poco sentido práctico de su señora.Cuando los Bioy se fueron de viaje,Silvina dio instrucciones de que pusieran veinticinco kilos de naftalina en el vestidor donde guardaba sus zapatos y los tapados de piel.Jovita dormía cerca de ese lugar y pronto cayó víctima de una melancolía y de una languidez invencibles. Más tarde supo que era alérgica a esas esferas blancas y terriblemente olorosas.Las dosis masivas y diarias de naftalina la atontaban como si fuera una polilla más Los celos,la necesidad de apoderarse de los seres queridos y de manejar sus existencias son temas recurrentes en la obra de Silvina Ocampo,pero también lo fueron en su vida.A poco de vivir en casa de los Bioy, una noche,Jovita recibió la visita de la señora,que le confesó que nunca podría darle un hijo a Adolfito.Recuerda que le dijo lo voy a perder porque él quiere tener uno y le contó que junto con Bioy se habían planteado la posibilidad de adoptarla.Jovita tenía entonces veintitrés años y quedó perturbada por esa proposición-Me puse a llorar.Le dije que no entendía y que no cambiaría nunca a mi madre pobre por una madre rica-.Silvina se quedó callada un momento y luego dijo: Mirá si yo sabía a quién estaba eligiend.
Años más tarde,los Bioy se pusieron de acuerdo para adoptar una hija biológica de Adolfito y una de sus amantes.Bioy había tomado esa decisión porque genuinamente deseaba tener descendencia mientras que Silvina lo hacía porque temía perder a su esposo.Esa hija fue Marta Bioy.La diferencia entre el deseo de Adolfito y el de Silvina no dejaría de tener consecuencias en la vida cotidiana de la familia.Del libro de Jovita Iglesias y Silvia Renée Arias se desprende que siempre hubo entre Silvina y Marta una barrera,algo no dicho que contaminaba la atmósfera del hogar.A pesar del cariño que existía entre madre e hija adoptivas,era obvio que Marta representaba para Silvina la prueba viviente de una frustración y del hecho de que la voluntad de perpetuarse de Bioy había sido más fuerte que el pacto establecido con su esposa.La escritora,demasiado celosa para olvidar,se cobraba en detalles mínimos los recuerdos dolorosos, muchos de los cuales después se convirtieron en origen de sus cuentos y poemas.
Adolfito,uno de los hombres más apuestos y seductores de Buenos Aires, adoraba a las mujeres.Silvina,once años mayor que él,se consideraba fea salía poco porque,según le explicaba a Jova,¿adónde voy a ir con esta cara? y el hecho de haber conquistado a uno de los ejemplares masculinos más codiciados de la Argentina representaba para ella un triunfo envenenado.Debía defender su trofeo hasta de sus amigas más íntimas y,con frecuencia,era derrotada.Los Bioy disfrutaban mucho juntos,compartían intereses literarios,cierto tipo de humor y se burlaban de las convenciones.Vivían,como decía Victoria Ocampo,en una torre de marfil,si es que alguna vez existió algo así.
Silvina aceptó como algo inevitable que él tuviera amantes.Hasta podría decirse,según conjetura Jovita en el libro,que las aventuras superficiales no la afectaban,siempre que no amenazaran esa extraña unión.Los temores de Silvina respecto a su marido no se debían sólo a sus rivales amorosas.También temía que lo raptaran para pedir rescate o que tuviera un accidente.En la vida en común,habían establecido una rutina.Después de almorzar y de una breve siesta,Bioy salía para ir al cine o para encontrarse con sus amigas pero debía regresar a la hora de la cena.Si Bioy se retrasaba,Silvina empezaba a dar vueltas alrededor de la puerta de entrada,inquieta y asustada,esperándolo.Un día, resolvió colocar un sillón frente al ingreso del departamento para poder aguardar más cómoda.Allí se instalaba.Tenía un oído privilegiado que le permitía oír cuando se abrían las puertas del ascensor en la planta baja.El amor y la ansiedad la habían llevado a identificar el ritmo y la fuerza con que Bioy abría y cerraba esas puertas.En cuanto se daba cuenta de que él estaba abajo,se levantaba del sillón y se perdía en alguno de los numerosos salones de la casa.Adolfito no se enteró nunca de ese ritual,que ahora revela este libro.
Por su parte,Silvina también tenía relaciones amorosas con otras personas,como el mismo Bioy,cuidadoso de que su esposa no quedara como una de las tantas mujeres víctimas de sus maridos,declaró en una entrevista.Una carta de Alejandra Pizarnik a Silvina,que apareció en la correspondencia de la primera,publicada por Ivonne Bordelois,parecería probar que entre las dos escritoras hubo una relación más que amistosa. Jovita niega que Silvina haya tenido amores lesbianos,así como Céleste Albaret negó que Proust hubiera tenido hombres como amantes.Dice Jovita: Nunca vi nada sospechoso en ese sentido.Venían a casa muchas amigas íntimas de la señora,pero yo nunca supe que ella tuviera esas mañas.Así como en las tragedias clásicas los servidores son los confidentes de los amos,así como la Fedra de Racine se confiesa a Oenone,Silvina confiaba sus dudas más íntimas a Jovita.No podía prescindir de ella.Temía que se la arrebataran o que ella se fuera, ávida de libertad.Con el tiempo,Jovita se casó con José “Pepe” Montes Blanco,un compatriota al que había conocido en España y reencontrado en Buenos Aires.Aunque Pepe no tenía la mansedumbre de su esposa,Silvina, por supuesto,logró también cautivarlo.Se valió incluso del rechazo del hombre a volver a España para evitar que Jovita,siempre nostalgiosa de su paíspudiera concretar ese retorno.
Con todo,Jovita relata un episodio alarmante.Un director de cine argentino radicado en Europa,encariñado amistosamente con ella,se escandalizaba de que los Bioy nunca le hubieran pagado un pasaje para que pudiera visitar su terruño.Más aún,le prometió que él se lo regalaría.Silvina escuchaba esos diálogos con bastante disgusto pero sin comentarios hasta el día en que el director le pidió los documentos a Jovita para hacer las reservas en un barco o en un avión.La reacción de Silvina no se hizo esperar.Le dijo al amigo entrometido en presencia de su entrañable servidora,que hoy recuerda aquel momento: Te odio.Si Jovita se va a España,aquí no venís más.Tu amistad conmigo se cortó en este momento.Porque me estás sacando lo que más quiero.Así fue como Jovita jamás regresó a España.Más adelante,el cineasta le enviaba cartas a Silvina y en el interior de los sobres incluía una hoja de saludos para Jovita.Silvina jamás se las dio.Jovita se enteró porque, en cierta ocasión,el director,de visita en casa de los Bioy,le preguntó: Jovita,¿por qué no contestás nunca con una palabrita a mis mensajes?.
Los hechos dramáticos que abundan en Los Bioy se hallan compensados por los momentos de felicidad sin nubes que Silvina y Adolfito,Pepe y Jovita pasaban en la estancia de Pardo y en Villa Silvina,la casa de los Bioy en Mar del Plata.Allí,disfrutaban del campo,del mar y de la amistad.La confianza entre los dos matrimonios era tan absoluta que en cierta ocasión en que los Bioy partieron hacia Europa,se olvidaron de dejar dinero a Jovita y a Pepe.No sólo,por distracción,no les habían pagado sus sueldos desde hacía tres meses,tampoco les entregaron la suma que necesitaban para llevar adelante la casa.Los Montes debieron recurrir a Genca,una de las sobrinas de Silvina,que también había sido amante de Adolfito,para poder pagar los gastos indispensables.Como Jovita y Pepe habían pasado a ser los más estrechos miembros de la familia,los Bioy se olvidaban de pagarles.A los parientes,uno no les paga.Silvina le hizo jurar a Jova que nunca la dejaría y que,si ella, como suponía,moría antes que Adolfito,tampoco dejaría a Bioy.Jovita lo juró.Silvina fue más allá.Le pidió que,en los momentos extremos de su vida,ella la alimentara y le diera su último bocado.Quiso la casualidad que fuera así.Jovita les dio los últimos bocados a Silvina y a Adolfito.
Del mismo modo que los Bioy se olvidaban de pagar el sueldo a los Montes,tampoco los recordaron en sus testamentos,a pesar de que en repetidas oportunidades,cuenta Jovita,habían querido regalarles valiosas propiedades.En la Argentina,uno no necesita hacer testamento para legar a los familiares directos.Claro que los Montes no lo eran. Afortunadamente,Fabián Bioy Casares,el único hijo sobreviviente de Adolfito,fruto de otro de sus amores,dispuso que Jovita y Pepe recibieran un dinero con el que pudieron comprarse un pequeño
departamento.Los dos ambientes donde hoy viven los Montes se encuentran casi completamente invadidos de cajas aún cerradas que contienen los recuerdos,las cartas,los papeles que fueron acumulando durante medio siglo de vida en común con sus señores.Todavía después de muertos,los Bioy los acompañan.Como en un cuento de Silvina,esas cajas invasoras los mantienen cautivos de un pasado deslumbrante,dramático y risueño a la vez,en el que aparecen,siempre vistos desde el ángulo de las dependencias de servicio,personajes como Borges,Manuel Puig,Mujica Lainez,Octavio Paz y su esposa,la bellísima Elena Garro(también amante de Bioy).Esa pila sellada de memorias,que el departamento apenas puede cobijar,es un símbolo de los secretos más ardientes sobre los que Jovita todavía hoy guarda un silencio ejemplar Una vez más,Silvina, clarividente,acertó: Mirá si yo sabía a quién estaba eligiendo. .
(Fuente:Hugo Beccacece- Sup.Cultura La Nación)
Estimado Sr. Somma:
Buscando algo en la web di con esta página. Me extrañó ver, bajo una fotografía perteneciente a mi colección particular, un texto que reconocí como propio. Le agradezco que lo haya copiado y que haya aclarado la fuente. Ojalá sirva para mantener vivo el recuerdo de Silvina.
Atentamente,
A. Díaz Maimone
Gracias, muy bueno por el mi libro ” Racconto Wilcock”. Saludos