Esquina de calle Alvear y la que baja calle Moreno.
A la izquierda la torre circular coronada por cúpula “rusas” marcan la Villa Torreón, de Guillermina de Oleveira Cesar de Wilde (con frente a Viamonte), cruzando a la derecha, asoma la torreta del Chalet Cantilo en Moreno y Viamonte.
En la foto 2512 enviada por mi amigo José Alberto Lago, se puede apreciar en plenitud el Chalet de la familia Cantilo.
Se encontraba en Viamonte y Moreno. Tambien llamado Chalet Mar y Mar y en esta imagen se lo ve al pie de la loma sobre la derecha, con su cónica cubierta con chapas de cobre. http://www.lacapitalmdp.com/contenidos/fotosfamilia/fotos/2512
Algo inédito Sra. Irma. Gracias por hacernos participar y pensar.
Cordialmente
Eduardo
Entonces si es la esquina de Moreno y Alvear, la cerca blanca con su puerta en la ochava pertenecen a lo que mas tarde sería el Chateau Frontenac? Es la misma construcción o el Chateau reeemplazó a la que se entrevé en la foto??. Como dato ilustrativo Guillermina Oliveiras Cesar de Wilde fué la esposa del Dr Eduardo Wilde. El Presidente Julio A Roca estuvo muy enamorado de ella ( Soy Roca, de Felix Luna)
Del chalet al que se refiere el Sr. Enrique, Villa del Torreón, el arquitecto Robero O. Cova escribió en su libro Casas Compactas en Mar del Plata:
De Guillermina Olivera Cezar de Wilde, se levanta sobre parte del solar fundacional num. 5 de la Manzana 228-17,32 m de fondo por 62,40 de frente a la calle Viamonte, medidos a partir de la esquina que mira al Este, formada por eta calle y el Boulevard Marítimo, donde hoy existe el Hotel 17 de Noviembre de Smata. La relación de la casa con 2 de sus vecinas, por lo demás era muy particular : una ocupaba la esquina que mira al sur de Viamonte y Moreno-el resto del citado solar num. 5 y la otra, inmediata a la anterior,la situada en Moreno 1227, ocupaba el solar num 4, es decir el lindero al que nos interesa, cuyo parque trasero, con respecto a la casa, llegaba hasta el B. Marítimo y otorgaba su espacio a la casa de Wilde, cuyos muros mas salientes estaban a 60 cm de la línea divisoria de ambos predios. Tal cosa, que hoy no podría ocurrir, abona una particular suposición. Lamentablemente no se ha podido encontrar los planos originales, de la residencia.Los que han llegado son de la reforma que realizó el ing. Alula Baldassarini en 1917, Pero por lo que se pudo observar en algunas fotos tanto de la casa en su primitico estado como luego de la remodedación,se piensa que fue epidérmica- la epidermis comprendió también la cubierta- de modo que no se alteró el esquema general de la planta, que es en el fondo lo que se intenta describir con mayor extensión.
El terreno de que se trata, por lo pronto, tiene una fuerte pendiente hacia la explanada.La casa por consiguiente, se alzaba sobre un basamento apoyado, probablemente , en la roca viva, puesto que en la zona, inmediatamente debajo del manto vegetal, no muy profundo, aparecen piedras sueltas y poco después el banco de piedra.De este basamento se habilitaron 2 grandes recintos unidos por un pasaje: el de la izquierda, debajo de la cocina,era una despensa y el de la derecha, debajo del hall , un dormitorio de servicio con servidumbre de circulación hacia otro gran cuarto de la misma índole y un baño.
La planta principal, construída directamente encima del basamento debió ser, en principio, casi absolutamente simétrica, con respecto a un eje perpendecular a la calle Viamonte, el eje pasaba por el comedor y el hall de la escalera y tenía en la parte delantera de la casa, a la izquierda , el office y la cocina y a la derecha el hall, desde el que se podía descender al jardín por una escalinata. Y en la parte trasera,a la izquierda un paso, un dormitorio y un baño y a la derecha el vestíbulo y la entrada, también accesible desde el jardín por otra escalinata.
En el primer piso, es espacio correspondiente al comedor y hall, estaban ocupados por un inmenso dormitorio y un no menos importante cuarto de vestir y el de la entrada por un baño-perpendicularmente coincidían el baño del basamento, la entrada del piso principal y el baño del primer piso-sobre el vestíbulo había un paso y un dormitorio,otro sobre el del piso principal junto a un baño-que también se correspondía con el de mas abajo- 2 dormitorios sobre la cocina y otro office sobre el del piso principal. Pero falta lo mejor : el perfil de la planta, simétrico como se ha dicho, era muy recortado pero perfectamente estudiado en todos sus detalles y la elevación ofrecía caracterésticas únicas en toda la arquitectura local. El frente de la casa daba a la calle Viamonte, pero el arquitecto situó los detalles mas relevantes de su proyecto en el contrafrente.Y hubo ,en su momento,razones para ello.El nivel del piso principal de la casa estaba a unos 26 metros sobre el mar, en la manzana mas saliente de Punta Piedras, con un dominio absoluto, a favor del jardín de la casa lindera, de las construcciones bajas que la seguían y de la pendiente de la loma en descenso hacia la playa Brístol,sobre toda la bahía que era el centro del balneario fundador de la villa veraniega.
Y los detalles mas relevantes del conjunto eran 2 torres, que además de dominar el paisaje antedicho, eran hitos relevantes de la vista inversa, es decir de la que se obtenía de la loma desde el Norte.
Estas torres estaban fundamentadas desde la planta de la casa; en efecto, tanto uno de los cuartos del basamento como el vestíbulo y el dormitorio que se le superponían en las otras plantas a la derecha, y los 2 dormitorios superpuestos de la izquierda,tenían un extremo semicircular.
Las fotografía de la casa original de que se disponen, no son muy claras, per en ellas las torres parecen ser de piedra bruta terminadas por una cornisa sobre la que se levantaba un especie de anillo con una a modo de abertura verticales, entre fajas de revoque de diferente color, anillo que contenía una cúpula dividida en “gajos” con forma de corona imperial rusa, terminadas por un punzón o pararrayos.Y se podría otorgar un sello no precisamente franco inglés a estas originales torres.., La cubierta de la casa parece haber tenido varios pabellones y otros techos en pendientes y el resto de las fachadas-aparte de las citadas torres, y el basamento, también de piedra en apariencia-estaban revocadas con fajas alternadas-como del anillo de las torres-,posiblemene amarillas y rojas, estas con ladrillos imitados en el revoque simil piedras y aquellas con similares también de imitación.
Baldassarini en su reforma, agregó un garage a la izquierda de la cocina,y 2 grandes terrazas a la derecha del conjunto; una algo mas baja del nivel de la planta principal, a la que se accedía desde el jardín por una gran escalinata clásica, y desde la que se llegaba a la antes referida entrada mediante otra escalinata curva;de la baranda de esta terraza emergían 6 columnas, que sostenpian otra terraza a nivel del primer piso, también provista de un pretil con balaustres.
El techo fué desmontado y reemplazado por una cubierta plana; las torres fueron despojadas de sus cúpulas y anillos, desaparecieron las fajas coloreadas y una fachada clásica, con sus columnas, cornisas y parapetos, calados o no, contramarcos y rigurosa monocromía de un nuevo revoque simil piedra-que tapó la verdadera piedra del basamento y los hemiciclos de las torres-le confirió “seriedad al conjunto”… esta villa se remató el 17 de enero de 1928.-
Eduardo Wilde fué Ministro de Instrucción Pública de la 1a presidencia de Julio A Roca ( 1880-1886) y bajo su mandato se promulgaron la fundamental Ley 1420 de Educación ( laica, común,gratuita) tan ansiada por Sarmiento y también la Ley de Matrimonio Civil. Wilde fué un muy reconocido sanitarista que luchó sin pretender ningún pago en la epidemia de fiebre amarilla durante la presidencia de Sarmiento. Se había casado con lamencionada Guillermina cuando él contaba con 44 años y ella 15.
El nombre completo de la propietaria, de Villa del Torreón, era Guillermina María Mercedes de Oliveira Cézar Diana, nacida el 25 de junio de 1870 en Montevideo , Uruguay, bautizada el 29 del mismo mes en esa ciudad y falleció el 29 de mayo de 1936.
Su padre se llamaba Ramón de Oliveira Cézar Martinez (1825-1901),hijo de Felisberto Joaquin de Oliveira Cézar y de Petrona Martinez Da Silva.
Su madre se llamó Angela Diana Goyechea, cuyos padres fueron Vicenta Goyochea Arismendi y Ramón Gil Diana Ferreira.
Guillermina Maria Mercedes, tuvo 10 hermanos:
Filiberto; Silvia; Angela; Isaac José;Rafael ;Daniel; Luis Jorge; María; Silvia Irene y Ramón.
Su esposo se llamó Eduardo Faustino Wilde García,nació el 16 de junio de 1844 en Tupiza, Bolivia, y falleció en Bruselas el 4 de septiembe de 1913 los hermanos de éste fueron: María Mercedes; Juan de la Cruz Calixto; Pastora Ramona Gertrudis Ignacia; Santiago Faustino Ignacio y Diego Alfredo.
Su padre fué el coronel inglés Diego Wellestey Wilde, fallecido en Bs.As. en 1866; y su madre se llamó Visitación García Quinteros, nació en Tucumán y falleció en Tupiza, Bolivia, hija de Calixto García de Valdez Ladrón de Guevara y de Josefa Quinteros.
Eduardo F. Wilde García, estuvo casado en su primer matrimonio (1865) con Ventura Muñoz Acosta, hija de Ramón Muñoz Marcó del Pont y de Francisca Acosta, a su vez la primer esposa de Wilde, tuvo un matrimonio anterior con Manuel Zavaleta Silva (24-6-836/30-12-73).-
Roca fue protagonista de uno de los entreveros amorosos más resonantes de la sociedad porteña de aquellos tiempos. La dama en cuestión se llamaba Guillermina de Oliveira Cézar.Tenía apenas 15 años en 1885, cuando se casó con el entonces ministro de Justicia Eduardo Wilde, un respetado médico e intelectual, viudo, de 41 años, quien trataba a la joven como una especie de objeto de adoración. “Contaban los amigos -relata Félix Luna- que Wilde tenía una extraña costumbre: mostrar a su mujer durmiendo. Tan bella le parecía, que a veces invitaba a sus contertulios a suspender las tenidas nocturnas de cigarro y baraja para subir a contemplar el sueño de su esposa” . Nunca tuvieron hijos y hasta 1893 la pareja viajó bastante y la relación entre Roca -que había sido padrino de la boda- y Guillermina casi no existió. Pero ese año sería determinante en el devenir de los acontecimientos.
El romance con la esposa de su mejor amigo
La menuda adolescente que el general había conocido se había convertido en una mujer muy sensual que no pasó inadvertida para este empedernido cazador de corazones. No era solamente bella: era atrevida e independiente en sus juicios. En fin, atractiva hasta lo irresistible , según se refiere en “Soy Roca”. El general contaba ya con 50 inviernos y estaba viudo; ella había llegado a los 25. Fue una atracción fatal que explotó con el vértigo propio de un hombre decidido y una mujer ardiente que no ponía límites. En 1898, cuando juró por segunda vez como primer mandatario, el romance con la esposa de su mejor amigo era conocido por todo Buenos Aires. Y fogoneado por algunas publicaciones de aquellos tiempos, como “Caras y caretas”, que satirizaban hasta extremos hirientes la figura de Wilde, el tercero en discordia. El regimiento de Coraceros, que por entonces estaba a cargo de la escolta presidencial y era conducido por un hermano de Guillermina, fue bautizado “los guillerminos” , en clara alusión al penetrante poder que estaba ejerciendo la infiel. Acechado por los comentarios, por las ironías de la prensa y hasta por la irritante tolerancia del marido engañado, quien a pesar de los rumores no dejó de ser su amigo y colaborador, pues se desempeñaba como director del Departamento Nacional de Higiene, “El Zorro” comenzó a percibir que la situación comenzaba a perjudicarlo. “Estaba afectando mi autoridad, así como dañaba la reputación de Guillermina y el prestigio de Wilde” , dice Félix Luna.
Se retiró de la vida pública
Para apaciguar el clima y darle una salida elegante al caso, el presidente le confió a su ministro una misión diplomática en Washington, hacia donde partió acompañado por su mujer. Luego se retiró de la vida pública y, en 1905, partía en viaje hacia Europa en compañía de sus hijas. Allí recibirá grandes honores y será recibido por reyes y primeros ministros. Durante casi dos años, se radicará con su familia en París. Regresó a Buenos Aires en 1907, durante la presidencia de José Figueroa Alcorta, pero al encontrar un clima hostil y al notar que su figura política ya no encontraba el lugar de árbitro al que estaba acostumbrado, partió nuevamente hacia Europa en 1910. En 1913, el presidente Roque Sáenz Peña le encomendó una misión diplomática en Brasil. Allí permanecerá por algunos meses firmando acuerdos de limitación de armamentos navales. En octubre de 1914, a los 71 años, se trasladó a su estancia La Argentina, dispuesto a pasar allí sus últimos años. Un repentino ataque de tos, al que no le dio importancia, pese a la advertencia del doctor Luis Güemes, era el síntoma de que algo andaba mal. El 19 de octubre, a las ocho de la mañana, otro ataque brusco le hizo perder el conocimiento. Se debió a una afección pulmonar. A las dos horas moría Julio Argentino Roca, dando paso a la polémica sobre su figura que aún hoy continúa. Su cuerpo fue velado en la casa de Gobierno y dos días hubo feriado.(fuente: Historias de amor- El Arcón de Bs. As.)
Admirablemente felicito a los comentaristas de esta foto por su sabiduria y conocimiento, yo tengo 36 años y no tengo taaaaaaaanto conocimiento de mi amada ciudad pese a ser y vivir en capital federal. saludos y mis respetos.Ariel.
La foto está tomada desde Bolívar y Viamonte.
En primer plano, a la derecha, la residencia de Bernabé Ferrer (cerca blanca en la ochava).
En la misma manzana, con frente a Moreno, el chalet Mar y Mar de Cantilo.
La zona se ve perfecta en la vista aérea de la 2210 enviada por el Sr. Néstor Sendra.
Saludos, Virginiae
Julio Argentino Roca, el conquistador del desierto y uno de los artífices de la Argentina moderna, nació en Tucumán en 1843. Era el cuarto hijo de Don José Segundo Roca y Agustina Paz. La familia Roca y la familia Paz se habían destacado por su actuación en las filas unitarias. Don José Segundo había participado en la campaña libertadora junto a San Martín, en la guerra contra el Brasil y en las luchas civiles junto a Lavalle y al general Paz. En 1836 se unió a las filas unitarias que intentaron derrocar al gobernador Felipe Ibarra en Santiago del Estero. Sus fuerzas fueron derrotadas y José Segundo fue condenado a muerte. Se salvó del pelotón de fusilamiento porque Agustina pidió y obtuvo el indulto para que la pareja pudiera casarse.
Poco se sabe de la infancia de Roca. Parece que fue un muchachito travieso, capaz de idear graves travesuras y declararse inocente. Posiblemente desde entonces le quedó el apodo de “zorrito”. Cuando Julio cumplió nueve años y se produjo la batalla de Caseros con la consecuente caída de Rosas, la suerte de la familia Roca cambió definitivamente. Don José Segundo se ganó la confianza de Urquiza quien le pidió que se trasladara con su familia a Concepción del Uruguay. Allí Julio ingresó al Colegio Nacional, uno de los más prestigiosos del país.
En 1858 y sin abandonar sus estudios ingresa al ejército de la Confederación con el grado de subteniente. Al año siguiente tuvo su bautismo de fuego en la victoria de Cepeda. Pero su nombre comenzará a sonar en la derrota de Pavón: cuando ya se había producido la retirada del grueso del ejército urquicista, la batería a cargo del teniente Roca siguió haciendo fuego hasta que su padre le ordenó personalmente la retirada.
Tras la batalla de Pavón, Mitre se dispuso a organizar el país. En su estrategia, la formación de un ejército era vital. Don Bartolomé era conciente de la resistencia que iba a provocar en el interior la aplicación de las políticas de libre cambio y apertura de la economía, que eran la piedra angular de su proyecto de país. Convocó a los oficiales más aptos para la tarea. Entre ellos estará Julio Argentino, quien participará en las campañas contra los montoneros del Chacho Peñaloza y Felipe Varela, bajo las órdenes de su tío, Marcos Paz. En 1865 partirá junto a su padre y tres de sus hermanos, Ataliva, Marcos y Celedonio a incorporarse a las tropas de la Triple Alianza en la guerra del Paraguay. Esta guerra será trágica para la familia Roca. Allí morirán Don José Segundo, Marcos y Celedonio. Para Julio implicará el gran espaldarazo en su carrera militar.
En 1870, terminada la guerra, tras el asesinato de Urquiza por López Jordán, Sarmiento le encomendó al Teniente Coronel Roca la represión de la sublevación. La operación fue todo un éxito y en ella pudieron verse algunos rasgos de la actuación del futuro conquistador del desierto: sangre fría y escasa compasión para con los derrotados.
En 1872 fue nombrado comandante de fronteras en el sur de Córdoba. Allí conoció a la que será la mujer de su vida, Clara Funes. Se casó con ella el 22 de agosto de ese año. El matrimonio tendrá seis hijos: cinco mujeres y un varón, a quien llamaron Julio Argentino, que, en la década del treinta del siglo XX llegará a ser vicepresidente de la República.
En aquellos años cordobeses, Roca intensificó su relación política con su concuñado, Miguel Juárez Celman y juntos comenzaron a tejer la complicada red de alianzas entre los grupos de poder del interior y Buenos Aires que años más tarde les permitiría llegar, a su turno, a la presidencia de la República.
Al finalizar el mandato de Sarmiento, se planteó el problema de la sucesión presidencial. Sarmiento apoyaba a Nicolás Avellaneda, pero Mitre y su gente se oponía a que otro provinciano ocupara el sillón de Rivadavia. Argumentando que se había producido un fraude electoral escandaloso, Mitre se levantó en armas contra las autoridades electas. Roca fue puesto al frente de las fuerzas leales a Avellaneda y logró derrotar fácilmente a los mitristas en Santa Rosa, lo que le valió su ascenso a general.
Al asumir Avellaneda la presidencia, designó como ministro de Guerra y Marina a Adolfo Alsina. Roca, que ambicionaba ese cargo, declaró: “En cuanto a mi ministerio, creo que aún hay mucho que pelear. Los alsinistas no quieren dejar así nomás esa manija a un provinciano y menos a uno que no pertenece a su círculo.”
Pero nuevamente la suerte estuvo de su lado a fines de 1877. Al producirse la muerte de Alsina, fue designado ministro de Guerra y Marina en su reemplazo.
Roca propondrá desde el ministerio un cambio radical de la política seguida con el indio por su antecesor. Su plan consiste en una ofensiva final a cargo de un poderoso ejército equipado con los últimos adelantos de la industria militar. Suprimió los sables y lanzas y los reemplazó por modernos fusiles a repetición Remington.
La campaña fue un verdadero genocidio que dejó un saldo de miles de muertos y más de 14 mil prisioneros. Lo importante para Roca y su campaña política no eran las víctimas que ni siquiera eran consideradas como tales por la sociedad de la época, sino los millones de hectáreas “recuperadas” a los indios y su consecuente prestigio político militar.
Roca volvió de la campaña con el título de “Conquistador del Desierto” y sus clásicos enemigos reconocieron que la acción del general tucumano los beneficiaba enormenente. Roca aprovechó magistralmente esta circunstancia y logró imponer su candidatura a la presidencia por el Partido Autonomista Nacional. Con la ayuda de Juárez Celman en el interior y Carlos Pellegrini en Buenos Aires, fue consolidando su posición hasta lograr imponerse en las elecciones del 11 de abril de 1880.
El gobernador de Buenos Aires, Carlos Tejedor, y Bartolomé Mitre, que habían quedado afuera de la alianza roquista, se sublevaron. Hubo varios enfrentamientos armados entre las tropas insurrectas y las del presidente electo hasta que finalmente Mitre negoció la rendición y Tejedor se vio obligado a renunciar.
El 13 de junio de 1880 el colegio electoral le dio el triunfo a Roca quien asumió la presidencia en octubre bajo el sugestivo lema de “Paz y Administración”.
Roca se rodeó de figuras de gran prestigio intelectual y político a las que luego se las conocería como miembros de la “generación del 80”. En ella se destacan personalidades de distinta edad y formación como Paul Groussac, Miguel Cané, Eduardo Wilde, Carlos Pellegrini, Luis Sáenz Peña y Joaquín V. González.
La idea de progreso en el campo social y la fe en los avances del capitalismo industrial generaban una visión optimista del futuro humano.
Esta visión, propia del positivismo, requería la eliminación de los obstáculos que, para los hombres del ’80, eran principalmente la tradición tanto indígena como hispánica y la falta de educación al estilo europeo. Bajo el impulso de los hombres del ’80, Roca impulsará la sanción de las llamadas “Leyes Laicas”, que transformaron en estatales una serie de funciones vitales que, hasta entonces estaban en manos de la Iglesia.
Se creó el Registro Civil que llevó por primera vez un registro estatal de nacimientos, casamientos y defunciones, y le permitió al Estado manejar sus propios padrones electorales y dejar de depender de la Iglesia para la realización de los comicios.
Por iniciativa de Sarmiento, en su función de director general del Consejo Nacional de Educación, el gobierno sancionó en 1884 la Ley 1420, que establecía la enseñanza primaria gratuita, obligatoria y laica para todos los habitantes del país.
Se multiplicaron entonces las escuelas estatales ocupando en la mayoría de los casos el lugar de las escuelas parroquiales y de órdenes religiosas. Esto desató una dura polémica que llevó a que la puja con la iglesia se tensara de tal manera que se llegó en 1884 a la ruptura de relaciones con el Vaticano.
La Argentina se integró al mercado mundial como compradora de manufacturas y proveedora de materias primas.
El grupo dirigente del ’80 adhirió al liberalismo económico, pero practica un claro conservadurismo político, reservándose el manejo de los mecanismos del poder al considerarse los únicos aptos para detentarlo. El uso del fraude electoral es moneda corriente y está facilitado por el sistema de voto cantado, la inexistencia de padrones oficiales y el ejercicio de la intimidación y la violencia.
Esto alejaba a la gente común de la política, que era vista como una farsa, donde no cabía la representación de sus intereses ni la posibilidad de libre expresión de sus opiniones.
Todas estas prácticas antidemocráticas y excluyentes eran comunes a las diversas vertientes políticas que se alternan en el poder.
A la elite no le interesaba invertir en la industria. No se preocupó siquiera en instalar lavaderos de lana o frigoríficos. “Que lo hagan los ingleses”, dirán con dudoso orgullo.
Se sentían muy cómodos cobrando sus exportaciones en oro y pagando a sus empleados en pesos devaluados. Haciendo gala de un irresponsable egoísmo, suponían que todo lo que necesitaban lo podían importar. ¿Para qué producirlo aquí?
Ante la falta de inversores locales, todas las tareas de infraestructura debían ser encaradas por el Estado. Así lo anuncia el presidente Roca en un discurso ante el Congreso: “Mi opinión es que el comercio sabe mejor que el gobierno lo que a él le conviene; la verdadera política consiste, pues en dejarle la más amplia libertad. El estado debe limitarse a establecer las vías de comunicación y a levantar bien alto el crédito público en el exterior.”
A pesar de su declamada actitud liberal, Roca y su gente no ven al estado como un simple árbitro o guardián del orden público. Le asignan un papel central en la formación de empresas privadas nacionales y en la instalación de compañías extranjeras.
El estado nacional se constituyó en un verdadero desarrollador de la economía argentina porque, entre otras cosas, creó un sector de contratistas del estado. La mayoría de las obras públicas se hicieron con contratistas privados pero financiadas por el estado nacional.
Durante el gobierno de Roca, aumentaron notablemente las inversiones británicas en ferrocarriles, frigoríficos, bancos y tierras. Consecuentemente, a cuatro años de asumir la presidencia, la Argentina destinaba casi la mitad de sus ingresos al pago de las deudas contraídas con los bancos extranjeros.
En poco tiempo una verdadera telaraña de vías cubría la Pampa húmeda llevando los productos agropecuarios a los puertos.
El país se transformaba con la llegada de cientos de miles de inmigrantes atraídos por “el granero del mundo”. El 90 por ciento se instaló en el litoral y de ellos sólo una cuarta parte, en el campo. Esto desbordó la población de las ciudades, que adquirió una nueva fisonomía.
Al concluir su mandato, Roca apoyaba la candidatura de Miguel Juárez Celman, por entonces gobernador de Córdoba, quien gracias a este impulso y al uso de la maquinaria estatal de fraude y coacción, accederá a la presidencia de la Nación.
En su discurso de despedida decía Roca: “Os transmito el poder, con la República más rica, más fuerte, más vasta, con más crédito y con más amor a la estabilidad y más serenos y halagüeños horizontes que cuando la recibí yo”.
A poco de asumir Juárez Celman, se advirtió su alejamiento de Roca. Celman parecía tener su propio plan y pretendió controlar al país y al partido con su grupo de socios y amigos, excluyendo de los negocios públicos y privados a los tradicionales beneficiarios del sistema.
La corrupción, las privatizaciones fraudulentas y los negociados llevados adelante por Celman y su grupo, empujaron al país a fines de 1889 a la cesación de pagos de sus obligaciones externas y a una crisis sin precedentes. En este contexto estalló la Revolución del ’90, dirigida por Leandro N. Alem y Bartolomé Mitre, líderes de la Unión Cívica. Roca no participó del movimiento pero lo vio con buenos ojos. La Revolución fracasó, pero Celman debió renunciar. Asumió la presidencia el vicepresidente, Carlos Pellegrini, quien nombró a Roca en un puesto clave, ministro del Interior.
Tras la Revolución del ’90 surgió la primera oposición orgánica al régimen: la Unión Cívica Radical.
Durante la década de 1890 se produjo el ascenso revolucionario del radicalismo y el despertar de las luchas obreras, producto directo de la inmigración. Esto llevó a las clases dirigentes a pensar que el hombre indicado para ocupar el poder era Julio Argentino Roca. Así en 1898, volvía Roca al gobierno. Frente al movimiento obrero, Roca aplicará una política represiva, que consistió en el ataque a las concentraciones obreras y el dictado de leyes represivas, como la Ley 4144, conocida comúnmente como la Ley de Residencia, que permitía la expulsión del país de los activistas gremiales.
Como contrapartida, su ministro Joaquín V. González impulsó un moderno código nacional de trabajo que fue rechazado tanto por los sindicatos socialistas y anarquistas, que se oponían a la intervención estatal, como por las patronales, que lo veían como demasiado favorable a los trabajadores.
En 1901, por iniciativa del ministro de Guerra, Pablo Riccheri, se sanciona la ley de servicio militar obligatorio para todos los ciudadanos de 20 años. Así, los jóvenes comenzaron a correr, limpiar y barrer”, lo que derivaría en el nombre “colimba”.
En el orden internacional, Roca debió enfrentar graves problemas limítrofes con Chile, que estuvieron a punto en transformarse en un conflicto armado.
Un sector del grupo gobernante comenzó a considerar que la prosperidad alcanzada podía peligrar de no atenderse los reclamos de la oposición. De este modo, se mostraron dispuestos a considerar la introducción de reformas graduales en el sistema electoral con el fin de evitar conflictos sociales.
Esto condujo a una ruptura entre Carlos Pellegrini, representante de estos sectores, y el presidente Roca, que mantenía su postura ultraconservadora y fraudulenta. Sólo aceptó una reforma en el sistema de elección de diputados, llamada “uninominal” por circunscripciones. Esto permitió que en 1904 fuera electo por el barrio de La Boca, el primer diputado socialista de toda América, el Dr. Alfredo Palacios.
Al concluir su mandato, en 1904 Roca apoyó la candidatura de Manuel Quintana a la presidencia.
Luego se retiró de la vida pública y, en 1905, partía en viaje hacia Europa en compañía de sus hijas. Allí recibirá grandes honores y será recibido por reyes y primeros ministros. Durante casi dos años, se radicará con su familia en París.
Regresó a Buenos Aires en 1907, durante la presidencia de José Figueroa Alcorta, pero al encontrar un clima hostil y al notar que su figura política ya no encontraba el lugar de árbitro al que estaba acostumbrado, partió nuevamente hacia Europa en 1910.
En 1913, el presidente Roque Sáenz Peña le encomendó una misión diplomática en Brasil. Allí permanecerá por algunos meses firmando acuerdos de limitación de armamentos navales.
En octubre de 1914, a los 71 años, se trasladó a su estancia La Argentina, dispuesto a pasar allí sus últimos años. Un repentino ataque de tos, al que no le dio importancia, pese a la advertencia del doctor Luis Güemes, era el síntoma de que algo andaba mal. El 19 de octubre, a las ocho de la mañana, otro ataque brusco le hizo perder el conocimiento. A las dos horas moría Julio Argentino Roca, dando paso a la polémica sobre su figura que aún hoy continúa.
(Fuente: Felipe Pigna)
A la hora de estudiar el sanitarismo argentino surge de forma inexorable la figura del científico Eduardo Wilde. Su labor fue fundamental y descollante dentro del campo de la medicina social. Fiel representante de la «Generación del 80», su tarea no se redujo a la salud. Fue además un destacado político, escritor -con una prosa fina e irónica-, profesor, catedrático, periodista, publicista, y fundamentalmente, un hombre de acción que supo servir como pocos a la sociedad argentina.
Su formación inicial
Wilde nació en Tupiza, Bolivia, el 16 de junio de 1844. Llegó a la Argentina cuando aún era un niño, siguiendo a su padre, un coronel del ejército regular boliviano, que huía de su país por razones políticas. Estos días de destierro se grabaron a fuego en su mente, y se verían reflejados mucho más tarde en una obra póstuma: Aguas abajo. En ella con el nombre de «Boris», hará el relato de su infancia pueblerina transcurrida en Bolivia.
Luego de la Batalla de Caseros, en 1860, Wilde inició los estudios secundarios en el histórico Colegio Nacional de Concepción del Uruguay. Al año siguiente, expuso en el segundo curso de filosofía a cargo del profesor Alberto Larroque, un trabajo de examen titulado: Comparación entre la filosofía moderna y la antigua.
Concluido los estudios preparatorios, ingresó a la Facultad de Medicina de Buenos Aires. Mientras tanto, enseñó matemáticas y física en la Escuela de Artes y Oficios, y actuó como practicante interno del Hospital General de Mujeres. Fue también encargado del Lazareto Interno de Coléricos, y se destacó en la lucha contra esa epidemia, en 1867, siendo aún estudiante de cuarto año. Con una brillante tesis doctoral titulada El hipo, que fue premiada con medalla de oro por la Asociación Médica Bonaerense, y en la que se dejaban entrever sus aptitudes literarias, se graduó de médico en 1870. Las ciento cuarenta páginas de su tesis se hallan provistas de rigurosa información científica, sazonadas con oportuno humorismo. Se trata de un verdadero tratado de esa materia, estudiado y considerado bajo todas sus fases.
Recién egresado de la Universidad fue nombrado cirujano interno del Hospital Militar y Clínico del Hospital de Coléricos. Su lucha al servicio de los intereses sociales, lo llevó a dedicar todo su empeño en combatir serios brotes de cólera, motivo por el cual contrajo esta enfermedad. Ese mismo año, Wilde fue designado médico de Sanidad del Puerto. En el puesto cumplió una excelente labor como médico de la parroquia Monserrat durante la epidemia de fiebre amarilla de 1871, padeciendo también esta enfermedad. Los sacrificios realizados por combatir estos males merecieron el reconocimiento unánime de la población.
Un día de 1870 los lectores de La Prensa pudieron ver este aviso: «Eduardo Wilde, Doctor en Medicina. Se ha dedicado mucho a la cirugía, ejercitándose en todas las operaciones que se practican durante su servicio en los dos grandes hospitales de esta ciudad. Las personas que deseen ocuparlo pueden dejar aviso en la calle Belgrano número 234». También informaba Wilde que abrió un consultorio donde atendía consultas «gratis para los pobres por decisión mía y gratis para los que no son pobres, por decisión de ellos».
Poco después, durante la guerra con el Paraguay, ejerció funciones como cirujano del ejército. Se le encargó la preparación de un hospital y la organización de un cuerpo médico para atender los heridos que procedían del frente de batalla.
Vuelta la paz, Wilde fue nombrado profesor sustituto de anatomía en la Facultad de Ciencias Médicas de Buenos Aires, en 1873, y al año siguiente, miembro académico de la Facultad de Ciencias Físico-Naturales. En 1875, fue profesor de Medicina Legal y Toxicología en la Facultad de Ciencias Médicas, y en 1876, catedrático de Anatomía en el Colegio Nacional de Buenos Aires.
Por otra parte, estimuló la creación de escuelas primarias, normales y nacionales; proporcionó una ley orgánica en las Universidades de Córdoba y Buenos Aires; fundó el Instituto Pasteur, fue el impulsor de las obras de Puerto Madero y de otros puertos sobre el Paraná; y fue el creador del Departamento Nacional de Higiene.
El político
Su actividad política comenzó como delegado en el Consejo Superior Universitario en 1876 y 1877, y como miembro de la Comisión encargada de proyectar un estatuto universitario.
Fue electo diputado a la legislatura de Buenos Aires, en 1874, desempeñándose hasta 1876, y reelegido hasta 1880. Afiliado al Partido Autonomista, llegó a ser vicepresidente de la Cámara. Ocupó en 1882, bajo la primera presidencia del general Julio A. Roca, el Ministerio de Justicia, Culto e Instrucción Pública, desde donde propició la sanción de algunas leyes fundamentales, como la Nº 1420, de educación común, gratuita, obligatoria y laica; la Nº 1565 de Registro Civil, transformándose en su creador; la Nº 2393, de Matrimonio Civil; leyes de un carácter liberal que desataron enconados comentarios contra Wilde y que originaron memorables polémicas en el Congreso y en la prensa. Intervino en esos debates donde tuvo como adversarios a hombres de la talla de Pedro Goyena, Manuel Pizarro y Aristóbulo del Valle. Demostrando en la Cámara sus altas dotes oratorias y vastísimos conocimientos.
En la presidencia del doctor Miguel Juárez Celman desempeñó la cartera del Ministerio del Interior, en 1886, siendo sus preocupaciones dominantes la higiene pública y la cultura del país.
La conmoción política de 1890, lo decidió a embarcarse, en exilio voluntario, con destino al viejo continente. Por espacio de ocho años recorrió numerosos países de Europa, Egipto, China, Japón y Estados Unidos. El fruto de esta experiencia fue reunido en sus obras Viajes y observaciones y Por mares y por tierras, más de mil seiscientas páginas de valiosa información, donde recogió las costumbres de aquellos países.
Ocupó otras importantes funciones públicas: fue vocal de la Comisión Nacional de Escuelas; de la Comisión de Aguas Corrientes, Cloacas y Adoquinados; de la Comisión del Parque Tres de Febrero, y de la encargada de levantar los planos y presupuestos para el Hospital Militar. En 1898, se hizo cargo por segunda vez de la presidencia del Departamento Nacional de Higiene, que ya había desempeñado en 1880.
Pero no descuidó en esos años la producción científica, sino que publicó dos libros de carácter didáctico y científico: las Lecciones de Higiene y Lecciones en medicina legal y toxicología, de vasta resonancia en la incipiente ciencia argentina. A éstas, les siguió Prometeo y Cía., con recuerdos de su experiencia profesional.
Dentro de sus obras científicas lo que más le atrajo a Eduardo Wilde fueron los problemas de orden nervioso y sensorial o psicológico. En la primera receta médica el profesional señala las relaciones entre lo psicológico y lo espiritual, para él simplemente nervioso.
En 1880 publica Variaciones Sobre Antropología donde da fundamentos para asegurar que «la fisiología psicológica, la medicina legal y la filosofía natural me parecen las ciencias más atractivas y al mismo tiempo más llenas de obstáculos».
Fiel seguidor de Darwin, Ribot y Shopenhauer, siempre quiso hallar el resorte que en el hombre decide tanto su salud como sus actos. «La libertad es una expresión simbólica y los actos efectuados en su nombre son consecuencias fatales de causas y motivos preexistentes». Coherente con su pensamiento, Wilde agregaba que «la herencia es una ley que inexorablemente se cumple tanto en lo intelectual como en lo fisiológico». Sin embargo, quien negaba la independencia del espíritu y supeditaba todo a razones biológicas, en los últimos años de su vida y acorde a un libre pensador, también dudó de estas certezas.
Así mismo, realizó centenares de trabajos sobre las emociones, alucinaciones, la visión premonitoria, los sueños y se pueden hallar singulares diagnósticos en investigaciones realizadas sobre enfermos mentales.
Entre la literatura y la diplomacia
Su labor como escritor nació de la mano del periodismo, desde su juventud. Fue redactor de El Bachiller, periódico estudiantil, y se desempeñó como cronista en La Nación Argentina. A partir de 1860 comenzó a colaborar en La Prensa, desde Concepción del Uruguay. Además fue periodista en Tribuna, El Pueblo, El Nacional y dirigió La República durante cuatro años. En sus páginas literarias, se vislumbra el estilo de un fino humorista. «Wilde hizo de la ironía un instrumento intelectual de precisión, y del ridículo un arma formidable», se expresó de él.
Vuelto al poder su partido con la segunda presidencia de Roca, se incorporó al servicio diplomático como enviado extraordinario y ministro plenipotenciario para representar a nuestro país, sucesivamente ante los gobiernos de Estados Unidos y México, y después ante los de Bélgica, Holanda y España. En 1901, fue delegado argentino en el Congreso Internacional Sanitario de La Habana, y en 1902, en el Congreso Internacional para mejora de los ciegos. También participó del Congreso Internacional de Bruselas para el estudio de las regiones polares; y en la Conferencia Telegráfica Internacional de Lisboa.
Falleció en Bélgica, en la ciudad de Bruselas, el 4 de septiembre de 1913 a los 69 años de edad, mientras ejercía su labor diplomática. El Poder Ejecutivo Nacional decretó honores póstumos, correspondientes a su alto cargo diplomático y a los demás servicios prestados al país. Su deceso fue un acontecimiento de trascendencia internacional.
En una biografía de Eduardo Wilde publicada en Bruselas en 1913, cuando era Ministro Delegado en Bélgica, se decía de él: «Buenos Aires le debe a su largo esfuerzo, estar dotada de un sistema higiénico que en poco tiempo ha reducido en la mitad la proporción de mortalidad».(Fuente:A.A.Fryc)
La foto,por la proyección de la sombra ( se descuenta que fué tomada a la mañana) nos está mostrando la calle Viamonte ( y su desembocadura en el boulevard) tomada desde la esquina de la mencionada Viamonte y Moreno. Y me animo a asegurarlo,ya que leyendo la transcripción del Lic. Somma de la descripción del Arq. Cova,concluyo que la casa de Oliveira Cezar de Wilde estaba en la esquina de Boulevard y Viamonte ( “62,40 mts de frente a la calle Viamonte medidos a partir de la esquina que mira al Este formada por esta calle y el Bv Marítimo donde hoy existe el Hotel 17 de Noviembre de SMATA”)Gracias a todos por el entusiasmo¡¡¡
La foto,por la proyección de la sombra ( se descuenta que fué tomada a la mañana) nos está mostrando la calle Viamonte ( y su desembocadura en el boulevard) tomada desde la esquina de la mencionada Viamonte y Moreno. Y me animo a asegurarlo,ya que leyendo la transcripción del Lic. Somma de la descripción del Arq. Cova,concluyo que la casa de Oliveira Cezar de Wilde estaba en la esquina de Boulevard y Viamonte ( “62,40 mts de frente a la calle Viamonte medidos a partir de la esquina que mira al Este formada por esta calle y el Bv Marítimo donde hoy existe el Hotel 17 de Noviembre de SMATA”)Gracias a todos por el entusiasmo¡¡¡
La foto,por la proyección de la sombra ( se descuenta que fué tomada a la mañana) nos está mostrando la calle Viamonte ( y su desembocadura en el boulevard) tomada desde la esquina de la mencionada Viamonte y Moreno. Y me animo a asegurarlo,ya que leyendo la transcripción del Lic. Somma de la descripción del Arq. Cova,concluyo que la casa de Oliveira Cezar de Wilde estaba en la esquina de Boulevard y Viamonte ( “62,40 mts de frente a la calle Viamonte medidos a partir de la esquina que mira al Este formada por esta calle y el Bv Marítimo donde hoy existe el Hotel 17 de Noviembre de SMATA”)Gracias a todos por el entusiasmo¡¡¡
La foto,por la proyección de la sombra ( se descuenta que fué tomada a la mañana) nos está mostrando la calle Viamonte ( y su desembocadura en el boulevard) tomada desde la esquina de la mencionada Viamonte y Moreno. Y me animo a asegurarlo,ya que leyendo la transcripción del Lic. Somma de la descripción del Arq. Cova,concluyo que la casa de Oliveira Cezar de Wilde estaba en la esquina de Boulevard y Viamonte ( “62,40 mts de frente a la calle Viamonte medidos a partir de la esquina que mira al Este formada por esta calle y el Bv Marítimo donde hoy existe el Hotel 17 de Noviembre de SMATA”)Gracias a todos por el entusiasmo¡¡¡
Sra. Virginia, gracias por la información, si bien tenia las residencias ubicadas tenia girado el punto de vista de la imagen, y como siempre es tu costumbre “pocas palabras bastan” para informarnos de lo que cuenta la foto.
Gracias Virginiae, ahora me parece que estoy mas ubicado.La foto está sacada desde Bolivar ( transversal) y Viamonte ( la que desemboca en el mar). El chalet Cantilo a la derecha está en la “primer” cuadra y el chalet Oliveira Cezar en la cuadra siguiente.
En la esquina de Viamonte y Bolívar se levantaba el chalet de Bernabé Ferrer. Muy francés en su exterior, fue proyectado en 1908 por el arquitecto Emilio Hurtré, autor también de la iglesia de Stella Maris. A la izquierda el chalet de Cantilo y a la derecha el garage del de Ernesto Castelhun. El chalet de Bernabé Ferrer fue destruido por un incendio.(Fuente: Arq. R.O. Cova, para Toledo con todos)
Mi respeto a los caballeros!
Sr. Gonzalez, en honor al entusiasmo, reitero mi comentario.
La foto fue tomada desde la esquina de Bolivar y Viamonte.
Comprendo como Ud. cual es la ubicación de la residencia de la familia Wilde. Para completar el rompecabezas de este emplazamiento, sugiero la foto 4145 (inauguración de la Explanada Sur)donde se puede apreciar la residencia Mar y Mar, sobre la calle Moreno y todo el lote libre desde éste hasta la Explanada.
Saludos, Virginiae
Una excelente foto que da que hablar. Aunque hay comentarios muy extensos que no vienen al caso. Según el libro de Peracca de 1917, adjudica la casa a dos personajes distintos: al Dr. Bernabé Ferrer y por otro lado al Dr A. Martínez Rufino y su ubicación es la esquina de Viamonte y Bolívar. Atte.: Ladislao
Bueno…estuve muy cerca….en el segundo comentario de este blog digo`…”Quiza sea el cruce de Bolivar con Mendoza”.Exelente desarrollo de comentarios del Lic. Somma.Un gran saludo a todos.
No sabría decir si estoy más sorprendida que emocionada o viceversa por la gran cantidad de comentarios de esta foto…en realidad por la cantidad de personas que puso su conocimiento y su entusiasmo en resolver la duda. Muchas gracias a todos!!!
Digamos entonces que si el fotógrafo se paró en Viamonte y Bolívar, no sólo hemos perdido estas mansiones sino una cuadra de parques. Si hoy nos paramos en el mismo lugar y miramos hacia el mar no vamos a ver una cuadra edificada, sino dos, ya que desde Moreno hacia la costa hay edificios. Observando la foto aérea citada por el Lic. Somma veremos cuáles fueron los terrenos que el negocio inmobiliario le comió al paisaje. Excelente la sucesión de comentarios y la cantidad de material para cotejar el mismo sitio desde distintos ángulos.
Sr. Ladislao, en mis libros tambien tengo a ese chalet como del Sr. Jorge Saavedra, y estoy de acuerdo con Ud. en relación a los comentarios que no guardan relación con la foto en si. perdiendo el hilo de los comentarios y debates que nos hacen llegar a datos concretos de la foto que vemos.
Sr. Miguel, el copy & paste creo que no es el alma de este blog, el Sr. Google nos ayuda en eso.
En el comentario número 25 el Sr. Ladislao, menciona dos propietarios, Bernabé Ferrer y Dr. A. Martinez Rufino, creo que debe haber , quizás,un error en el libro de Peracca,del cual tengo un ejemplar; veo en el mismo que aparece una foto con varios chalets, cuyo epígrafe dice: “Villa Adela de la Sra. P. de Udaondo y chalets de los señores Dr. A. Martinez Rufino y Lázaro Costa” , 16 páginas mas adelante (el libro de Peracca no está númerado) aparece una foto (vertical) con el epígrafe : “Chalet del Dr. Bernabé Ferrer”, y 11 páginas mas adelante, la foto del mismo chalet (horizontal) cuyo epígrafe dice: ” Villa Eustaquia del Dr. A. Martinez Rufino.”
Sr. Palacio,con respecto a su último comentario, sea mas frontal, y diga mi nombre y apellido,si no le gusta que agregue comentarios de historia etc. no lo haga indirectamente, Ud. lo ha hecho en varias oportunidades y nadie lo criticó, además, el que debe aceptarlos o no, es Fotos de Familia, hasta ahora hubo libertad de expresarse, y pienso además, que nadie está obligado a leerlos, nadie va a perder el hilo como Ud. dice.
Muy bueno los comentarios que desperto esta foto, logrando dilucidar el lugar donde estaba ubicada esta recidencia, ademas con una historia muy interesante como acostumbra con su labor a deleitarnos el Lic. Somma, leer como se relacionaban apellidos de la epoca, saber el desempeño del Dr. Eduardo Wilde esposo de Guillermina, que figura como dueña de la residencia, hombre de gran importacia entre ellas el desarrollo de la medicina e higiene y amigo entre comillas del Gral Roca, cuya biografia muestra oscuros momentos en su vida, el mas grave fue en la campaña del desierto donde mato poblaciones completas de indios Ranqueles, ademas tomaba prisioneros los cuales fueron adoptados por familias pudientes de la capital, cuando el Sr. Adolfo Alsina persona realmente patriota, que tambien participo en la campaña se oponia a la masacre y pedia que se les dieran estudio para adaptarlos a las costumbres de la civilizacion. La bisabuela de mis hijos era RANQUEL fue una cautiva mas, fue criada de Montes de Oca el cual le dio su apellido, se caso con un español formado una familia en la cual nacieron varios hijos uno de ellos mi querido suegro Carlos Telleria que llego a ser Comisario Inspector en la Pampa. Atte. Los saluda Jose Alberto Lago.
José Alberto, Me quedé prendado de la historia que has contado. Gracias al Lic. Somma y su forma de informarnos, salieron a la luz temas que, si bien no son directamente atinentes a la foto, nos ilustran sobremanera de las relaciones entre las personas que habitaron esas casas con la historia de Mar del Plata y la Nación toda, incluyendo aspectos familiares como destacás en tu nota. Eso nos demuestra una vez más que el vínculo que sostiene este blog va mucho más allá de estrictamente localista y nos acerca a la historia de la patria. Gracias a TODOS por la enjundia conque defienden el blog y sus contenidos. Todo está bien. Lo demás son diferencias en los puntos de vista.
Cordialmente
Eduardo
Lic.Somma: gracias por compartir sus conocimientos con todos nosotros, conocemos asi la otra parte de la historia y las relaciones humanas.Saludos y Muy buen Año para todos los que compartimos este blog.Nilda
Un comentario de Rodolfo P. Peraca. que por el año 1917 hizo imprimir un libro con los progresos de Mar del Plata, mostrando los edificios mas immportantes, comenta que hace 20 años Don Eduardo Wilde, el erudito escritor decia que Mar del Plata tenia mucho porvenir y lo que escribiera en 1896 hoy es una realidad alagadora.
Apelo a sus grandes conocimientos, alguien posee algun dato de la residencia de Eduardo Wilde en Buenos Aires? Hay un dato que ubica la recidencia como proyectada por Francesco Tamburini, el mismo que hizo las residencias de Juarez Celman y bernardo de Yrigoyen.
desde ya muchas gracias, todos sus comentarios son un aporte invalorable para el patrimonio argentino.
Esquina de calle Alvear y la que baja calle Moreno.
A la izquierda la torre circular coronada por cúpula “rusas” marcan la Villa Torreón, de Guillermina de Oleveira Cesar de Wilde (con frente a Viamonte), cruzando a la derecha, asoma la torreta del Chalet Cantilo en Moreno y Viamonte.
Atte.: Enrique Mario Palacio.
Quiza sea el cruce de Bolivar con Mendoza…..
no estoy seguro, pero me pareceria que seria alguna calle (entre rios, o cordoba por ejemplo tomado hacia la costa), podra ser?..saludos. Ariel.
En la foto 2512 enviada por mi amigo José Alberto Lago, se puede apreciar en plenitud el Chalet de la familia Cantilo.
Se encontraba en Viamonte y Moreno. Tambien llamado Chalet Mar y Mar y en esta imagen se lo ve al pie de la loma sobre la derecha, con su cónica cubierta con chapas de cobre.
http://www.lacapitalmdp.com/contenidos/fotosfamilia/fotos/2512
Algo inédito Sra. Irma. Gracias por hacernos participar y pensar.
Cordialmente
Eduardo
Entonces si es la esquina de Moreno y Alvear, la cerca blanca con su puerta en la ochava pertenecen a lo que mas tarde sería el Chateau Frontenac? Es la misma construcción o el Chateau reeemplazó a la que se entrevé en la foto??. Como dato ilustrativo Guillermina Oliveiras Cesar de Wilde fué la esposa del Dr Eduardo Wilde. El Presidente Julio A Roca estuvo muy enamorado de ella ( Soy Roca, de Felix Luna)
Del chalet al que se refiere el Sr. Enrique, Villa del Torreón, el arquitecto Robero O. Cova escribió en su libro Casas Compactas en Mar del Plata:
De Guillermina Olivera Cezar de Wilde, se levanta sobre parte del solar fundacional num. 5 de la Manzana 228-17,32 m de fondo por 62,40 de frente a la calle Viamonte, medidos a partir de la esquina que mira al Este, formada por eta calle y el Boulevard Marítimo, donde hoy existe el Hotel 17 de Noviembre de Smata. La relación de la casa con 2 de sus vecinas, por lo demás era muy particular : una ocupaba la esquina que mira al sur de Viamonte y Moreno-el resto del citado solar num. 5 y la otra, inmediata a la anterior,la situada en Moreno 1227, ocupaba el solar num 4, es decir el lindero al que nos interesa, cuyo parque trasero, con respecto a la casa, llegaba hasta el B. Marítimo y otorgaba su espacio a la casa de Wilde, cuyos muros mas salientes estaban a 60 cm de la línea divisoria de ambos predios. Tal cosa, que hoy no podría ocurrir, abona una particular suposición. Lamentablemente no se ha podido encontrar los planos originales, de la residencia.Los que han llegado son de la reforma que realizó el ing. Alula Baldassarini en 1917, Pero por lo que se pudo observar en algunas fotos tanto de la casa en su primitico estado como luego de la remodedación,se piensa que fue epidérmica- la epidermis comprendió también la cubierta- de modo que no se alteró el esquema general de la planta, que es en el fondo lo que se intenta describir con mayor extensión.
El terreno de que se trata, por lo pronto, tiene una fuerte pendiente hacia la explanada.La casa por consiguiente, se alzaba sobre un basamento apoyado, probablemente , en la roca viva, puesto que en la zona, inmediatamente debajo del manto vegetal, no muy profundo, aparecen piedras sueltas y poco después el banco de piedra.De este basamento se habilitaron 2 grandes recintos unidos por un pasaje: el de la izquierda, debajo de la cocina,era una despensa y el de la derecha, debajo del hall , un dormitorio de servicio con servidumbre de circulación hacia otro gran cuarto de la misma índole y un baño.
La planta principal, construída directamente encima del basamento debió ser, en principio, casi absolutamente simétrica, con respecto a un eje perpendecular a la calle Viamonte, el eje pasaba por el comedor y el hall de la escalera y tenía en la parte delantera de la casa, a la izquierda , el office y la cocina y a la derecha el hall, desde el que se podía descender al jardín por una escalinata. Y en la parte trasera,a la izquierda un paso, un dormitorio y un baño y a la derecha el vestíbulo y la entrada, también accesible desde el jardín por otra escalinata.
En el primer piso, es espacio correspondiente al comedor y hall, estaban ocupados por un inmenso dormitorio y un no menos importante cuarto de vestir y el de la entrada por un baño-perpendicularmente coincidían el baño del basamento, la entrada del piso principal y el baño del primer piso-sobre el vestíbulo había un paso y un dormitorio,otro sobre el del piso principal junto a un baño-que también se correspondía con el de mas abajo- 2 dormitorios sobre la cocina y otro office sobre el del piso principal. Pero falta lo mejor : el perfil de la planta, simétrico como se ha dicho, era muy recortado pero perfectamente estudiado en todos sus detalles y la elevación ofrecía caracterésticas únicas en toda la arquitectura local. El frente de la casa daba a la calle Viamonte, pero el arquitecto situó los detalles mas relevantes de su proyecto en el contrafrente.Y hubo ,en su momento,razones para ello.El nivel del piso principal de la casa estaba a unos 26 metros sobre el mar, en la manzana mas saliente de Punta Piedras, con un dominio absoluto, a favor del jardín de la casa lindera, de las construcciones bajas que la seguían y de la pendiente de la loma en descenso hacia la playa Brístol,sobre toda la bahía que era el centro del balneario fundador de la villa veraniega.
Y los detalles mas relevantes del conjunto eran 2 torres, que además de dominar el paisaje antedicho, eran hitos relevantes de la vista inversa, es decir de la que se obtenía de la loma desde el Norte.
Estas torres estaban fundamentadas desde la planta de la casa; en efecto, tanto uno de los cuartos del basamento como el vestíbulo y el dormitorio que se le superponían en las otras plantas a la derecha, y los 2 dormitorios superpuestos de la izquierda,tenían un extremo semicircular.
Las fotografía de la casa original de que se disponen, no son muy claras, per en ellas las torres parecen ser de piedra bruta terminadas por una cornisa sobre la que se levantaba un especie de anillo con una a modo de abertura verticales, entre fajas de revoque de diferente color, anillo que contenía una cúpula dividida en “gajos” con forma de corona imperial rusa, terminadas por un punzón o pararrayos.Y se podría otorgar un sello no precisamente franco inglés a estas originales torres.., La cubierta de la casa parece haber tenido varios pabellones y otros techos en pendientes y el resto de las fachadas-aparte de las citadas torres, y el basamento, también de piedra en apariencia-estaban revocadas con fajas alternadas-como del anillo de las torres-,posiblemene amarillas y rojas, estas con ladrillos imitados en el revoque simil piedras y aquellas con similares también de imitación.
Baldassarini en su reforma, agregó un garage a la izquierda de la cocina,y 2 grandes terrazas a la derecha del conjunto; una algo mas baja del nivel de la planta principal, a la que se accedía desde el jardín por una gran escalinata clásica, y desde la que se llegaba a la antes referida entrada mediante otra escalinata curva;de la baranda de esta terraza emergían 6 columnas, que sostenpian otra terraza a nivel del primer piso, también provista de un pretil con balaustres.
El techo fué desmontado y reemplazado por una cubierta plana; las torres fueron despojadas de sus cúpulas y anillos, desaparecieron las fajas coloreadas y una fachada clásica, con sus columnas, cornisas y parapetos, calados o no, contramarcos y rigurosa monocromía de un nuevo revoque simil piedra-que tapó la verdadera piedra del basamento y los hemiciclos de las torres-le confirió “seriedad al conjunto”… esta villa se remató el 17 de enero de 1928.-
Eduardo Wilde fué Ministro de Instrucción Pública de la 1a presidencia de Julio A Roca ( 1880-1886) y bajo su mandato se promulgaron la fundamental Ley 1420 de Educación ( laica, común,gratuita) tan ansiada por Sarmiento y también la Ley de Matrimonio Civil. Wilde fué un muy reconocido sanitarista que luchó sin pretender ningún pago en la epidemia de fiebre amarilla durante la presidencia de Sarmiento. Se había casado con lamencionada Guillermina cuando él contaba con 44 años y ella 15.
El nombre completo de la propietaria, de Villa del Torreón, era Guillermina María Mercedes de Oliveira Cézar Diana, nacida el 25 de junio de 1870 en Montevideo , Uruguay, bautizada el 29 del mismo mes en esa ciudad y falleció el 29 de mayo de 1936.
Su padre se llamaba Ramón de Oliveira Cézar Martinez (1825-1901),hijo de Felisberto Joaquin de Oliveira Cézar y de Petrona Martinez Da Silva.
Su madre se llamó Angela Diana Goyechea, cuyos padres fueron Vicenta Goyochea Arismendi y Ramón Gil Diana Ferreira.
Guillermina Maria Mercedes, tuvo 10 hermanos:
Filiberto; Silvia; Angela; Isaac José;Rafael ;Daniel; Luis Jorge; María; Silvia Irene y Ramón.
Su esposo se llamó Eduardo Faustino Wilde García,nació el 16 de junio de 1844 en Tupiza, Bolivia, y falleció en Bruselas el 4 de septiembe de 1913 los hermanos de éste fueron: María Mercedes; Juan de la Cruz Calixto; Pastora Ramona Gertrudis Ignacia; Santiago Faustino Ignacio y Diego Alfredo.
Su padre fué el coronel inglés Diego Wellestey Wilde, fallecido en Bs.As. en 1866; y su madre se llamó Visitación García Quinteros, nació en Tucumán y falleció en Tupiza, Bolivia, hija de Calixto García de Valdez Ladrón de Guevara y de Josefa Quinteros.
Eduardo F. Wilde García, estuvo casado en su primer matrimonio (1865) con Ventura Muñoz Acosta, hija de Ramón Muñoz Marcó del Pont y de Francisca Acosta, a su vez la primer esposa de Wilde, tuvo un matrimonio anterior con Manuel Zavaleta Silva (24-6-836/30-12-73).-
En la foto 2512, enviada por el Sr. José Alberto Lago, podemos ver el Chalet Cantilo, mencionado por el Sr. Enrique Mario Palacio, en el primer comentario de la presente imagen. http://www.lacapitalmdp.com/contenidos/fotosfamilia/fotos/2512
Estimado Enrique: Alvear y Moreno nos ubicaría en la plazoleta frente al Torreón. ¿Es posible que se trate de Viamonte y Moreno?.
Roca fue protagonista de uno de los entreveros amorosos más resonantes de la sociedad porteña de aquellos tiempos. La dama en cuestión se llamaba Guillermina de Oliveira Cézar.Tenía apenas 15 años en 1885, cuando se casó con el entonces ministro de Justicia Eduardo Wilde, un respetado médico e intelectual, viudo, de 41 años, quien trataba a la joven como una especie de objeto de adoración. “Contaban los amigos -relata Félix Luna- que Wilde tenía una extraña costumbre: mostrar a su mujer durmiendo. Tan bella le parecía, que a veces invitaba a sus contertulios a suspender las tenidas nocturnas de cigarro y baraja para subir a contemplar el sueño de su esposa” . Nunca tuvieron hijos y hasta 1893 la pareja viajó bastante y la relación entre Roca -que había sido padrino de la boda- y Guillermina casi no existió. Pero ese año sería determinante en el devenir de los acontecimientos.
El romance con la esposa de su mejor amigo
La menuda adolescente que el general había conocido se había convertido en una mujer muy sensual que no pasó inadvertida para este empedernido cazador de corazones. No era solamente bella: era atrevida e independiente en sus juicios. En fin, atractiva hasta lo irresistible , según se refiere en “Soy Roca”. El general contaba ya con 50 inviernos y estaba viudo; ella había llegado a los 25. Fue una atracción fatal que explotó con el vértigo propio de un hombre decidido y una mujer ardiente que no ponía límites. En 1898, cuando juró por segunda vez como primer mandatario, el romance con la esposa de su mejor amigo era conocido por todo Buenos Aires. Y fogoneado por algunas publicaciones de aquellos tiempos, como “Caras y caretas”, que satirizaban hasta extremos hirientes la figura de Wilde, el tercero en discordia. El regimiento de Coraceros, que por entonces estaba a cargo de la escolta presidencial y era conducido por un hermano de Guillermina, fue bautizado “los guillerminos” , en clara alusión al penetrante poder que estaba ejerciendo la infiel. Acechado por los comentarios, por las ironías de la prensa y hasta por la irritante tolerancia del marido engañado, quien a pesar de los rumores no dejó de ser su amigo y colaborador, pues se desempeñaba como director del Departamento Nacional de Higiene, “El Zorro” comenzó a percibir que la situación comenzaba a perjudicarlo. “Estaba afectando mi autoridad, así como dañaba la reputación de Guillermina y el prestigio de Wilde” , dice Félix Luna.
Se retiró de la vida pública
Para apaciguar el clima y darle una salida elegante al caso, el presidente le confió a su ministro una misión diplomática en Washington, hacia donde partió acompañado por su mujer. Luego se retiró de la vida pública y, en 1905, partía en viaje hacia Europa en compañía de sus hijas. Allí recibirá grandes honores y será recibido por reyes y primeros ministros. Durante casi dos años, se radicará con su familia en París. Regresó a Buenos Aires en 1907, durante la presidencia de José Figueroa Alcorta, pero al encontrar un clima hostil y al notar que su figura política ya no encontraba el lugar de árbitro al que estaba acostumbrado, partió nuevamente hacia Europa en 1910. En 1913, el presidente Roque Sáenz Peña le encomendó una misión diplomática en Brasil. Allí permanecerá por algunos meses firmando acuerdos de limitación de armamentos navales. En octubre de 1914, a los 71 años, se trasladó a su estancia La Argentina, dispuesto a pasar allí sus últimos años. Un repentino ataque de tos, al que no le dio importancia, pese a la advertencia del doctor Luis Güemes, era el síntoma de que algo andaba mal. El 19 de octubre, a las ocho de la mañana, otro ataque brusco le hizo perder el conocimiento. Se debió a una afección pulmonar. A las dos horas moría Julio Argentino Roca, dando paso a la polémica sobre su figura que aún hoy continúa. Su cuerpo fue velado en la casa de Gobierno y dos días hubo feriado.(fuente: Historias de amor- El Arcón de Bs. As.)
Admirablemente felicito a los comentaristas de esta foto por su sabiduria y conocimiento, yo tengo 36 años y no tengo taaaaaaaanto conocimiento de mi amada ciudad pese a ser y vivir en capital federal. saludos y mis respetos.Ariel.
La foto está tomada desde Bolívar y Viamonte.
En primer plano, a la derecha, la residencia de Bernabé Ferrer (cerca blanca en la ochava).
En la misma manzana, con frente a Moreno, el chalet Mar y Mar de Cantilo.
La zona se ve perfecta en la vista aérea de la 2210 enviada por el Sr. Néstor Sendra.
Saludos, Virginiae
Julio Argentino Roca, el conquistador del desierto y uno de los artífices de la Argentina moderna, nació en Tucumán en 1843. Era el cuarto hijo de Don José Segundo Roca y Agustina Paz. La familia Roca y la familia Paz se habían destacado por su actuación en las filas unitarias. Don José Segundo había participado en la campaña libertadora junto a San Martín, en la guerra contra el Brasil y en las luchas civiles junto a Lavalle y al general Paz. En 1836 se unió a las filas unitarias que intentaron derrocar al gobernador Felipe Ibarra en Santiago del Estero. Sus fuerzas fueron derrotadas y José Segundo fue condenado a muerte. Se salvó del pelotón de fusilamiento porque Agustina pidió y obtuvo el indulto para que la pareja pudiera casarse.
Poco se sabe de la infancia de Roca. Parece que fue un muchachito travieso, capaz de idear graves travesuras y declararse inocente. Posiblemente desde entonces le quedó el apodo de “zorrito”. Cuando Julio cumplió nueve años y se produjo la batalla de Caseros con la consecuente caída de Rosas, la suerte de la familia Roca cambió definitivamente. Don José Segundo se ganó la confianza de Urquiza quien le pidió que se trasladara con su familia a Concepción del Uruguay. Allí Julio ingresó al Colegio Nacional, uno de los más prestigiosos del país.
En 1858 y sin abandonar sus estudios ingresa al ejército de la Confederación con el grado de subteniente. Al año siguiente tuvo su bautismo de fuego en la victoria de Cepeda. Pero su nombre comenzará a sonar en la derrota de Pavón: cuando ya se había producido la retirada del grueso del ejército urquicista, la batería a cargo del teniente Roca siguió haciendo fuego hasta que su padre le ordenó personalmente la retirada.
Tras la batalla de Pavón, Mitre se dispuso a organizar el país. En su estrategia, la formación de un ejército era vital. Don Bartolomé era conciente de la resistencia que iba a provocar en el interior la aplicación de las políticas de libre cambio y apertura de la economía, que eran la piedra angular de su proyecto de país. Convocó a los oficiales más aptos para la tarea. Entre ellos estará Julio Argentino, quien participará en las campañas contra los montoneros del Chacho Peñaloza y Felipe Varela, bajo las órdenes de su tío, Marcos Paz. En 1865 partirá junto a su padre y tres de sus hermanos, Ataliva, Marcos y Celedonio a incorporarse a las tropas de la Triple Alianza en la guerra del Paraguay. Esta guerra será trágica para la familia Roca. Allí morirán Don José Segundo, Marcos y Celedonio. Para Julio implicará el gran espaldarazo en su carrera militar.
En 1870, terminada la guerra, tras el asesinato de Urquiza por López Jordán, Sarmiento le encomendó al Teniente Coronel Roca la represión de la sublevación. La operación fue todo un éxito y en ella pudieron verse algunos rasgos de la actuación del futuro conquistador del desierto: sangre fría y escasa compasión para con los derrotados.
En 1872 fue nombrado comandante de fronteras en el sur de Córdoba. Allí conoció a la que será la mujer de su vida, Clara Funes. Se casó con ella el 22 de agosto de ese año. El matrimonio tendrá seis hijos: cinco mujeres y un varón, a quien llamaron Julio Argentino, que, en la década del treinta del siglo XX llegará a ser vicepresidente de la República.
En aquellos años cordobeses, Roca intensificó su relación política con su concuñado, Miguel Juárez Celman y juntos comenzaron a tejer la complicada red de alianzas entre los grupos de poder del interior y Buenos Aires que años más tarde les permitiría llegar, a su turno, a la presidencia de la República.
Al finalizar el mandato de Sarmiento, se planteó el problema de la sucesión presidencial. Sarmiento apoyaba a Nicolás Avellaneda, pero Mitre y su gente se oponía a que otro provinciano ocupara el sillón de Rivadavia. Argumentando que se había producido un fraude electoral escandaloso, Mitre se levantó en armas contra las autoridades electas. Roca fue puesto al frente de las fuerzas leales a Avellaneda y logró derrotar fácilmente a los mitristas en Santa Rosa, lo que le valió su ascenso a general.
Al asumir Avellaneda la presidencia, designó como ministro de Guerra y Marina a Adolfo Alsina. Roca, que ambicionaba ese cargo, declaró: “En cuanto a mi ministerio, creo que aún hay mucho que pelear. Los alsinistas no quieren dejar así nomás esa manija a un provinciano y menos a uno que no pertenece a su círculo.”
Pero nuevamente la suerte estuvo de su lado a fines de 1877. Al producirse la muerte de Alsina, fue designado ministro de Guerra y Marina en su reemplazo.
Roca propondrá desde el ministerio un cambio radical de la política seguida con el indio por su antecesor. Su plan consiste en una ofensiva final a cargo de un poderoso ejército equipado con los últimos adelantos de la industria militar. Suprimió los sables y lanzas y los reemplazó por modernos fusiles a repetición Remington.
La campaña fue un verdadero genocidio que dejó un saldo de miles de muertos y más de 14 mil prisioneros. Lo importante para Roca y su campaña política no eran las víctimas que ni siquiera eran consideradas como tales por la sociedad de la época, sino los millones de hectáreas “recuperadas” a los indios y su consecuente prestigio político militar.
Roca volvió de la campaña con el título de “Conquistador del Desierto” y sus clásicos enemigos reconocieron que la acción del general tucumano los beneficiaba enormenente. Roca aprovechó magistralmente esta circunstancia y logró imponer su candidatura a la presidencia por el Partido Autonomista Nacional. Con la ayuda de Juárez Celman en el interior y Carlos Pellegrini en Buenos Aires, fue consolidando su posición hasta lograr imponerse en las elecciones del 11 de abril de 1880.
El gobernador de Buenos Aires, Carlos Tejedor, y Bartolomé Mitre, que habían quedado afuera de la alianza roquista, se sublevaron. Hubo varios enfrentamientos armados entre las tropas insurrectas y las del presidente electo hasta que finalmente Mitre negoció la rendición y Tejedor se vio obligado a renunciar.
El 13 de junio de 1880 el colegio electoral le dio el triunfo a Roca quien asumió la presidencia en octubre bajo el sugestivo lema de “Paz y Administración”.
Roca se rodeó de figuras de gran prestigio intelectual y político a las que luego se las conocería como miembros de la “generación del 80”. En ella se destacan personalidades de distinta edad y formación como Paul Groussac, Miguel Cané, Eduardo Wilde, Carlos Pellegrini, Luis Sáenz Peña y Joaquín V. González.
La idea de progreso en el campo social y la fe en los avances del capitalismo industrial generaban una visión optimista del futuro humano.
Esta visión, propia del positivismo, requería la eliminación de los obstáculos que, para los hombres del ’80, eran principalmente la tradición tanto indígena como hispánica y la falta de educación al estilo europeo. Bajo el impulso de los hombres del ’80, Roca impulsará la sanción de las llamadas “Leyes Laicas”, que transformaron en estatales una serie de funciones vitales que, hasta entonces estaban en manos de la Iglesia.
Se creó el Registro Civil que llevó por primera vez un registro estatal de nacimientos, casamientos y defunciones, y le permitió al Estado manejar sus propios padrones electorales y dejar de depender de la Iglesia para la realización de los comicios.
Por iniciativa de Sarmiento, en su función de director general del Consejo Nacional de Educación, el gobierno sancionó en 1884 la Ley 1420, que establecía la enseñanza primaria gratuita, obligatoria y laica para todos los habitantes del país.
Se multiplicaron entonces las escuelas estatales ocupando en la mayoría de los casos el lugar de las escuelas parroquiales y de órdenes religiosas. Esto desató una dura polémica que llevó a que la puja con la iglesia se tensara de tal manera que se llegó en 1884 a la ruptura de relaciones con el Vaticano.
La Argentina se integró al mercado mundial como compradora de manufacturas y proveedora de materias primas.
El grupo dirigente del ’80 adhirió al liberalismo económico, pero practica un claro conservadurismo político, reservándose el manejo de los mecanismos del poder al considerarse los únicos aptos para detentarlo. El uso del fraude electoral es moneda corriente y está facilitado por el sistema de voto cantado, la inexistencia de padrones oficiales y el ejercicio de la intimidación y la violencia.
Esto alejaba a la gente común de la política, que era vista como una farsa, donde no cabía la representación de sus intereses ni la posibilidad de libre expresión de sus opiniones.
Todas estas prácticas antidemocráticas y excluyentes eran comunes a las diversas vertientes políticas que se alternan en el poder.
A la elite no le interesaba invertir en la industria. No se preocupó siquiera en instalar lavaderos de lana o frigoríficos. “Que lo hagan los ingleses”, dirán con dudoso orgullo.
Se sentían muy cómodos cobrando sus exportaciones en oro y pagando a sus empleados en pesos devaluados. Haciendo gala de un irresponsable egoísmo, suponían que todo lo que necesitaban lo podían importar. ¿Para qué producirlo aquí?
Ante la falta de inversores locales, todas las tareas de infraestructura debían ser encaradas por el Estado. Así lo anuncia el presidente Roca en un discurso ante el Congreso: “Mi opinión es que el comercio sabe mejor que el gobierno lo que a él le conviene; la verdadera política consiste, pues en dejarle la más amplia libertad. El estado debe limitarse a establecer las vías de comunicación y a levantar bien alto el crédito público en el exterior.”
A pesar de su declamada actitud liberal, Roca y su gente no ven al estado como un simple árbitro o guardián del orden público. Le asignan un papel central en la formación de empresas privadas nacionales y en la instalación de compañías extranjeras.
El estado nacional se constituyó en un verdadero desarrollador de la economía argentina porque, entre otras cosas, creó un sector de contratistas del estado. La mayoría de las obras públicas se hicieron con contratistas privados pero financiadas por el estado nacional.
Durante el gobierno de Roca, aumentaron notablemente las inversiones británicas en ferrocarriles, frigoríficos, bancos y tierras. Consecuentemente, a cuatro años de asumir la presidencia, la Argentina destinaba casi la mitad de sus ingresos al pago de las deudas contraídas con los bancos extranjeros.
En poco tiempo una verdadera telaraña de vías cubría la Pampa húmeda llevando los productos agropecuarios a los puertos.
El país se transformaba con la llegada de cientos de miles de inmigrantes atraídos por “el granero del mundo”. El 90 por ciento se instaló en el litoral y de ellos sólo una cuarta parte, en el campo. Esto desbordó la población de las ciudades, que adquirió una nueva fisonomía.
Al concluir su mandato, Roca apoyaba la candidatura de Miguel Juárez Celman, por entonces gobernador de Córdoba, quien gracias a este impulso y al uso de la maquinaria estatal de fraude y coacción, accederá a la presidencia de la Nación.
En su discurso de despedida decía Roca: “Os transmito el poder, con la República más rica, más fuerte, más vasta, con más crédito y con más amor a la estabilidad y más serenos y halagüeños horizontes que cuando la recibí yo”.
A poco de asumir Juárez Celman, se advirtió su alejamiento de Roca. Celman parecía tener su propio plan y pretendió controlar al país y al partido con su grupo de socios y amigos, excluyendo de los negocios públicos y privados a los tradicionales beneficiarios del sistema.
La corrupción, las privatizaciones fraudulentas y los negociados llevados adelante por Celman y su grupo, empujaron al país a fines de 1889 a la cesación de pagos de sus obligaciones externas y a una crisis sin precedentes. En este contexto estalló la Revolución del ’90, dirigida por Leandro N. Alem y Bartolomé Mitre, líderes de la Unión Cívica. Roca no participó del movimiento pero lo vio con buenos ojos. La Revolución fracasó, pero Celman debió renunciar. Asumió la presidencia el vicepresidente, Carlos Pellegrini, quien nombró a Roca en un puesto clave, ministro del Interior.
Tras la Revolución del ’90 surgió la primera oposición orgánica al régimen: la Unión Cívica Radical.
Durante la década de 1890 se produjo el ascenso revolucionario del radicalismo y el despertar de las luchas obreras, producto directo de la inmigración. Esto llevó a las clases dirigentes a pensar que el hombre indicado para ocupar el poder era Julio Argentino Roca. Así en 1898, volvía Roca al gobierno. Frente al movimiento obrero, Roca aplicará una política represiva, que consistió en el ataque a las concentraciones obreras y el dictado de leyes represivas, como la Ley 4144, conocida comúnmente como la Ley de Residencia, que permitía la expulsión del país de los activistas gremiales.
Como contrapartida, su ministro Joaquín V. González impulsó un moderno código nacional de trabajo que fue rechazado tanto por los sindicatos socialistas y anarquistas, que se oponían a la intervención estatal, como por las patronales, que lo veían como demasiado favorable a los trabajadores.
En 1901, por iniciativa del ministro de Guerra, Pablo Riccheri, se sanciona la ley de servicio militar obligatorio para todos los ciudadanos de 20 años. Así, los jóvenes comenzaron a correr, limpiar y barrer”, lo que derivaría en el nombre “colimba”.
En el orden internacional, Roca debió enfrentar graves problemas limítrofes con Chile, que estuvieron a punto en transformarse en un conflicto armado.
Un sector del grupo gobernante comenzó a considerar que la prosperidad alcanzada podía peligrar de no atenderse los reclamos de la oposición. De este modo, se mostraron dispuestos a considerar la introducción de reformas graduales en el sistema electoral con el fin de evitar conflictos sociales.
Esto condujo a una ruptura entre Carlos Pellegrini, representante de estos sectores, y el presidente Roca, que mantenía su postura ultraconservadora y fraudulenta. Sólo aceptó una reforma en el sistema de elección de diputados, llamada “uninominal” por circunscripciones. Esto permitió que en 1904 fuera electo por el barrio de La Boca, el primer diputado socialista de toda América, el Dr. Alfredo Palacios.
Al concluir su mandato, en 1904 Roca apoyó la candidatura de Manuel Quintana a la presidencia.
Luego se retiró de la vida pública y, en 1905, partía en viaje hacia Europa en compañía de sus hijas. Allí recibirá grandes honores y será recibido por reyes y primeros ministros. Durante casi dos años, se radicará con su familia en París.
Regresó a Buenos Aires en 1907, durante la presidencia de José Figueroa Alcorta, pero al encontrar un clima hostil y al notar que su figura política ya no encontraba el lugar de árbitro al que estaba acostumbrado, partió nuevamente hacia Europa en 1910.
En 1913, el presidente Roque Sáenz Peña le encomendó una misión diplomática en Brasil. Allí permanecerá por algunos meses firmando acuerdos de limitación de armamentos navales.
En octubre de 1914, a los 71 años, se trasladó a su estancia La Argentina, dispuesto a pasar allí sus últimos años. Un repentino ataque de tos, al que no le dio importancia, pese a la advertencia del doctor Luis Güemes, era el síntoma de que algo andaba mal. El 19 de octubre, a las ocho de la mañana, otro ataque brusco le hizo perder el conocimiento. A las dos horas moría Julio Argentino Roca, dando paso a la polémica sobre su figura que aún hoy continúa.
(Fuente: Felipe Pigna)
A la hora de estudiar el sanitarismo argentino surge de forma inexorable la figura del científico Eduardo Wilde. Su labor fue fundamental y descollante dentro del campo de la medicina social. Fiel representante de la «Generación del 80», su tarea no se redujo a la salud. Fue además un destacado político, escritor -con una prosa fina e irónica-, profesor, catedrático, periodista, publicista, y fundamentalmente, un hombre de acción que supo servir como pocos a la sociedad argentina.
Su formación inicial
Wilde nació en Tupiza, Bolivia, el 16 de junio de 1844. Llegó a la Argentina cuando aún era un niño, siguiendo a su padre, un coronel del ejército regular boliviano, que huía de su país por razones políticas. Estos días de destierro se grabaron a fuego en su mente, y se verían reflejados mucho más tarde en una obra póstuma: Aguas abajo. En ella con el nombre de «Boris», hará el relato de su infancia pueblerina transcurrida en Bolivia.
Luego de la Batalla de Caseros, en 1860, Wilde inició los estudios secundarios en el histórico Colegio Nacional de Concepción del Uruguay. Al año siguiente, expuso en el segundo curso de filosofía a cargo del profesor Alberto Larroque, un trabajo de examen titulado: Comparación entre la filosofía moderna y la antigua.
Concluido los estudios preparatorios, ingresó a la Facultad de Medicina de Buenos Aires. Mientras tanto, enseñó matemáticas y física en la Escuela de Artes y Oficios, y actuó como practicante interno del Hospital General de Mujeres. Fue también encargado del Lazareto Interno de Coléricos, y se destacó en la lucha contra esa epidemia, en 1867, siendo aún estudiante de cuarto año. Con una brillante tesis doctoral titulada El hipo, que fue premiada con medalla de oro por la Asociación Médica Bonaerense, y en la que se dejaban entrever sus aptitudes literarias, se graduó de médico en 1870. Las ciento cuarenta páginas de su tesis se hallan provistas de rigurosa información científica, sazonadas con oportuno humorismo. Se trata de un verdadero tratado de esa materia, estudiado y considerado bajo todas sus fases.
Recién egresado de la Universidad fue nombrado cirujano interno del Hospital Militar y Clínico del Hospital de Coléricos. Su lucha al servicio de los intereses sociales, lo llevó a dedicar todo su empeño en combatir serios brotes de cólera, motivo por el cual contrajo esta enfermedad. Ese mismo año, Wilde fue designado médico de Sanidad del Puerto. En el puesto cumplió una excelente labor como médico de la parroquia Monserrat durante la epidemia de fiebre amarilla de 1871, padeciendo también esta enfermedad. Los sacrificios realizados por combatir estos males merecieron el reconocimiento unánime de la población.
Un día de 1870 los lectores de La Prensa pudieron ver este aviso: «Eduardo Wilde, Doctor en Medicina. Se ha dedicado mucho a la cirugía, ejercitándose en todas las operaciones que se practican durante su servicio en los dos grandes hospitales de esta ciudad. Las personas que deseen ocuparlo pueden dejar aviso en la calle Belgrano número 234». También informaba Wilde que abrió un consultorio donde atendía consultas «gratis para los pobres por decisión mía y gratis para los que no son pobres, por decisión de ellos».
Poco después, durante la guerra con el Paraguay, ejerció funciones como cirujano del ejército. Se le encargó la preparación de un hospital y la organización de un cuerpo médico para atender los heridos que procedían del frente de batalla.
Vuelta la paz, Wilde fue nombrado profesor sustituto de anatomía en la Facultad de Ciencias Médicas de Buenos Aires, en 1873, y al año siguiente, miembro académico de la Facultad de Ciencias Físico-Naturales. En 1875, fue profesor de Medicina Legal y Toxicología en la Facultad de Ciencias Médicas, y en 1876, catedrático de Anatomía en el Colegio Nacional de Buenos Aires.
Por otra parte, estimuló la creación de escuelas primarias, normales y nacionales; proporcionó una ley orgánica en las Universidades de Córdoba y Buenos Aires; fundó el Instituto Pasteur, fue el impulsor de las obras de Puerto Madero y de otros puertos sobre el Paraná; y fue el creador del Departamento Nacional de Higiene.
El político
Su actividad política comenzó como delegado en el Consejo Superior Universitario en 1876 y 1877, y como miembro de la Comisión encargada de proyectar un estatuto universitario.
Fue electo diputado a la legislatura de Buenos Aires, en 1874, desempeñándose hasta 1876, y reelegido hasta 1880. Afiliado al Partido Autonomista, llegó a ser vicepresidente de la Cámara. Ocupó en 1882, bajo la primera presidencia del general Julio A. Roca, el Ministerio de Justicia, Culto e Instrucción Pública, desde donde propició la sanción de algunas leyes fundamentales, como la Nº 1420, de educación común, gratuita, obligatoria y laica; la Nº 1565 de Registro Civil, transformándose en su creador; la Nº 2393, de Matrimonio Civil; leyes de un carácter liberal que desataron enconados comentarios contra Wilde y que originaron memorables polémicas en el Congreso y en la prensa. Intervino en esos debates donde tuvo como adversarios a hombres de la talla de Pedro Goyena, Manuel Pizarro y Aristóbulo del Valle. Demostrando en la Cámara sus altas dotes oratorias y vastísimos conocimientos.
En la presidencia del doctor Miguel Juárez Celman desempeñó la cartera del Ministerio del Interior, en 1886, siendo sus preocupaciones dominantes la higiene pública y la cultura del país.
La conmoción política de 1890, lo decidió a embarcarse, en exilio voluntario, con destino al viejo continente. Por espacio de ocho años recorrió numerosos países de Europa, Egipto, China, Japón y Estados Unidos. El fruto de esta experiencia fue reunido en sus obras Viajes y observaciones y Por mares y por tierras, más de mil seiscientas páginas de valiosa información, donde recogió las costumbres de aquellos países.
Ocupó otras importantes funciones públicas: fue vocal de la Comisión Nacional de Escuelas; de la Comisión de Aguas Corrientes, Cloacas y Adoquinados; de la Comisión del Parque Tres de Febrero, y de la encargada de levantar los planos y presupuestos para el Hospital Militar. En 1898, se hizo cargo por segunda vez de la presidencia del Departamento Nacional de Higiene, que ya había desempeñado en 1880.
Pero no descuidó en esos años la producción científica, sino que publicó dos libros de carácter didáctico y científico: las Lecciones de Higiene y Lecciones en medicina legal y toxicología, de vasta resonancia en la incipiente ciencia argentina. A éstas, les siguió Prometeo y Cía., con recuerdos de su experiencia profesional.
Dentro de sus obras científicas lo que más le atrajo a Eduardo Wilde fueron los problemas de orden nervioso y sensorial o psicológico. En la primera receta médica el profesional señala las relaciones entre lo psicológico y lo espiritual, para él simplemente nervioso.
En 1880 publica Variaciones Sobre Antropología donde da fundamentos para asegurar que «la fisiología psicológica, la medicina legal y la filosofía natural me parecen las ciencias más atractivas y al mismo tiempo más llenas de obstáculos».
Fiel seguidor de Darwin, Ribot y Shopenhauer, siempre quiso hallar el resorte que en el hombre decide tanto su salud como sus actos. «La libertad es una expresión simbólica y los actos efectuados en su nombre son consecuencias fatales de causas y motivos preexistentes». Coherente con su pensamiento, Wilde agregaba que «la herencia es una ley que inexorablemente se cumple tanto en lo intelectual como en lo fisiológico». Sin embargo, quien negaba la independencia del espíritu y supeditaba todo a razones biológicas, en los últimos años de su vida y acorde a un libre pensador, también dudó de estas certezas.
Así mismo, realizó centenares de trabajos sobre las emociones, alucinaciones, la visión premonitoria, los sueños y se pueden hallar singulares diagnósticos en investigaciones realizadas sobre enfermos mentales.
Entre la literatura y la diplomacia
Su labor como escritor nació de la mano del periodismo, desde su juventud. Fue redactor de El Bachiller, periódico estudiantil, y se desempeñó como cronista en La Nación Argentina. A partir de 1860 comenzó a colaborar en La Prensa, desde Concepción del Uruguay. Además fue periodista en Tribuna, El Pueblo, El Nacional y dirigió La República durante cuatro años. En sus páginas literarias, se vislumbra el estilo de un fino humorista. «Wilde hizo de la ironía un instrumento intelectual de precisión, y del ridículo un arma formidable», se expresó de él.
Vuelto al poder su partido con la segunda presidencia de Roca, se incorporó al servicio diplomático como enviado extraordinario y ministro plenipotenciario para representar a nuestro país, sucesivamente ante los gobiernos de Estados Unidos y México, y después ante los de Bélgica, Holanda y España. En 1901, fue delegado argentino en el Congreso Internacional Sanitario de La Habana, y en 1902, en el Congreso Internacional para mejora de los ciegos. También participó del Congreso Internacional de Bruselas para el estudio de las regiones polares; y en la Conferencia Telegráfica Internacional de Lisboa.
Falleció en Bélgica, en la ciudad de Bruselas, el 4 de septiembre de 1913 a los 69 años de edad, mientras ejercía su labor diplomática. El Poder Ejecutivo Nacional decretó honores póstumos, correspondientes a su alto cargo diplomático y a los demás servicios prestados al país. Su deceso fue un acontecimiento de trascendencia internacional.
En una biografía de Eduardo Wilde publicada en Bruselas en 1913, cuando era Ministro Delegado en Bélgica, se decía de él: «Buenos Aires le debe a su largo esfuerzo, estar dotada de un sistema higiénico que en poco tiempo ha reducido en la mitad la proporción de mortalidad».(Fuente:A.A.Fryc)
La foto,por la proyección de la sombra ( se descuenta que fué tomada a la mañana) nos está mostrando la calle Viamonte ( y su desembocadura en el boulevard) tomada desde la esquina de la mencionada Viamonte y Moreno. Y me animo a asegurarlo,ya que leyendo la transcripción del Lic. Somma de la descripción del Arq. Cova,concluyo que la casa de Oliveira Cezar de Wilde estaba en la esquina de Boulevard y Viamonte ( “62,40 mts de frente a la calle Viamonte medidos a partir de la esquina que mira al Este formada por esta calle y el Bv Marítimo donde hoy existe el Hotel 17 de Noviembre de SMATA”)Gracias a todos por el entusiasmo¡¡¡
La foto,por la proyección de la sombra ( se descuenta que fué tomada a la mañana) nos está mostrando la calle Viamonte ( y su desembocadura en el boulevard) tomada desde la esquina de la mencionada Viamonte y Moreno. Y me animo a asegurarlo,ya que leyendo la transcripción del Lic. Somma de la descripción del Arq. Cova,concluyo que la casa de Oliveira Cezar de Wilde estaba en la esquina de Boulevard y Viamonte ( “62,40 mts de frente a la calle Viamonte medidos a partir de la esquina que mira al Este formada por esta calle y el Bv Marítimo donde hoy existe el Hotel 17 de Noviembre de SMATA”)Gracias a todos por el entusiasmo¡¡¡
La foto,por la proyección de la sombra ( se descuenta que fué tomada a la mañana) nos está mostrando la calle Viamonte ( y su desembocadura en el boulevard) tomada desde la esquina de la mencionada Viamonte y Moreno. Y me animo a asegurarlo,ya que leyendo la transcripción del Lic. Somma de la descripción del Arq. Cova,concluyo que la casa de Oliveira Cezar de Wilde estaba en la esquina de Boulevard y Viamonte ( “62,40 mts de frente a la calle Viamonte medidos a partir de la esquina que mira al Este formada por esta calle y el Bv Marítimo donde hoy existe el Hotel 17 de Noviembre de SMATA”)Gracias a todos por el entusiasmo¡¡¡
La foto,por la proyección de la sombra ( se descuenta que fué tomada a la mañana) nos está mostrando la calle Viamonte ( y su desembocadura en el boulevard) tomada desde la esquina de la mencionada Viamonte y Moreno. Y me animo a asegurarlo,ya que leyendo la transcripción del Lic. Somma de la descripción del Arq. Cova,concluyo que la casa de Oliveira Cezar de Wilde estaba en la esquina de Boulevard y Viamonte ( “62,40 mts de frente a la calle Viamonte medidos a partir de la esquina que mira al Este formada por esta calle y el Bv Marítimo donde hoy existe el Hotel 17 de Noviembre de SMATA”)Gracias a todos por el entusiasmo¡¡¡
En el link siguiente podemos ver la foto aérea del lugar, mencionado en el comentario número 13, por la Sra. Virginia. http://www.lacapitalmdp.com/contenidos/fotosfamilia/fotos/2210
Sra. Virginia, gracias por la información, si bien tenia las residencias ubicadas tenia girado el punto de vista de la imagen, y como siempre es tu costumbre “pocas palabras bastan” para informarnos de lo que cuenta la foto.
Atte.: Enrique Mario Palacio
Gracias Virginiae, ahora me parece que estoy mas ubicado.La foto está sacada desde Bolivar ( transversal) y Viamonte ( la que desemboca en el mar). El chalet Cantilo a la derecha está en la “primer” cuadra y el chalet Oliveira Cezar en la cuadra siguiente.
En la esquina de Viamonte y Bolívar se levantaba el chalet de Bernabé Ferrer. Muy francés en su exterior, fue proyectado en 1908 por el arquitecto Emilio Hurtré, autor también de la iglesia de Stella Maris. A la izquierda el chalet de Cantilo y a la derecha el garage del de Ernesto Castelhun. El chalet de Bernabé Ferrer fue destruido por un incendio.(Fuente: Arq. R.O. Cova, para Toledo con todos)
En la foto 2097, enviada por el Sr. Mario Enrique Palacio, y publicada el 1-9-2010,podemos ver en una postal coloreada, la Explanada Sur y el chalet de Cantilo. http://www.lacapitalmdp.com/contenidos/fotosfamilia/fotos/2097
Mi respeto a los caballeros!
Sr. Gonzalez, en honor al entusiasmo, reitero mi comentario.
La foto fue tomada desde la esquina de Bolivar y Viamonte.
Comprendo como Ud. cual es la ubicación de la residencia de la familia Wilde. Para completar el rompecabezas de este emplazamiento, sugiero la foto 4145 (inauguración de la Explanada Sur)donde se puede apreciar la residencia Mar y Mar, sobre la calle Moreno y todo el lote libre desde éste hasta la Explanada.
Saludos, Virginiae
Otro saludo a los caballeros y a la dama que envía la foto.
Virginiae
Una excelente foto que da que hablar. Aunque hay comentarios muy extensos que no vienen al caso. Según el libro de Peracca de 1917, adjudica la casa a dos personajes distintos: al Dr. Bernabé Ferrer y por otro lado al Dr A. Martínez Rufino y su ubicación es la esquina de Viamonte y Bolívar. Atte.: Ladislao
Obviamente hablo del chalet de la esquina derecha en primer plano.
Bueno…estuve muy cerca….en el segundo comentario de este blog digo`…”Quiza sea el cruce de Bolivar con Mendoza”.Exelente desarrollo de comentarios del Lic. Somma.Un gran saludo a todos.
No sabría decir si estoy más sorprendida que emocionada o viceversa por la gran cantidad de comentarios de esta foto…en realidad por la cantidad de personas que puso su conocimiento y su entusiasmo en resolver la duda. Muchas gracias a todos!!!
Digamos entonces que si el fotógrafo se paró en Viamonte y Bolívar, no sólo hemos perdido estas mansiones sino una cuadra de parques. Si hoy nos paramos en el mismo lugar y miramos hacia el mar no vamos a ver una cuadra edificada, sino dos, ya que desde Moreno hacia la costa hay edificios. Observando la foto aérea citada por el Lic. Somma veremos cuáles fueron los terrenos que el negocio inmobiliario le comió al paisaje. Excelente la sucesión de comentarios y la cantidad de material para cotejar el mismo sitio desde distintos ángulos.
Sr. Ladislao, en mis libros tambien tengo a ese chalet como del Sr. Jorge Saavedra, y estoy de acuerdo con Ud. en relación a los comentarios que no guardan relación con la foto en si. perdiendo el hilo de los comentarios y debates que nos hacen llegar a datos concretos de la foto que vemos.
Sr. Miguel, el copy & paste creo que no es el alma de este blog, el Sr. Google nos ayuda en eso.
Atte.: Enrique Mario Palacio.
En el comentario número 25 el Sr. Ladislao, menciona dos propietarios, Bernabé Ferrer y Dr. A. Martinez Rufino, creo que debe haber , quizás,un error en el libro de Peracca,del cual tengo un ejemplar; veo en el mismo que aparece una foto con varios chalets, cuyo epígrafe dice: “Villa Adela de la Sra. P. de Udaondo y chalets de los señores Dr. A. Martinez Rufino y Lázaro Costa” , 16 páginas mas adelante (el libro de Peracca no está númerado) aparece una foto (vertical) con el epígrafe : “Chalet del Dr. Bernabé Ferrer”, y 11 páginas mas adelante, la foto del mismo chalet (horizontal) cuyo epígrafe dice: ” Villa Eustaquia del Dr. A. Martinez Rufino.”
Sr. Palacio,con respecto a su último comentario, sea mas frontal, y diga mi nombre y apellido,si no le gusta que agregue comentarios de historia etc. no lo haga indirectamente, Ud. lo ha hecho en varias oportunidades y nadie lo criticó, además, el que debe aceptarlos o no, es Fotos de Familia, hasta ahora hubo libertad de expresarse, y pienso además, que nadie está obligado a leerlos, nadie va a perder el hilo como Ud. dice.
Muy bueno los comentarios que desperto esta foto, logrando dilucidar el lugar donde estaba ubicada esta recidencia, ademas con una historia muy interesante como acostumbra con su labor a deleitarnos el Lic. Somma, leer como se relacionaban apellidos de la epoca, saber el desempeño del Dr. Eduardo Wilde esposo de Guillermina, que figura como dueña de la residencia, hombre de gran importacia entre ellas el desarrollo de la medicina e higiene y amigo entre comillas del Gral Roca, cuya biografia muestra oscuros momentos en su vida, el mas grave fue en la campaña del desierto donde mato poblaciones completas de indios Ranqueles, ademas tomaba prisioneros los cuales fueron adoptados por familias pudientes de la capital, cuando el Sr. Adolfo Alsina persona realmente patriota, que tambien participo en la campaña se oponia a la masacre y pedia que se les dieran estudio para adaptarlos a las costumbres de la civilizacion. La bisabuela de mis hijos era RANQUEL fue una cautiva mas, fue criada de Montes de Oca el cual le dio su apellido, se caso con un español formado una familia en la cual nacieron varios hijos uno de ellos mi querido suegro Carlos Telleria que llego a ser Comisario Inspector en la Pampa. Atte. Los saluda Jose Alberto Lago.
José Alberto, Me quedé prendado de la historia que has contado. Gracias al Lic. Somma y su forma de informarnos, salieron a la luz temas que, si bien no son directamente atinentes a la foto, nos ilustran sobremanera de las relaciones entre las personas que habitaron esas casas con la historia de Mar del Plata y la Nación toda, incluyendo aspectos familiares como destacás en tu nota. Eso nos demuestra una vez más que el vínculo que sostiene este blog va mucho más allá de estrictamente localista y nos acerca a la historia de la patria. Gracias a TODOS por la enjundia conque defienden el blog y sus contenidos. Todo está bien. Lo demás son diferencias en los puntos de vista.
Cordialmente
Eduardo
Lic.Somma: gracias por compartir sus conocimientos con todos nosotros, conocemos asi la otra parte de la historia y las relaciones humanas.Saludos y Muy buen Año para todos los que compartimos este blog.Nilda
Un comentario de Rodolfo P. Peraca. que por el año 1917 hizo imprimir un libro con los progresos de Mar del Plata, mostrando los edificios mas immportantes, comenta que hace 20 años Don Eduardo Wilde, el erudito escritor decia que Mar del Plata tenia mucho porvenir y lo que escribiera en 1896 hoy es una realidad alagadora.
Apelo a sus grandes conocimientos, alguien posee algun dato de la residencia de Eduardo Wilde en Buenos Aires? Hay un dato que ubica la recidencia como proyectada por Francesco Tamburini, el mismo que hizo las residencias de Juarez Celman y bernardo de Yrigoyen.
desde ya muchas gracias, todos sus comentarios son un aporte invalorable para el patrimonio argentino.