“Foto de los trabajos de ornamentación y embanderado de la “Marquesina de la Rambla Bristol” el día de su “Inauguración el 19 de Enero de 1913″, escaleras y personal por doquier”. Enviada por Enrique Mario Palacio.
Efectivamente, la marquesina ofició de palco el día de la inauguración. El 27 de mayo pasado publicamos un artículo en LA CAPITAL para ilustrar una excelente foto enviada por el Sr. Lago. En esa oportunidad editamos parte de la crónica publicada por este diario en 1913, tras la inauguración de la Rambla. En dicho documento queda especificado que el gobernador provincial salió del Ocean Club (que funcionaba en la Rambla) y se dirigió a la marquesina, sitio de reunión de las autoridades. Transcribimos aquel artículo ya que contiene importantes detalles acerca de aquel día histórico:
Es una creencia extendida que el domingo 19 de febrero de 1913 -día de la inauguración de la Rambla Bristol, también conocida como “francesa”- todo fue esplendor en Mar del Plata. Sin embargo, la crónica publicada en aquel entonces por LA CAPITAL expresa sin medias tintas que hubo luces y sombras y que “la parte oficial de la inauguración no tuvo el brillo que se esperaba, debido en gran parte, sin duda alguna, a la cruel impresión que predominaba en los ánimos con motivo del doloroso accidente que produjo la muerte del aviador teniente (Manuel Félix) Origone”.
Ocurre que aquel día el Aero Club Argentino había organizado un raid entre Mar del Plata y Buenos Aires como parte de los festejos de la inauguración.
“Fue una temeridad de los aviadores -indica la crónica- el lanzarse al espacio con una madrugada tan ventosa y tempestuosa. De Buenos Aires salieron cuatro aviadores: Fels, Castaibert, Origone y Lübe acompañado del ingeniero Mascias”.
“Fels erró el rumbo y fué a dar a General Belgrano; Castaibert realizó un notable vuelo, pero la tormenta y la lluvia no lo dejó salir de Dolores; Lübe, a media hora de la metrópoli emprendió el regreso por la descompostura del motor. Origone, más infortunado que sus camaradas, pagó con su vida el fatal tributo a la conquista del aire. Su aparato, quebrado por el viento, le abatió contra el suelo a tres leguas de Brandsen, matándole casi en el acto. !Es la primera víctima argentina en ese noble empeño de la nueva ciencia que pretende escalar el cielo en un rasgo de audacia infinita”.
Mal tiempo y “algunos aplausos”
La crónica de la inauguración nos recuerda que en Mar del Plata “el tiempo estuvo lejos de mostrarse favorable. Hasta una hora antes de la señalada para la ceremonia oficial, amenazaba por instantes descargarse en agua”.
Eso no ocurrió y “a las cuatro y treinta en punto” el gobernador de la Serna salió del Ocean Club junto a su comitiva y se ubicó debajo de la marquesina, oportunidad en que fue saludado “con algunos aplausos”. Tras la bendición de las obras por parte del obispo de La Plata, monseñor Terrero, llegó el momento de los discursos de Ezequiel Paz, presidente de la comisión que tuvo a cargo las obras y del doctor Sojo, en representación del P.E de la provincia. No obstante, la distancia entre los oradores y el público impidió oirlos, “por cuyo motivo los aplausos fueron escasos”.
Luego la crónica añade con algo más de entusiasmo que, terminados los discursos, “la concurrencia, que era numerosísima, inició el paseo por la nueva construcción. Puede decirse que hasta las 12 de la noche desfilaron por la rambla varios miles de personas”.
“Al empezar la noche, la rambla fue profusamente iluminada, presentando un aspecto a la vez grandioso y maravillante”
“A las diez, el poderoso reflector instalado en el muelle Luro empezó empezó a recorrer con el pantallazo de su luz toda la rambla de uno a otro extremo. El efecto que producía era en verdad mágico”.
Esa magia, ese aspecto “grandioso y maravillante” acompañó a la Rambla Bristol durante buena parte de su efímera vida, pero finalmente prevalecieron los oscuros presagios de su día inaugural. Menos de tres décadas después, socavados sus cimientos por los embates del mar, aquel ícono de la belle epoque sucumbía bajo la piqueta mientras en su flanco este crecía implacable el proyecto de Bustillo.
La foto (5250) corresponde como esta a ese día de inauguración, vemos los mismos arreglos de banderas.
http://www.lacapitalmdp.com/contenidos/fotosfamilia/fotos/5250
Atte.: Enrique Mario Palacio.
Sr. Enrique. Muy lindo recuerdo con una toma, pienso yo, en ese momento palco de las autoridades, lo saluda Atte. Jose Alberto Lago.
Efectivamente, la marquesina ofició de palco el día de la inauguración. El 27 de mayo pasado publicamos un artículo en LA CAPITAL para ilustrar una excelente foto enviada por el Sr. Lago. En esa oportunidad editamos parte de la crónica publicada por este diario en 1913, tras la inauguración de la Rambla. En dicho documento queda especificado que el gobernador provincial salió del Ocean Club (que funcionaba en la Rambla) y se dirigió a la marquesina, sitio de reunión de las autoridades. Transcribimos aquel artículo ya que contiene importantes detalles acerca de aquel día histórico:
Es una creencia extendida que el domingo 19 de febrero de 1913 -día de la inauguración de la Rambla Bristol, también conocida como “francesa”- todo fue esplendor en Mar del Plata. Sin embargo, la crónica publicada en aquel entonces por LA CAPITAL expresa sin medias tintas que hubo luces y sombras y que “la parte oficial de la inauguración no tuvo el brillo que se esperaba, debido en gran parte, sin duda alguna, a la cruel impresión que predominaba en los ánimos con motivo del doloroso accidente que produjo la muerte del aviador teniente (Manuel Félix) Origone”.
Ocurre que aquel día el Aero Club Argentino había organizado un raid entre Mar del Plata y Buenos Aires como parte de los festejos de la inauguración.
“Fue una temeridad de los aviadores -indica la crónica- el lanzarse al espacio con una madrugada tan ventosa y tempestuosa. De Buenos Aires salieron cuatro aviadores: Fels, Castaibert, Origone y Lübe acompañado del ingeniero Mascias”.
“Fels erró el rumbo y fué a dar a General Belgrano; Castaibert realizó un notable vuelo, pero la tormenta y la lluvia no lo dejó salir de Dolores; Lübe, a media hora de la metrópoli emprendió el regreso por la descompostura del motor. Origone, más infortunado que sus camaradas, pagó con su vida el fatal tributo a la conquista del aire. Su aparato, quebrado por el viento, le abatió contra el suelo a tres leguas de Brandsen, matándole casi en el acto. !Es la primera víctima argentina en ese noble empeño de la nueva ciencia que pretende escalar el cielo en un rasgo de audacia infinita”.
Mal tiempo y “algunos aplausos”
La crónica de la inauguración nos recuerda que en Mar del Plata “el tiempo estuvo lejos de mostrarse favorable. Hasta una hora antes de la señalada para la ceremonia oficial, amenazaba por instantes descargarse en agua”.
Eso no ocurrió y “a las cuatro y treinta en punto” el gobernador de la Serna salió del Ocean Club junto a su comitiva y se ubicó debajo de la marquesina, oportunidad en que fue saludado “con algunos aplausos”. Tras la bendición de las obras por parte del obispo de La Plata, monseñor Terrero, llegó el momento de los discursos de Ezequiel Paz, presidente de la comisión que tuvo a cargo las obras y del doctor Sojo, en representación del P.E de la provincia. No obstante, la distancia entre los oradores y el público impidió oirlos, “por cuyo motivo los aplausos fueron escasos”.
Luego la crónica añade con algo más de entusiasmo que, terminados los discursos, “la concurrencia, que era numerosísima, inició el paseo por la nueva construcción. Puede decirse que hasta las 12 de la noche desfilaron por la rambla varios miles de personas”.
“Al empezar la noche, la rambla fue profusamente iluminada, presentando un aspecto a la vez grandioso y maravillante”
“A las diez, el poderoso reflector instalado en el muelle Luro empezó empezó a recorrer con el pantallazo de su luz toda la rambla de uno a otro extremo. El efecto que producía era en verdad mágico”.
Esa magia, ese aspecto “grandioso y maravillante” acompañó a la Rambla Bristol durante buena parte de su efímera vida, pero finalmente prevalecieron los oscuros presagios de su día inaugural. Menos de tres décadas después, socavados sus cimientos por los embates del mar, aquel ícono de la belle epoque sucumbía bajo la piqueta mientras en su flanco este crecía implacable el proyecto de Bustillo.
En el ultimo comentario debe decir “…domingo 19 de enero de 1913-día de la inauguración de la Rambla Bristol…”
Atte.: Enrique Mario Palacio