El almacén “El Retiro” de Manuel Cabezas se hallaba en Independencia y Matheu, donde hoy funciona la ferretería Cerone. En la zona abundaban los studs por la proximidad del hipòdromo. Y Carlos Gardel, que en la década del 20 traía sus caballos, cantó en este lugar para los vecinos. Por tal motivo los muros del comercio fueron declarados patrimonio histórico por el Concejo Deliberante en 1944. Foto enviada por Anibal Blanco.
Sr. Anibal B. Gracias a fotos de familia uno se entera de hechos que hubiesen pasado al olvido, voy a agregar una perlita asi no pasa al olvido, Gardel tuvo un gran amigo que era el que le compró y cuidaba su caballo Lunático ganador de algunas carreras, El Sr. Francisco Maschio, que estaba ligado ha Irineo Leguizamo. En el tema Leguizamo solo, Gardel le agrega un comentario al final del disco, le dice a don Fransisco que hay que pasar a Lunático a cuarteles de invierno y la barra que son los guitarristas agradecidos. Este tema me lo regalo Jose Maria Mascchio hijo de Francisco gran amigo y compañero lo guardo con gran cariño. Sin otro particular lo saludo muy atte Jose A. Lago.
FOTOS DE FAMILIA dice:
Para ampliar información sobre esta fotografía, transcribimos un artículo del Sr. Rodolfo De Paolo que fue publicado en la revista Toledo con todos en el año 1996:
El tiempo pasa inexorablemente, cambiando formas y colores, transformando a las personas y las cosas. A veces pasa cruelmente, sepultando momentos que merecerían eternizarse. ¡Por aquel entonces, el barrio San José era tan distinto! Con las noches rumorosas, pobladas por el incesante croar de los sapos laguneros, con perfume de barrio suburbano en una ciudad especial como Mar del Plata. Tiempo de quintas y carretas, de studes y caballos, de “ajenjo” y “pernot” en los boliches de Cabeza o Marcón.
“La avenida tenía un cantero al medio” -recuerda Fortunato Longhi. El tranvía funcionó durante un tiempo, transportando gente hacia el hipódromo. Lo demás eran quintas, lagunas, corrales, studes”.
Por esos años -década del ‘20- el hipódromo marplatense se hallaba en donde hoy se erige el megacomplejo deportivo, conocido aún como Campo Municipal de los Deportes. Aquel circo hípico era por entonces uno de los más importantes del país y generaba a su alrededor una intensa actividad ligada al turf. Una de las aristas era la Diagonal Lisandro de la Torre, conocida en esos tiempos como la “diagonal de los studes”.
la pasión de los burros
Ese fue el imán que atrajo tantas veces a Gardel, por sobre sus visitas registradas como artista, hacia esta ciudad de Mar del Plata. Y especialmente a la barriada de San José. No obstante, la admiración ferviente del Zorzal se patentiza a través de una histórica fotografía que lo muestra del brazo de su madre, Berta Gardés, caminando por la vieja Rambla marplatense, cuando su aspecto obeso -tenía 17 años- distaba de la “pinta” inigualada que tendría en la popularidad.
Gardel viajaba desde Buenos Aires en tren, en compañía de algún amigo, transportando los caballos que competirían en el hipódromo local. Caballos de su representación y, más tarde, de su propiedad, como La Paisanita y el legendario Lunático.
Obviamente, el paisaje poblado de studs brindó albergue a los equinos. Por ejemplo, el de la familia Capister -un apellido ligado a la esencia turística- quienes poseían un gran stud en la avenida Independencia entre Almafuerte y Laprida. También el de la familia Cabuciero, ubicado en Salta casi Quintana -hogar que procreó un hijo que se desempeñó como Comisionado Municipal- y la caballeriza de los Bruzzone, en Matheu entre Salta y Jujuy.
La inveterada simpatía de Carlos Gardel también cautivó la amistad de Manuel Cabeza y los amigos que frecuentaban el bar El Retiro, ubicado en la histórica esquina de Matheu e Independencia. Allí es donde aún se encuentran parte de los muros de aquel mítico local, declarados en 1994 Muros históricos y Patrimonio cultural de la ciudad, una iniciativa gestada por el Ateneo Gardelinao y plasmada en el Honorable Concejo Deliberante merced a la generosa actitud de Oscar Cerone, actual propietario del predio.
Haciendo ochava con El Retiro se hallaba el bar de Marcón, edificio conservado y reciclado en donde funciona
la firma Urbania. El local convocaba a los inmigrantes hispánicos e itálicos, mientras el boliche de Cabeza congregaba a una grey particular, ya que algunos de los contertulios tenían inclinaciones literarias -como el caso de Tomás Ciudad, Abraham Domínguez y el padre del famoso púgil Antonio Cuevas, de quien además se decía que era un imbatible jugador de truco. Gente de barrio, como los Llamazares, Dalmasso, Manetti rama materna de Astor Piazzola- Bruzzone, Maffione, Simón…
barrio plateado por la luna
No fue casual que allí recalara Carlos Gardel,
quien conoce el local y su gente durante la preliminar presentación artística en setiembre de 1922, junto a José Razzano, en el teatro Odeón.
“Nosotros conocíamos el nombre de Gardel -nos comenta Celina Pérez de Di Palma- pero como algo lejano. Por eso es que durante aquel día escuché que mis padres comentaban “esta noche canta en lo de Cabezas”. Al atardecer, mi madre comenzó con sus arreglos personales, me acostaron, y sentí que los dos salían de casa. Mi curiosidad de niña de 8 años hizo que me vistiera con rapidez y enfilara hacia Independencia, caminando por Matheu. Vi mucha gente en la esquina, mucha gente que entraba al local. Yo me acerqué, escuché que alguien cantaba, filtré mi cuerpo por entre la gente que estaba en la puerta y alcancé a ver las mesas dispuestas como escenario, con un paño verde sobre ellas. Un señor morocho, tocando la guitarra, y otro con el cabello negro tan brilloso que reflejaba la luz de las lámparas, dentadura blanca y perfecta, zapatos combinados negros y blancos, ropa impecable… Recuerdo que la gente, alrededor, estaba como fascinada mientras él cantaba…”.
Carlos Gardel en el barrio San José. Don Fortunato Longhi nos relataba:
“Era un atardecer, iba caminando por lo que hoy es la calle España y de pronto escucho a mis espaldas “Fortunato, pará”. Era mi vecino, Prezioso. “¿Qué sucede?”, pregunto. El estaba algo agitado y ya cerca me contesta: “¡Vení, vamos a lo de Carbuciero que está cantando Gardel!”. ¡Como para perderlo! Casi corriendo, hicimos las tres cuadras que nos separaban del lugar. Al llegar escuchamos su inconfundible voz y lo vemos sentado en una rueda, bajo los árboles, junto a un guitarrista bastante morocho, sin dudas el negro Ricardo. Seis o siete personas más escuchaban con suma atención, mientras hacia el fondo, don Rafael Carbuciero emprolijaba las brasas y las tiras de cane que se asaban lentamente sobre una tentadora parrilla. Nos quedamos a cierta distancia, observando y escuchando atentamente. Cuando terminó de cantar, entre los aplausos de la gente giró algo la cabeza y dijo “¡Pibes!”. Se dirigía a nosotros.”¿Qué hacen allá, tan lejos? Súmense a la rueda, que este es un fogón de amigos”. Las piernas me temblaban. Me senté a su lado. Ese atardecer se transformó en un recuerdo imborrable. Lo tuve a centímetros, escuché hasta sus inspiraciones nasales al cantar y gocé con ese imán que atrapaba con cada palabra, con cada mirada y con esa sonrisa irrepetible…”
el paseo inolvidable
“Había recibido un reto y me encontraba llorando en la vereda del almacén de mi padre -relata Cholo Cabeza, hijo menor de don Manuel Cabeza, propietario del almacén y despacho de bebidas El Retiro-. Mientras volcaba mi desconsuelo sentí a mis espaldas el clásico resonar de los vasos de los caballos. Cuando giré me topé con Gardel, que caminaba vareando a dos pura sangre. “¿Qué te pasa, nene?” me preguntó. No pude articular palabras porque el llanto me ahogaba. Entonces me tomó de la cintura, me elevó y me depositó sobre el lomo de uno de los caballos. En ese momento mi padre se asomó por la puerta del negocio, y Gardel le dice: “¡Manu, me llevo al pibe para dar una vueltita!”. Mi padre asintió y agregó: “¡Como no, don Carlos. Llévelo, a lo mejor se calma, el sabandija!”. Enfilamos por Matheu hacia Dorrego y la primera frase que escuché de Gardel fue “Nene, ¿no te das cuenta que los hombres se ponen feos haciendo pucheros?”, y tras cartón enhebró una serie de chistes que me hicieron olvidar del reto de mi viejo, a los pocos metros de iniciarse el paseo. Llegamos a Dorrego, dimos la vuelta y cuando regresamos, al llegar a la esquina del almacén, mi padre me contemplaba de brazos cruzados. Gardel me bajó del caballo y yo, contento, reía. Guiñó un ojo ensayando una pícara sonrisa, dijo “¿Vio, Manuel, qué calidad tengo para hacerle pasar la tristeza a los pibes?”.
“Mi padre me recibía con una sonrisa y yo quedé fascinado con ese hombre gentil y cálido…”
Testimonios de quienes conocieron a Gardel. Las canciones del Zorzal, la amistad que lograba con su bonhomía. Un magnetismo que sigue impregnando esa esquina marplatense que logró vencer los años y aún atesora los ecos de Carlos Gardel en el barrio San José.
Artículo publicado en la Revista CLUB DE TANGO Nro. 20 julio-agosto 1996
Que enriquecido està este albùm! increible los testimonios y recuerdos fotogràficos que han sabido pintar la historia de una ciudad que se agiganta en su propia historia y nos hace a todos un poco mas sabios y un poco mas sensibles al pasado.
Gracias Gustavo tu trabajo y el de todos los que te acompañan han superado creo las expectativas, y nos hace a todos felices por haber podido participar en este evento tan especial.
atte. Griselda
Fotos de Familia dice: Muchas gracias por tus palabras y por tu colaboración constante, al igual que a todos los que permiten que este blog crezca diariamente.
Otro recuerdo llega a mi mente. Cuando Gardel iba al Stud de Francisco Maschio, todos estaban atentos para escucharlo, porque sabian que cuando el visitaba a su caballo, mientras estaba acariciandolo se lo escuchaba cantar. esto lo rescato de conversaciones que mantuve con Jose Maria hijo de Don Francisco.
La Ferreteria Cerone no esta en Roca e Independencia?
Fotos de Familia: Efectivamente, pero hay dos.
Que hermosos recuerdos!Gracias por compartirlos y a Ud. Sr. Gustavo por todo lo que està haciendo para recordar la historia de està hermosa ciudad. Nilda
quiero saludar a griselda hernandez,creo que trabajamos en la casa boo,junto a kaspin y canales.
con respecto a que teniendo gardel 17 años hay una foto con la madre,y eso no puede ser,primero que a esa edad,no tenia dinero ni para viajar en tranvia,y segundo que ha llamado la atencion de los coleccionistas que gardelno tiene ninguna foto junto a la madre y menos en mar del plata,lo que me gustaria aclaracion ya que soy fanatico de gardel y creo conocer sino todas,las fotos del idolo
LA FERRETERIA ESTA INDEPENDENCIA Y ROCA,AUN VIGENTE.
Con todo respeto, Sra. Nidia, le recuerdo que hay dos(2) ferreterías con el mismo nombre, y la que está referida en este artículo, es la de la esquina Matheu (haciendo cruz con el negocio de bachas y muebles de cocina.
Gracias por su atención.
Por otro lado, me encantaron los relatos de estos recuerdos.
Eduardo
señor eduardo russo,no quiero contradecirlo pero sino me equivoco la casa de bachas que usted comenta es el lugar que refiere la foto , si observa la fachada actual vera que se trata de la misma,recuerdo haber ido a comprar donde estan las bachas, en ese momento, ferreteria cerone ,estoy casi seguro que el lugar tenia piso de madera , me emociona saber que en ese lugar que estuve varias veces, haya cantado Carlos Gardel , no conocia este dato ….un saludo Carlos
MARIO CHURRUARIN, DESPUES DE TANTO TIEMPO REVISANDO EL ALBUM ME ENCUENTRO CON TU SALUDO…SI ES CIERTO TRABAJAMOS CON KASPIN Y CANALES, LOS DOS HOY DESAPARECIDOS, GRANDES AMIGOS ! EL RECUERDO DE LA CASA BOO SIEMPRE PRESENTE, TE INVITO A LA FOTO 3901 AHI VAS A VER CARAS CONOCIDAS ! UN ABRAZO FELIZ AÑO NUEVO !
ATTE GRISELDA
Griselda.
Cuál era el nombre de Kaspin?