“Hola. Encontramos esta foto con mi mamá Celia que, según ella, data de 1956 aproximadamente. Se trata de un coche de la empresa Camet con uno de sus choferes y un inspector. Está tomada en la Plaza San Martín sobre calle Mitre, que era el punto de partida de su recorrido hacia el norte de la ciudad”. María Victoria Suárez.
Todos los argentinos amamos a Mar del Plata. En mi caso, vaya donde vaya de vacaciones, casi todos los años hago una visita a esa hermosa ciudad, tan ligada a todos nuestros afectos e historias personales. Esta “introducción” me lleva a hacer una observación: el transporte público en esa ciudad me pareció siempre deficiente, en relación a la importancia y al rango de Mardel. Por ejemplo, las fotos de los colectivos que aparecen muchas veces en Fotos de Familia son demostrativas de una gran precariedad de ese modo de transporte. Se muestran unidades de los años 50, 60 y 70 realmente inapropiadas para un buen servicio, los clásicos “colectivos”, montados sobre chasis de camiones, pequeños y de una sola puerta. Esto pudo haber sido aceptable en pueblos pequeños que no ameritan una red de grandes unidades, etc. Pero no en las grandes ciudades. Tengo claro que esto también sucedió en la Capital Federal, donde incluso se alaba al “colectivo” como un gran invento argentino, casi tan emblemático como el dulce de leche, sin tener en cuenta que fue fruto de una improvisación derivada de la “malaria” de las crisis de los años 20 y 30, que dejaron a los taxis casi sin usuarios.
Contradictoriamente Mar del Plata tuvo una aceptable red de tranvías y trolebuses, que, en general, completaban los estándares universales que se tenían en el mundo sobre el transporte público. Pero se los eliminó aduciendo su obsolesencia, deterioro, etc. Esto era parcialmente cierto. Pero la solución era la renovación de vehículos, rieles y redes de catenarias y no la supresión.
Al contrario se imponía la ampliación de las redes al compás del crecimiento de arribo de turistas y de la población estable, transformándolas en el modo troncal del transporte marplatense, dejando, en todo caso algunas línes de microomnibus (mejorados claro está) como tributarias en los barrios, etc.
Actualmente los vehículos han mejorado, se aproximan a lo que se llama un autobús. Eso es cierto. Pero el sistema en general es deficiente, bajas frecuencias, coches deteriorados, problemas en conseguir tarjetas, etc. Y seguimos fuera de los sistemas modernos en el mundo, basados en la electrificación de las redes de transporte, con tranvías, trolebuses, trenes livianos, tram-trenes, etc.
Es decir, coloquemos a Mar del Plata a nivel de las principales ciudades del mundo, también en el tema del transporte de las personas. Ello implica, además, revertir el retroceso enorme que significa el escandaloso deterioro de los servicios ferroviarios que siempre destacaron a esa querida ciudad.