Mi abuelo Alfio fue un tipo singular…pero si algo le debemos es que mientras vivió siempre había un motivo para la reunión; domingo o no él estaba dispuesto; aunque a veces a pesar de la abuela -“Mamita” para él- que como en todo patriarcado asentía con rigurosa sonrisa -a veces dibujada- a poner la mesa para los que fuéramos.
El respeto en la mesa era un principio bien entendido, muchas veces mis primos, mi hermano y yo terminábamos en penitencia; nos causaba mucha gracia el que ellos dieran gracias por los alimentos antes de comer, nosotros no lo entendíamos así y transpirábamos sabiendo lo que nos esperaba, la consigna era mirar para abajo y cerrar los ojos, pero así y todo la risa hasta las lágrimas era incontible.
Con él y su generación de hermanos desapareció mucho de nuestra cultura familiar…
Mi abuelo Alfio fue un tipo singular…pero si algo le debemos es que mientras vivió siempre había un motivo para la reunión; domingo o no él estaba dispuesto; aunque a veces a pesar de la abuela -“Mamita” para él- que como en todo patriarcado asentía con rigurosa sonrisa -a veces dibujada- a poner la mesa para los que fuéramos.
El respeto en la mesa era un principio bien entendido, muchas veces mis primos, mi hermano y yo terminábamos en penitencia; nos causaba mucha gracia el que ellos dieran gracias por los alimentos antes de comer, nosotros no lo entendíamos así y transpirábamos sabiendo lo que nos esperaba, la consigna era mirar para abajo y cerrar los ojos, pero así y todo la risa hasta las lágrimas era incontible.
Con él y su generación de hermanos desapareció mucho de nuestra cultura familiar…