Fotos de Familia

Excepcional registro gráfico de la Revista Caras y Caretas enviado por Ignacio Iriarte. Nos muestra la calle Alberti, vista de este a oeste, con un inconfundible punto de referencia: la Estación Sud del Ferrocarril. Esta fotografía ilustró un artículo dedicado a una casa de veraneo construida con reliquias de la Buenos Aires colonial. Un banco de azulejos que perteneció al histórico colegio San Carlos formaba parte de su patrimonio. Rejas, puertas y hasta un farol del Convento de las Catalinas engrosaban ese tesoro.

Nos enteramos de esta rareza gracias a un artículo de Manuel María Oliver, periodista de Caras y Caretas que la visitó en 1919. Oliver sólo indicó en su texto que se hallaba “a un paso de la Estación Nueva”. Por fortuna, una foto panorámica que ilustra su texto nos permite ubicarla en Alberti y Alsina, sobre la acera de los números pares.

El artículo lamenta la pérdida de la arquitectura colonial porteña y paralelamente, ensalza a “un propietario que sin ser historiador ha querido honrar la tradición, levantando a orillas del Atlántico una mansión del puro estilo de Buenos Aires antiguo, desafiando a la lujosa vanidad abroquelada en chalets de riquezas bizantina”. El propietario en cuestión era Tristán Achaval Rodríguez, hijo del famoso jurista y diplomático homenajeado hoy en una avenida metropolitana.

Oliver nos deleita luego con una amena descripción: “…el patio blanco, con su veredón de baldosa, la reja volada por donde trepan los claveles y las flores del aire, la ventanita con sus barrotes de hierro coronada por una cruz diminuta”.

“Allí está la puerta de algarrobo, maciza, tallada artísticamente, y el clásico aldabón.

Bajo el corredor de arcadas, limitado por el comedor y el dormitorio, hay un “poyo” de azulejos…”. en referencia a un banco de material adosado a la pared que, según dice Oliver, “fue del Colegio San Carlos” –hoy Colegio Nacional- inaugurado en 1773.

“¿Ve usted este farol?. Es del Convento de las Catalinas. En efecto, todos los materiales de la casa, puertas, ventanas, rejas, herrajes, proceden del histórico convento”, inaugurado en Retiro en 1745 y remodelado en 1910. “De los escombros recogió el constructor los deshechos que resistieron al tiempo y que hoy reviven en la más joven de la ciudades argentinas, la más bella y seductora”, añade el periodista.

Huelga aclarar que la casa ya no existe.

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