“Consultado el duplicado de mensura N 4 del partido de Mar Chiquita, realizado en 1861, encuentro que “La Armonía” tuvo su origen en 1830, cuando Diego Martinez vende a Francisco Rojo los derechos de enfiteusis que poseía sobre un terreno de seis leguas de largo por dos de ancho, lindando al norte con Ezeyza y al sur con Capdevila. En 1838 el gobernador Juan Manuel de Rosas, en nombre del Estado, vende a Francisco Rojo el terreno que ya estaba ocupando en enfiteusis. Años después, fallecido este, su albacea vende el campo reducido a 5 leguas y cuarto, a la firma Plowers Atkinson y Cia, en 1842. Ocho años después, éstos vuelven a enajenar la “Estancia la Harmonia” (así, con h), situada junto al arroyo de los Cueros, a favor de José Gregorio de Lezama, que hace esta adquisición en 1850, logrando reunir en su poder, un área de 50 leguas cuadradas entre este campo y las estancias, “Laguna de los Padres” y “San Julián de Vivoratá”.
Formando parte de este inmenso terreno, esta posesión pasó a pertenecer en 1856 a José Coelho de Meyrelles y a partir de 1860, a Patricio Peralta Ramos. Poco tiempo después vuelve a vender gran parte de la propiedad, pero en forma fraccionada. Es entonces cuando “La Armonía” vuelve a desmembrarse y es adquirida por Manuel José Cobo. Este era un progresista estanciero y cabañero bonaerense, dueño de grandes propiedades rurales ubicadas en el partido de Chascomús, en la costa marítima del pago del Tuyú y en ambas márgenes del río Quequén Grande, en la Lobería…En 1881 figura como juez de Paz de Mar Chiquita, con asiento en La Armonía, donde tenia su residencia oficial…
Uno de los elementos más notables de esta estancia fue la gran arboleda que la caracterizaba, mandada a plantar por Manuel J. Cobo. Esta gestionó también la instalación de una estación ferroviaria en el área de su propiedad, aprovechando que la vía la cortaba pasando cerca del casco. Ésta se concretó con el nombre de “Cobo” inaugurándose en 1889, tres años después que el tren llegara por primera vez a Mar del Plata”
Nombre completo: Santa María de la Armonía
Ubicación: Autovía 2 “Juan Manuel Fangio” Km. 382 y medio.
Reseña Histórica:(fuente Mar Chiquita Digital)
Don Pedro de Alcántara Capdevilla, dueño de una estancia en Quilmes, solicitó en el año 1819 al Director Supremo del Estado que se le concediera ,de acuerdo a las leyes vigentes, 30 leguas de campo desierto fuera de la línea de fronteras ,cien leguas al sur de Buenos Aires, con el fin de poblarla y ayudar al ejército en la defensa contra el indio. Dichas tierras limitaban por el noroeste con Pablo José de Ezeyza, al sudeste con el océano y por los otros rumbos con la pampa.
El 26 de Agosto del mismo año le fue concedido el baldío solicitado designándose a Don Francisco Mensura como agrimensor, quién no pudo llevar a cabo su misión por la invasión de los indios.
Los cambios políticos ocurridos entre 1820 y 1823 dejaron sin efecto la donación. En 1823 Capdevilla solicitó entonces una concesión por enfiteusis del mismo terreno, la cuál le fue otorgada el 11 de Abril de 1826 por el Presidente de la Nación, designándose agrimensor en es oportunidad a D. Ambrosio Crámer.
Cuando Capdevilla falleció, Don Manuel G.Pinto, su albacea testamentario, vendió en 1828 los derechos y acciones a Ladislao Martínez, quién los adquirió definitivamente por decreto del gobierno el 8 de Noviembre de 1830.
El 12 de Mayo de 1847 Ladislao Martínez vendió a José G. Lezama su estancia “Laguna de los Padres” quién a su vez la vende en 1856 al Sr. José Coelho de Meyrelles.
En 1860 D. Patricio Peralta Ramos compró a Mayrelles los establecimientos de “Laguna de los Padres”, “San Julián de Vivoratá” y “La Armonía” en el partido de Mar Chiquita.
En 1861 Peralta Ramos vendió “La Armonía” con casi 17.000 has. A Don Manuel José Cobo y su esposa Clara Ocampo,
Don Manuel Cobo plantó la gran arboleda existe y gestionó la instalación de la estación ferroviaria.
Su hijo Héctor Cobo casó con Josefina Unzué y perfeccionó la obra de su padre con la ayuda de D.Adolfo R.Zelaya (padre) D.Guillermo M.Zelaya (hijo) y D. Guillermo A.A. Zelaya (nieto) quienes administraron la estancia con gran dedicación.
Fue la personalidad de sus dueños y el encanto de la época, principios del siglo XX, lo que hizo de ese lugar una ideal residencia veraniega por donde pasaron personaje tan ilustres como Marcelo T. de Alvear, el Príncipe de Gales , el Infante Fernando de Baviera, los generales Bartolomé Mitre y Julio A. Roca, el presidente Roque S. Peña y señora, de quién se dice que en una de sus visitas redactó el proyecto de Ley Electoral.
Entre las figuras del ambiente cultural se destacan Victoria Ocampo y Hugo Wast.
Todo era elegancia y lujo, el dinero ganado con el campo se invertía en residencias fastuosas, viajes e intensa vida social.
Una visita a esta estancia nos lleva a su pasado esplendoroso. Su camino árbol ado nos permite apreciar las hermosas especies de su famoso monte, que en su momento supo ser un centro de actividad y producción. El Caserío está emplazado junto al arroyo Los Cueros, el que se puede cruzar por un pintoresco puente estilo oriental. El lago artificial que se formó con la construcción de una represa que autoabastecía de electricidad, refleja la magnífica arboleda con detalles decorativos realizados por un especialista francés.
A pocos metros se levanta la casa principal de estilo “normando” que data de 1904, una remodelación de la casa anterior, cuyo proyecto se atribuye al famoso arquitecto Alejandro Christohessen.
Al morir en 1925 el Sr. Cobo, su viuda llevó una vida mundana viajando y alternando en los círculos sociales del mundo occidental, acompañada por una secretaria que contrata en París le decían Madame Moisés, quién al fallecer doña Josefina Unzué en 1958 regresa a Francia.
Los herederos de la Sra. Unzué venden la totalidad de sus bienes incluído el campo.
En 1961 la Fundación Cultural Argentina creada por el padre Luis María Etcheverry, adquirió el casco más 370 hectáreas con los fondos de una donación realizada por la “servidora” Emilia Zubizarreta. A partir de entonces y hasta la muerte del sacerdote en 1971, la fundación desarrolló infinidad de actividades culturales, educativas y espirituales.
En 1987, se retomó el perfil cultural de la entidad, gracias a los esfuerzos de un grupo de mujeres consagradas a la iglesia denominadas “servidoras”.
Entre las propuestas que se realizan, se encuentran periódicas jornadas entre científicos, profesores y hombres del saber y la cultura del país y del exterior. Asimismo se realizan actividades musicales, conciertos, seminarios y anualmente un Campus de Música de Cámara y Música Coral, y el espectáculo de luz y sonido “Navidad junto al Lago” distinguido en 1993 con una mención “Estrella de Mar”.
Todas las actividades que se desarrollan en la estancia tienen por fin el sostenimiento de este bello lugar, pues la Fundación Cultural Argentina, no cuenta con ningún tipo de subvención externa.
Yuyú Guzmán. El país de las estancias
“Consultado el duplicado de mensura N 4 del partido de Mar Chiquita, realizado en 1861, encuentro que “La Armonía” tuvo su origen en 1830, cuando Diego Martinez vende a Francisco Rojo los derechos de enfiteusis que poseía sobre un terreno de seis leguas de largo por dos de ancho, lindando al norte con Ezeyza y al sur con Capdevila. En 1838 el gobernador Juan Manuel de Rosas, en nombre del Estado, vende a Francisco Rojo el terreno que ya estaba ocupando en enfiteusis. Años después, fallecido este, su albacea vende el campo reducido a 5 leguas y cuarto, a la firma Plowers Atkinson y Cia, en 1842. Ocho años después, éstos vuelven a enajenar la “Estancia la Harmonia” (así, con h), situada junto al arroyo de los Cueros, a favor de José Gregorio de Lezama, que hace esta adquisición en 1850, logrando reunir en su poder, un área de 50 leguas cuadradas entre este campo y las estancias, “Laguna de los Padres” y “San Julián de Vivoratá”.
Formando parte de este inmenso terreno, esta posesión pasó a pertenecer en 1856 a José Coelho de Meyrelles y a partir de 1860, a Patricio Peralta Ramos. Poco tiempo después vuelve a vender gran parte de la propiedad, pero en forma fraccionada. Es entonces cuando “La Armonía” vuelve a desmembrarse y es adquirida por Manuel José Cobo. Este era un progresista estanciero y cabañero bonaerense, dueño de grandes propiedades rurales ubicadas en el partido de Chascomús, en la costa marítima del pago del Tuyú y en ambas márgenes del río Quequén Grande, en la Lobería…En 1881 figura como juez de Paz de Mar Chiquita, con asiento en La Armonía, donde tenia su residencia oficial…
Uno de los elementos más notables de esta estancia fue la gran arboleda que la caracterizaba, mandada a plantar por Manuel J. Cobo. Esta gestionó también la instalación de una estación ferroviaria en el área de su propiedad, aprovechando que la vía la cortaba pasando cerca del casco. Ésta se concretó con el nombre de “Cobo” inaugurándose en 1889, tres años después que el tren llegara por primera vez a Mar del Plata”
En los dos blog de Pablo Junto: Fotos viejas de Mar del Plata y Estancia La Armonía, hay mucha, y muy buena, información sobre la estancia.
Nombre completo: Santa María de la Armonía
Ubicación: Autovía 2 “Juan Manuel Fangio” Km. 382 y medio.
Reseña Histórica:(fuente Mar Chiquita Digital)
Don Pedro de Alcántara Capdevilla, dueño de una estancia en Quilmes, solicitó en el año 1819 al Director Supremo del Estado que se le concediera ,de acuerdo a las leyes vigentes, 30 leguas de campo desierto fuera de la línea de fronteras ,cien leguas al sur de Buenos Aires, con el fin de poblarla y ayudar al ejército en la defensa contra el indio. Dichas tierras limitaban por el noroeste con Pablo José de Ezeyza, al sudeste con el océano y por los otros rumbos con la pampa.
El 26 de Agosto del mismo año le fue concedido el baldío solicitado designándose a Don Francisco Mensura como agrimensor, quién no pudo llevar a cabo su misión por la invasión de los indios.
Los cambios políticos ocurridos entre 1820 y 1823 dejaron sin efecto la donación. En 1823 Capdevilla solicitó entonces una concesión por enfiteusis del mismo terreno, la cuál le fue otorgada el 11 de Abril de 1826 por el Presidente de la Nación, designándose agrimensor en es oportunidad a D. Ambrosio Crámer.
Cuando Capdevilla falleció, Don Manuel G.Pinto, su albacea testamentario, vendió en 1828 los derechos y acciones a Ladislao Martínez, quién los adquirió definitivamente por decreto del gobierno el 8 de Noviembre de 1830.
El 12 de Mayo de 1847 Ladislao Martínez vendió a José G. Lezama su estancia “Laguna de los Padres” quién a su vez la vende en 1856 al Sr. José Coelho de Meyrelles.
En 1860 D. Patricio Peralta Ramos compró a Mayrelles los establecimientos de “Laguna de los Padres”, “San Julián de Vivoratá” y “La Armonía” en el partido de Mar Chiquita.
En 1861 Peralta Ramos vendió “La Armonía” con casi 17.000 has. A Don Manuel José Cobo y su esposa Clara Ocampo,
Don Manuel Cobo plantó la gran arboleda existe y gestionó la instalación de la estación ferroviaria.
Su hijo Héctor Cobo casó con Josefina Unzué y perfeccionó la obra de su padre con la ayuda de D.Adolfo R.Zelaya (padre) D.Guillermo M.Zelaya (hijo) y D. Guillermo A.A. Zelaya (nieto) quienes administraron la estancia con gran dedicación.
Fue la personalidad de sus dueños y el encanto de la época, principios del siglo XX, lo que hizo de ese lugar una ideal residencia veraniega por donde pasaron personaje tan ilustres como Marcelo T. de Alvear, el Príncipe de Gales , el Infante Fernando de Baviera, los generales Bartolomé Mitre y Julio A. Roca, el presidente Roque S. Peña y señora, de quién se dice que en una de sus visitas redactó el proyecto de Ley Electoral.
Entre las figuras del ambiente cultural se destacan Victoria Ocampo y Hugo Wast.
Todo era elegancia y lujo, el dinero ganado con el campo se invertía en residencias fastuosas, viajes e intensa vida social.
Una visita a esta estancia nos lleva a su pasado esplendoroso. Su camino árbol ado nos permite apreciar las hermosas especies de su famoso monte, que en su momento supo ser un centro de actividad y producción. El Caserío está emplazado junto al arroyo Los Cueros, el que se puede cruzar por un pintoresco puente estilo oriental. El lago artificial que se formó con la construcción de una represa que autoabastecía de electricidad, refleja la magnífica arboleda con detalles decorativos realizados por un especialista francés.
A pocos metros se levanta la casa principal de estilo “normando” que data de 1904, una remodelación de la casa anterior, cuyo proyecto se atribuye al famoso arquitecto Alejandro Christohessen.
Al morir en 1925 el Sr. Cobo, su viuda llevó una vida mundana viajando y alternando en los círculos sociales del mundo occidental, acompañada por una secretaria que contrata en París le decían Madame Moisés, quién al fallecer doña Josefina Unzué en 1958 regresa a Francia.
Los herederos de la Sra. Unzué venden la totalidad de sus bienes incluído el campo.
En 1961 la Fundación Cultural Argentina creada por el padre Luis María Etcheverry, adquirió el casco más 370 hectáreas con los fondos de una donación realizada por la “servidora” Emilia Zubizarreta. A partir de entonces y hasta la muerte del sacerdote en 1971, la fundación desarrolló infinidad de actividades culturales, educativas y espirituales.
En 1987, se retomó el perfil cultural de la entidad, gracias a los esfuerzos de un grupo de mujeres consagradas a la iglesia denominadas “servidoras”.
Entre las propuestas que se realizan, se encuentran periódicas jornadas entre científicos, profesores y hombres del saber y la cultura del país y del exterior. Asimismo se realizan actividades musicales, conciertos, seminarios y anualmente un Campus de Música de Cámara y Música Coral, y el espectáculo de luz y sonido “Navidad junto al Lago” distinguido en 1993 con una mención “Estrella de Mar”.
Todas las actividades que se desarrollan en la estancia tienen por fin el sostenimiento de este bello lugar, pues la Fundación Cultural Argentina, no cuenta con ningún tipo de subvención externa.