Presentación a doble página para nota de J.J.de Soiza Reilly , En el balneario de las mujeres solas” (La Perla).
Fuente : Revista “Caras y Caretas” del día 08-03-1930.
Enviada por : Prof. Julián Mendozzi.
Señor Mendozzi: en muchas FdF apareció -casi fugazmente- la mención del “Club Argentino de Mujeres” a cuya escollera se dirigió Alfonsina Storni para poner fin a sus días. En esta foto que usted nos ofrece, también se habla de ese club y de sus instalaciones, que incluyen alojamiento para sesenta mujeres felices, la prescindencia del género masculino, las solteronas, las niñas, la maestra envejecida y las sirenas haciendo gimnasia sueca. Todo un ambiente que realmente me resulta tan atractivo como para pedirle a usted que, si es disponible, me oriente para ampliar y profundizar la información sobre la esta enigmática institución “benéfica”. Desde ya le agradezco su atención.
“Persiguiendo ese propósito, inauguró el 3 de enero último un hotel sobre la playa La Perla. El edificio es propio y ha sido levantado en un terreno cedido por las autoridades edilicias de Mar del Plata. Cuenta con veinte dormitorios, con capacidad para dos y cuatro personas cada uno; con un vasto comedor que luce hermosos cortinados de cretona, y donde no faltan, diseminadas en diversos jarrones, una infinita variedad de flores del tiempo. Cuatro cuartos de baño, una despensa, lavatorios para la limpieza de ropa menuda, amplia cocina y piezas destinadas al personal de servicio, completan este hotel balneario, que revela un esfuerzo digno de toda ponderación para un club que, como el Argentino de Mujeres, cuenta tan sólo con seis años de existencia. Si a esto se agrega que dicha institución se sostiene sólo con la cuota mensual de tres pesos moneda nacional de sus quinientas asociadas y unos pocos festivales benéficos que realizan anualmente, el mérito de la obra realizada es aún mayor. La temporada comprende los meses de diciembre, enero, febrero y marzo, y la socia concurrente aporta una cuota única de pesos 120 moneda nacional como importe de un mes. Si se quiere tener derecho al bañero y a la plancha eléctrica, se abonarán cinco pesos más. Por la enunciada pensión se tiene derecho al desayuno, al almuerzo — que consta de tres platos, postre y café, — a la merienda y a la comida, en la que se sirve igual número de platos que en el almuerzo. Para mayor orden, las veraneantes deben sujetarse a un horario, que se cumple estrictamente en las comidas. Impresiona agradablemente el espíritu (le familiaridad que reina entre todas las huéspedes de tan simpático hotelito, la unión y buena armonía y el deseo de ser gratas unas a otras, en las horas que se reúnen para las comidas o en pláticas amenas en los intervalos que median entre unas y otras. Oyendo a Beethoven o a Bach o algún bailable de moda de buen gusto, que el disco de una victrola hace oír, transcurre el tiempo en amables “causeries”, en las que pocas veces se tratan temas frívolos o superficiales. No se desdeñan, sin embargo, los comentarios de actualidad sobre diversos asuntos, en el que una reflexión sutil pone vibraciones femeninas suaves y ligeras, aún en los más transcendentales, o se confecciona con todo entusiasmo un programa de fiesta entre las asociadas, que, al realizarse, dan sus notas de ingenio y de sana alegría.
La señorita Cora González Carman, administradora del hotel-balneario, demuestra en el desempeño de su cometido una inteligencia, fino tacto, acierto y energía poco comunes. Es, además, activa y emprendedora. Hay que destacar el beneficio que reporta a la mujer la creación de este hotel, la eficiencia de la labor realizada por el Club Argentino de Mujeres, que cuenta en su comisión directiva elementos ponderables en nuestra cultura femenina, tales como las señoritas Mercedes Dantas Lacombe, Lola Pita Martínez, Inés Field y las señoras Justa Gallardo de Zalazar Pringles y Aspasia Muñoz de Santos, para no citar a muchas otras.”
Caras y Caretas 1928
Sobre el tema podemos agregar la foto 9582,enviada por el Sr. Ignacio Iriarte,publicada el 22 de Enero de 2015:
http://www.lacapitalmdp.com/contenidos/fotosfamilia/fotos/9582
Señor Mendozzi: en muchas FdF apareció -casi fugazmente- la mención del “Club Argentino de Mujeres” a cuya escollera se dirigió Alfonsina Storni para poner fin a sus días. En esta foto que usted nos ofrece, también se habla de ese club y de sus instalaciones, que incluyen alojamiento para sesenta mujeres felices, la prescindencia del género masculino, las solteronas, las niñas, la maestra envejecida y las sirenas haciendo gimnasia sueca. Todo un ambiente que realmente me resulta tan atractivo como para pedirle a usted que, si es disponible, me oriente para ampliar y profundizar la información sobre la esta enigmática institución “benéfica”. Desde ya le agradezco su atención.
“Persiguiendo ese propósito, inauguró el 3 de enero último un hotel sobre la playa La Perla. El edificio es propio y ha sido levantado en un terreno cedido por las autoridades edilicias de Mar del Plata. Cuenta con veinte dormitorios, con capacidad para dos y cuatro personas cada uno; con un vasto comedor que luce hermosos cortinados de cretona, y donde no faltan, diseminadas en diversos jarrones, una infinita variedad de flores del tiempo. Cuatro cuartos de baño, una despensa, lavatorios para la limpieza de ropa menuda, amplia cocina y piezas destinadas al personal de servicio, completan este hotel balneario, que revela un esfuerzo digno de toda ponderación para un club que, como el Argentino de Mujeres, cuenta tan sólo con seis años de existencia. Si a esto se agrega que dicha institución se sostiene sólo con la cuota mensual de tres pesos moneda nacional de sus quinientas asociadas y unos pocos festivales benéficos que realizan anualmente, el mérito de la obra realizada es aún mayor. La temporada comprende los meses de diciembre, enero, febrero y marzo, y la socia concurrente aporta una cuota única de pesos 120 moneda nacional como importe de un mes. Si se quiere tener derecho al bañero y a la plancha eléctrica, se abonarán cinco pesos más. Por la enunciada pensión se tiene derecho al desayuno, al almuerzo — que consta de tres platos, postre y café, — a la merienda y a la comida, en la que se sirve igual número de platos que en el almuerzo. Para mayor orden, las veraneantes deben sujetarse a un horario, que se cumple estrictamente en las comidas. Impresiona agradablemente el espíritu (le familiaridad que reina entre todas las huéspedes de tan simpático hotelito, la unión y buena armonía y el deseo de ser gratas unas a otras, en las horas que se reúnen para las comidas o en pláticas amenas en los intervalos que median entre unas y otras. Oyendo a Beethoven o a Bach o algún bailable de moda de buen gusto, que el disco de una victrola hace oír, transcurre el tiempo en amables “causeries”, en las que pocas veces se tratan temas frívolos o superficiales. No se desdeñan, sin embargo, los comentarios de actualidad sobre diversos asuntos, en el que una reflexión sutil pone vibraciones femeninas suaves y ligeras, aún en los más transcendentales, o se confecciona con todo entusiasmo un programa de fiesta entre las asociadas, que, al realizarse, dan sus notas de ingenio y de sana alegría.
La señorita Cora González Carman, administradora del hotel-balneario, demuestra en el desempeño de su cometido una inteligencia, fino tacto, acierto y energía poco comunes. Es, además, activa y emprendedora. Hay que destacar el beneficio que reporta a la mujer la creación de este hotel, la eficiencia de la labor realizada por el Club Argentino de Mujeres, que cuenta en su comisión directiva elementos ponderables en nuestra cultura femenina, tales como las señoritas Mercedes Dantas Lacombe, Lola Pita Martínez, Inés Field y las señoras Justa Gallardo de Zalazar Pringles y Aspasia Muñoz de Santos, para no citar a muchas otras.”
Caras y Caretas 1928