Hubiera sido lindo que al demoler la rambla conservaran como símbolo, por ejemplo, esta marquesina y la cúpula cercana, diseños tan bellamente logrados.
Un verdadero lujo, la Belle Epoque Marplatense, que lindo se ve todo, hoy la rambla da vergüenza y toda la ciudad está llena de edificios patéticos, muy americano por cierto. Me quedo con la arquitectura del viejo mundo lejos.
Los primeros veraneantes añoraban sus años en las costas europeas, y cuando optaron por Mar del Plata trataron de reproducir estilos y hábitos que practicaban en el viejo mundo. Eso es visible en la arquitectura primaria, y hasta en los nombres con que denominaban los lugares. Esto se repetía en el tipo de hotelería, los eventos que se daban y las cuestiones protocolares sociales. Toda esa primera ciudad balnearia estaba copada por una clase social que por cuestiones económicas, guerras, etc. ya no se animaba a seguir veraneando en Europa. Con la paulatina popularización de Mar del Plata, todos los hábitos cambiaron. Y fue un fenómeno a nivel internacional, ya que vacacionar dejó de ser un hábito solo de gente rica, y hasta llegó a ser legislado como un derecho. Un caso bastante similar puede verse aquí enfrente, en la ciudad uruguaya de Piriápolis, que sí conserva en cierta forma la rambla original de corte muy europeo.
Hubiera sido lindo que al demoler la rambla conservaran como símbolo, por ejemplo, esta marquesina y la cúpula cercana, diseños tan bellamente logrados.
Un verdadero lujo, la Belle Epoque Marplatense, que lindo se ve todo, hoy la rambla da vergüenza y toda la ciudad está llena de edificios patéticos, muy americano por cierto. Me quedo con la arquitectura del viejo mundo lejos.
Los primeros veraneantes añoraban sus años en las costas europeas, y cuando optaron por Mar del Plata trataron de reproducir estilos y hábitos que practicaban en el viejo mundo. Eso es visible en la arquitectura primaria, y hasta en los nombres con que denominaban los lugares. Esto se repetía en el tipo de hotelería, los eventos que se daban y las cuestiones protocolares sociales. Toda esa primera ciudad balnearia estaba copada por una clase social que por cuestiones económicas, guerras, etc. ya no se animaba a seguir veraneando en Europa. Con la paulatina popularización de Mar del Plata, todos los hábitos cambiaron. Y fue un fenómeno a nivel internacional, ya que vacacionar dejó de ser un hábito solo de gente rica, y hasta llegó a ser legislado como un derecho. Un caso bastante similar puede verse aquí enfrente, en la ciudad uruguaya de Piriápolis, que sí conserva en cierta forma la rambla original de corte muy europeo.