Podemos agregar la foto 8322,publicada el 27 de Julio de 2013,también enviada por el Sr. Ignacio Iriarte donde se lee en su epígrafe:
Chalet “Izpater” de Pedro de Achaval y Ana Lastra,construído en 1919,proyecto de Martin Noel,ubicado en Bolivar 947.Ignacio Iriarte
“…respondiendo, no solo a lógicas equivalencias de lugar, sino también a principios raciales, buscó en la grave y sencilla arquitectura de Guipuzcoa el simil que iba a desarrollar en su obra.
Izpazter representa arquitecturalmente la fusión del caserío campesino y ribereño con la casa solariega de la ciudad.
Como en el viejo pueblo hidalgo de Hermani, la libre aventura del mar florece en sus balcones, mientras a la puerta blasonada piafa el corcel de guerra, así la casa de piedra significa el espíritu bravo de la montaña erguido frente al mar, como atalaya del humano anhelo.
Cuadra a la gravedad del propósito, más que los floridos artesonados, las caprichosas cresterías y los entrelazados y lecerias del estilo mudejar y del gótico arabizante, una sencilla absoluta de líneas, por veces románica, que engalana no obstante , aquí y allá, algún sucinto detalle plateresco, o un gracioso hierro de forja, tal por ejemplo en el disimulado garage, que se empeña en esconder bajo sus románticas herrerías esa estrídula cosa moderna que le fue destinada por encargo de la civilización.
Para apreciar todo lo que representa este soberbio edificio y su perfecta fusion con el paisaje circundante, hay que verle desde la parte posterior, recortando su delicada silueta, sobre la azul lejanía del mar, cuando el sol de la tarde viste de opulencia sus graves tejas españolas.
Otro de los aspectos más bellos de Izpazter, es el detalle de la fachada posterior, con su clásico pórtico conventual y su esbelto aljibe.
La inteligente disposición de las gradas de piedra que asocian las diversas partes del edificio prestan eficaz ayuda a la grandiosidad del conjunto.
El interior, siempre guardando la correspondiente sencillez que rige toda la obra, da por eso mismo una sensación cierta de hogar, de algo no pasajero, sino íntimo y estable, en donde las hermosas chimeneas de piedra añoran los resinados troncos de las alturas, viejos troncos tutelares del país vasco, que chisporrotean sus leyendas y consejas en las dulces veladas del invierno.
Izpazter no ha sido construido para ser una simple mansión veraniega: la seriedad de su estilo reclama la presencia continua de sus señores. Sus muros blancos odian con toda la dignidad de sus hierros a los chalets frívolos e intrusos, que cambian un habitante por estación. Construido reciamente, según usanza de antiguos hidalgos vascos, es la imagen arquitectónica de una raza firme, honrada y franca. Responde pues, a un ideal, no a la caprichosa y versátil moda que muda inconstante de sitios, donde se busca el descanso y salud. Al pie de las serenas colinas, frente al mar enorme, es una afirmación humana, es un hogar.
Fernán Félix de Amador
Revista Plus Ultra 1919 (parte de la nota en donde aparece esta foto)
….Por supuesto, es allí donde la naturaleza se muestra más expresiva, más amplia, que se aprecia con mayor certidumbre, esta triste pro fanación del arte clásico por excelencia, y, desde luego, en parte alguna es más vi- sible el aserto, que en el balneario de Mar del Plata, amable feria de vanidades, construida sobre la fragilidad dorada de la arena. Por eso en ese conglomerado de casas amorfas cobran un interés inmenso aquellas que no nacieron por improvisación, y cuyas bases van más allá del movedizo elemento a reclamarse de la sinceridad de la piedra.
Tal es el caso de Izpazter, obra que construyera un arquitecto verdadero, don Martin S. Noel, para el señor Pedro de Achával.
Por virtud de su clara simplicidad, Izpazter, domina las casas que la rodean, de corte torturado y triste.
Compréndese que el artista, antes de mover una sola piedra, estuvo atento a la palabra profunda del mar y al suspiro apacible de las colinas, para interpretar así en la obra futura el concepto armónico y justo de! rincón privilegiado.
Fué entonces que, respondiendo, no sólo a lógicas equivalencias de lugar, sino también a principios raciales, buscó en la grave y sencilla arquitectura de Guipúzcoa el símil que iba a desarrollar en su obra.
Podemos agregar la foto 8322,publicada el 27 de Julio de 2013,también enviada por el Sr. Ignacio Iriarte donde se lee en su epígrafe:
Chalet “Izpater” de Pedro de Achaval y Ana Lastra,construído en 1919,proyecto de Martin Noel,ubicado en Bolivar 947.Ignacio Iriarte
http://www.lacapitalmdp.com/contenidos/fotosfamilia/fotos/8322
La casa fue prestada a Marcelo Torcuato de Alvear durante su presidencia, cuando aun no tenia Villa Regina. En el blog exiten otras fotografias
Vemos e Alvear en la Residencia “Izpazter” en la foto (4950)
http://www.lacapitalmdp.com/contenidos/fotosfamilia/fotos/4950
Atte.: Enrique Mario Palacio
“…respondiendo, no solo a lógicas equivalencias de lugar, sino también a principios raciales, buscó en la grave y sencilla arquitectura de Guipuzcoa el simil que iba a desarrollar en su obra.
Izpazter representa arquitecturalmente la fusión del caserío campesino y ribereño con la casa solariega de la ciudad.
Como en el viejo pueblo hidalgo de Hermani, la libre aventura del mar florece en sus balcones, mientras a la puerta blasonada piafa el corcel de guerra, así la casa de piedra significa el espíritu bravo de la montaña erguido frente al mar, como atalaya del humano anhelo.
Cuadra a la gravedad del propósito, más que los floridos artesonados, las caprichosas cresterías y los entrelazados y lecerias del estilo mudejar y del gótico arabizante, una sencilla absoluta de líneas, por veces románica, que engalana no obstante , aquí y allá, algún sucinto detalle plateresco, o un gracioso hierro de forja, tal por ejemplo en el disimulado garage, que se empeña en esconder bajo sus románticas herrerías esa estrídula cosa moderna que le fue destinada por encargo de la civilización.
Para apreciar todo lo que representa este soberbio edificio y su perfecta fusion con el paisaje circundante, hay que verle desde la parte posterior, recortando su delicada silueta, sobre la azul lejanía del mar, cuando el sol de la tarde viste de opulencia sus graves tejas españolas.
Otro de los aspectos más bellos de Izpazter, es el detalle de la fachada posterior, con su clásico pórtico conventual y su esbelto aljibe.
La inteligente disposición de las gradas de piedra que asocian las diversas partes del edificio prestan eficaz ayuda a la grandiosidad del conjunto.
El interior, siempre guardando la correspondiente sencillez que rige toda la obra, da por eso mismo una sensación cierta de hogar, de algo no pasajero, sino íntimo y estable, en donde las hermosas chimeneas de piedra añoran los resinados troncos de las alturas, viejos troncos tutelares del país vasco, que chisporrotean sus leyendas y consejas en las dulces veladas del invierno.
Izpazter no ha sido construido para ser una simple mansión veraniega: la seriedad de su estilo reclama la presencia continua de sus señores. Sus muros blancos odian con toda la dignidad de sus hierros a los chalets frívolos e intrusos, que cambian un habitante por estación. Construido reciamente, según usanza de antiguos hidalgos vascos, es la imagen arquitectónica de una raza firme, honrada y franca. Responde pues, a un ideal, no a la caprichosa y versátil moda que muda inconstante de sitios, donde se busca el descanso y salud. Al pie de las serenas colinas, frente al mar enorme, es una afirmación humana, es un hogar.
Fernán Félix de Amador
Revista Plus Ultra 1919 (parte de la nota en donde aparece esta foto)
Sr. Ignacio, Sra. Cristina, este articulo aparece en la revista Plus Ultra de Junio de 1920…es correcto que tambien salio en el año 1919…?
Atte.: Enrique Mario Palacio
Señor Enrique. Es como usted dice!! La revista es de junio de 1920. La nota del club Mar del Plata es de diciembre de 1919.
Lo siento!
Atte
Cristina
….Por supuesto, es allí donde la naturaleza se muestra más expresiva, más amplia, que se aprecia con mayor certidumbre, esta triste pro fanación del arte clásico por excelencia, y, desde luego, en parte alguna es más vi- sible el aserto, que en el balneario de Mar del Plata, amable feria de vanidades, construida sobre la fragilidad dorada de la arena. Por eso en ese conglomerado de casas amorfas cobran un interés inmenso aquellas que no nacieron por improvisación, y cuyas bases van más allá del movedizo elemento a reclamarse de la sinceridad de la piedra.
Tal es el caso de Izpazter, obra que construyera un arquitecto verdadero, don Martin S. Noel, para el señor Pedro de Achával.
Por virtud de su clara simplicidad, Izpazter, domina las casas que la rodean, de corte torturado y triste.
Compréndese que el artista, antes de mover una sola piedra, estuvo atento a la palabra profunda del mar y al suspiro apacible de las colinas, para interpretar así en la obra futura el concepto armónico y justo de! rincón privilegiado.
Fué entonces que, respondiendo, no sólo a lógicas equivalencias de lugar, sino también a principios raciales, buscó en la grave y sencilla arquitectura de Guipúzcoa el símil que iba a desarrollar en su obra.
Revista Plus Ultra Junio 1920
Atte.: Enrique Mario Palacio