Descendiente del cacique Catriel – vestido de gala -, preparando el asado para el príncipe de Gales. Chapadmalal, 1926. Inventario 2317. Archivo General de la Nación. Enviada por Lak Mendo a nuestra cuenta de twitter @fotosfamiliamdp
El nombre de la persona de la presente imagen es Juan Formigo,y el Príncipe de Gales estuvo por primera vez en la Argentina en 1925,luego en 1931.En su primera visita llegó a Montevideo en el “Repulse”,de allí fue a Buenos Aires en un barco menor.Posteriormente viajó en Tren a Chile y volvió por ese medio y siguió rumbo a Mar del Plata.
Escribió Rubèn Maestri en el Libro Diamante del Diario La Capital: Llega el Prìncipe de Gales:
El Repulse aparece en el horizonte.Es el mediodìa del 17 de Agosto de 1925 cuando el navìo amarra a la Escollera Norte.Un gentìo se
apiña.Està el Puerto en condiciones.Bronzini Saluda al comandante,pero el Heredero de la corona inglesa se encuentra en Montevideo.La inquieta multitiud reunida en la Escollera Norte,el mediodìa del 17 de Agosto de 1925,fijò su atenciòn sobre el que ya habìa dejado de ser un punto oscuro en el horizonte.Atronando al aire los 21 cañonazos de rigor,el “Repulse”,imponente crucero de la Armada Britànica,ingresaba al puerto de Mar del Plata.A su alrededor se sumò el espontàneo cortejo de pequeñas lanchas de vela,cuyo màstiles ostentaban gallardetes anglo-argentinos.Pero asi como la colonia de pescadores saludaba al crucero en su elemento,sobre la escollera el rumoreo del gentìo trocò en ovaciòncuando èste amarrò junto al muelle.Lejos estaba su comandante H.W.Hope alineado junto a su tripulaciòn en cubierta,de imaginar tamaña recepciòn.¿Acaso no sabìan que el Prìncipe de Gales habìa trasbordado el “Curlew” para entrar en Montevideo y posteriormente en Buenos Aires?.Lo que mister Hope ignoraba,era que ese puerto demostraba ser el ùnico en el paìs capacitado para recibirlo.¡Bien sabìa ese comandante cuanto habìa costado realizarle los trabajos necesarios! Especialmente cuando arreciaban los embates de quienes,fuera de Mar del Plata,clamaban al Congreso se impidieran su remodelaciòn.Por eso el festejo que rubricò el apretòn de manos del intendente Bronzini y el marino inglès.Poco despuès la multitud que horas antes habia desfilado en caravana hacia el puerto,emprendìa el regreso con dos temas que monopolizaban los comentarios: ¡Tenemos uno de los mejores puertos del mundo!-¿Cuando llega el Prìncipe de Gales? Casi simultàneamente y al compàs de los sones de “Dios salve al Rey”,Eduardo de Windsor,heredero del trono de la Gran Bretaña,recibìa la bienvenida del presidente Marcelo T. de Alvear en la Dàrsena Norte del Puerto de Buenos Aires.No tardarìan mucho en advetir,los marinos britànicos,la hospitalidad de la Villa Balnearia.Banquetes y recepciones,minuciosamente programados por una Comisiòn de Agasajos,harìan mas amenos los 40 dìas de espera.
Especialmente las competencias deportivas que en fùtbol,rugby y hockey,mostraban al navìo inglès precedido de una invicta trayctoria.La ciudad toda permenecìa pendiente del macht de fùtbol,donde actuarìan ingleses por primera vez.Por eso el domingo 23 de Agosto el field de Plaza España,colmado de pùblico al precio de $ 0.50 a entrada y “señoras y señoritas gratis”,veìa a sus compatriotas frente a la casaca azul de Windsor.Insòlitamente las voces femeninas se sumaban al griterìo de aliento.Tal vez flotaba en ese aliento,los ecos de “entredicho” que en la Capital,mantuvieron el ministro inglès Sir Francis Alton y el intendente de Buenos Aires Dr. Noel durante la recepciòn ofrecida por el Prìncipe de Gales en el Palacio Basualdo.Inquirido por el ministro sobre la ausencia de su esposa,el Dr. Noel respondiò: Se ha excusado de asistir pues se encuentra indispuesta.-En Inglaterra cuando su alteza invita a alguien,esta jamàs se excusa,replicò Sir Francis Alton.La respuesta del Dr. Noel llegò con evidente alteraciòn: Pero aquì estamos en la Argentina,y cuando una dama dice estar indispuesta,¡ningùn caballero se atreve a dudarlo!.La oportuna intervenciòn del canciller chileno,apaciguò los ànimos y logrò que las manos del intendente soltaran las solapas del ministro extranjero…Por eso talvez la alegrìa cuando el marplatense Martìnez venciò al golero inglès y decretò el que habrìa de ser score final de 1 a 0 en favor de los locales.Mientras la voràgine de los festejos proseguìa,y el Concejo Deliberante otorgaba por decreto $ 1.200 para los mismos,mas de un millar de personas diarias visitaban la mole grisàsea de 242 mts. de longitud,amarrada en la Escollera Norte.Su media docena de cañones de 15 pulgadas y la importancia de sus lìneas que representaban 30 mil toneladas despertaban gestos de admiraciòn,que se tornaban incrèdulos cuando sus tripulantes manifestaban que el lapso promedio de construcciòn era de 3 años,pero por orden del almirantazgo se habìa logrado en ¡18 meses!.No obstante la atracciòn ejercida por la maravilla naval,los comentarios de la ciudad giraban sobre los pasos finales de la gira del heredero inglès.Una rebelde tormenta de nieve lo retenìa en Chile,pero se consideraba inminente su regreso a la capital argentina y tras caartòn el momento esperado.La mañana del 23 de Septiembre LA CAPITAL ganò las calles graficando su bienvenida en primera plana: “S.A.R. Eduardo de Windsor: Bienvenido a estas tierras que han recogido la herencia de vuestras libertades pùblicas;la acciòn de vuestro capital propulsor y el beneficio de su aporte por su emancipaciòn,cuando la palabra de Canning aseguraba la protecciòn de los ideales de Mayo.Que sea vuestra Alteza quien diga a los pueblos de Europa que estas tierras ubèrrimas y lìbres,gozan de paz contenta que da el trabajo…”.Pasada la medianoche una multitud que se agolpaba en las inmediaciones de la Estaciòn Norte,saludaba el paso lento del convoy que se dirigìa a Chapadmalal…-¡Ahì està..al lado de Alvear!.El grito de la multitud señalaba,junto a la madura expresiòn del presidente argentino,el gesto sonriente y despreocupado de un muchacho de refinadas facciones y cabellos rubios que parecìa mentirle a su vestimenta espartana.Chaqueta color caqui,con el escudo de Windsor sobre el pecho y un correaje azabache que sostenìa sobre su izquierda el sable del ejèrcito inglès.A travès de la llegada de ese tren los ojos de Amèrica se posaban sobre Mar del Plata.Una ciudad que mediante el embanderado de sus calles,el sonar de sirenas y el atascamiento de automòviles en las bocacalles testimoniaba su bienvenida el heredero real.Pocos lugares como el castillo de Chapadmalal despertaron tanta admiraciòn en Eduardo de Windsor,en su periplo por las costas africanas y americanas.Su medieval arquitectura y enarbolando la bandera azul de la Casa de Windsor en su màstil le hicieron confesar “…pareciera que estoy en mi tierra natal,allà en Gales..”Casi una obsesiòn,sus paseos matinales junto al dueño de casa,Josè A. Martìnez de Hoz,denunciaban el eximio jinete que por la tarde exhibìa su destreza en los partidos de polo,organizados en su honor.Casi una absesiòn,la mañana anterior a su partida y ante la desesperaciòn del mèdico real,efectuò una cabalgata..¡bajo la lluvia!.La misma lluvia que ese sàbado 26 de Septiembre,entorpeciò la llegada del presidente Alvear y su esposa Regina Pacini,a la ciudad.Esa noche serìan anfitriones del Prìncipe de Gales en su residencia.En la noche de despedida y Mar del Plata lo sabìa.Por eso nuevamente la gente ganò las calles que conducìan a la Estaciòn Norte.Por eso volviò a ser insuficiente el despliegue policial,tratando de ordenar el paso del automòvil que transportaba al Prìncipe Heredero,quien disimulaba su mal humor por no haber podido asistir a la Ranbla Brìstol y al Asilo Unzuè,saludando cordialmente a la multitud.Villa Alvear lo recibiò singularmente engalanada.A pesar de ello su iluminaciòn no empalidecìa los lujosos modelos parisinos que lucìan que lucìan las damas y la rigurosa etiqueta de ministros y militares.Sobre la mesa,a cuyos costados se hallaban banderas de ambos paìses,relucìa la vajilla con el emblema Real.El Gobierno Nacional reflejaba sus deseos de confraternidad angloargentina y Villa Alvear era su sìmbolo..Al dìa siguiente LA CAPITAL en su primera plana del 27 de Septiembre de 1925 al ilustre visitante:
“El Prìncipe de Gales habrà compartido de la emociòn popular y ese homenaje colectivo que nadie preparò ni dirigiò,habrà sacudido su sensibilidad,al igual que las manifestacioes que le han tributado la metròpoli y las demàs ciudades argentinas que visitara.Y al recuerdo de ayer ha de unirse el juicio sobre la cultura de nuestro pueblo,que exteriorizò de un modo tan entusiasta como consecuente sus amistosos sentimientos por Inglaterra…” Horas despuès el crucero “Repulse”,transportando a quien 11 años despuès,por el amor de una mujer abdicarìa al trono de Gran Bretaña,se convertirìa en un punto oscuro sobre el horizonte.
Según se indica en la web “recuerdosdelsocialismomarplatense.blogspot.com.ar” , el protagonista de la presente imagen se habría llamado Juan Formigo .
Julián Mendozzi.
El nombre de la persona de la presente imagen es Juan Formigo,y el Príncipe de Gales estuvo por primera vez en la Argentina en 1925,luego en 1931.En su primera visita llegó a Montevideo en el “Repulse”,de allí fue a Buenos Aires en un barco menor.Posteriormente viajó en Tren a Chile y volvió por ese medio y siguió rumbo a Mar del Plata.
Escribió Rubèn Maestri en el Libro Diamante del Diario La Capital: Llega el Prìncipe de Gales:
El Repulse aparece en el horizonte.Es el mediodìa del 17 de Agosto de 1925 cuando el navìo amarra a la Escollera Norte.Un gentìo se
apiña.Està el Puerto en condiciones.Bronzini Saluda al comandante,pero el Heredero de la corona inglesa se encuentra en Montevideo.La inquieta multitiud reunida en la Escollera Norte,el mediodìa del 17 de Agosto de 1925,fijò su atenciòn sobre el que ya habìa dejado de ser un punto oscuro en el horizonte.Atronando al aire los 21 cañonazos de rigor,el “Repulse”,imponente crucero de la Armada Britànica,ingresaba al puerto de Mar del Plata.A su alrededor se sumò el espontàneo cortejo de pequeñas lanchas de vela,cuyo màstiles ostentaban gallardetes anglo-argentinos.Pero asi como la colonia de pescadores saludaba al crucero en su elemento,sobre la escollera el rumoreo del gentìo trocò en ovaciòncuando èste amarrò junto al muelle.Lejos estaba su comandante H.W.Hope alineado junto a su tripulaciòn en cubierta,de imaginar tamaña recepciòn.¿Acaso no sabìan que el Prìncipe de Gales habìa trasbordado el “Curlew” para entrar en Montevideo y posteriormente en Buenos Aires?.Lo que mister Hope ignoraba,era que ese puerto demostraba ser el ùnico en el paìs capacitado para recibirlo.¡Bien sabìa ese comandante cuanto habìa costado realizarle los trabajos necesarios! Especialmente cuando arreciaban los embates de quienes,fuera de Mar del Plata,clamaban al Congreso se impidieran su remodelaciòn.Por eso el festejo que rubricò el apretòn de manos del intendente Bronzini y el marino inglès.Poco despuès la multitud que horas antes habia desfilado en caravana hacia el puerto,emprendìa el regreso con dos temas que monopolizaban los comentarios: ¡Tenemos uno de los mejores puertos del mundo!-¿Cuando llega el Prìncipe de Gales? Casi simultàneamente y al compàs de los sones de “Dios salve al Rey”,Eduardo de Windsor,heredero del trono de la Gran Bretaña,recibìa la bienvenida del presidente Marcelo T. de Alvear en la Dàrsena Norte del Puerto de Buenos Aires.No tardarìan mucho en advetir,los marinos britànicos,la hospitalidad de la Villa Balnearia.Banquetes y recepciones,minuciosamente programados por una Comisiòn de Agasajos,harìan mas amenos los 40 dìas de espera.
Especialmente las competencias deportivas que en fùtbol,rugby y hockey,mostraban al navìo inglès precedido de una invicta trayctoria.La ciudad toda permenecìa pendiente del macht de fùtbol,donde actuarìan ingleses por primera vez.Por eso el domingo 23 de Agosto el field de Plaza España,colmado de pùblico al precio de $ 0.50 a entrada y “señoras y señoritas gratis”,veìa a sus compatriotas frente a la casaca azul de Windsor.Insòlitamente las voces femeninas se sumaban al griterìo de aliento.Tal vez flotaba en ese aliento,los ecos de “entredicho” que en la Capital,mantuvieron el ministro inglès Sir Francis Alton y el intendente de Buenos Aires Dr. Noel durante la recepciòn ofrecida por el Prìncipe de Gales en el Palacio Basualdo.Inquirido por el ministro sobre la ausencia de su esposa,el Dr. Noel respondiò: Se ha excusado de asistir pues se encuentra indispuesta.-En Inglaterra cuando su alteza invita a alguien,esta jamàs se excusa,replicò Sir Francis Alton.La respuesta del Dr. Noel llegò con evidente alteraciòn: Pero aquì estamos en la Argentina,y cuando una dama dice estar indispuesta,¡ningùn caballero se atreve a dudarlo!.La oportuna intervenciòn del canciller chileno,apaciguò los ànimos y logrò que las manos del intendente soltaran las solapas del ministro extranjero…Por eso talvez la alegrìa cuando el marplatense Martìnez venciò al golero inglès y decretò el que habrìa de ser score final de 1 a 0 en favor de los locales.Mientras la voràgine de los festejos proseguìa,y el Concejo Deliberante otorgaba por decreto $ 1.200 para los mismos,mas de un millar de personas diarias visitaban la mole grisàsea de 242 mts. de longitud,amarrada en la Escollera Norte.Su media docena de cañones de 15 pulgadas y la importancia de sus lìneas que representaban 30 mil toneladas despertaban gestos de admiraciòn,que se tornaban incrèdulos cuando sus tripulantes manifestaban que el lapso promedio de construcciòn era de 3 años,pero por orden del almirantazgo se habìa logrado en ¡18 meses!.No obstante la atracciòn ejercida por la maravilla naval,los comentarios de la ciudad giraban sobre los pasos finales de la gira del heredero inglès.Una rebelde tormenta de nieve lo retenìa en Chile,pero se consideraba inminente su regreso a la capital argentina y tras caartòn el momento esperado.La mañana del 23 de Septiembre LA CAPITAL ganò las calles graficando su bienvenida en primera plana: “S.A.R. Eduardo de Windsor: Bienvenido a estas tierras que han recogido la herencia de vuestras libertades pùblicas;la acciòn de vuestro capital propulsor y el beneficio de su aporte por su emancipaciòn,cuando la palabra de Canning aseguraba la protecciòn de los ideales de Mayo.Que sea vuestra Alteza quien diga a los pueblos de Europa que estas tierras ubèrrimas y lìbres,gozan de paz contenta que da el trabajo…”.Pasada la medianoche una multitud que se agolpaba en las inmediaciones de la Estaciòn Norte,saludaba el paso lento del convoy que se dirigìa a Chapadmalal…-¡Ahì està..al lado de Alvear!.El grito de la multitud señalaba,junto a la madura expresiòn del presidente argentino,el gesto sonriente y despreocupado de un muchacho de refinadas facciones y cabellos rubios que parecìa mentirle a su vestimenta espartana.Chaqueta color caqui,con el escudo de Windsor sobre el pecho y un correaje azabache que sostenìa sobre su izquierda el sable del ejèrcito inglès.A travès de la llegada de ese tren los ojos de Amèrica se posaban sobre Mar del Plata.Una ciudad que mediante el embanderado de sus calles,el sonar de sirenas y el atascamiento de automòviles en las bocacalles testimoniaba su bienvenida el heredero real.Pocos lugares como el castillo de Chapadmalal despertaron tanta admiraciòn en Eduardo de Windsor,en su periplo por las costas africanas y americanas.Su medieval arquitectura y enarbolando la bandera azul de la Casa de Windsor en su màstil le hicieron confesar “…pareciera que estoy en mi tierra natal,allà en Gales..”Casi una obsesiòn,sus paseos matinales junto al dueño de casa,Josè A. Martìnez de Hoz,denunciaban el eximio jinete que por la tarde exhibìa su destreza en los partidos de polo,organizados en su honor.Casi una absesiòn,la mañana anterior a su partida y ante la desesperaciòn del mèdico real,efectuò una cabalgata..¡bajo la lluvia!.La misma lluvia que ese sàbado 26 de Septiembre,entorpeciò la llegada del presidente Alvear y su esposa Regina Pacini,a la ciudad.Esa noche serìan anfitriones del Prìncipe de Gales en su residencia.En la noche de despedida y Mar del Plata lo sabìa.Por eso nuevamente la gente ganò las calles que conducìan a la Estaciòn Norte.Por eso volviò a ser insuficiente el despliegue policial,tratando de ordenar el paso del automòvil que transportaba al Prìncipe Heredero,quien disimulaba su mal humor por no haber podido asistir a la Ranbla Brìstol y al Asilo Unzuè,saludando cordialmente a la multitud.Villa Alvear lo recibiò singularmente engalanada.A pesar de ello su iluminaciòn no empalidecìa los lujosos modelos parisinos que lucìan que lucìan las damas y la rigurosa etiqueta de ministros y militares.Sobre la mesa,a cuyos costados se hallaban banderas de ambos paìses,relucìa la vajilla con el emblema Real.El Gobierno Nacional reflejaba sus deseos de confraternidad angloargentina y Villa Alvear era su sìmbolo..Al dìa siguiente LA CAPITAL en su primera plana del 27 de Septiembre de 1925 al ilustre visitante:
“El Prìncipe de Gales habrà compartido de la emociòn popular y ese homenaje colectivo que nadie preparò ni dirigiò,habrà sacudido su sensibilidad,al igual que las manifestacioes que le han tributado la metròpoli y las demàs ciudades argentinas que visitara.Y al recuerdo de ayer ha de unirse el juicio sobre la cultura de nuestro pueblo,que exteriorizò de un modo tan entusiasta como consecuente sus amistosos sentimientos por Inglaterra…” Horas despuès el crucero “Repulse”,transportando a quien 11 años despuès,por el amor de una mujer abdicarìa al trono de Gran Bretaña,se convertirìa en un punto oscuro sobre el horizonte.
QUE JOYA DE RECUERDO !
FELICITO LANK MENDO POR SU APORTE
ATTE GRISELDA