Mateo Bonnin, uno de los grandes personajes de Mar del Plata en las primeras décadas del siglo XX. Reconocido fotógrafo, dejo una importante obra documental de gran valor histórico. Esta foto, suministrada por José Galeppi, ilustró el artículo dedicado a Bonnin en el suplemento especial que editó LA CAPITAL el 10 de febrero. A continuación lo transcribimos.
Las fotos de un pionero
por Oscar Lardizábal
lardizabal@lacapitalmdq.com.ar
Lo antiguo y este presente acelerado, en el que el futuro parece querer dar anticipos cada día, se han puesto de acuerdo para revalorizar la figura de Mateo Bonnín, uno de los pioneros de la fotografía de Mar del Plata.
Sus fotos de la rambla afrancesada, allá por los años 10 y 20, pasaron con el tiempo a ser parte de la iconografía de la Argentina aristrocrática que se mostraba y retrataba por entonces en la Biarritz criolla.
Muchas de sus fotos cobraron celebridad en nuestra memoria visual, pero su nombre y apellido se fueron diluyendo en los ríos de las escrituras periodística e histórica, sobreviviendo, apenas, en las referencias académicas o eruditas.
Hoy, sin embargo, paradoja del avance tecnológico y sus fotos digitales que desbordan internet, la foto antigua se revaloriza y con ella sus autores, que están siendo rescatados gracias a que, incentivada por iniciativas como la de “Fotos de familia”, la gente descubre en esa caja olvidada en el altillo o en un cajón, un pequeño gran tesoro, el de las imágenes de los antepasados, que pudieron ser personajes de interés histórico, o simplemente pudieron estar en un acontecimiento decisivo para la vida de la ciudad, y haber sido captados en fotos representativas de una época, y por lo cual documentos valiosos hoy para nuevos estudios, desde los científicos hasta los motivados por la simple pasión de reconstruír el ayer.
La caja de las fotos
Así ha sucedido con los Galeppi, entre otros apellidos que aparecen en las ramas actuales de descendencia que parten de Mateo Bonnín. Su nieto José Galeppi (65) nos recibe en su casa del barrio Cerrito Sur con la típica caja con las fotos familiares sobre la mesa del comedor, y reconociendo que él hace poco, y gracias a su hija Andrea (“que sí usa la computadora”), que descubrió la trascendencia de su abuelo en la historia gráfica de Mar del Plata. También tiene al alcance de la mano sólo tres de las decenas de tomos de fotografías que editó su abuelo, lo que se conoce como Album Bonnin, en el que aparecen personalidades de época, y trabajos de fotomontaje, extraordinaria novedad en aquel tiempo, que aún hoy sorprende por su calidad.
Desde hace años parece que varios de esos tomos se han perdido, o tal vez algunos duerman en la biblioteca de algún coleccionista, que seguramente en tiempo más también se sumará a “la democratización plena” del patrimonio histórico fotografico que internet terminó de imponer.
Del teatro a las fotografías
¿Y la historia personal de Bonnín? Una nota de LA CAPITAL de octubre de 1959, 24 años después de su fallecimiento lo describe así: “Uno de los fotógrafos que hizo de su profesión una contribución gráfica a la historia del balneario y un auténtico vehículo de propaganda digno y eficiente ha sido don Mateo Bonnín, fallecido en 1935. Desde 1900, año en que comenzó a visitar esta ciudad presidiendo compañías teatrales que tuvieron su inolvidable actuación en el Teatro Colón, Bonnín toma carta de ciudadanía marplatense y no se detiene en su acción pujante y fecunda de la que da cuenta este itinerario: 1904 instala un cine en San Luis y avenida Luro: en 1905 instala un estudio fotográfico en la calle San Luis Nº 111 donde se levanta la Galería Rivadavia: en 1909 en la rambla de madera, al lado de la tienda La Piedad, extiende esa actividad y en 1915, en la nueva Rambla Bristol (la afrancesada), en el local Nº 125. En ese mismo año, lo que comportaba una alta distinción, fue designado “fotógrafo oficial” del Golf Club Mar del Plata, cuyo presidente por aquel entonces era el Dr. Ricardo Cronwel. Actuó como fotógrafo-corresponsal de La Razón, de Fray Mocho y de Caras y Caretas, organizó Juegos Florales, filmó películas y editó albumes , uno de los cuales en 1915 fue premiado en una exposición realizada en San Francisco de California”.
Los datos que agrega José Galeppi, basándose en cartas manuscritas y relatos que pasaron de generación en generación, vuelven todavía más interesante la vida de su abuelo. Bonnín hizo fuerte su negocio en la Rambla Bristol mientras que quien sería su cuñado, el hermano de su esposa, hizo lo propio en la rambla de La Perla.
Hombre de mundo, emprendedor
Combinando ganancias, espíritu aventurero y emprendedor y, sin duda, muy buenas relaciones, Bonnín instaló una sucursal de su firma de fotografías en las termas de Rosario de la Frontera, en Salta, viajó por el mundo, especialmente por Brasil y países europeos (fue en Barcelona donde dieron impresión a albúm de su autoría), y se convirtió en los últimos años de su vida en un empresario de balneario y hotel en la flamante Playa Grande, adónde comenzaban a mudarse los turistas ricos. La Bristol iba dejando de ser símbolo de absoluta distinción. Para colmo, el mar había “comido” mucha playa y socavaba los pilares de la rambla afrancesada.
Pero esas cartas revelan, el otro Bonnín, hogareño, enomoradísimo, y abnegado, contándole a su esposa Concepción cómo le cocina a sus hijos (eran cuatro: Anselmo, Armando, Delia y Marina), aquí, en Mar del Plata, mientras ella se encuentra internada en un hospital de la ciudad de Buenos Aires siendo asistida por una grave enfermedad.
Tomas memorables
Finalmente, tratándose de un pionero de la antigua fotografía de Mar del Plata, lo ideal es recordarlo por algunos de sus trabajos, como esas fotografías insólitas de camellos en la playa, que trajo a Mar del Plata un agricultor español, Francisco Medina, para que trabajaran en su quinta, allí donde ahora se levanta el Hotel Provincial. Los camellos, doce en total, no se adaptaron a las tareas rurales y terminaron como motivo para atraer la atención de los visitantes y su deseo de fotografiarse arriba o junto a ellos. Fue así como figuraron en el programa de diversiones para la inauguración de la rambla “afrancesada”, el 19 de enero de 1913.
Claro que los camellos tampoco duraron mucho en este nuevo papel porque obviamente no gustaba a los bañistas que sus defecaciones quedaran ahí nomás.
En el suplemento de los 75 años del diario LA CAPITAL, coordinado por Enrique Borthiry, la foto más curiosa es la de un camello trasladando chicos en la arena de la Bristol. Es una foto de Bonnin y la niña que aparece sentada a la derecha del animal es su hija más pequeña, Marina.
Otra foto emblemática del pionero Bonnin: la de los cinco hijos del general Julio Argentino Roca, posando, hasta en posturas llamativamente incómodas, en las escalinatas del Bristol Hotel, documento enviado a “Fotos de Familia” por el licenciado Angel Somma.
Y también la foto aún hoy reveladora para los estudiosos que atraviesa tres siglos, como la del “Tiro a la paloma”, que data de 1897, que Bonnin ubicó en el tomo IV de sus recopilaciones. Gracias a este documento (la 2733 de “FdeF) se ha confirmado que antes de funcionar en el Torreón, el tiro a la paloma se hallaba en la zona de la capitalla de Divino Rostro.
Fotógrafo que gestó varios de esos íconos de damas y caballeros de alcurnia (real o simulada con la ropa especialmente obtenida para la ocasión fotográfica, en una especie de estilo Caras u Hola de entonces), caminando por la recova de la Rambla Bristol, Bonnín fue además uno de los primeros que se le animó a sacar la foto de los bañistas en el agua, como lo muestra también con su benjamina, y evidentemente predilecta, Marina, cuando tenía 14 años, luciendo un traje de baño completo, igual que dos amigas, felices en el mar.
Bonnín fue el fotógrafo de las “estrellas” (políticas, artísticas y del dinero) de las dos primeras décadas del siglo XX. La mayoría de las fotografías del presidente Marcelo T. de Alvear en Mar del Plata –que son muchas porque el segundo presidente radical de la Argentina prácticamente vivía acá durante todo el verano–, le pertenecen (la 3728 de FdeF, muestra a Alvear acompañado del doctor Cantilo).
Una película
Por último, una joya tecnológica para los años 20: es la película que nos muestra el nieto Galeppi en su televisor. Dura alrededor de cinco minutos. Muestra cómo el mar destruye el muelle Lavorante –aquel que usaron los últimos pescadores que no querían alejarse de la Bristol e ir al nuevo gran puerto que se construía allá lejos, en el sur–.
La película durmió por años en un mueble de los Galeppi.
Es otra obra del hombre de teatro, de cine, promotor turístico y hasta periodista, en cierta manera, que fue, además de fotógrafo de un tiempo, Mateo Bonnín.
BUENO…CREO QUE LA FOTO, LA EXPRESIÓN, LA POSE, EL SOMBRERO, RESUMEN LA PERSONALIDAD DE DON MATEO. FELICITACIONES POR EL ARTÍCULO.
Muy bueno el articulo, y podemos agregar si observamos el sello de la foto, que Mateo Bonnin tambien era el Fotógrafo de “Termas de Rosario de la Frontera – Provincia de Salta”.
Atte.: Enrique Mario Palacio.
A todos gracias los que reconocieron el trabajo de ” mi Bisabuelo” Mateo
Quisiera comentar que he pasado por el cementerio de Mar del Plata durante el mas de Julio del 2011, y vi la Bóveda que no esta cuidada y creo se ha profanado.
mi abuelo fue muy amigo de Bonnin y mi padre aun vivo con 93 años tambien
Mi padre identifico una foto de Mateo Bonnin que tenemos junto a mi abuelo Dn Aniceto Fernadez Garcia dueño de todos los autos y omnibus que hacian el transporte en Termas de Rosario d ela Frontera. Tenemos muchisimas fotos d emi familia que fotografio Bonnin al 1935
Despues de BONNIN Mateo Vino Bejarano que estuvo muchisimos años en termas era de la edad de mi padre Dn Rufino Fernandez Gonzalez, e hicieron muchos viajes juntos. Tenemos fotografias de Bonnin y de Bejarano de toda la alta sociedad argentina.
atte
José Galeppi, mi padre, hijo de José Galeppi. Empezó a sacar fotos desde muy joven y tuvo una brillante carrera en la Fotografía, llegando a ser Jefe de Fotógrafos en el Diario La Razón.