UN PERSONAJE LEGENDARIO.
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“…El capitán del faro Fernando Müller, que así se le llamaba por haber sido capitan de la Marina Mercante, en la epoca romantica de la navegación, por que los navios en su mayoria eran veleros. Era un hombre que habia alcanzado no solo gran popularidad entre lo Marplatenses sino entre la población veraniega. Habia logrado poner una nota pintoresca, y algo misteriosa con su original personalidad.
En el faro Punta Mogotes ejercia su autoridad en calidad de Jefe, desde hacia veinte o veinticinco años atras. Aunque le gustaba pasar parte de los días en la ciudad, tenia bien organizado entre los dos o tres torreros que le seguián en jerarquia y su pequeña dotación de marineros.
El viejecito era un hombre educado, correcto y afable, y muy prolijo en el cumplimiento de las reglas de cortesia. Demostraba siempre una tierna simpatia por los niños, y era muy sensible a la belleza de los pajaros y flores que cultivaba con santa paciencia en aquellas arenas del faro, azotadas por frecuentes vendabales. Su buena voluntad era proverbial, siempre estaba dispuesto a brindar servicios y no comprendia como era posible llegar a tener enemigos.
Capitan Fernando Müller Creia poseer mucho dominio sobre si, y esto mismo aconsejaba a los demás en su lema “Hombre no te enojes”, que llevaba grabado en una medalla de su cadena de reloj de bolsillo y la misma frase podia leerse en su pequeño escritorio blindado de la torre del faro. “Solo por prudencia”, explicó una vez que le descubrieron en su coche tirado por caballos blancos, una carabina como arma de largo alcance y un bastón con estoque que nunca utilizó, diciendo en su pintoresco idioma “porque cualquiera puede puede tener una escapusata, armarse alguna barafusa y entonces debo defenderme”. Era un buen trasnochador. Le gustaba permanecer horas y horas en las confiterías o en algún club rodeado de amigos relatando sus pasadas aventuras amorosas o de sus navegaciones de epocas pasadas.
Vivia solo. Sus datos respecto de la familia que tenia en Europa siempre fueron vagos, nebulosos. Tampoco se supo con certeza su nacionalidad, a veces decia que era austriaco y otras norteamericano. En su vida de marino debio recorrer mucho mundo y conocer más o menos mal cinco o seis lenguas que le embarullaban el castellano de un modo muy gracioso. Este decir pintoresco, su inocente necesidad de alguna mentira candorosa y su amplia imaginación desafiando el buen sentido hicieron celebre al Capitan Müller. Nada tan simpatico como el oirle relatar las innumerables aventuras de su vida que se habián hecho conocidas dentro y fuera del balneario.
El cumplimiento del deber acortó su vida. Encontrandosé enfermo fue informado de que llegaria al faro un inspector. Saberlo y trasladarse allá en su americana de caballos blancos fue todo uno. La enfermedad se agudizo y luego de una agonia dolorosa el capitan Müller fallece muy pobre y enfermo en los últimos días del mes de Diciembre de 1917, haciendose cargo el Ministerio de Marina de su entierro, pues no contaba con recursos. Presto servicio en el faro de Punta Mogotes desde 1893 y amo entrañablemente a este vigia del mar. El destacado historiador de la Ciudad de Mar del Plata D. Roberto J. Barili lo describe con sus palabras en su libro “Mar del Plata – Ciudad de America para la humanidad” de la siguiente manera:
“El capitán del faro Don Fernando Müller, fue un personaje de leyenda que durante muchos años actuó en ese cargo en el faro Punta Mogotes. Vestía levita gris, llevando siempre una flor roja en el ojal. Ojos celestes de mirar bondadoso y malicioso a la vez…”
UN GRAN ANFITRIÓN PARA UNA “EXCURSIÓN OBLIGADA” DE LA ÉPOCA.
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“…Los visitantes quedaran encantados con la amabilidad y caballerosidad del primer torrero , el CAPITAN MÜLLER , quien les hará pasar un día agradable…”
FUENTE : Guía para el bañista de Mar del Plata” , 1895.
El capitán Fernando Müller fue el cuarto jefe del faro pero el más recordado por su singular personalidad y su vida social en la Mar del Plata de entonces. El primero fue el capitán de fragata Alberto Iglesias quien se desempeñó durante la construcción del Faro y dejó sus funciones el 5 de agosto de 1881, día en que el faro fue librado al servicio. Le siguieron Juan Martínez y José Villa hasta que en 1898 se hizo cargo el capitán Fernando Müller
El capitán del faro Fernando Müller, que así se le llamaba por haber sido capitán de la marina mercante, en la época romántica de la navegación, por que los navíos en su mayoría eran veleros. Era un hombre que había alcanzado no solo gran popularidad entre lo marplatenses sino entre la población veraniega. Había logrado poner una nota pintoresca, y algo misteriosa con su original personalidad.
En el faro Punta Mogotes ejercía su autoridad en calidad de Jefe, desde hacia veinte o veinticinco años atrás. Aunque le gustaba pasar parte de los días en la ciudad, tenia bien organizado entre los dos o tres torreros que le seguían en jerarquía y su pequeña dotación de marineros. El viejecito era un hombre educado, correcto y afable, y muy prolijo en el cumplimiento de las reglas de cortesía.
Demostraba siempre una tierna simpatía por los niños, y era muy sensible a la belleza de los pájaros y flores que cultivaba con santa paciencia en aquellas arenas del faro, azotadas por frecuentes vendavales. Su buena voluntad era proverbial, siempre estaba dispuesto a brindar servicios y no comprendía como era posible llegar a tener enemigos.
Sr. Junco , mas que interesante la información que comparte en esta ocasión . Personalmente estaba convencido que Müller había sido el primero en desempeñar el cargo (perdón por la ignorancia…) . Incluso resulta tentador el ejercicio de comparación de fuentes ya que si nos detenemos en algunos pasajes de mis anteriores comentarios podemos leer , por ejemplo que :
“…tenia bien organizado entre los dos o tres torreros que le seguián en jerarquia y su pequeña dotación de marineros…”
“…Prestó servicio en el faro de Punta Mogotes desde 1893…”
“…Los visitantes quedaran encantados con la amabilidad y caballerosidad del primer torrero , el CAPITAN MÜLLER…”
Estos pasajes vistos a luz de la lectura de su comentario ponen de manifiesto , al menos , y según mi entender , dos incongruencias ; primeramente la mas “sencilla” como para aventurar una respuesta es la que se relaciona con el inicio de la actividad de Müller al frente del Faro (¿1893 o 1898?) ; en éste caso personalmente me inclinaría por el año 1893 , toda vez que la segunda fuente que he citado y que hace mención a Müller , data del año 1895 , con lo cual descartaríamos 1898 como año de inicio .
En segundo lugar , y en referencia al número de órden que supo ocupar el mencionado Capitán entre quienes ocuparon el cargo (que como dije , pensaba yo que había sido el primero) , vemos que quizá el error de interpretación pudiere surgir a partir de una cuestión de “jerarquías” y no de un tema “ordinal” ; ya que como se puede notar , y gracias a su aporte , se nos dice que , hasta Müller , fueron los señores Iglesias ; Martínez y Vila quienes se desempeñaron , es decir que Müller fue el cuarto en sucesión ; y si revisamos las otras fuentes vemos que se menciona a “…los dos o tres torreros que le seguían en jerarquía…” y al propio Müller como “el primer Torrero” , cuestión ésta última que , ahora si comprendo , obedece a su jerarquía y no a su calidad de primer ocupante del cargo.
De todos modos es dable mencionar que existen numerosas reseñas disponibles que claramente , y supongo que por motivo del “efecto arrastre” que suele acarrear éste tipo de interpretaciones confusas , presentan al Sr. Müller como el primer encargado del Faro en términos ordinales.
En fin , seguramente estos temas ya se han tratado en el blog y me disculpo si es que mis palabras y modesto análisis resultan redundantes.
“…En 1891 se inaugura el Faro Punta Mogotes , siendo director de la obra el Capitán de Fragata Alfredo P. Iglesias , designándose Capitán del Faro al señor Muller…”
RASGOS DE UNA PERSONALIDAD DESTACADA EN LA DIARIA MARPLATENSE .
———————————————————————–
“…Reside el hombre a unas cuantas millas de la Rambla , pero ello no es obstáculo para que la visite frecuentemente (…) Müller adora las flores , el ojal de su saco siempre aprisiona una “corbeille” y a falta de flores naturales , el Capitán transa por flores de liencillo o muselina (…) Maestro en el arte de organizar picnics , el “Dueño del Faro” , exquisito , sabe obsequiar principescamente a quienes le visitan en la pintoresca Punta Mogotes…”
FUENTE : Revista “Caras y Caretas” ; Marzo de 1910.
Levita gris,flor roja en el ojal,el Capitàn Fernando Müller desmentìa con perfecto francès su innegable apariencia teutona.Hasta hacìa la pausa justa,para que los azorados turistas de aquellos 1898 sintieran que el dificultoso y solitario camino recorrido desde el centro,no habìa sido en vano.Müller era el guìa de lujo para una joya arquitectònica: el Faro de Punta Mogotes.Fue construìdo con piezas originarias de Suecia en lo que entonces era el centro de la civilizaciòn,Parìs y tres arquitectos franceses,Barbier,Bernard y Turine se encargaron de ensamblar las partes hasta que el 5 de Agosto de 1891 se inagurò oficialmente.
Los navegantres de todas las èpocas,a partir de entonces,le agradecen que estè allì.La mole que se erige 55 metros por sobre el nivel del mar evita las peligrosas “restingas”,estribaciones del sistema de las Sierras del Tandil que conntinùan en el mar y forman bancos de arena a travès de los mogotes que dieron el nombre a la zona.Alberto Iglesias,Juan Martìnez y Josè Villa fueron los primeros encargados de alimentar el equipo con kerosèn.Hasta que llegò 1898 y con èl,el capitàn del Faro,el màs conocido,el de la leyenda: Fernando Müller.
“Hombre,no te enojes”:
Personaje singular el alemàn,que en realidad era austrìaco.Habìa nacido en Trieste,en 1845,segùn contò su vida al periodista Manuel Mario Olives,que publicò la historia de Müller en la revista FRAY MOCHO,el 26 de Febrero de 1914.De padre mayordomo del Emperador Francisco Josè,se cansò de la vida militar cuando era teniente en la armada del Imperio Austro-Hùngaro y se fue a capitanear buques mercantes.”Di cinco vueltas al mundo -narraba en aquel reportaje- y pude aprender 15 idiomas.Canto todos los himnos,hasta algunos de las islas indìgenas de Oceanìa”.
Sobre el escritorio rùstico que aùn se conserva en el mismo lugar,mostraba su divisa: “Hombre,no te enojes”.Y no se enojaba nunca,salvo cuando los cazadores se dedicaban a diezmar las manadas de lobos marinos.Con una sonrisa,invitaba a los osados visitantes a subir al carruaje tirado por dos caballos blancos para recorrer los alrededores.
El final del paseo era lo mas esperado: la subida de los 35,40 metros hasta el Faro,por las estrechas escaleras con peldaños de 35 centìmetros de alto y 50 de ancho.Claro que los turistas que se lanzaban a la aventura no lo hacìan por casualidad.Casi era una obligaciòn seguir los consejos de una guìa de turismo editada en Parìs (¿cuando no?) que invitaba al paseo de cinco horas de duraciòn.Por allì alguno se “colaba” con una escopeta para cazar patos o,a caballo,dedicarse a perseguir zorros plateados.Müller no lo impedìa y hasta entusiasmaba a los interlocutores con historias (¿o leyendas?) sobre cazadores famosos que habìan corrido por las inmediaciones tras sus presas.Y ademàs decìa el capitàn del faro,los paseos por los mèdanos podìan resultar una sorpresa porque allì habìa fòsiles de la edad de piedra.
Todas las noches el capitàn del Faro -como sus antecesores y quienes lo siguieron en la tarea- subìa a la torre encendìa la làmpara y soñaba despierto con el desifle de todos los barcos que comandò,con los hombres de mar agradecido con la vida que seguìa para ellos.”Yo no aspiro a nada -repetìa Müller en las tertulias de las noches calmas- sino a morir en este Faro,al lado de las rocas y bajo la bandera del paìs que tan feliz me hace vivir”.Y el destino hizo que su deseo se cumpliera: una imprevista inspecciòn de la Armada,provocò que,enfermo,se trasladara a Punta Mogotes en su americana de caballos blancos.El mal se agudizò y dìas despuès fallecìa.No dejò descendencia,pero si un sucesor: el hijo del almacenero que hacìa de atento oyente del austrìaco en las paradas de ida y vuelta hacia el desolado paraje distante varias horas del grupo de casas construìdas aldededor de Punta Iglesia,que llamaban Mar del Plata.Vicente Cachela,años despuès de la muerte de Müller,llegaba al Faro de Punta Mogotes como torrero…(Eduardo Cao/Clarìn/Pag.30/5-8-1991).
Respondiendo a algunos repararos de crìticos que siempre se hacen presentes cuando aparece algo nuevo,Bonnin,en el àlbum publicado en conmemoraciòn del cincuentenario de MdP en 1924,decìa:
“No serà por cierto por falta de empeño para lograr la realizaciòn de un trabajo que guardara relaciòn con la importancia del acontecimiento que trata de perpetuar,pues he puesto en èl toda mi fe y entusiasmo,junto con cariño que profeso a MdP,donde he formado mi hogar y han nacido mis hijos”.(Fuente: Roberto T. Barili).
Prof. Julian Mendozzi. Apasionante la vida del Capitán Muller diría que ya es una leyenda, por su consejo fui a la foto 6522 publicada en Marzo de 2012 y el Sr. Anibal Tomasi me responde a un comentario diciéndome que el momento del Capitán Muller fue Novelado en el año 1921 por la escritora Carolina Adelia Alió, espero hacerme de esta novela que debe tener un relato apasionante. Atte. José Alberto Lago.
Durante la temporada de verano de Diciembre de 1911 a Abril del 12,no funcionó la ruleta en MdP,el gobernador Ignacio D.Irigoyen,dictó la resolución de prohibirla,lo que trajo un un gran malestar social,y especialmente en los lugares,como el Brístol Hotel,donde en sus salones la aristocracia,se entretenía con este juego.Jorge Cabral,escribió en el diario La Nación: Se cenaba de smoking en los amplios comedores de ese lujoso hotel debido a la iniciativa progresista del Dr.José Luro y luego damas y caballeros pasaban a la sala de juego;aquellas lujosamente ataviadas.El espectáculo era un placer en los sentidos:todo respiraba distinción y elegancia.Así había sido hasta entonces desde los días iniciales del veraneo marplatense,reservado por natural gravitación de las cosas a las familias pudientes.Pocos años después todo cambió,creció MdP con ritmo acelerado;en los días que corren no existe el Brístol y la ruleta tiene otro régimen.En el ambiente de aquella época,de núcleos reducidos pero selectos,el insólito episodio monopolizó por entero el comentario.Toda suerte de rumores y explicaciones acerca del motivo constituyeron la comidilla obligada.Se recorrió la escala,desde lo mas verosímiles a los mas extrafalarios y absurdos.La verdad,la causa recóndida del gubernativo,probablemente nunca se sabrá.El comentario zumbón,sin embargo,giró la causa a la promesa que el mandatario bonaerense habría formulado a una dama atribulada por la mala suerte de su marido en el juego.Y no faltó quien le diera una versión escrita en una “versada” que circuló mucho y estuvo a la venta en hojita suelta,al precio de 20 centavos,en el comercio de cigarrería y venta de loterías instaladas en la Rambla Brístol y propiedad de Manuel Acosta.El autor de las décimas,pues tales eran,fue el Dr. Matías Calandrelli,con la colaboración del Dr. Arturo Alió,médicos ambos y finos humoristas,de acuerdo a una referencia precisa del caracterizado y talentoso vecino Dr.Francisco Rodriguez Etcheto,cuya actuación en MdP desde fines del siglo anterior,fue destacada y brillante,de positivo beneficio para la ciudad.Los versos del Dr. Caldarelli se han perdido en el tiempo.Solo por tradición oral se recuerdan algunas de sus estrofas,que abre el lamento popular y recuerda con notable didelidad el Dr. Rodriguez Etcheto:
El Sr. Gobernador
No quiere que la Ruleta
Haga perder la chaveta
Al ricacho jugador
Dice que es mucho mejor
por la arena caminar
deteniéndose a pescar
uno que otro surubí
o a jugar al tateti
con las piedritas del mar
El poeta hace hablar a hoteleros,comerciantes etc.Todos se quejan de la mala suerte y destacan los perjucios que la medida oficial trae a sus negocios y a la economía en general de la ciudad.Queja que se repitió también,años mas tarde,cuando el presidente Yrigoyen volvió a prohibir la ruleta,inspirado en motivos de tranquilidad y salud moral de la sociedad,pero con el efecto contraproducente de volcar el turismo hacia el Uruguay.
Y como en aquellos años la travesía al Faro era uno de los paseos obligados,en una décima habla y también se queja una figura pintoresca y peculiar de MdP de antaño: don Fernando Muller el Capitán del Faro,por autonomasia.Era este un ex oficial de la marina mercante de Austria,su país natal.De modales suaves y distinguidos,siempre afable y servicial,con sus patillas blancas,era figura difundida y querida,particularmente entre las familias veraneantes.
Fragmento del verso que hace conocer el Dr. F.Rodriguez Etcheto:
Y habla el Capitán del Faro
Que brilla en Punta Mogotes
Yo no estoy para estos trotes
Y rebelde me declaro
Como no juegan,es claro
Vienen al Faro a embromar
Y Corren peligro los buques
de perderse y encallar
A una dama dió su fé
de suprimir la ruleta
Y a menos que comprometa
su palabra en una plancha
Don Ignacio de la Mancha
su compromiso respeta
UN PERSONAJE LEGENDARIO.
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“…El capitán del faro Fernando Müller, que así se le llamaba por haber sido capitan de la Marina Mercante, en la epoca romantica de la navegación, por que los navios en su mayoria eran veleros. Era un hombre que habia alcanzado no solo gran popularidad entre lo Marplatenses sino entre la población veraniega. Habia logrado poner una nota pintoresca, y algo misteriosa con su original personalidad.
En el faro Punta Mogotes ejercia su autoridad en calidad de Jefe, desde hacia veinte o veinticinco años atras. Aunque le gustaba pasar parte de los días en la ciudad, tenia bien organizado entre los dos o tres torreros que le seguián en jerarquia y su pequeña dotación de marineros.
El viejecito era un hombre educado, correcto y afable, y muy prolijo en el cumplimiento de las reglas de cortesia. Demostraba siempre una tierna simpatia por los niños, y era muy sensible a la belleza de los pajaros y flores que cultivaba con santa paciencia en aquellas arenas del faro, azotadas por frecuentes vendabales. Su buena voluntad era proverbial, siempre estaba dispuesto a brindar servicios y no comprendia como era posible llegar a tener enemigos.
Capitan Fernando Müller Creia poseer mucho dominio sobre si, y esto mismo aconsejaba a los demás en su lema “Hombre no te enojes”, que llevaba grabado en una medalla de su cadena de reloj de bolsillo y la misma frase podia leerse en su pequeño escritorio blindado de la torre del faro. “Solo por prudencia”, explicó una vez que le descubrieron en su coche tirado por caballos blancos, una carabina como arma de largo alcance y un bastón con estoque que nunca utilizó, diciendo en su pintoresco idioma “porque cualquiera puede puede tener una escapusata, armarse alguna barafusa y entonces debo defenderme”. Era un buen trasnochador. Le gustaba permanecer horas y horas en las confiterías o en algún club rodeado de amigos relatando sus pasadas aventuras amorosas o de sus navegaciones de epocas pasadas.
Vivia solo. Sus datos respecto de la familia que tenia en Europa siempre fueron vagos, nebulosos. Tampoco se supo con certeza su nacionalidad, a veces decia que era austriaco y otras norteamericano. En su vida de marino debio recorrer mucho mundo y conocer más o menos mal cinco o seis lenguas que le embarullaban el castellano de un modo muy gracioso. Este decir pintoresco, su inocente necesidad de alguna mentira candorosa y su amplia imaginación desafiando el buen sentido hicieron celebre al Capitan Müller. Nada tan simpatico como el oirle relatar las innumerables aventuras de su vida que se habián hecho conocidas dentro y fuera del balneario.
El cumplimiento del deber acortó su vida. Encontrandosé enfermo fue informado de que llegaria al faro un inspector. Saberlo y trasladarse allá en su americana de caballos blancos fue todo uno. La enfermedad se agudizo y luego de una agonia dolorosa el capitan Müller fallece muy pobre y enfermo en los últimos días del mes de Diciembre de 1917, haciendose cargo el Ministerio de Marina de su entierro, pues no contaba con recursos. Presto servicio en el faro de Punta Mogotes desde 1893 y amo entrañablemente a este vigia del mar. El destacado historiador de la Ciudad de Mar del Plata D. Roberto J. Barili lo describe con sus palabras en su libro “Mar del Plata – Ciudad de America para la humanidad” de la siguiente manera:
“El capitán del faro Don Fernando Müller, fue un personaje de leyenda que durante muchos años actuó en ese cargo en el faro Punta Mogotes. Vestía levita gris, llevando siempre una flor roja en el ojal. Ojos celestes de mirar bondadoso y malicioso a la vez…”
EN : oni.escuelas.edu.ar
Prof. Julián Mendozzi.
UN GRAN ANFITRIÓN PARA UNA “EXCURSIÓN OBLIGADA” DE LA ÉPOCA.
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“…Los visitantes quedaran encantados con la amabilidad y caballerosidad del primer torrero , el CAPITAN MÜLLER , quien les hará pasar un día agradable…”
FUENTE : Guía para el bañista de Mar del Plata” , 1895.
Prof. Julián Mendozzi.
Una de las historias mas pintorescas de los personajes que vivieron en nuestra ciudad es sin ninguna duda la del jefe del faro de Punta Mogotes, el capitán Fernando Müller. (se puede ver la historia del faro en el blog http://fotosviejasdemardelplata.blogspot.com.ar/2013/11/el-capitan-fernando-muller.html).
El capitán Fernando Müller fue el cuarto jefe del faro pero el más recordado por su singular personalidad y su vida social en la Mar del Plata de entonces. El primero fue el capitán de fragata Alberto Iglesias quien se desempeñó durante la construcción del Faro y dejó sus funciones el 5 de agosto de 1881, día en que el faro fue librado al servicio. Le siguieron Juan Martínez y José Villa hasta que en 1898 se hizo cargo el capitán Fernando Müller
El capitán del faro Fernando Müller, que así se le llamaba por haber sido capitán de la marina mercante, en la época romántica de la navegación, por que los navíos en su mayoría eran veleros. Era un hombre que había alcanzado no solo gran popularidad entre lo marplatenses sino entre la población veraniega. Había logrado poner una nota pintoresca, y algo misteriosa con su original personalidad.
En el faro Punta Mogotes ejercía su autoridad en calidad de Jefe, desde hacia veinte o veinticinco años atrás. Aunque le gustaba pasar parte de los días en la ciudad, tenia bien organizado entre los dos o tres torreros que le seguían en jerarquía y su pequeña dotación de marineros. El viejecito era un hombre educado, correcto y afable, y muy prolijo en el cumplimiento de las reglas de cortesía.
Demostraba siempre una tierna simpatía por los niños, y era muy sensible a la belleza de los pájaros y flores que cultivaba con santa paciencia en aquellas arenas del faro, azotadas por frecuentes vendavales. Su buena voluntad era proverbial, siempre estaba dispuesto a brindar servicios y no comprendía como era posible llegar a tener enemigos.
Sr. Junco , mas que interesante la información que comparte en esta ocasión . Personalmente estaba convencido que Müller había sido el primero en desempeñar el cargo (perdón por la ignorancia…) . Incluso resulta tentador el ejercicio de comparación de fuentes ya que si nos detenemos en algunos pasajes de mis anteriores comentarios podemos leer , por ejemplo que :
“…tenia bien organizado entre los dos o tres torreros que le seguián en jerarquia y su pequeña dotación de marineros…”
“…Prestó servicio en el faro de Punta Mogotes desde 1893…”
“…Los visitantes quedaran encantados con la amabilidad y caballerosidad del primer torrero , el CAPITAN MÜLLER…”
Estos pasajes vistos a luz de la lectura de su comentario ponen de manifiesto , al menos , y según mi entender , dos incongruencias ; primeramente la mas “sencilla” como para aventurar una respuesta es la que se relaciona con el inicio de la actividad de Müller al frente del Faro (¿1893 o 1898?) ; en éste caso personalmente me inclinaría por el año 1893 , toda vez que la segunda fuente que he citado y que hace mención a Müller , data del año 1895 , con lo cual descartaríamos 1898 como año de inicio .
En segundo lugar , y en referencia al número de órden que supo ocupar el mencionado Capitán entre quienes ocuparon el cargo (que como dije , pensaba yo que había sido el primero) , vemos que quizá el error de interpretación pudiere surgir a partir de una cuestión de “jerarquías” y no de un tema “ordinal” ; ya que como se puede notar , y gracias a su aporte , se nos dice que , hasta Müller , fueron los señores Iglesias ; Martínez y Vila quienes se desempeñaron , es decir que Müller fue el cuarto en sucesión ; y si revisamos las otras fuentes vemos que se menciona a “…los dos o tres torreros que le seguían en jerarquía…” y al propio Müller como “el primer Torrero” , cuestión ésta última que , ahora si comprendo , obedece a su jerarquía y no a su calidad de primer ocupante del cargo.
De todos modos es dable mencionar que existen numerosas reseñas disponibles que claramente , y supongo que por motivo del “efecto arrastre” que suele acarrear éste tipo de interpretaciones confusas , presentan al Sr. Müller como el primer encargado del Faro en términos ordinales.
En fin , seguramente estos temas ya se han tratado en el blog y me disculpo si es que mis palabras y modesto análisis resultan redundantes.
Mis saludos para Ud.
Prof. Julián Mendozzi.
Importantes comentarios en el siguiente enlace :
http://www.lacapitalmdp.com/contenidos/fotosfamilia/fotos/6522
Prof. Julián Mendozzi.
DICE LA PÁGINA OFICIAL DE LA ARMADA ARGENTINA :
“…En 1891 se inaugura el Faro Punta Mogotes , siendo director de la obra el Capitán de Fragata Alfredo P. Iglesias , designándose Capitán del Faro al señor Muller…”
Fuente : http://www.ara.mil.ar
Prof. Julián Mendozzi.
RASGOS DE UNA PERSONALIDAD DESTACADA EN LA DIARIA MARPLATENSE .
———————————————————————–
“…Reside el hombre a unas cuantas millas de la Rambla , pero ello no es obstáculo para que la visite frecuentemente (…) Müller adora las flores , el ojal de su saco siempre aprisiona una “corbeille” y a falta de flores naturales , el Capitán transa por flores de liencillo o muselina (…) Maestro en el arte de organizar picnics , el “Dueño del Faro” , exquisito , sabe obsequiar principescamente a quienes le visitan en la pintoresca Punta Mogotes…”
FUENTE : Revista “Caras y Caretas” ; Marzo de 1910.
Prof. Julián Mendozzi.
Levita gris,flor roja en el ojal,el Capitàn Fernando Müller desmentìa con perfecto francès su innegable apariencia teutona.Hasta hacìa la pausa justa,para que los azorados turistas de aquellos 1898 sintieran que el dificultoso y solitario camino recorrido desde el centro,no habìa sido en vano.Müller era el guìa de lujo para una joya arquitectònica: el Faro de Punta Mogotes.Fue construìdo con piezas originarias de Suecia en lo que entonces era el centro de la civilizaciòn,Parìs y tres arquitectos franceses,Barbier,Bernard y Turine se encargaron de ensamblar las partes hasta que el 5 de Agosto de 1891 se inagurò oficialmente.
Los navegantres de todas las èpocas,a partir de entonces,le agradecen que estè allì.La mole que se erige 55 metros por sobre el nivel del mar evita las peligrosas “restingas”,estribaciones del sistema de las Sierras del Tandil que conntinùan en el mar y forman bancos de arena a travès de los mogotes que dieron el nombre a la zona.Alberto Iglesias,Juan Martìnez y Josè Villa fueron los primeros encargados de alimentar el equipo con kerosèn.Hasta que llegò 1898 y con èl,el capitàn del Faro,el màs conocido,el de la leyenda: Fernando Müller.
“Hombre,no te enojes”:
Personaje singular el alemàn,que en realidad era austrìaco.Habìa nacido en Trieste,en 1845,segùn contò su vida al periodista Manuel Mario Olives,que publicò la historia de Müller en la revista FRAY MOCHO,el 26 de Febrero de 1914.De padre mayordomo del Emperador Francisco Josè,se cansò de la vida militar cuando era teniente en la armada del Imperio Austro-Hùngaro y se fue a capitanear buques mercantes.”Di cinco vueltas al mundo -narraba en aquel reportaje- y pude aprender 15 idiomas.Canto todos los himnos,hasta algunos de las islas indìgenas de Oceanìa”.
Sobre el escritorio rùstico que aùn se conserva en el mismo lugar,mostraba su divisa: “Hombre,no te enojes”.Y no se enojaba nunca,salvo cuando los cazadores se dedicaban a diezmar las manadas de lobos marinos.Con una sonrisa,invitaba a los osados visitantes a subir al carruaje tirado por dos caballos blancos para recorrer los alrededores.
El final del paseo era lo mas esperado: la subida de los 35,40 metros hasta el Faro,por las estrechas escaleras con peldaños de 35 centìmetros de alto y 50 de ancho.Claro que los turistas que se lanzaban a la aventura no lo hacìan por casualidad.Casi era una obligaciòn seguir los consejos de una guìa de turismo editada en Parìs (¿cuando no?) que invitaba al paseo de cinco horas de duraciòn.Por allì alguno se “colaba” con una escopeta para cazar patos o,a caballo,dedicarse a perseguir zorros plateados.Müller no lo impedìa y hasta entusiasmaba a los interlocutores con historias (¿o leyendas?) sobre cazadores famosos que habìan corrido por las inmediaciones tras sus presas.Y ademàs decìa el capitàn del faro,los paseos por los mèdanos podìan resultar una sorpresa porque allì habìa fòsiles de la edad de piedra.
Todas las noches el capitàn del Faro -como sus antecesores y quienes lo siguieron en la tarea- subìa a la torre encendìa la làmpara y soñaba despierto con el desifle de todos los barcos que comandò,con los hombres de mar agradecido con la vida que seguìa para ellos.”Yo no aspiro a nada -repetìa Müller en las tertulias de las noches calmas- sino a morir en este Faro,al lado de las rocas y bajo la bandera del paìs que tan feliz me hace vivir”.Y el destino hizo que su deseo se cumpliera: una imprevista inspecciòn de la Armada,provocò que,enfermo,se trasladara a Punta Mogotes en su americana de caballos blancos.El mal se agudizò y dìas despuès fallecìa.No dejò descendencia,pero si un sucesor: el hijo del almacenero que hacìa de atento oyente del austrìaco en las paradas de ida y vuelta hacia el desolado paraje distante varias horas del grupo de casas construìdas aldededor de Punta Iglesia,que llamaban Mar del Plata.Vicente Cachela,años despuès de la muerte de Müller,llegaba al Faro de Punta Mogotes como torrero…(Eduardo Cao/Clarìn/Pag.30/5-8-1991).
Respondiendo a algunos repararos de crìticos que siempre se hacen presentes cuando aparece algo nuevo,Bonnin,en el àlbum publicado en conmemoraciòn del cincuentenario de MdP en 1924,decìa:
“No serà por cierto por falta de empeño para lograr la realizaciòn de un trabajo que guardara relaciòn con la importancia del acontecimiento que trata de perpetuar,pues he puesto en èl toda mi fe y entusiasmo,junto con cariño que profeso a MdP,donde he formado mi hogar y han nacido mis hijos”.(Fuente: Roberto T. Barili).
Prof. Julian Mendozzi. Apasionante la vida del Capitán Muller diría que ya es una leyenda, por su consejo fui a la foto 6522 publicada en Marzo de 2012 y el Sr. Anibal Tomasi me responde a un comentario diciéndome que el momento del Capitán Muller fue Novelado en el año 1921 por la escritora Carolina Adelia Alió, espero hacerme de esta novela que debe tener un relato apasionante. Atte. José Alberto Lago.
Durante la temporada de verano de Diciembre de 1911 a Abril del 12,no funcionó la ruleta en MdP,el gobernador Ignacio D.Irigoyen,dictó la resolución de prohibirla,lo que trajo un un gran malestar social,y especialmente en los lugares,como el Brístol Hotel,donde en sus salones la aristocracia,se entretenía con este juego.Jorge Cabral,escribió en el diario La Nación: Se cenaba de smoking en los amplios comedores de ese lujoso hotel debido a la iniciativa progresista del Dr.José Luro y luego damas y caballeros pasaban a la sala de juego;aquellas lujosamente ataviadas.El espectáculo era un placer en los sentidos:todo respiraba distinción y elegancia.Así había sido hasta entonces desde los días iniciales del veraneo marplatense,reservado por natural gravitación de las cosas a las familias pudientes.Pocos años después todo cambió,creció MdP con ritmo acelerado;en los días que corren no existe el Brístol y la ruleta tiene otro régimen.En el ambiente de aquella época,de núcleos reducidos pero selectos,el insólito episodio monopolizó por entero el comentario.Toda suerte de rumores y explicaciones acerca del motivo constituyeron la comidilla obligada.Se recorrió la escala,desde lo mas verosímiles a los mas extrafalarios y absurdos.La verdad,la causa recóndida del gubernativo,probablemente nunca se sabrá.El comentario zumbón,sin embargo,giró la causa a la promesa que el mandatario bonaerense habría formulado a una dama atribulada por la mala suerte de su marido en el juego.Y no faltó quien le diera una versión escrita en una “versada” que circuló mucho y estuvo a la venta en hojita suelta,al precio de 20 centavos,en el comercio de cigarrería y venta de loterías instaladas en la Rambla Brístol y propiedad de Manuel Acosta.El autor de las décimas,pues tales eran,fue el Dr. Matías Calandrelli,con la colaboración del Dr. Arturo Alió,médicos ambos y finos humoristas,de acuerdo a una referencia precisa del caracterizado y talentoso vecino Dr.Francisco Rodriguez Etcheto,cuya actuación en MdP desde fines del siglo anterior,fue destacada y brillante,de positivo beneficio para la ciudad.Los versos del Dr. Caldarelli se han perdido en el tiempo.Solo por tradición oral se recuerdan algunas de sus estrofas,que abre el lamento popular y recuerda con notable didelidad el Dr. Rodriguez Etcheto:
El Sr. Gobernador
No quiere que la Ruleta
Haga perder la chaveta
Al ricacho jugador
Dice que es mucho mejor
por la arena caminar
deteniéndose a pescar
uno que otro surubí
o a jugar al tateti
con las piedritas del mar
El poeta hace hablar a hoteleros,comerciantes etc.Todos se quejan de la mala suerte y destacan los perjucios que la medida oficial trae a sus negocios y a la economía en general de la ciudad.Queja que se repitió también,años mas tarde,cuando el presidente Yrigoyen volvió a prohibir la ruleta,inspirado en motivos de tranquilidad y salud moral de la sociedad,pero con el efecto contraproducente de volcar el turismo hacia el Uruguay.
Y como en aquellos años la travesía al Faro era uno de los paseos obligados,en una décima habla y también se queja una figura pintoresca y peculiar de MdP de antaño: don Fernando Muller el Capitán del Faro,por autonomasia.Era este un ex oficial de la marina mercante de Austria,su país natal.De modales suaves y distinguidos,siempre afable y servicial,con sus patillas blancas,era figura difundida y querida,particularmente entre las familias veraneantes.
Fragmento del verso que hace conocer el Dr. F.Rodriguez Etcheto:
Y habla el Capitán del Faro
Que brilla en Punta Mogotes
Yo no estoy para estos trotes
Y rebelde me declaro
Como no juegan,es claro
Vienen al Faro a embromar
Y Corren peligro los buques
de perderse y encallar
A una dama dió su fé
de suprimir la ruleta
Y a menos que comprometa
su palabra en una plancha
Don Ignacio de la Mancha
su compromiso respeta
(Fuente: Roberto T.Barili)