Detalle de la foto anterior. Niñas durante una clase de costura y bordado en el Asilo Unzué. Archivo General de la Nación. Enviada por Ignacio Iriarte.
Viendo esta foto y la anterior, es fácil ubicarse en aquel momento y en la situación social en que se encontraban esa gran cantidad de niñas. Se las ve aprendiendo artes y oficios, complementarios de su educación formal, lo cual les permitirá insertarse en forma útil y productiva en la sociedad. Muchos han visto en eso una especie de “fábrica de sirvientas de bajo costo” para los turistas ricos. Creo que es restarle dignidad al trabajo humano, por humilde que sea. Viendo a esas jóvenes bien aseadas concentradas en su labor, cabe meditar también sobre cuáles eran sus alternativas de no haber estado bajo esos techos, en su probable condición de “huérfanas y expósitas”, como rezaba el objetivo de la creación del Instituto. Sobre estos aspectos fundacionales el señor Somma recientemente nos ha proporcionado, en este mismo foro, una amplia y valiosa información. Lafra.
Las niñas estàn bordando en el antiguo bastidor de lados rectos,es para piezas de un tamaño mayor que lo comùn,y un poco mas difìcil de usar,ya que a veces deben preparar la tela especialmente en los bordes,con un dobladillo o cinta;en cambio los bastidores redondos,son mas pràcticos,por su menor dimensiòn y movilidad.Tambièn se observa la tìpica tijeras para las bordadoras y pequeños ovillos de hilos.
La Virgen de Piedra:
“Yo perdí mi libertad… a mamá y a papá.Lo que siempre quise,fue ver y estar con mi mamá… Mi vida se llenaba con sus gorjeos y se opacaba con cada ausencia suya”(Pag.206).Acaso este libro haya sido editado hace algunos años atrás,no obstante,solo recientemente he tomado contacto con él a partir de un intercambio con su autora,de quien años atrás había leido con atención ese magnífico testimonio de la vida en las instituciones de menores relatado en Abandono de Menores,historia y problemática de las instituciones de protección,en el cual con rigurosidad la autora abordaba las dimensiones del encierro,la privación de la libertad y la ambivalencia de la protección del estado en la percepción de aquellas personas encerradas.En este libro,a diferencia del anterior,el relato está novelado,quizás por este motivo el impacto de su lectura haya sido mayor.A través de la prosa de este libro,se intuye el esfuerzo desplegado por la autora para recuperar la subjetividad de la niña que fue y transitó por los espacios sórdidos de las instituciones de protección de la niñez.Y en este sentido,no es un relato más,de los tantos que han engrosado la bibliografía del terror de las experiencias traumáticas,es un relato singular ya que en un estilo que pretende despojarse de una mirada ideológica de la cuestión de la infancia y sus atravesamientos dogmáticos,aparece la dimensión profundamente humana del sufrimiento y la deprivación.Anya,una niña aún cuando empieza a transitar los espacios de encierro,nos invita a conocer a través de la mirada extrañada de una niña algunas de las trayectorias no tan infrecuentes que atraviesan muchos niños cuyas circunstancias familiares los colocan en situación de gran vulnerabilidad social.Anya llega al Asilo Unzué,en Mar del Plata,no porque sea huérfana ni porque no disponga de familia;tampoco porque su conducta la sindique como una niña problemática con necesidades de tratamiento especial,sino porque las condiciones de soledad y desamparo en que vive su madre,abandonada cíclicamente por un marido que desaparece a “trabajar” según la solícita mirada infantil,(aunque luego se sepa que es un jugador compulsivo -lo que permite inteligir las múltiples cosas que la mirada infantil refiere inexplicables en los primeros momentos-),la posicionan en situación de no poder dar contención y asistencia a sus hijos,entonces,sola al borde de la desesperación,va a clamar por ayuda estatal Esta ayuda que aparece mediatizada por los agentes de la iglesia –el Padre Angel y el Monseñor Esteban-,articula con el entramado de protección de la infancia que prevee el dispositivo del patronato de menores: las instituciones especializadas para el abordaje de las distintas problemáticas en muchos casos -como este- sociales.“Los asilos –dirá Anya- son una especie de deposito de niñas o campos de concentración de pupilas.Nos traen con el engaño que será solo por un tiempito,hasta que los grandes resuelvan sus problemas.Luego se desmemorian durante años”.Es a partir de la demanda espontánea de su propia madre que el Patronato interviene y confiere legalidad a una situación que ya se había resuelto de hecho con la internación
de Anya y su hermana primero en sistemas de amas externas,luego en hogares o colegios pupilos cercanos a la residencia de la madre,luego en el Asilo Unzue y la de su hermano en un asilo de Capital Federal.Esto sin contar los múltiples ensayos de recurrencia a instancias familiares,que sin entrar en detalles,nunca eran sostenidas en el tiempo y siempre terminaban siendo provisorias,quedando como alternativa en última instancia,el patronato del estadoparadójicamente garante de cierta previsibililidad.Desde la mirada de Anya las cuestiones mas triviales aparecen teñidas de desamparo y soledad: la enuresis frecuente –acompañada de la vergüenza,el estigma y el temor a la represalia,los mocos y la falta de pañuelo,las inquietudes por el crecimiento y el
desarrollo (los pelos en la cola de adelante y la menstruación),el Edipo (cuando me case con mi papá,aunque se que no se puede,pero voy a buscar alguien como él),el abuso sexual (aparece múltiples episodios que alertan sobre la no tan inusual ocurrencia),el hambre persistente (y la mala calidad de la comida,el arroz con gorgojos),la total falta de privacidad (en el baño,en la ducha),los permanentes castigos,la sensación de estar a merced de las mas absoluta discrecionalidad (las elegidas como víctimas propiciatorias,los ensañamientos de alguna Hermana con alguna interna en particular),la impotencia de no poder hacer nade “nos cuesta ver a
las chicas sufrir.Algunas cerramos los ojos o miramos para otro lado.Yo observo el techo por si veo el Espíritu de dios pasar,para avisarle lo que ocurre” (pág. 103).La eterna contradicción sobre el bien y el mal y la imposibilidad de alinearse definitivamente de un lado aparece atravesando con fuerza todo el relato.Se condensa en la ambivalencia respecto a las dos figuras parentales: en el recuerdo de Anya resalta la bondad de su padre por oposición al “nerviosismo” de su madre,(“mi papá es bueno,a él no le gusta vernos llorar”,“cuando papá está refulge el sol.El mitiga todo lo feo y lo malo y nos protege del frío y de los nervios de mamá” pág. 51).O sea,un padre que desde la información objetiva que nos proporciona la misma Anya (desapariciones frecuentes,perdidas de sueldos,billeteras,gente extraña que lo busca,mentiras respecto a su historia anterior,existencia de otra familia) podría ser denostado,y caracterizado como en gran parte responsable de la suerte corrida por ella y sus hermanos,es a lo largo de todo el relato conservado en el lugar idealizado que da reparo “papá no es malo… porque no le gusta vernos llorar… solo que no puede ser papá….”(pag. 204).En el caso de la madre,la ambivalencia es explícita y así,en una misma pagina,y en pocos renglones,desfilan las sensaciones encontradas “… la amo.Como mamá no existe otra igual.Le escribo poesías y la agasajo con mis ilustraciones para su cumpleaños…. al
principio,cuando nos retira de los colegios es buena.Con las
horas que pasan,invariablemente encuentra causas para retarme o pegarme…. La odio cada vez más …” pagina 48,y más adelante,“La odio tanto como la lástima que me inspira” pag. 58,“sos mala,la peor mamá del mundo” (pag 78) y el relato de palizas frecuentes,de golpes,castigos y gritos que Anya soporta sistemática y estoicamente.“La odio,la mataría. Yo no se que prefiero: si la soledad del Unzue,volverme religiosa o
esposa de Jesús,o estar con mamá” (pag. 132).La frustración de Anya por no merecer el cariño de su madre y convencerse a sí misma que es intrínsecamente mala o que quizás no sea realmente su hija (“a un hijo propio no se lo trata así.Mamá no me quiere como hija… cuando recién nací se quejó a la enfermera,creyendo que a su verdadero bebe se lo habían reemplazado por un negrita de rulos negros,o sea,yo”.(pág. 72).
En el medio,desfilan los mitos,“parece que los niños somos peligrosos para los adultos” y las amenazas veladas “si continuas portándote mal,el Juez te pondrá pupila asta los 21 años!” pag 60,la fantasía de la adopción.“tal vez nací para ser adoptada.No entiendo porque nadie lo hace si todos dicen que soy tan linda y simpática” (pag.100).Cada historia de cada una de las compañeras y amigas de encierro es una historia
singular,aunque todas tienen un común denominador: la tristeza,el dolor, el abandono,la enfermedad y la muerte.Y un relato que se repite: “al principio,los familiares,de Buenos Aires o de lejos,retornan seguido, cada mes.Posteriormente cada tres,cada seis,una vez al año y en adelante las abandonan,porque se olvidan que tienen hijas” (pag. 99),y entonces, aparecen algunas crónicas de trayectorias anunciadas: “cuando las del Asilo Unzue finalizan sexto grado,algunas obtienen su libertad, generalmente para trabajar de siervas.Otras pocas continúan el secundario en el Pizarro –otro instituto- en Buenos Aires- anexo del Garrigós,donde viven quinientas chicas encerradas como nosotras.”Y aún así la búsqueda permanente,la vía de escape: el coro,el teatro,y ese juego de ajedrez imaginario,el único que por su carácter no está sujeto a la perversa lógica de premios y castigos.El ajedrez de la libertad,partida que se dirime entre las piezas negras del encierro,personificadas en el Unzue, las monjas,las celadoras,el Consejo del Menor,los obispos,vicarios y monseñores,los institutos,los jueces,los padres y familiares malos y las piezas blancas de la libertad,personificadas en las pupilas y
pupilos del mundo,los rebeldes,familiares,vecinos buenos y algunas autoridad que se preocupan por nosotras,incluyendo a las hermanas buenas (pag. 110).Y una pregunta,que con toda su brutalidad,queda flotando: “¿son o no las rejas las que definen la libertad o el encierro?” (pag. 205).Y además del juego,otra expectativa abrigada al calor de la bronca: la denuncia a través de un futuro libro: “como tanto me gusta escribir, mis amigas esperan que le cuente a la gente de la Argentina lo que se sufre aquí dentro,para que cuando vote Jueces y Presidentes no les permitan crear leyes para encerrar y maltratar a los niños y
para pegarles con los bastones largos a los jóvenes que estudian en la universidad…También serviría mi libro como advertencia para los papás y mamás dejen de estar ciegos,de equivocarse y de ser crueles pidiendo ayuda para encerrarnos.Voy a alertar a las personas para que desconfíen de las monjas y celadoras que escapan al control de dios,del presidente, de los Jueces, de los obispos y de algunos familiares,padrinos
y vecinos que nos aprecian de verdad.Finalmente me reuniré con los profesionales que escriben las leyes para crear una nueva que castigue a los adultos que maltratan a los chicos que no pueden defenderse,como nosotras.Otra que elimine el encarcelamiento de los niños y adolescentes inocentes y desprotegidos,y obligue a los jueces,a la Iglesia,al Estado, a la sociedad,y al Consejo a buscar una familia para cada uno.En
especial para los que somos pobres … Una última ley,prohibiría que a los internados se nos exhiba como felices huérfanos de la televisión contemporánea de Chiquititas y otros programas,porque a las nenas y a los nenes los están engañando con que ser pupilos es una panacea.(pag. 190-1).
Como telón de fondo,desfila la historia argentina,con sus políticas sociales y sus programas de asistencia.La infancia de Anya transcurre durante la década del 60,post peronismo,o sea,la época de oro en lo que asistencia social se refiere.Así,Anya y su hermana hacen su experiencia en las famosas colonias estatales gratuitas iniciadas durante la gestión de Evita al frente de la Fundación Eva Perón,“mientras Jorge
Cafrune le canta a la libertad y José Larralde le pide a los patrones de los peones rurales que los traten con humanidad y que les quiten las penurias de la pobreza” (pag.53) y Onganía derroca a Illia e interviene la Universidad.En síntesis un testimonio que recupera la subjetividad de una infancia triste,y un mensaje que opera como denuncia: Les diremos a los pequeños que estar encerrados y sin amor es los más triste del mundo que les pudiera pasar en su vida” donde no hay consuelo posible,y donde esa virgen de piedra que da título al libro cobra un nuevo sentido,esta vez plagado de literalidad.
(La virgen de piedra,de Ana María Dubaniewicz/Comentario de Silvia Guemureman).
Solicito a Ustedes se quite de internet esta publicación de la Lic. Guemureman. No está en cuestión el comportamiento familiar, sino las “malas soluciones intentadas” que nos han privado de amor, de derechos, de familia y de hogar, eligiendo los funcionarios del Estado, el encierro o la usurpación del sistema familiar como respuesta al pedido de ayuda de los familiares en desventaja.
Es tener una mirada superficial justificar si un oficio sirve o no para que los niños mejoren su situación de riesgo. Lo profundo es dar a cada niño una familia: propia, extensa o la adopción. Por esta mentalidad es que se sostiene este Estado de privación de libertad y se cometen estos Delitos de Lesa Humanidad sobre los niños. Ana María Dubaniewicz
Viendo esta foto y la anterior, es fácil ubicarse en aquel momento y en la situación social en que se encontraban esa gran cantidad de niñas. Se las ve aprendiendo artes y oficios, complementarios de su educación formal, lo cual les permitirá insertarse en forma útil y productiva en la sociedad. Muchos han visto en eso una especie de “fábrica de sirvientas de bajo costo” para los turistas ricos. Creo que es restarle dignidad al trabajo humano, por humilde que sea. Viendo a esas jóvenes bien aseadas concentradas en su labor, cabe meditar también sobre cuáles eran sus alternativas de no haber estado bajo esos techos, en su probable condición de “huérfanas y expósitas”, como rezaba el objetivo de la creación del Instituto. Sobre estos aspectos fundacionales el señor Somma recientemente nos ha proporcionado, en este mismo foro, una amplia y valiosa información. Lafra.
Las niñas estàn bordando en el antiguo bastidor de lados rectos,es para piezas de un tamaño mayor que lo comùn,y un poco mas difìcil de usar,ya que a veces deben preparar la tela especialmente en los bordes,con un dobladillo o cinta;en cambio los bastidores redondos,son mas pràcticos,por su menor dimensiòn y movilidad.Tambièn se observa la tìpica tijeras para las bordadoras y pequeños ovillos de hilos.
La Virgen de Piedra:
“Yo perdí mi libertad… a mamá y a papá.Lo que siempre quise,fue ver y estar con mi mamá… Mi vida se llenaba con sus gorjeos y se opacaba con cada ausencia suya”(Pag.206).Acaso este libro haya sido editado hace algunos años atrás,no obstante,solo recientemente he tomado contacto con él a partir de un intercambio con su autora,de quien años atrás había leido con atención ese magnífico testimonio de la vida en las instituciones de menores relatado en Abandono de Menores,historia y problemática de las instituciones de protección,en el cual con rigurosidad la autora abordaba las dimensiones del encierro,la privación de la libertad y la ambivalencia de la protección del estado en la percepción de aquellas personas encerradas.En este libro,a diferencia del anterior,el relato está novelado,quizás por este motivo el impacto de su lectura haya sido mayor.A través de la prosa de este libro,se intuye el esfuerzo desplegado por la autora para recuperar la subjetividad de la niña que fue y transitó por los espacios sórdidos de las instituciones de protección de la niñez.Y en este sentido,no es un relato más,de los tantos que han engrosado la bibliografía del terror de las experiencias traumáticas,es un relato singular ya que en un estilo que pretende despojarse de una mirada ideológica de la cuestión de la infancia y sus atravesamientos dogmáticos,aparece la dimensión profundamente humana del sufrimiento y la deprivación.Anya,una niña aún cuando empieza a transitar los espacios de encierro,nos invita a conocer a través de la mirada extrañada de una niña algunas de las trayectorias no tan infrecuentes que atraviesan muchos niños cuyas circunstancias familiares los colocan en situación de gran vulnerabilidad social.Anya llega al Asilo Unzué,en Mar del Plata,no porque sea huérfana ni porque no disponga de familia;tampoco porque su conducta la sindique como una niña problemática con necesidades de tratamiento especial,sino porque las condiciones de soledad y desamparo en que vive su madre,abandonada cíclicamente por un marido que desaparece a “trabajar” según la solícita mirada infantil,(aunque luego se sepa que es un jugador compulsivo -lo que permite inteligir las múltiples cosas que la mirada infantil refiere inexplicables en los primeros momentos-),la posicionan en situación de no poder dar contención y asistencia a sus hijos,entonces,sola al borde de la desesperación,va a clamar por ayuda estatal Esta ayuda que aparece mediatizada por los agentes de la iglesia –el Padre Angel y el Monseñor Esteban-,articula con el entramado de protección de la infancia que prevee el dispositivo del patronato de menores: las instituciones especializadas para el abordaje de las distintas problemáticas en muchos casos -como este- sociales.“Los asilos –dirá Anya- son una especie de deposito de niñas o campos de concentración de pupilas.Nos traen con el engaño que será solo por un tiempito,hasta que los grandes resuelvan sus problemas.Luego se desmemorian durante años”.Es a partir de la demanda espontánea de su propia madre que el Patronato interviene y confiere legalidad a una situación que ya se había resuelto de hecho con la internación
de Anya y su hermana primero en sistemas de amas externas,luego en hogares o colegios pupilos cercanos a la residencia de la madre,luego en el Asilo Unzue y la de su hermano en un asilo de Capital Federal.Esto sin contar los múltiples ensayos de recurrencia a instancias familiares,que sin entrar en detalles,nunca eran sostenidas en el tiempo y siempre terminaban siendo provisorias,quedando como alternativa en última instancia,el patronato del estadoparadójicamente garante de cierta previsibililidad.Desde la mirada de Anya las cuestiones mas triviales aparecen teñidas de desamparo y soledad: la enuresis frecuente –acompañada de la vergüenza,el estigma y el temor a la represalia,los mocos y la falta de pañuelo,las inquietudes por el crecimiento y el
desarrollo (los pelos en la cola de adelante y la menstruación),el Edipo (cuando me case con mi papá,aunque se que no se puede,pero voy a buscar alguien como él),el abuso sexual (aparece múltiples episodios que alertan sobre la no tan inusual ocurrencia),el hambre persistente (y la mala calidad de la comida,el arroz con gorgojos),la total falta de privacidad (en el baño,en la ducha),los permanentes castigos,la sensación de estar a merced de las mas absoluta discrecionalidad (las elegidas como víctimas propiciatorias,los ensañamientos de alguna Hermana con alguna interna en particular),la impotencia de no poder hacer nade “nos cuesta ver a
las chicas sufrir.Algunas cerramos los ojos o miramos para otro lado.Yo observo el techo por si veo el Espíritu de dios pasar,para avisarle lo que ocurre” (pág. 103).La eterna contradicción sobre el bien y el mal y la imposibilidad de alinearse definitivamente de un lado aparece atravesando con fuerza todo el relato.Se condensa en la ambivalencia respecto a las dos figuras parentales: en el recuerdo de Anya resalta la bondad de su padre por oposición al “nerviosismo” de su madre,(“mi papá es bueno,a él no le gusta vernos llorar”,“cuando papá está refulge el sol.El mitiga todo lo feo y lo malo y nos protege del frío y de los nervios de mamá” pág. 51).O sea,un padre que desde la información objetiva que nos proporciona la misma Anya (desapariciones frecuentes,perdidas de sueldos,billeteras,gente extraña que lo busca,mentiras respecto a su historia anterior,existencia de otra familia) podría ser denostado,y caracterizado como en gran parte responsable de la suerte corrida por ella y sus hermanos,es a lo largo de todo el relato conservado en el lugar idealizado que da reparo “papá no es malo… porque no le gusta vernos llorar… solo que no puede ser papá….”(pag. 204).En el caso de la madre,la ambivalencia es explícita y así,en una misma pagina,y en pocos renglones,desfilan las sensaciones encontradas “… la amo.Como mamá no existe otra igual.Le escribo poesías y la agasajo con mis ilustraciones para su cumpleaños…. al
principio,cuando nos retira de los colegios es buena.Con las
horas que pasan,invariablemente encuentra causas para retarme o pegarme…. La odio cada vez más …” pagina 48,y más adelante,“La odio tanto como la lástima que me inspira” pag. 58,“sos mala,la peor mamá del mundo” (pag 78) y el relato de palizas frecuentes,de golpes,castigos y gritos que Anya soporta sistemática y estoicamente.“La odio,la mataría. Yo no se que prefiero: si la soledad del Unzue,volverme religiosa o
esposa de Jesús,o estar con mamá” (pag. 132).La frustración de Anya por no merecer el cariño de su madre y convencerse a sí misma que es intrínsecamente mala o que quizás no sea realmente su hija (“a un hijo propio no se lo trata así.Mamá no me quiere como hija… cuando recién nací se quejó a la enfermera,creyendo que a su verdadero bebe se lo habían reemplazado por un negrita de rulos negros,o sea,yo”.(pág. 72).
En el medio,desfilan los mitos,“parece que los niños somos peligrosos para los adultos” y las amenazas veladas “si continuas portándote mal,el Juez te pondrá pupila asta los 21 años!” pag 60,la fantasía de la adopción.“tal vez nací para ser adoptada.No entiendo porque nadie lo hace si todos dicen que soy tan linda y simpática” (pag.100).Cada historia de cada una de las compañeras y amigas de encierro es una historia
singular,aunque todas tienen un común denominador: la tristeza,el dolor, el abandono,la enfermedad y la muerte.Y un relato que se repite: “al principio,los familiares,de Buenos Aires o de lejos,retornan seguido, cada mes.Posteriormente cada tres,cada seis,una vez al año y en adelante las abandonan,porque se olvidan que tienen hijas” (pag. 99),y entonces, aparecen algunas crónicas de trayectorias anunciadas: “cuando las del Asilo Unzue finalizan sexto grado,algunas obtienen su libertad, generalmente para trabajar de siervas.Otras pocas continúan el secundario en el Pizarro –otro instituto- en Buenos Aires- anexo del Garrigós,donde viven quinientas chicas encerradas como nosotras.”Y aún así la búsqueda permanente,la vía de escape: el coro,el teatro,y ese juego de ajedrez imaginario,el único que por su carácter no está sujeto a la perversa lógica de premios y castigos.El ajedrez de la libertad,partida que se dirime entre las piezas negras del encierro,personificadas en el Unzue, las monjas,las celadoras,el Consejo del Menor,los obispos,vicarios y monseñores,los institutos,los jueces,los padres y familiares malos y las piezas blancas de la libertad,personificadas en las pupilas y
pupilos del mundo,los rebeldes,familiares,vecinos buenos y algunas autoridad que se preocupan por nosotras,incluyendo a las hermanas buenas (pag. 110).Y una pregunta,que con toda su brutalidad,queda flotando: “¿son o no las rejas las que definen la libertad o el encierro?” (pag. 205).Y además del juego,otra expectativa abrigada al calor de la bronca: la denuncia a través de un futuro libro: “como tanto me gusta escribir, mis amigas esperan que le cuente a la gente de la Argentina lo que se sufre aquí dentro,para que cuando vote Jueces y Presidentes no les permitan crear leyes para encerrar y maltratar a los niños y
para pegarles con los bastones largos a los jóvenes que estudian en la universidad…También serviría mi libro como advertencia para los papás y mamás dejen de estar ciegos,de equivocarse y de ser crueles pidiendo ayuda para encerrarnos.Voy a alertar a las personas para que desconfíen de las monjas y celadoras que escapan al control de dios,del presidente, de los Jueces, de los obispos y de algunos familiares,padrinos
y vecinos que nos aprecian de verdad.Finalmente me reuniré con los profesionales que escriben las leyes para crear una nueva que castigue a los adultos que maltratan a los chicos que no pueden defenderse,como nosotras.Otra que elimine el encarcelamiento de los niños y adolescentes inocentes y desprotegidos,y obligue a los jueces,a la Iglesia,al Estado, a la sociedad,y al Consejo a buscar una familia para cada uno.En
especial para los que somos pobres … Una última ley,prohibiría que a los internados se nos exhiba como felices huérfanos de la televisión contemporánea de Chiquititas y otros programas,porque a las nenas y a los nenes los están engañando con que ser pupilos es una panacea.(pag. 190-1).
Como telón de fondo,desfila la historia argentina,con sus políticas sociales y sus programas de asistencia.La infancia de Anya transcurre durante la década del 60,post peronismo,o sea,la época de oro en lo que asistencia social se refiere.Así,Anya y su hermana hacen su experiencia en las famosas colonias estatales gratuitas iniciadas durante la gestión de Evita al frente de la Fundación Eva Perón,“mientras Jorge
Cafrune le canta a la libertad y José Larralde le pide a los patrones de los peones rurales que los traten con humanidad y que les quiten las penurias de la pobreza” (pag.53) y Onganía derroca a Illia e interviene la Universidad.En síntesis un testimonio que recupera la subjetividad de una infancia triste,y un mensaje que opera como denuncia: Les diremos a los pequeños que estar encerrados y sin amor es los más triste del mundo que les pudiera pasar en su vida” donde no hay consuelo posible,y donde esa virgen de piedra que da título al libro cobra un nuevo sentido,esta vez plagado de literalidad.
(La virgen de piedra,de Ana María Dubaniewicz/Comentario de Silvia Guemureman).
Solicito a Ustedes se quite de internet esta publicación de la Lic. Guemureman. No está en cuestión el comportamiento familiar, sino las “malas soluciones intentadas” que nos han privado de amor, de derechos, de familia y de hogar, eligiendo los funcionarios del Estado, el encierro o la usurpación del sistema familiar como respuesta al pedido de ayuda de los familiares en desventaja.
Es tener una mirada superficial justificar si un oficio sirve o no para que los niños mejoren su situación de riesgo. Lo profundo es dar a cada niño una familia: propia, extensa o la adopción. Por esta mentalidad es que se sostiene este Estado de privación de libertad y se cometen estos Delitos de Lesa Humanidad sobre los niños. Ana María Dubaniewicz