MARTÍN CABRALES, TERCERA GENERACIÓN DE PRODUCTORES DE CAFÉ
Una marca con historia.
“Fundada hace 70 años, su empresa vende 10 millones de kilos de café anuales y cerró su balance con una facturación de 220 millones de pesos. Tiene una galería de arte propia.
La tradición en la familia Cabrales es clara: los hijos mayores deben llamarse Antonio y, de más está decirlo, deben dedicarse al negocio del café. Cuando Antonio Cabrales llegó de Asturias, España, comenzó a trabajar en la venta de café. En noviembre de 1941 se independizó y fundó un local de venta de café al público en Mar del Plata al que llamó “La planta de café”, lo que hoy se conoce como Cabrales. La historia siguió con su hijo Antonio Cabrales (74 años), quien preside la empresa, aunque prefiere que le digan Quique. Su hijo Antonio Martín (50 años) es el vicepresidente y quien hoy lleva las riendas de la empresa, pero todos lo conocen como Martín Cabrales. Esta empresa familiar logró que su apellido se convierta en un sinónimo de café y logró construir en 70 años una compañía que vende 10 millones de kilos de café por año y acaba de cerrar su balance, hace pocos días, con una facturación de 220 millones de pesos, y el próximo año planea crecer un 25 por ciento más.
Lo curioso de este emprendimiento familiar, que emplea a 350 personas, es que todo se generó en base a un insumo que, por razones climáticas, no se produce en la Argentina. Sin embargo, basados en la exportación, se especializan en producir y comercializar cafés finos para bares, restaurantes, confiterías; entre sus clientes figuran desde McCafé hasta Havanna. Amplían la gama de productos en supermercados y en el canal hogar. Adaptándose a los tiempos que corren tienen hasta cafés fríos; hicieron alianzas con marcas como Philips y la empresa italiana Caffitaly para crear en forma exclusiva las monodosis de café que utilizan sus cafeteras. Pero además de café Cabrales, comercializan y producen la marca de té Big Ben, la yerba mate Yer Vita, utilizan “La Planta de Café” para los productos que comercializan en supermercados y “Al Grano” en los que se destinan a gastronomía y hotelería.
Con sede en Mar del Plata, tienen dos plantas: Ayolas y el Parque Industrial Savio que queda camino a Batán y un centro de distribución y logística en Caballito. Tienen 8 locales propios: 4 en Mar del Plata, 2 en Capital Federal, 1 en La Plata y 1 en Tandil. En los locales no sólo es posible encontrar una gran variedad de café proveniente de cualquier rincón del planeta, sino también productos regionales e importados como los fideos Varilla, entre otros.
El negocio del café es muy curioso. Martín Cabrales cuenta: “La Argentina no produce café, no existen plantas de cafeto. No hay por la altura, el clima, el suelo y hasta el régimen de lluvias no es apto. Es imprescindible importar todo el café, por eso no tenemos ninguna clase de problema para importar. El mayor productor del mundo es Brasil, ahora aparece Vietnam, y también están Colombia, Costa Rica y México.
Nosotros importamos de Brasil, tenemos un convenio de exclusividad con Juan Valdez en Colombia, y de Costa Rica”. En la actualidad, Cabrales cuenta que el consumo per cápita en la Argentina es de un kilo, mientras que en Finlandia alcanza los 12 kilos por habitante. “Recuerdo que cuando éramos chicos te ponían la taza de café con leche y listo, no tenías margen para opinar. Ahora competimos con los lácteos, jugos, cereales, de todo”, señala el vicepresidente.
En Cabrales se encargan de todo, hasta del sobre de azúcar y edulcorante que acompaña a las tazas. Pero confiesan que nunca pensaron en abrir un local que venda café al público para no competir con sus propios clientes. Un nicho interesante es la exportación: hace 20 años que comercializan a Uruguay y Paraguay, y hace casi 9 años que venden en Chile. Y tienen más planes de expansión.
Todos los años buscan una manera de renovarse, por eso abrieron una galería de arte en Mar del Plata donde brindan un espacio abierto a todos los jóvenes artistas que buscan exponer, sin tener que pagar. Así comenzó esta pasión que fue plasmándose en ediciones especiales de latas y en 2011 hizo que Cabrales convocara a Milo Lockett para que diseñara tazas, latas y vajilla. Distintas formas de seducir a potenciales clientes, en un mercado en el que el consumo de hogar compite con el de bares. “El consumo está cambiando, se está consumiendo más en hogares que en bares. La gente consume en bares que le gustan. Va al que le ofrece el bombón más rico al lado del café, están todos más exigentes, porque son más conocedores. Al consumidor ya no le pasan gato por liebre”, dice Cabrales.
Los planes para el futuro son ambiciosos. “Queremos hacer una ampliación en la línea de torrado y en producción. Estimamos invertir entre 15 y 20 millones de pesos en los próximos tres años, pero todo depende de la financiación que consigamos. Y si podemos, abriríamos dos locales más”, sueña Cabrales. Pero los números de su empresa lo alientan: “El consumo no está complicado como parece. Hay mucho consumo, el que no accede a cambiar su casa o auto, a cambio se da satisfacciones. No veo una caída y menos que menos un mercado recesivo como dicen algunos”
POR : Graciela Moreno , en Revista Veintitrés del 11/07/2012.
Sobre el tema,podemos agregar entre otras la foto 7583,enviada por el Sr. Eugenio Triviani.
http://www.lacapitalmdp.com/contenidos/fotosfamilia/fotos/7583
MARTÍN CABRALES, TERCERA GENERACIÓN DE PRODUCTORES DE CAFÉ
Una marca con historia.
“Fundada hace 70 años, su empresa vende 10 millones de kilos de café anuales y cerró su balance con una facturación de 220 millones de pesos. Tiene una galería de arte propia.
La tradición en la familia Cabrales es clara: los hijos mayores deben llamarse Antonio y, de más está decirlo, deben dedicarse al negocio del café. Cuando Antonio Cabrales llegó de Asturias, España, comenzó a trabajar en la venta de café. En noviembre de 1941 se independizó y fundó un local de venta de café al público en Mar del Plata al que llamó “La planta de café”, lo que hoy se conoce como Cabrales. La historia siguió con su hijo Antonio Cabrales (74 años), quien preside la empresa, aunque prefiere que le digan Quique. Su hijo Antonio Martín (50 años) es el vicepresidente y quien hoy lleva las riendas de la empresa, pero todos lo conocen como Martín Cabrales. Esta empresa familiar logró que su apellido se convierta en un sinónimo de café y logró construir en 70 años una compañía que vende 10 millones de kilos de café por año y acaba de cerrar su balance, hace pocos días, con una facturación de 220 millones de pesos, y el próximo año planea crecer un 25 por ciento más.
Lo curioso de este emprendimiento familiar, que emplea a 350 personas, es que todo se generó en base a un insumo que, por razones climáticas, no se produce en la Argentina. Sin embargo, basados en la exportación, se especializan en producir y comercializar cafés finos para bares, restaurantes, confiterías; entre sus clientes figuran desde McCafé hasta Havanna. Amplían la gama de productos en supermercados y en el canal hogar. Adaptándose a los tiempos que corren tienen hasta cafés fríos; hicieron alianzas con marcas como Philips y la empresa italiana Caffitaly para crear en forma exclusiva las monodosis de café que utilizan sus cafeteras. Pero además de café Cabrales, comercializan y producen la marca de té Big Ben, la yerba mate Yer Vita, utilizan “La Planta de Café” para los productos que comercializan en supermercados y “Al Grano” en los que se destinan a gastronomía y hotelería.
Con sede en Mar del Plata, tienen dos plantas: Ayolas y el Parque Industrial Savio que queda camino a Batán y un centro de distribución y logística en Caballito. Tienen 8 locales propios: 4 en Mar del Plata, 2 en Capital Federal, 1 en La Plata y 1 en Tandil. En los locales no sólo es posible encontrar una gran variedad de café proveniente de cualquier rincón del planeta, sino también productos regionales e importados como los fideos Varilla, entre otros.
El negocio del café es muy curioso. Martín Cabrales cuenta: “La Argentina no produce café, no existen plantas de cafeto. No hay por la altura, el clima, el suelo y hasta el régimen de lluvias no es apto. Es imprescindible importar todo el café, por eso no tenemos ninguna clase de problema para importar. El mayor productor del mundo es Brasil, ahora aparece Vietnam, y también están Colombia, Costa Rica y México.
Nosotros importamos de Brasil, tenemos un convenio de exclusividad con Juan Valdez en Colombia, y de Costa Rica”. En la actualidad, Cabrales cuenta que el consumo per cápita en la Argentina es de un kilo, mientras que en Finlandia alcanza los 12 kilos por habitante. “Recuerdo que cuando éramos chicos te ponían la taza de café con leche y listo, no tenías margen para opinar. Ahora competimos con los lácteos, jugos, cereales, de todo”, señala el vicepresidente.
En Cabrales se encargan de todo, hasta del sobre de azúcar y edulcorante que acompaña a las tazas. Pero confiesan que nunca pensaron en abrir un local que venda café al público para no competir con sus propios clientes. Un nicho interesante es la exportación: hace 20 años que comercializan a Uruguay y Paraguay, y hace casi 9 años que venden en Chile. Y tienen más planes de expansión.
Todos los años buscan una manera de renovarse, por eso abrieron una galería de arte en Mar del Plata donde brindan un espacio abierto a todos los jóvenes artistas que buscan exponer, sin tener que pagar. Así comenzó esta pasión que fue plasmándose en ediciones especiales de latas y en 2011 hizo que Cabrales convocara a Milo Lockett para que diseñara tazas, latas y vajilla. Distintas formas de seducir a potenciales clientes, en un mercado en el que el consumo de hogar compite con el de bares. “El consumo está cambiando, se está consumiendo más en hogares que en bares. La gente consume en bares que le gustan. Va al que le ofrece el bombón más rico al lado del café, están todos más exigentes, porque son más conocedores. Al consumidor ya no le pasan gato por liebre”, dice Cabrales.
Los planes para el futuro son ambiciosos. “Queremos hacer una ampliación en la línea de torrado y en producción. Estimamos invertir entre 15 y 20 millones de pesos en los próximos tres años, pero todo depende de la financiación que consigamos. Y si podemos, abriríamos dos locales más”, sueña Cabrales. Pero los números de su empresa lo alientan: “El consumo no está complicado como parece. Hay mucho consumo, el que no accede a cambiar su casa o auto, a cambio se da satisfacciones. No veo una caída y menos que menos un mercado recesivo como dicen algunos”
POR : Graciela Moreno , en Revista Veintitrés del 11/07/2012.
Prof. Julián Mendozzi.
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