Quièn conociò ese hermoso lugar no lo puede olvidar… Un bello lugar por su diseño y forma. El o los Arquìtectos que lo proyectaron dejaron una obra interesante. Segùn comentarios, figura ó figurò en algunas guías turísticas. Hoy puede ser que figure aùn como ejemplo de abandono y desìdia. Cosa que viene ocurriendo con alarmante, frecuencia. Con todo el patrimonio arquitectònico de la Ciudad. Inolvidables momentos vivìdos en Ariston. Cuando Mardel era realmente la Perla del Atlàntico con sus temporadas repletas de turìstas. Y hoy… que puedo decir del triste hoy de Mardel, que ustedes no sepan y les duela.
EN LA ULTIMA REVISTA ” ESPACIO Y CONFORT” SE MENCIONA, INCLUSO ESTA LA FOTO , DE UN EDIFICIO MUY PARECIDO A ARISTON , EN CHINA, Y EL COMENTARIO ES COMO UNICO EN SU ESTILO, CUANDO LA VI, PENSE INMEDIATAMENTE EN ESA CONFITERIA..
Ubicado en el barrio La Serena en Mar del Plata, Argentina, el conocido edificio del Restaurante Ariston hoy en el abandono y deterioro, fue diseñado por el arquitecto húngaro, Marcel Breuer (gran difusor del Movimiento Moderno) y construido el año 1948. Este proyecto originalmente destinado a contener reuniones sociales, baile y cócteles, se destaca por ser una planta elevada con una forma curva inspirada en la forma de trébol que permite el máximo de acristalamiento.
El Parador Ariston es uno de los íconos de la arquitectura moderna en Argentina, junto, entre otros, a la Casa de Puente, de Amancio Williams y a la Casa Curutchet de Le Corbusier.
Este restaurante con forma de trébol, que contó con la colaboración de los arquitectos Carlos Coire y Eduardo Catalano, se presenta como un volumen curvo definido por una generatriz que se desplaza apoyándose en dos planos paralelos al suelo, los cuales forman una cruz de vértices curvos. Esto permite emplazar libremente este objeto sobre la explanada donde se encuentra.
El volumen de hormigón armado se sustenta por cuatro pilares que expresan fielmente el ideal del modernismo, la forma sigue la función. Esta construcción fue terminada en sólo 60 días, y con una estructura con losas de doble armadura, y para aligerar cargas, se utilizaron losetas de lava volcánica, material poco conocido en la época y el lugar.
Gracias a su forma y grandes ventanas, se lograba desde su interior, un contacto visual integrado y permanente con el paisaje de alrededor, conocido por sus dunas y mar.
Marcelo Breuer, fue contratado por la Facultad de Arquitectura de la UBA, y fue contactado e interesado en realizar este proyecto, como una manera de prestigiar la zona sur de Mar del Plata. Este renombrado arquitecto húngaro, estudió en la Bauhaus de Weimar, dirigida por Walter Gropius, y posteriormente tuvo a su cargo la dirección del taller de muebles de la escuela, período en que diseño la silla Wassily, un emblema del mueble moderno. Abandono el taller en 1928 para dedicarse a la arquitectura, radicandose en Berlin y luego exiliado en Estados Unidos.
Texto: Clásicos de Arquitectura.
Perdida entre ómnibus estacionados de manera anárquica,en un lote en esquina sobre una colectora de tierra que refuerza la calidad de abandono del lugar, recostado sobre una ruta,la ciudad de Mar del Plata cuenta con una obra arquitectónica fantástica que sigue sin mayores inconvenientes ni trabas su camino hacia la ruina.Hoy se diría que es “un edificio de marca”,un trabajo cuyo autor le otorga una jerarquía y un valor adicional único, un edificio que podría generar un turismo distinto, el de quienes se interesan por el arte, la arquitectura y el diseño.Se trata de un edificio diseñado en 1947 por el arquitecto Marcel Breuer, uno de los más destacados profesores de la Bauhaus, la mítica escuela de arte alemán creada por Walter Gropius y dirigida, en su última etapa por Mies van de Rohe.La construcción fue bautizada Parador Ariston, y su forma sinuosa, aparece perdida y fantasmal en la actual Playa Serena, sobre la ruta provincial Nº 11, el viejo camino que unía a Mar del Plata con Miramar, a pocos metros del faro de Punta Mogotes.Breuer realizó su trabajo contratado por los promotores de una villa que comenzaba tomar forma en la zona, en el deseo de valorizar con construcciones de jerarquía la arquitectura del lugar y también buscando que la Argentina enriqueciera su arquitectura con obras de profesionales “de renombre universal”, según detalló una revista de época. El trabajo fue posible por la visita que Breuer realizó a Buenos Aires en 1947, invitado por la Universidad de Buenos Aires para dictar un curso de dos meses a los estudiantes de arquitectura. En el proyecto del edificio colaboraron los docentes y arquitectos Carlos Coire y Eduardo Catalano.El diseño del Parador tiene forma de trébol, de modo de permitir observar el mar y las dunas, resuelto su cerramiento con ventanales corridos vidriados. La estructura de hormigón armado está constituida por un sistema hiperestático de cuatro pórticos múltiples. En la losa superior las piezas horizontales de los pórticos aparecen invertidos a fin de lograr un cielorraso de superficie continua. Las losas poseen doble armadura, a fin de disminuir su sección. Con el mismo propósito las piezas verticales fueron empotradas en sus bases. Dada la cantidad de hierro necesaria para las piezas verticales se utilizó en el hormigón piedra Mar del Plata partida, con medida máxima de ¾”, y manteniéndose la relación 40% de la arena de médano y 60% de polvo de cantera. En la planta baja, llamada la caja de vidrio, se ubicó el hall de llegada, guardarropas y toillets. En la parte posterior (formando un volumen independiente) se ubicaron las dependencias de servicio para el maître, con cinco habitaciones para mozos, toilletes, comedor y depósito.En el primer piso, se encontraba el salón, bar y cocina y la pista de baile, revestida con chapas de metal inoxidable sobre entablonado de madera machimbrado. Se protegió la superficie que mira al oeste con mayores elementos opacos, debido a las condiciones climáticas. Además, tenía cortinas de colores primarios (rojo, verde, azul) que bordeaban los lóbulos restantes, permitiendo controlar los efectos del sol.El parador cerró sus puertas en los 50 y el edificio tuvo un nuevo destino, el de servir como boliche bailable, marcando una época en las emblemáticas décadas de los 60 y 70. En 1993 funcionó como lugar de comidas, “Brumas y Arena”, hasta 1996, en que dejó de funcionar. A partir de allí le tocó el peor de los destinos para este tipo de bienes: el desuso, el abandono. Los vidrios se rompieron, comenzaron las filtraciones de agua y la ruina de sus partes a partir de la falta de mantenimiento. Con el tiempo los vidrios se reemplazaron con maderas, aparecieron algunas obras linderas y comenzó el vandalismo.Más allá del aspecto que hoy presenta el inmueble, no son los ojos del común de la gente los que puedan entender lo simple que puede resultar su recuperación si se admite y reconoce su alto valor artístico: el diseño de un maestro de la Bauhaus, nada menos.Sus propietarios intentaron en algún momento promover algún tipo de reconstrucción con apoyo por parte de la comuna, sin tener respuesta alguna.Para ello, debería primero ser reconocido como bien patrimonial (no tiene ese rango en la ciudad). Los especialistas aseguran que el Parador Ariston es de interés colectivo porque la gente recuerda aquellas obras que tiene que ver con su historia, su identidad, valor simbólico y con aspectos que definen justamente el patrimonio cultural local.Si fuera declarada patrimonio se eximiría de determinados requisitos económicos que tendería a ayudar al propietario. Conjuntamente con el asesoramiento técnico del área, para orientarlos sobre las intervenciones que hacer que no desdibuje el valor del inmueble.Lo cierto es que el sinuoso inmueble sigue de pie, de frente al mar. Semioculto, con sus vidrios reconvertidos en madera. Es una obra de arte de alto valor. Quizá sea tiempo de encarar su definitiva recuperación.
El Ariston reformado: Tres meses en la universidad llevaban los estudiantes de Arquitectura en la universidad de Mar del Plata cuando su profesor les dio un trabajo tan interesante como motivador: recomponer el parado Ariston.“Para culminar un cuatrimestre muy pleno, les propusimos un tema de alta complejidad: la intervención en el Ariston de Coire, Catalano y Breuer; tema complejo ya que más allá de la reflexión que impone su deterioro, los obligó a bucear en la historia de la arquitectura moderna, tratando de comprenderla como catalizadora de diversos fenómenos culturales y sociales que caracterizaron una época”,señaló uno de los docentes implicados en el trabajo.El resultado fue un grupo de maquetas en escala 1:25,de gran rigurosidad. Todas las propuestas dieron una respuesta “comprometida”con el problema planteado. Algunas, más conservadoras; otras planteandodiseños más vanguardistas.Todas recuperando, con bastante simpleza,el edificio.(fuente: Ing. Mario Minervino/4-2012)
Podemos agregar sobre la confitería Ariston,las fotos 0557,enviadas por el Sr.Damián Pensa,y la 5803,remitida por el Sr. José Boesmi.
http://www.lacapitalmdp.com/contenidos/fotosfamilia/fotos/0557
http://www.lacapitalmdp.com/contenidos/fotosfamilia/fotos/5803
Quièn conociò ese hermoso lugar no lo puede olvidar… Un bello lugar por su diseño y forma. El o los Arquìtectos que lo proyectaron dejaron una obra interesante. Segùn comentarios, figura ó figurò en algunas guías turísticas. Hoy puede ser que figure aùn como ejemplo de abandono y desìdia. Cosa que viene ocurriendo con alarmante, frecuencia. Con todo el patrimonio arquitectònico de la Ciudad. Inolvidables momentos vivìdos en Ariston. Cuando Mardel era realmente la Perla del Atlàntico con sus temporadas repletas de turìstas. Y hoy… que puedo decir del triste hoy de Mardel, que ustedes no sepan y les duela.
EN LA ULTIMA REVISTA ” ESPACIO Y CONFORT” SE MENCIONA, INCLUSO ESTA LA FOTO , DE UN EDIFICIO MUY PARECIDO A ARISTON , EN CHINA, Y EL COMENTARIO ES COMO UNICO EN SU ESTILO, CUANDO LA VI, PENSE INMEDIATAMENTE EN ESA CONFITERIA..
Ubicado en el barrio La Serena en Mar del Plata, Argentina, el conocido edificio del Restaurante Ariston hoy en el abandono y deterioro, fue diseñado por el arquitecto húngaro, Marcel Breuer (gran difusor del Movimiento Moderno) y construido el año 1948. Este proyecto originalmente destinado a contener reuniones sociales, baile y cócteles, se destaca por ser una planta elevada con una forma curva inspirada en la forma de trébol que permite el máximo de acristalamiento.
El Parador Ariston es uno de los íconos de la arquitectura moderna en Argentina, junto, entre otros, a la Casa de Puente, de Amancio Williams y a la Casa Curutchet de Le Corbusier.
Este restaurante con forma de trébol, que contó con la colaboración de los arquitectos Carlos Coire y Eduardo Catalano, se presenta como un volumen curvo definido por una generatriz que se desplaza apoyándose en dos planos paralelos al suelo, los cuales forman una cruz de vértices curvos. Esto permite emplazar libremente este objeto sobre la explanada donde se encuentra.
El volumen de hormigón armado se sustenta por cuatro pilares que expresan fielmente el ideal del modernismo, la forma sigue la función. Esta construcción fue terminada en sólo 60 días, y con una estructura con losas de doble armadura, y para aligerar cargas, se utilizaron losetas de lava volcánica, material poco conocido en la época y el lugar.
Gracias a su forma y grandes ventanas, se lograba desde su interior, un contacto visual integrado y permanente con el paisaje de alrededor, conocido por sus dunas y mar.
Marcelo Breuer, fue contratado por la Facultad de Arquitectura de la UBA, y fue contactado e interesado en realizar este proyecto, como una manera de prestigiar la zona sur de Mar del Plata. Este renombrado arquitecto húngaro, estudió en la Bauhaus de Weimar, dirigida por Walter Gropius, y posteriormente tuvo a su cargo la dirección del taller de muebles de la escuela, período en que diseño la silla Wassily, un emblema del mueble moderno. Abandono el taller en 1928 para dedicarse a la arquitectura, radicandose en Berlin y luego exiliado en Estados Unidos.
Texto: Clásicos de Arquitectura.
Atte.: Enrique Mario Palacio
Perdida entre ómnibus estacionados de manera anárquica,en un lote en esquina sobre una colectora de tierra que refuerza la calidad de abandono del lugar, recostado sobre una ruta,la ciudad de Mar del Plata cuenta con una obra arquitectónica fantástica que sigue sin mayores inconvenientes ni trabas su camino hacia la ruina.Hoy se diría que es “un edificio de marca”,un trabajo cuyo autor le otorga una jerarquía y un valor adicional único, un edificio que podría generar un turismo distinto, el de quienes se interesan por el arte, la arquitectura y el diseño.Se trata de un edificio diseñado en 1947 por el arquitecto Marcel Breuer, uno de los más destacados profesores de la Bauhaus, la mítica escuela de arte alemán creada por Walter Gropius y dirigida, en su última etapa por Mies van de Rohe.La construcción fue bautizada Parador Ariston, y su forma sinuosa, aparece perdida y fantasmal en la actual Playa Serena, sobre la ruta provincial Nº 11, el viejo camino que unía a Mar del Plata con Miramar, a pocos metros del faro de Punta Mogotes.Breuer realizó su trabajo contratado por los promotores de una villa que comenzaba tomar forma en la zona, en el deseo de valorizar con construcciones de jerarquía la arquitectura del lugar y también buscando que la Argentina enriqueciera su arquitectura con obras de profesionales “de renombre universal”, según detalló una revista de época. El trabajo fue posible por la visita que Breuer realizó a Buenos Aires en 1947, invitado por la Universidad de Buenos Aires para dictar un curso de dos meses a los estudiantes de arquitectura. En el proyecto del edificio colaboraron los docentes y arquitectos Carlos Coire y Eduardo Catalano.El diseño del Parador tiene forma de trébol, de modo de permitir observar el mar y las dunas, resuelto su cerramiento con ventanales corridos vidriados. La estructura de hormigón armado está constituida por un sistema hiperestático de cuatro pórticos múltiples. En la losa superior las piezas horizontales de los pórticos aparecen invertidos a fin de lograr un cielorraso de superficie continua. Las losas poseen doble armadura, a fin de disminuir su sección. Con el mismo propósito las piezas verticales fueron empotradas en sus bases. Dada la cantidad de hierro necesaria para las piezas verticales se utilizó en el hormigón piedra Mar del Plata partida, con medida máxima de ¾”, y manteniéndose la relación 40% de la arena de médano y 60% de polvo de cantera. En la planta baja, llamada la caja de vidrio, se ubicó el hall de llegada, guardarropas y toillets. En la parte posterior (formando un volumen independiente) se ubicaron las dependencias de servicio para el maître, con cinco habitaciones para mozos, toilletes, comedor y depósito.En el primer piso, se encontraba el salón, bar y cocina y la pista de baile, revestida con chapas de metal inoxidable sobre entablonado de madera machimbrado. Se protegió la superficie que mira al oeste con mayores elementos opacos, debido a las condiciones climáticas. Además, tenía cortinas de colores primarios (rojo, verde, azul) que bordeaban los lóbulos restantes, permitiendo controlar los efectos del sol.El parador cerró sus puertas en los 50 y el edificio tuvo un nuevo destino, el de servir como boliche bailable, marcando una época en las emblemáticas décadas de los 60 y 70. En 1993 funcionó como lugar de comidas, “Brumas y Arena”, hasta 1996, en que dejó de funcionar. A partir de allí le tocó el peor de los destinos para este tipo de bienes: el desuso, el abandono. Los vidrios se rompieron, comenzaron las filtraciones de agua y la ruina de sus partes a partir de la falta de mantenimiento. Con el tiempo los vidrios se reemplazaron con maderas, aparecieron algunas obras linderas y comenzó el vandalismo.Más allá del aspecto que hoy presenta el inmueble, no son los ojos del común de la gente los que puedan entender lo simple que puede resultar su recuperación si se admite y reconoce su alto valor artístico: el diseño de un maestro de la Bauhaus, nada menos.Sus propietarios intentaron en algún momento promover algún tipo de reconstrucción con apoyo por parte de la comuna, sin tener respuesta alguna.Para ello, debería primero ser reconocido como bien patrimonial (no tiene ese rango en la ciudad). Los especialistas aseguran que el Parador Ariston es de interés colectivo porque la gente recuerda aquellas obras que tiene que ver con su historia, su identidad, valor simbólico y con aspectos que definen justamente el patrimonio cultural local.Si fuera declarada patrimonio se eximiría de determinados requisitos económicos que tendería a ayudar al propietario. Conjuntamente con el asesoramiento técnico del área, para orientarlos sobre las intervenciones que hacer que no desdibuje el valor del inmueble.Lo cierto es que el sinuoso inmueble sigue de pie, de frente al mar. Semioculto, con sus vidrios reconvertidos en madera. Es una obra de arte de alto valor. Quizá sea tiempo de encarar su definitiva recuperación.
El Ariston reformado: Tres meses en la universidad llevaban los estudiantes de Arquitectura en la universidad de Mar del Plata cuando su profesor les dio un trabajo tan interesante como motivador: recomponer el parado Ariston.“Para culminar un cuatrimestre muy pleno, les propusimos un tema de alta complejidad: la intervención en el Ariston de Coire, Catalano y Breuer; tema complejo ya que más allá de la reflexión que impone su deterioro, los obligó a bucear en la historia de la arquitectura moderna, tratando de comprenderla como catalizadora de diversos fenómenos culturales y sociales que caracterizaron una época”,señaló uno de los docentes implicados en el trabajo.El resultado fue un grupo de maquetas en escala 1:25,de gran rigurosidad. Todas las propuestas dieron una respuesta “comprometida”con el problema planteado. Algunas, más conservadoras; otras planteandodiseños más vanguardistas.Todas recuperando, con bastante simpleza,el edificio.(fuente: Ing. Mario Minervino/4-2012)