por Alejandra Martínez
Lejos de seguir afirmando que la educación es un potencial mañana, una construcción de futuro y una apertura paulatina a las oportunidades que vengan, es necesario a la hora demandada de nuestros tiempos pensar y accionar sobre el presente de nuestra educación publica.
En el concepto de entender a la educación publica tanto de gestión privada y de gestión estatal y luego de las estadísticas que comentó el Gobierno de la Provincia y que se hicieron publicas en materia de masividad de comunicación, más profunda es la hora que nos llama a tomar cartas sobre el asunto de la realidad educativa.
Durante años la educación en nuestro país ha sido ejes de campañas políticas en todas las esferas en que se entienda la misma (gremiales, electorales, internas a la comunidad escolar) pero lo cierto es que de muchos académicos caminando los pasillos de las universidades e instituciones de gobierno no quedan más que en las gargantas y en los medios que levanten esas noticias.
La educación es un paradigma constante, entendiendo al paradigma como un proceso en el cual se quiebra una verdad instalada para abrir paso a otra a debatir. Llevamos 33 años de democracia donde la educación ha pasado en las instituciones de gobierno de ser una secretaria nacional, a ministerios que han tenido acoples de otras carteras y terminando en este proceso que lleva el país acompañada de los deportes. Lejos esta columna quiere hacer un debate de ello, más bien pronunciamos la apuesta en tomar los hechos que han acontecido en estos días para protestar y reclamar en el sentido democrático de la idea a las acciones de los gobiernos nacional, provincial y municipal.
Es cierto que el neoliberalismo vacía las aulas, y también es cierto que los paros excedidos en días lo generan también. Pero la idea de una maestro luchando está también enseñando es algo que no podemos dejar de levantar. La educación no es un acto de voluntarismo, sino una acción vocacional. Esa vocación de servicio primaria en la que las personas que elegimos la docencia actuamos en pos de una construcción de futuro, construyendo el presente. El aquí y el ahora de una comunidad que lo reclama. La docencia como la política son actos de vocación y servicios, la política es el arte de administrar las tensiones sociales y encausarlas con el menor costo posible para quien se encuentra en situación de mayor vulnerabilidad. Por eso los afectados con esta decisión del gobierno provincial son los niños y los docentes. Dos estamentos de nuestra sociedad que deberíamos todos sin distinción política proteger.
La escuela, como vidriera social, nos demuestra los conflictos que asumimos diariamente. Quien lucha por su condición laboral no ejerce a los alumnos de presos, sino su presente que sirve de ejemplo a los ciudadanos que se forman. Pasamos de establecer conceptos de excluidos e incluidos, luego con los años a hablar de abandonos, deserciones, y también de igualdad de oportunidades. Llegamos a un siglo donde el consumo nos plantea la idea de “quien sirve y quien no”. No hace mucho tiempo hablaron por los medios sobre la cultura de la “meritocracia”, desentendiendo, o mejor y más crudamente insultando a las personas que el sistema no incluyó durante décadas.
En la educación no estamos regalando nada, no estamos dando nada. Se está devolviendo parte de lo que durante décadas se le sacó a los más excluidos del sistema. Comenzamos devolviendo el presupuesto y sancionamos una Ley de Financiamiento educativo que en el primer tramo de este gobierno actual se vio atentada ante una firma de decreto que quiso reducirla. Logramos la apertura de 16 nuevas universidades nacionales que se ven estigmatizadas por creer que son células partidarias cuando son casas de estudios autónomas de nuestro país.
No hay que olvidarse del Conectar Igualdad y de los más de mil científicos repatriados. Tampoco de los canales Encuentro y PakaPaka, entidades que también sufrieron, como las políticas socioeducativas, el vaciamiento no solo de personal y agentes profesionales sino de contenido educativo.
Vaciamiento en Mar del Plata
Hoy, una vez más, marzo nos reúne en mesas de paritarias docentes que ofrecen irrealidades desde lo concreto y lindas palabras para las tribunas. Mar del Plata vive un vaciamiento educativo y cultural y un avasallamiento por parte del Ejecutivo local ante esas situaciones. Digo, si no es un tema de paritaria, ¿porqué el gobierno provincial que tanto se jacta del cuidado de sus docentes, no acciona en una ciudad que representa el segundo sistema educativo más grande de nuestra provincia?
Construir presente es la única manera de construir futuro. Si no atendemos a las necesidades de hoy ¿cómo podremos lograr un futuro fructífero? “La revolución educativa” como bien lo presentó el Presidente en su discurso de asamblea, ¿incluirá el fortalecimiento de los programas compensatorios?, ¿abrirá la oportunidad de generar nuevas universidades que aun duermen en los cajones de la CONEAU? ¿Será la encargada de fortalecer los vínculos del nivel secundario hacia el superior?, ¿contemplará las salas maternales para los embarazos adolescentes? ¿Peleará por que la igualdad de género sea un realidad vivida en las escuelas?, ¿apelará para que los centros de estudiantes sean fortalecidos en el tiempo? No es un punto solo del ejecutivo nacional, en nuestra orbita provincial también resulta necesario generar preguntas: ¿Si la provincia pide créditos para construir puentes, como no va a endeudarse si fuera necesario, para construir el puente más importante que nos debemos? El puente hacia el futuro. Estoy convencida que la política debe guiar con prudencia y grandeza este conflicto. Hay una enorme oportunidad en la que nos encontrarán a todos los que tenemos responsabilidades públicas.
No es una cuestión de voluntarismo, ni en la docencia ni en la política, es una cuestión de vocación hacia lo público. Los que años atrás hablaban en sus libros de tragedia educativa, se olvidaron del proceso militar y del congreso pedagógico. Los que hablaron de inclusión educativa, se olvidaron de la restricción a las universidades y la reforma al nivel polimodal. Los que hoy hablan de revolución educativa se olvidaron que votaron en contra de la Ley de Gratuidad Universitaria y que hacen el ajuste más histórico en ciencia y tecnología; así como también permiten el ingreso de un Intendente con fuerza policial a un establecimiento educativo, y la clausura de planes como el PEBA; los que hablan hoy de revolucione educativa, ¿qué piensan hacer con la apertura de la EP 60 de Estación Chapadmalal?
No es una cuestión de futuro. Es una cuestión de presente. No es una cuestión de voluntarismo. Es una cuestión de vocación. La vocación al presente, los chicos a las aulas y los docentes dignificados por su tarea principalísima de construir con las bases de hoy el sueño propuesto que desde el 2003 venimos caminando.
(*): Diputada Provincial Frente para la Victoria.