La Cámara de Desarrolladores Inmobiliarios, el Centro de Constructores y la UOCRA pidieron a las autoridades que autorice la vuelta de la actividad "de forma inmediata". "La mayoría de las empresas se encuentran en una situación crítica", advierten.
El sector de la construcción privada se declaró en estado de alerta y movilización con la intención de exigir a las autoridades municipales, provinciales y del Concejo Deliberante el regreso a la actividad “en forma inmediata”. “Ya que no hay razón lógica para su paralización”, mencionaron.
Los trabajadores y empresarios constructores sostienen que la experiencia de estos últimos meses de pandemia demostraron que “no es una actividad riesgosa ni determinante para la contención de la curva de contagios”.
“Entendemos que ante la gran proliferación de casos de COVID-19, las autoridades de General Pueyrredon hayan resuelto el retroceso a la fase 3 para brindar mayor protección a la población. Aunque al mismo tiempo no comprendemos las razones por las cuales se ha paralizado la obra privada”, agregaron en un comunicado conjunto la Cámara de Desarrolladores Inmobiliarios, el Centro de Constructores y la UOCRA Seccional Mar del Plata.
Al respecto, desde el sector visibilizaron las consecuencias económicas provocada por la pandemia de coronavirus. “La mayoría de las empresas atraviesan una situación crítica, en muchos casos están en riego su subsistencia y la de los puestos de trabajo que genera”, advirtieron.
Los representantes de la actividad también indicaron que es “totalmente innecesario, pasando a convertirse en un castigo por lo injusto” el freno a la construcción “cuando las posibilidades de contagio que hay en la obra privada son similares a las de la obra pública, e iguales o aún mucho menores a las de otras industrias, comercios y servicios no esenciales que siguen trabajando”.
Por esta razón, los empresarios y trabajadores constructores locales exigen saber los motivos por los cuales la obra privada no puede funcionar en la fase 3 del aislamiento social, preventivo y obligatorio -o incluso en fases más restrictivas- como lo hace la obra pública y otras actividades no esenciales. “Son iguales, aplican idénticas técnicas de trabajo, tienen la misma mano de obra y utilizan un único protocolo de seguridad para la prevención de contagios por COVID-19. La primera ha podido trabajar en todas las fases sin originar contagios, pero la segunda, como si fuera algo distinto, solo pude puede tener actividad a partir de la fase 4”, detallaron en el escrito.
Y agregaron: “no resulta razonable la paralización de la obra privada desde el punto de vista del riego de contagio, ya que en Mar del Plata desde mayo, cuando se autorizó el reinicio del trabajo en este sector, tan solo se produjeron 10 casos de COVID-19 sobre 7000 obreros de la construcción y ninguno tuvo origen en las más de 400 obras que funcionaron”.
Esto se debe -según relataron- a que las tareas se realizan en lugares abiertos, ventilados y respetando el distanciamiento social entre los operarios. También sumaron que no interactúan con las personas: “en las obras no entran extraños, los obreros no atienden púbico ni trabajan con el cuerpo de las personas, como sucede
con otras actividades no esenciales que han podido continuar abiertas”. Además, “en nuestra ciudad los trabajadores constructores casi no usan el transporte público“.
Sobre los contratistas informaron que “muchos no están en condiciones de pagar los jornales caídos” y “la experiencia indica que los trabajadores afectados, para poder mantenerse, salen a buscar changas pasando a la informalidad, sin protección, ni controles de ningún tipo”.
Similar situación atraviesan los operarios que buscan la posibilidad de “ganar algo extra”. “El trabajador constructor está acostumbrado al trabajo, tienen muchas habilidades y el encierro no es una posibilidad. La alternativa es la obra o la calle para buscar qué hacer“, completaron.