Por Oscar Filippi
Los hombres de la Armada Argentina expresarán este jueves su sentimiento de gratitud a modo de homenaje, al máximo Prócer Naval de la Patria en el 240 aniversario del natalicio de quien fuera el otro libertador en nuestra historia, el Almirante Guillermo Brown.
Libertador de la Patria sí, título con el que fue honrado en vida, al igual que el General José de San Martín, porque así lo entendieron las autoridades y el pueblo en su momento.
Aquel calificativo, lamentablemente, se fue perdiendo a lo largo del tiempo en el que ya no existían quienes, desde la costa porteña habían contemplado azorados tantas veces el “fuego rasante” que el Almirante Brown ordenaba a sus tripulaciones.
Ese esfumarse la imagen del héroe más admirado y venerado por el pueblo de su época (ver periódicos de aquellos años) es una especie de oquedad en la historiografía que generó una trascendente ingratitud.
Pero sus hijos hoy, no lo olvidan, los hombres que forman los cuadros de nuestra orgullosa Armada Argentina, reconocen en él a su máximo Prócer. El Almirante Guillermo Brown fue un hombre auténtico, profesional y cabal, que en sus servicios por la causa nacional mereció ser distinguido en calidad de Prócer Héroe.
Se le consigna tal carácter porque los grandes hombres auténticos, que en el transcurso de su existencia son consecuentes en volcar tal autenticidad en el servicio de nobles causas, como generoso aporte a las más caras aspiraciones de los pueblos, pertenecen a la calidad de próceres y los próceres que en procura de las grandes causas juegan su voluntad y abnegación hasta ofrendar su propia vida, son próceres en calidad de héroes.
Su nacimiento
Las raíces de nuestro Gran Almirante son modestas y su apellido –Brown- tan común en Irlanda y Escocia, como los Pérez y los García en España o en nuestra patria. Nació en un hogar labriego, humilde y católico, en un pueblito costero llamado Foxford, del condado de Mayo, en una Irlanda sojuzgada por el opresor británico, en Junio de 1777 y en fecha no precisa en formal documento, aunque apreciada en el 22 de ese mes, ya que todos los archivos regionales fueron quemados durante las guerras de su patria natal, al punto de ser desconocidos los nombres de pila de sus progenitores y el apellido materno.
En ese último tercio del Siglo XVIII en el que nació el Almirante Brown, también nacieron, entre otras personalidades: Horacio Nelson, Luis Van Beethoven, Jorge Byron, el Duque de Wellington, Napoleón Bonaparte, Stendhal, etc. En el Plata: Manuel Belgrano, José de San Martín, Martín Miguel de Güemes, Martín de Pueyrredón, Blanco Encalada, Francisco Gurruchaga y otros.
Fue toda una generación que nació a un mundo en cambio, en el que el individualismo jugaba un rol dinamizador del proceso de la burguesía y esta influenciaba en el campo de la política, la economía, la religión, la moral y las ciencias. Se seguía acometiendo en pleno desarrollo de esa generación contra los reductos de la intolerancia, el absolutismo, las limitaciones a la libertad individual y se pasaba del mercantilismo a la fisiocracia camino hacia el liberalismo.
En nuestro país
Podemos decir que, ya fuese por la pendulante política europea o por la influencia de las nacientes ideas renovadoras, en la época en que Brown llegó al Plata (1809) se miraba con simpatía una evolución americana hacia formas menos dependientes y, en última instancia, una apertura hacia la emancipación.
El 25 de Mayo de 1810, quedó abierto nuestro camino a la libertad, el entonces capitán mercante, Guillermo Brown, se instala definitivamente en Buenos Aires en 1811. Su vocación marinera, su experiencia militar, su fe católica y su espíritu de libertad encontrarán en la revolución de mayo la causa, justificación y razón de pertenencia a nuestra tierra. El 1º de Marzo de 1814, el Director Supremo, Gervasio Antonio Posadas, sanciona el decreto que nombra a Don Guillermo Brown, comandante de la Marina del Estado. Ese día quedaba sellada la libertad de la patria en el Mar.
Los triunfos navales en Martín García, Arroyo de la China y Montevideo, sellaron la suerte de la Escuadra Española en el Plata. Luego, el pabellón que Belgrano nos legara, enarbolado en las naves del Gran Almirante, fue sobre las aguas del Pacífico el emblema que llamó a la libertad de América toda. Para lograrla, acompañó al General San Martín en su campaña libertadora.
Vendrían luego los triunfos de Los Pozos, Quilmes, Monte Santiago y El Juncal, todos nombres heroicos de una historia de orgullo, valor, entrega y sacrificio de Brown y sus hombres. Ejemplos que con gratitud, hoy conmemorarán en perfecta formación militar, los hombres de la Armada Argentina, muchos de ellos, Veteranos de Guerra de la última batalla por nuestra emancipación, Malvinas. Siguieron con orgullo el ejemplo browniano, algunos de ellos, hijos dilectos del comandante Tomás Espora, “con más heridas en sus cuerpos que tiras en sus mangas”, todos juntos, firmes y orgullosos, rindiendo homenaje a su Gran Almirante, a los criollos de aquellas luchas, a sus camaradas de Malvinas, a su historia, a su razón de ser… el Mar y la Libertad.
Bibliografía utilizada:
Introducción a la Historia Marítima Argentina – Vicealmirante (R) Jorge E. DUYOS
Guillermo Brown – Félix LUNA – Editorial Planeta