El doctor Guillermo Acosta Haab recibió una pena de 3 años de prisión en suspenso y fue inhabilitado para ejercer la profesión por 7 años. Para la Justicia fue penalmente responsable de la muerte de una paciente a la que atendía en 2011.
El director de la Clínica Mitre fue hallado penalmente responsable por la muerte de una paciente que estaba bajo su cuidado mientras estuvo internada en 2011 y fue condenado a 3 años de prisión en suspenso y quedó inhabilitado para ejercer la medicina por 7 años.
La pena recae sobre el doctor Guillermo Acosta Haab, quien fue encontrado culpable de mala praxis en la muerte de Diana Bonellis, ocurrida el 28 de julio de 2011 mientras se encontraba internada en la Clínica Mitre.
Ante esta situación, el juez Pedro Federico Hooft resolvió condenar por “homicidio culposo” a Haab, al entender que tenía una doble responsabilidad, ya que por un lado era el médico de cabecera de Bonellis y, además, era el director de la Clínica Mitre. En la sentencia, el magistrado absolvió a otros cuatro médicos, por entender que no tuvieron responsabilidad penal en la muerte de la paciente.
Bonellis, de 33 años, padecía hidrocefalia congénita y era tratada desde 2002 por Haab en la Clínica Mitre. El juez criticó que durante el debate no hubo un informe de autopsia para dejar constancia de la causa de la muerte, pero sí se pudo determinar que la mujer, minutos antes de fallecer, convulsionó seguido de un paro cardíaco. Bonellis había ingresado con vómitos y cefaleas, y convulsionó. Todos ellos, síntomas propios de los cuadros de hidrocefalia.
Un camino hacia la mala praxis
El juez Hooft consideró en su sentencia una serie de “deficiencias” en torno al accionar de Haab y de la Clínica Mitre en general. Primero, cuestionó que no surja de la Historia Clínica ni de la prueba producida en debate, la realización de una interconsulta ni evaluación neurológica exhaustiva y oportuna que el caso requería.
Para el magistrado, surgen dudas respecto a un adecuado suministro de medicación anticonvulsiva prescripta por los médicos.
“Otra manifestación de la desorganización funcional de la Clínica se patentizó al momento de la última convulsión que precediera al desenlace fatal de la paciente, ya que en ese momento en el piso no había enfermera ni médico hasta tal punto que la madre en ese momento trágico dejó a su hija a cargo de amigos de la familia para buscar auxilio de médicos y enfermería”, consideró Hooft.
Quedó acreditado que al momento de la internación de la paciente, la Clínica Mitre contaba con una guardia en planta baja a cargo de un único médico, una sala de terapia intensiva con 8 camas en un segundo piso, a cargo de un único médico terapista, y una sala de internación en un primer piso, al menos con 35 camas, sin un médico a cargo en forma permanente.
La “doble” responsabilidad
Para el juez Hooft, el médico Guillermo Acosta Haab obró de manera “negligente” y con “impericia médica”, tanto como médico de cabecera de la paciente Bonellis y como director de la Clínica Mitre.
Haab, en su rol como director, tenía a su cargo la organización de los servicios médicos de la Clínica Mitre y, además, como médico realizaba rondas diarias de visitas a los pacientes internados.
El juez también consideró que la Clínica “no contaba con un protocolo de actuación, es decir que quedaba tal decisión al arbitrio exclusivo de las enfermeras del piso y que de una mera lectura del Libro de Enfermería, había pacientes internados con patologías graves”.
“Haab debió contemplar la designación de al menos un profesional médico a cada uno de los servicios, guardia, sala general de internación y sala de terapia intensiva”, expresó Hooft en la sentencia.
Además, el magistrado consideró que fue negligente por parte de Haab “no procurar una urgente interconsulta” con otro profesional y “simplemente adoptar una actitud pasiva”.
“La doble calidad de médico de consulta -o de cabecera- que revestía a la fecha del hecho, el doctor Guillermo Acosta Haab y el desempeño simultáneo de las funciones de Dirección de la Clínica Mitre, adquiere responsabilidad penalmente reprochable con relación a la muerte de la paciente”, consideró Hooft.
Pedidos de fiscalía y querella
El fiscal Pablo Cistoldi había solicitado la condena no solamente para Haab, sino también para otros cuatro médicos. Sin embargo, en su alegato, había pedido solo un año de prisión en suspenso y la inhabilitación de 3 años del ejercicio profesional.
Por su parte, la abogada de la familia de Diana Bonellis destacó que en ningún momento la demanda tuvo motivos económicos, ya que incluso llegaron a “rechazar ofrecimientos” por parte de los imputados.
En el alegato, habían pedido una pena más alta para los imputados, de 5 años de prisión, bajo la misma figura planteada por el fiscal, de “homicidio culposo”.