El Tribunal Oral en lo Criminal N° 3 le impuso una pena de 9 años de prisión que vencerá en 2031. Fue hallado culpable de los delitos de "abuso sexual con acceso carnal agravado por estar a cargo de la guarda de la menor" y "amenazas".
Un hombre fue condenado a 9 años de prisión por haber abusado sexualmente a su hijastra, cuando ella tenía entre 12 y 16 años, y, además haber amenazado de muerte a la madre de la víctima.
En un juicio abreviado realizado en el Tribunal N° 3, el imputado por “abuso sexual con acceso carnal agravado por estar a cargo de la guarda de la menor y amenazas” reconoció haber sido culpable y acordó con la fiscalía una pena de 9 años de prisión, la cual fue ordenada por el juez Fabián Riquert.
Al tener en cuenta que el condenado se encuentra privado de su libertad desde el 5 de octubre de 2022, el juez Riquert indicó que la pena que se le impuso vencerá el 4 de octubre de 2031.
Al momento de considerar el monto de la pena, el juez Riquert tuvo en cuenta como agravantes la permanencia en el tiempo de los abusos, que habrían ocurrido entre 2018 y 2021, ya que en ese plazo las violaciones a la víctima fueron frecuentes.
Desde el Tribunal aclararon que en la investigación y juzgamiento de los delitos contra la integridad sexual, en especial cuando se trata de personas especialmente vulnerables como en este caso, mujer y menor de edad, deben
realizarse con perspectiva de género.
Desde esta perspectiva, para acreditar las agresiones sexuales, se valora de manera especial el testimonio de las víctimas, como prueba necesaria y fundamental, ya que la violación sexual es un tipo particular de agresión que, en general, se caracteriza por producirse en ausencia de otras personas más allá de la víctima y el agresor.
Los hechos
Los abusos ocurrieron principalmente en una casa del barrio Los Pinares, entre septiembre de 2018 y octubre de 2021, cuando la víctima tenía entre 12 y 16 años. Además, según consta en la causa, hubo otro abuso sexual en un hotel en la zona de la vieja terminal.
El imputado C.M.A. había iniciado una relación de pareja con una mujer que tenía una beba llamada V.. Luego tuvieron otros seis hijos y todos vivían juntos en una casa del barrio Los Pinares.
Cuando V. cumplió 12 años, empezó a notar cambios en las actitudes de su padrastro con ella: la manipulaba, la consentía, la abrazaba más. Tras esos cambios comenzaron los abusos: de los abrazos a los tocamientos y de los tocamientos al acceso carnal.
Los abusos sucedieron entre Septiembre de 2018 y octubre 2021 y ocurrían en cualquier día o momento en que la madre de la víctima estaba en el trabajo, siempre bajo amenazas de que si lo contaba le iba a pasar algo a ella, a su
madre y hermanos mas pequeños, lo que provocó en la víctima mucho temor.
C.M.A. comenzó a actuar con mayor impunidad y en el último año en que se dieron los abusos, 2021, a la única que le ocultaba la situación era a su pareja. El resto de los hijos sabían que él tenía “una relación especial” con V., algo que el hombre hasta le contó a su propia madre, cuando en realidad esa “relación especial” significaba que violaba a su hijastra.
Ese 2021, la víctima se puso de novia con un joven, que también sabía de los abusos, y esta relación generó tensión con el imputado, quien no la aceptaba y hasta amenazó al adolescente que salía con su hijastra por redes sociales, a quien le dijo que sabía todos sus movimientos y que en algún momento lo cruzaría por la calle.
Ya a fines de 2021 la madre de la víctima se enteró de los abusos, incluso una de sus hijas había grabado un audio donde el hombre lo admitió. Tras esa situación lo echó de la casa y C.M.A. fue a un hotel en la zona de la vieja terminal, donde ocurriría el último de los abusos sexuales a la víctimas.
El 31 de enero de 2022, desde la ciudad de Neuquén, una mujer llamó a la Comisaría de la Mujer de Mar del Plata para denunciar que su propio hijo, C.M.A., abusaba sexualmente de su hijastra y que la situación había sido confirmada por el hombre. La mujer, además, aportó el contacto de la madre de la víctima para que la policía la pudiera ubicar.
Amenazas de muerte y orden de restricción
“Tu mama es una hija de puta, le voy a cagar cortando el cogote”. La amenaza de muerte fue clara y contundente. C.M.A. ya vivía en un hotel de la zona de la Vieja Terminal y, por teléfono, le decía a una de sus hijas que las quería ver y que, de no poder, mataría a su expareja.
La mujer escuchó la conversación que su hija tenía en alta voz y, ante el temor, obligó a la adolescente a que cortara la llamada.
Tras esa amenaza, el hombre fue a buscar a su expareja al hogar de ancianos donde trabajaba y preguntó por ella. Los compañeros de trabajo de la víctima negaron que trabajase ahí, pero de todas maneras C.M.A. dijo que la iba a esperar y permaneció durante cuatro horas en la vereda frente al geriátrico. La víctima ese día no fue al trabajo, ya que sus compañeros le explicaron de la situación.
La mujer, si bien ya tenía una orden de restricción vigente otorgada por el Juzgado de Familia N° 5, radicó la denuncia, ya que reconoció que tuvo miedo porque el hombre la había ido a buscar a su trabajo.
A pesar de esto, C.M.A. siguió llamando a sus hijas, a quienes les decía todo el tiempo que quería ver a V. y que si no se lo permitían iba a prender fuego a la madre. “Ya estoy jugado”, expresó en una de las últimas conversaciones con sus hijas antes de quedar detenido el 5 de octubre de 2022.