En septiembre pasado fue uno de los tres ladrones que ingresaron a la casa de un matrimonio de jubilados y amenazaron con cortarle los dedos al hombre si no entregaba "el dinero y el oro".
Un delincuente reincidente fue condenado a la pena única de 10 años y 9 meses de prisión luego de que la Justicia acreditara que cometió dos asaltos distintos en una casa y un comercio en los meses pasados de septiembre y octubre.
El fallo, al que accedió LA CAPITAL, fue dictado por el magistrado Gustavo Fissore, del Tribunal Oral Nº 4, después que la defensa del imputado, Matías Ezequiel Batalla (27), y el fiscal Mariano Moyano llegaran a un acuerdo para la realización de un juicio abreviado.
El primero de los hechos que se acreditaron y que reconoció el propio ladrón ocurrió el último 13 de septiembre, cuando junto a dos cómplices que no fueron identificados ingresó a una vivienda de Posadas al 300.
Según la reconstrucción del caso, aproximadamente a las 3 de la madrugada los delincuentes escalaron una reja, ingresaron a un patio interno de la propiedad y tras romper un vidrio entraron al baño por un ventiluz.
Una vez en el interior de la casa, los delincuentes separaron dirigiéndose a las habitaciones donde dormía una pareja de jubilados de 75 y 78 años, respectivamente. En ese contexto, redujeron a la mujer y uno de ellos le tapó la boca, para luego amenazarla. “No hables… Quedate tranquila, pero si no nos dan la plata y el oro empiezo a cortarle los dedos a tu marido”, le dijo. Casi en simultáneo, otro de los asaltantes llevó al mismo lugar al marido, y le ató los pies.
Tras permanecer en la propiedad alrededor de dos horas, los delincuentes huyeron con 123 mil pesos, dos teléfonos celulares, dos televisores de 32 y 42, una escopeta, cuatro camperas de hombre, un par de zapatillas, una licuadora, una cuchilla, una caja de cartón con ropa de agua, un buzo y un reloj.
El segundo hecho que cometió Batalla ocurrió el 4 de octubre pasado, minutos después de las 11 de la mañana, cuando junto a un cómplice que tampoco fue identificado ingresó a robar en un comercio ubicado en Fortunato de la Plaza al 4100.
Al asaltar a la mujer que atendía al público, uno de los ladrones le tapó la boca y le dijo: “Ahora te vas a callar y vamos para atrás”. Luego, la trasladó hacia el sector de los probadores, mientras que el otro se acercó a la caja sustrayendo el dinero que había en su interior. En ese momento una vecina que observó la situación golpeó la vidriera del negocio, lo que provocó que los intrusos se asustaran y huyeran.
En ese marco, Batalla fue detenido a pocos metros, con los 2 mil pesos que había alcanzado a robar y una zapatilla. El otro simuló poseer un arma de fuego y pudo escaparse.
Esclarecimiento del primer asalto
Tras el asalto al comercio, Batalla quedó a disposición de la Fiscalía de Flagrancia. Sin embargo, Moyano, fiscal que investiga casos de robos violentos en viviendas, había avanzado con la búsqueda de los ladrones que asaltaron al matrimonio.
En ese contexto, Batalla fue reconocido en una fotografía por la jubilada. La mujer había tomado conocimiento, al dialogar con una vecina, de un rumor que lo sindicaba como el presunto autor del robo, después de que su propia novia lo incriminara tras denunciarlo, además, por violencia de género.
Según las pruebas que figuran en el expediente, la víctima vio su imagen en Facebook y entonces lo identificó ante la Justicia como uno de los tres ladrones que la habían asaltado.
Así, a la acusación de la autoría del robo al comercio, a Batalla se le sumó la imputación por este otro hecho, de características aún más severas. Inclusive, en el acuerdo de la pena al que arribó con el imputado, Moyano remarcó como agravante la condición de la edad de las víctimas y el horario de nocturnidad en el que se produjo el caso.
Por ambos episodios delictivos, y después de haber sido declarado reincidente, ya que tenía una condena anterior en la Justicia Correccional y otra a 6 años dictada por el Tribunal Oral Nº 2 en marzo pasado, Batalla recibió la pena única de 10 años y 9 meses de prisión.