La obra de teatro de acción, protagonizada por Freddy Virgolini, es el resultado de un trabajo de exploración física. Sube a escena este domingo.
“Lacrima (Rapsodia para un infante)” es la obra unipersonal de Freddy Virgolini que estrena este domingo y que marca el regreso del teatro presencial al espacio Cuatro Elementos (Alberti 2746).
La puesta, resultado de un trabajo de exploración física del actor, junto a su co-directora Denisse Laub, debutará a las 17.30, con entradas agotadas, en el espacio Agua.
Media hora antes, en el espacio Tierra, se presentará Intimo, un espectáculo de magia y humor a cargo de Iñaki Zabaletta.
Basado en el personaje de Hamlet de William Shakespeare, Freddy Virgolini compone a un déspota, un asesino, que se encuentra solo, en una isla helada y enfrenta su juicio final. La obra, basada en una imagen a partir de la que Virgolini comenzó a trabajar hace cuatro años y que demandó un intenso desarrollo -un año de ensayos diarios de 9 o 10 horas-, propone re-lecturas, variaciones y mundos ficcionales en torno a la pieza original.
Además de Virgolini (actuación, texto y dirección) y Laub (dirección), el equipo se completa con escenografía de Lucila Manso, música original y diseño de sonido de Juan Spano, iluminación de Gustavo Martincic y asistencia de Eduardo Bracco.
Las funciones son con aforo limitado y respetando las restricciones sanitarias, por lo que se recomienda reservar anticipadamente a través de alternativateatral.com
“La obra presenta a un soldado, un asesino, en una isla helada, que no es Gran Bretaña pero puede ser islas Malvinas o un limbo, rodeado de espectadores, que en realidad representan sus propios ojos, en su juicio final”, expresó Virgolini, quien describió al protagonista como a “un déspota, un dictador, un ser deforme y malvado que contaminó las mentes del país, un ser tóxico”.
“El texto -breve- se fue ganando en la medida que fuimos explorando desde el cuerpo, desde la acción, planteando un trabajo de lenguaje gestual, que se acompaña con lo lumínico y la música original”.
Fue un desafío “físico y mental interesante a nivel personal”, al que Laub lo sometió “para poder exprimir las posibilidades interpretativas”, confió Virgolini, quien indicó que la pieza busca “llevarte a lugares, a cuestionarte cosas a nivel humano, provocar que el espectador repiense su humanidad”.
“No quiero parangonarlo con el coronavirus”, aclaró el actor y director de teatro, aunque reconoció que “en este momento particular, con esto del distanciamiento, el personaje, desde lo teatral, confronta sus propios límites, se enfrenta a la angustia existencial de la soledad y busca recuperar su historia, lo que pasa en su infancia, que es su trampolín”.
Con una puesta minimalista, apoyada en los efectos lumínicos y en una escenografía que transmuta, pero en la que todo el peso narrativo pasa por el personaje, la obra se presentará todos los domingos de julio, dos domingos en noviembre y durante toda la temporada de verano.
Sobre la posibilidad de volver al escenario, a enfrentar el hecho teatral, que se completa con la presencia del público, Virgolini sostuvo que “es una felicidad total que se extrañaba mucho”.