Hay descuentos de hasta el 40 por ciento con bancos como el Provincia, promociones por la compra de más de un libro, vales de descuento con las entradas y rebajas generales en efectivo y también a docentes, bibliotecarios, jubilados y alumnos.
En un año marcado por la recesión económica, la Feria del Libro de Buenos Aires funciona como termómetro del sector editorial: compradores que preguntan por descuentos, mesas de saldo que concitan más interés que las novedades, lectores moderados en el consumo que eligen un ejemplar en vez de varios y stands que apuestan por la difusión más que por la rentabilidad.
Algunas de las políticas que aplica la Fundación el Libro junto a los stands de La Rural para hacer frente a la caída de ventas son ahorros que llegan hasta el 40 por ciento con bancos como el Provincia, promociones por la compra de más de un libro, vales de descuento con las entradas y rebajas generales en efectivo y también a docentes, bibliotecarios, jubilados y alumnos, además de cuotas sin interés.
Para los bolsillos que buscan oportunidades, lo mejor es acercarse a las mesas de saldo o de ciertas editoriales que se caracterizan por precios accesibles -como Urano o Losada-, donde hay combos promocionales que van desde literatura universal, gastronomía, filosofía hasta infantiles, pero sin novedades.
En el espacio de la librería Dickens, con “libros al alcance de todos”, como reza su cartel, se consiguen ejemplares por 80 pesos, novelas románticas y juveniles por 150 y libros ilustrados por 400. “Es un año flojo pero venimos vendiendo porque al tener saldos, tenemos nuestro público definido en la feria”, contó Ana Clara, a cargo del stand.
Allí donde se ven carteles llamativos que anuncian tres libros al precio de dos, hay visitantes que se amontonan, revuelven y encuentran títulos como “El coronel no tiene quien le escriba”, de Gabriel García Márquez por 200 pesos en la distribuidora Basilico; o por 100 pesos los clásicos “Benito Cereno”, de Herman Melville, y “La metamorfosis”, de Franz Kafka, en Longseller.
Losada, en cambio, atesora por 250 pesos “Saverio, el cruel”, de Roberto Arlt; por 600 pesos los “Cuentos reunidos” de Antón Chejov; por 500 “Cumbres borrascosas”, de Emily Brönte; y por la misma cifra un volumen de 1600 páginas con textos de narrativa, ensayo, periodismo y teatro de la poeta Alfonsina Storni.
El stand de Penguin Random House, que reúne a tres de los autores más vendidos (Florencia Bonelli, el Indio Solari y la ex presidenta Cristina Fernández), suma a las promociones bancarias un descuento del 10 por ciento que se realiza en caja sobre el precio exhibido en cualquier título de su catálogo.
En Planeta, que tiene entre sus éxitos a “Gravity Falls”, uno de sus vendedores, Sebastián Villar señaló que “al principio los precios ahuyentan a la gente” pero “después preguntan por promociones”.
Por su parte, el stand del Fondo de Cultura Económica presenta 400 títulos con descuentos del 30 al 40 por ciento, que arrancan desde 200 pesos; mientras que Siglo XXI también tiene una mesa de saldos con ofertas que van desde los 59 a los 489 pesos.
“No es un buen año: hay gente pero no en las cajas. La gente busca precios; la segunda semana de la feria vendimos mejor pero viene bastante flojo en general”, dijo el responsable del stand de Siglo XXI cerca del final del evento, que -coinciden los vendedores- estuvo caracterizado por lectores consultando por “reintegros”.
En Edelvives, cuyo catálogo reúne libros ilustrados que pueden llegar a valer 2.000 pesos, aseguraron que “la gente que se acerca específicamente al stand ya maneja algunos precios de nuestros libros, sin embargo preguntan el precio y, después, si hay descuentos”.
Hay también otros stands que manejan precios parecidos, como el de Waldhuter, que congrega las mayores rarezas de la feria con títulos muy difíciles de conseguir, entre cuyos libros figuran la obra completa bilingüe de Arthur Rimbaud, editada por Atalanta, a 4.700 pesos; o en la exquisita editorial Zorro Rojo donde los libros superan los 1.000 pesos.
Para las editoriales independientes, como el stand colectivo Los siete logos, los números son “los mismos que al año pasado”, pero “ahora te compran un libro mientras que antes te compraban tres o cuatro juntos”, indica Malena Saito, poeta y librera a cargo del espacio.
En el stand de Sólidos Platónicos, donde una novedad ronda los 390 pesos, Paolo Vega coincide con la lectura de que la gente compra menos libros: “Estamos dos tercios más abajo respecto al año anterior en cuanto a venta de ejemplares”.
Los sellos independientes de Sólidos Platónicos “apuestan más por la difusión que la rentabilidad” y, por eso, aunque nos les convenga del todo en términos financieros, negocian cifras “para sostener las ventas”.
En el espacio colectivo independiente La Sensación, el editor Mariano Blatt aseguró que es “muy difícil que la gente se lleve más de dos libros” pero resaltó que sus ventas están un “ocho o nueve por ciento arriba”, algo que no asociaba “con que al sector le vaya mejor” sino a que tienen “libros baratos, de 250 y 350 pesos, y novedades fuertes”.