Opinión

¿Cómo prepararnos para el 2024?: Inteligencia y plasticidad cerebral, más allá de los mitos tradicionales

Por Nicolás Fernández Miranda*

Vivimos en un mundo cada vez más complejo y en constante evolución (inteligencia artificial, nuevas tecnologías y nuevos desafíos afloran por todos lados). En ese sentido, la comprensión de la inteligencia y la plasticidad cerebral se vuelve cada día más importante.

Tradicionalmente, hemos considerado la inteligencia como un atributo fijo, medible mediante pruebas de coeficiente intelectual (IQ). Sin embargo, este enfoque simplista omite la rica diversidad de capacidades humanas y la capacidad del cerebro para adaptarse y aprender a lo largo de toda la vida. ¿Tenemos un nivel de inteligencia fijo, o, podemos mejorarlo para mantenernos al día con los cambios en el mundo?

David Wechsler, definió la inteligencia como la capacidad de procesar información y tomar decisiones efectivas. ¿Por qué es importante esto? Porque esta definición destaca la importancia de la adaptabilidad y el aprendizaje continuo, siempre, sin tener en cuenta si estamos o no estudiando en un ámbito académico. No importa si tenes 18 u 81 años, todos tenemos qué incorporar nueva información para tomar decisiones, ya sea el teorema de pitágoras, o como usar el home banking.

¿Pero qué pasa si soy malo en matemáticas? A no preocuparse, porque Howard Gardner, propuso que existen al menos ocho tipos de inteligencia, cada una relacionada con diferentes habilidades cognitivas y emocionales. Aún si no tenemos cierta facilidad para matemáticas o ciencias duras, podemos tener facilidad para la musica, los deportes, o las relaciones interpersonales.

Otro mito común es la creencia de que se necesitan diez mil horas de práctica para dominar una habilidad. Sin embargo, Josh Kaufman demuestra que solo se necesitan veinte horas de práctica deliberada y enfocada para aprender una habilidad básica. ¿Qué impacto tiene esto? Nuevamente en un mundo en constante cambio como en el qué vivimos, no hace falta qué pasemos 10.000 horas practicando una nueva tecnología para manejarla (10.000 horas son 8 horas de lunes a viernes durante 5 años), sino con qué le dediquemos 45 minutos por día durante un mes, ya estamos. Mucho más accesible, ¿no?

Pero aún así, lo más revolucionario en el campo de la neurociencia es el descubrimiento de la plasticidad cerebral. Aunque se creía que perdemos la capacidad de aprender cosas nuevas a medida que envejecemos, la evidencia científica muestra que podemos frenar este deterioro y mejorar nuestra capacidad cognitiva. La práctica constante y la estimulación mental, combinadas con un estilo de vida activo y saludable, pueden fortalecer nuestras habilidades cognitivas, incluso en etapas avanzadas de la vida.

Este conocimiento nos lleva a reconsiderar cómo concebimos la vida, el envejecimiento y nuestra capacidad para enfrentar desafíos futuros. Vivimos en un mundo donde la adaptación y el aprendizaje continuo son esenciales, no solo como una exigencia de la vida moderna, sino como una oportunidad para crecer y desarrollarnos en cualquier etapa de la vida.

Entonces, si nos sentimos abrumados por la velocidad de los cambios en el mundo en el qué todos vivimos, hay una luz al final del túnel. No solo podemos mejorar nuestra capacidad de incorporar nuevo conocimiento a lo largo de toda nuestra vida, sino qué es mucho más fácil de lo qué pensábamos.

*Profesor universitario, experto en Neurociencia aplicada al aprendizaje. Autor del libro “Hackea tu cerebro”.

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