Policiales

Cómo funcionaba la organización que captaba “fieles” para explotarlos

Está acusada de reducir a la servidumbre y perjudicar económicamente a casi 30 personas. Tres mujeres afirmaron haber sido abusadas sexualmente por el líder de la banda, Isaías Hurtado.

Tras una investigación desarrollada por la Fiscalía Federal Nº2, a cargo de Nicolás Czizik, allanamientos realizados en cinco domicilios, la declaración de más de una veintena de víctimas y las indagatorias a los imputados, el juez federal Santiago Inchausti resolvió el procesamiento de los integrantes de una organización que detrás de un supuesto “Ministerio religioso” con mensajes de fe y la existencia de un “ser superior”, desarrolló maniobras delictivas para reducir a la servidumbre y explotar laboralmente a personas en su mayoría atravesadas por situaciones de vulnerabilidad.

Los procesados por el delito de trata de personas con fines de explotación laboral, en perjuicio de 27 víctimas, son Isaías Hurtado, su pareja Patricia Padilla Coronado, Joel Opazo, Luis Cortez y Caleb Esteban Alday. Además, Hurtado fue procesado por haber abusado sexualmente con acceso carnal a tres mujeres, e intentado lo propio con otra más.

“El que le cree a Dios, obedece lo que no entiende”. La inscripción estaba en una de las habitaciones construidas junto al “Templo”, situado en O`Higgins 333, y permite conjugar distintos elementos que surgen de la causa. El argumento de “Dios dice” para someter a las víctimas. La “obligación como discípulos” de entregar sus sueldos si tenían trabajo en otro sitio. La intención del líder de la organización de separar a las personas de sus familias, haciendo ver que la Iglesia y “Dios” eran lo más importante en sus vidas, y a partir de allí limitar su libertad de movimiento. Los abusos sexuales denunciados contra Hurtado bajo el argumento de que son “esposas que Dios le elegía”.

Al momento de escuchar a las víctimas, pudieron identificarse diferencias entre quienes lograron irse del “Ministerio Apostólico y Profético Monte Zion” y quienes aún permanecen allí. Por un lado, el relato desgarrador de quienes lograron salir. “Es justamente la disminución de la autonomía de la persona lograda por la organización, la que nos brinda elementos para entender los relatos de las víctimas que continúan captadas, que si bien declararon como víctimas, no se identifican como tales. En general no entienden por qué fueron detenidos los responsables de la organización”, expresó el fiscal Czizik, quien completó: “Quienes pudieron salir, terminaron de darse cuenta recién en ese momento cuán limitadas estaban en su libertad de dirigir sus vidas”.

Esa restricción sobre sus actos quedó evidenciada, por ejemplo, en la mujer que logró escapar del Templo, y su hijo –que permaneció en lugar- fue castigado por ello: mientras todos cenaban, él debía arrodillarse ante el pastor para pedirle perdón.

A su vez, hubo testimonios que dieron cuenta de abusos sexuales cometidos por Hurtado, bajo las mismas condiciones: hubo un caso de una mujer que por tener un hijo captado terminó accediendo a tener relaciones con el pastor; mientras otra mujer, frente a los hostigamientos previos, encontró como única salida para vivir tranquila el acceder también a tener relaciones con Hurtado.

Por otro lado, Czizik aclaró que no se cuestiona la entrega de diezmos u ofrendas por sí solas, ni se trata de una persecución a un culto o forma de practicar una religión, sino que se persigue a una organización que bajo el ropaje de brindar un mensaje religioso, capta, limita la libertad de las personas y las explota económicamente.

“A lo largo de la investigación quedó evidenciado que se buscaba limitar la libertad de las personas, cosificarlas, convertirlas en objetos útiles para mantener esa estructura delictiva y el nivel de vida de los integrantes de la organización”, expresó el fiscal federal, quien reparó en que ninguno de los imputados trabaja. “Quienes eran parte de la organización garantizaban su subsistencia a expensas de la libertad de las personas”, señaló.

El inicio de la causa

El inicio de la investigación se dio a través de una denuncia que llegó a partir de una actividad de prevención del delito de trata de personas, que co-organizó la Mesa Interinstitucional contra la Trata de la que forma parte el Ministerio Público Fiscal de la Nación.

A través de las tareas de investigación, se logró determinar que se captaban personas en situación de vulnerabilidad tanto en nuestro país como en el exterior; su traslado hacia Mar del Plata con fines de reducirlos a la servidumbre y explotarlos laboralmente; el acogimiento de las víctimas en distintas viviendas, como la casa particular del principal imputado, situada en Bernardo de Irigoyen al 4600, el “Templo” sito en O`Higgins 333 y diversos domicilios cercanos, que garantizaban el control sobre las víctimas; la reducción a la servidumbre de las mismas, quienes debían realizar diversas tareas en el lugar (limpieza, cocina, producción de la radio), cumplir funciones en la panadería que tenía la organización, y había una retención de sus salarios, endeudamiento y adquisición de sus propiedades.

Cómo era la captación y el acogimiento

De acuerdo a la hipótesis del MPF, la captación de personas se daba de modo organizado y sistemático. La maniobra desplegada por Hurtado y sus cómplices consistía en “ganar la voluntad de sus víctimas” a través de un mensaje de fe, dirigido en forma masiva. Para ello, uno de los ejes fue la radio Zion 101.7 que funcionaba en el mismo Templo.

La intención era llegar a la mayor cantidad de personas y a sabiendas de que los más vulnerables, quienes atraviesan situaciones familiares o personales difíciles se acercarán a la Iglesia y allí, a través de discursos de religiosidad, un supuesto “relato benefactor” lograr ganarse su voluntad.

Otra de las formas de captación es a través de la página web www.montesion.com.ar en la que se observan teléfonos de contacto, horarios de las reuniones, promoción de la radio FM Zion y videos de las reuniones en YouTube. También cuenta con una solapa denominada “Siembra”, donde constan cuentas bancarias de Argentina, Chile, Venezuela y Estados Unidos, en las que los fieles pueden aportar sus “ofrendas”. A su vez se da la captación indirecta, es decir a partir del contacto con personas ajenas al “Ministerio” que efectúan los “fieles” que ya forman parte de la congregación.

Por otro lado, la prueba colectada deja a las claras el montaje diagramado por esta organización con el objeto de reclutar y alojar a fieles en los inmuebles de su propiedad, todos ellos ubicados cerca del “Templo”, con el único fin de reducirlos a la servidumbre y explotarlos laboralmente. Es decir, se diagramó una estructura ilícita que cuenta con al menos tres inmuebles preparados y ambientados al solo efecto de alojar a las víctimas, llevar a cabo las reuniones del “Ministerio” y explotarlos laboralmente.

Una de las víctimas sostuvo que Hurtado “aprovecha cuando una persona toca fondo”. “Ahí ve la oportunidad para captarla, porque estás pasando un momento en el que necesitas aferrarte a cualquier cosa. Apunta a gente joven, promete un beneficio espiritual”, precisó.

Control de libertades

A partir de la prueba reunida en la investigación, respaldada por los testimonios de las víctimas, se pudo comprobar un sistema montado por los imputados, dirigido a la reducción a la servidumbre de los “fieles” y su consecuente explotación laboral. Ello, adunado a diferentes maniobras tendientes a despojarlos de sus bienes y activos a través de la obtención de créditos en entidades financieras, siempre en favor de Hurtado y sus consortes, generando deudas en los damnificados.

Uno de los jóvenes que estuvo dentro de la congregación dijo que tenía como “obligación” dar su salario por ser discípulo e indicó que durante un año no tuvo sueldo y que cualquier cosa que necesitaba comprar tenía “llorarle a la mujer de Isaías para que me diera algo de dinero o ella me lo conseguía del supermercado”. De hecho, durante el día no comía por no contar con dinero y solo cenaba con Isaías y su familia.

Una mujer relató que sus hijas colaboraban con la limpieza del tempo y el departamento contiguo, y que si no hacían las cosas eran amenazadas. Otra señaló que tenía que pedir permiso para usar su dinero y decir para qué lo usaba. “Por ejemplo si tenía que ir a una farmacia debía avisarle a Isaías o a alguno de los ministros que estaban en la carpa”, sostuvo en su declaración. Hubo una mujer que reveló que aportaba incluso la Asignación Universal por Hijo que percibe por su niño.

Los testimonios que constan en el expediente son contestes en señalar que, a medida que las personas son captadas por los integrantes del “Ministerio”, se les comienza a instar a la entrega de “diezmos”, luego a la realización de trabajos para la Congregación (como tareas de limpieza, trabajos para la Radio Zion y en la panadería Della Familia). A su vez, a quienes mantienen empleos fuera del Ministerio, se les retiene el salario, y se los obliga a la extracción de créditos en distintas entidades financieras, siempre en beneficio de Hurtado y sus consortes, generando deudas en los damnificados.

Una rutina pautada y supervisada

Para el MPF, las personas captadas tienen restringida su libertad de autodeterminación, bien jurídico vulnerado por el delito investigado, sin perder de vista que resultan ser personas inmersas en situaciones de vulnerabilidad, algunas preexistentes y otras generadas por los propios imputados, quienes logran alejarlas de su ámbito familiar, cultural y de confianza, lo que conforma un claro condicionamiento a esa libre voluntad.

Esto es refrendado por los testimonios del expediente. Uno de ellos indica que “una vez que estabas dentro del lugar, si tenías que ir a comprar algo al supermercado o hacer un trámite, no podías moverte sin avisárselo”. Otros refieren las dificultades para seguir viendo a su familia. “Ver a la familia era muy difícil, yo mientras estuve allí nunca pude viajar a ver mi mamá”, señala una declaración, que agregó que no les permitía tener teléfono celular para no comunicarse con personas de afuera.

“Para cumplir con lo que dice la iglesia uno debe congregarse, no comunicarse con otras personas que no sean del ministerio aunque sean familiares, amigos, cortás trato con todos, no leer bibliografía que no sea recomendada por ellos, de hecho nos hicieron quemar la biblioteca que teníamos en casa”, sumó otro testimonio.

Y en el mismo sentido se suman las interceptaciones telefónicas que constan en la causa. “Continúa el control constante de las acciones hasta el punto que uno de los fieles solicita permiso para la adquisición de una pastilla, todo esto a pesar que el pastor no se encontraba en la ciudad denotando completa sumisión hacia esa persona”, refieren los informes de la PSA.

En esa línea, se advierte claramente que las víctimas no pueden disponer de su dinero libremente, y aquel que osa hacerlo recibe intensas reprimendas y amenazas por parte de Hurtado y su entorno.

Engaño, violencia y amenazas

Además de haber mediado el abuso de la situación de vulnerabilidad, también se detectó el engaño, a través de mensajes basados en palabras de fe y augurios de un mejor futuro, para luego ejercer violencia y amenazas sobre las víctimas, para consumar el delito con la explotación y la reducción a la servidumbre.

Por ejemplo, una de las víctimas dijo que “si no hacías una tarea o algo se hacía mal te llamaban a la oficina el propio Isaias, Caleb, Luis o Joel Lopazo, me preguntaban qué pasaba, te llamaban la atención y te maltrataban de la peor forma. Te llenaban de insultos y si podían también te golpeaban. Yo lo aceptaba pensando que estaba bien”.

Otro testimonio indicó: “Yo pido permiso para moverme bajo la cobertura de Dios. Porque yo cuando tomé mis decisiones me fue mal. El Pastor ora por la persona para que Dios lo acompañe. Si me dice que no lo haga es para guardarme ya que Dios le ha dicho algo”.

Por otro lado, las declaraciones prestadas por las víctimas indican que se recurrió también a la figura de la “servidumbre por deudas”, siendo este otro mecanismo de coacción y control muy utilizado a la hora de cometer el delito de trata.

Una víctima relató que Caleb y Cortes la llevaron a sacar un crédito hasta un banco, y al salir se quedaron con todo el dinero y luego solo le pagaron parte de las cuotas. Otro testimonio señala que fueron sometidos a presiones desde lo económico. “Siempre con el argumento ‘Dios dice’ entonces piden dinero para ofrendas, viajes, la compra del terreno, etcétera”, indicó.

¿Consentir la propia explotación?

Es importante comprender que los dichos de las víctimas y el consentimiento prestado para concurrir a las reuniones, entregar parte o la totalidad de sueldos, bienes o realizar tareas domésticas, deben ser analizados bajo el contexto descripto. Tal “voluntad”, de acuerdo a lo explicado por el fiscal Czizik, no implica la ausencia de indicadores de trata, sino la presencia de otros elementos, como las carencias sufridas y una situación de vulnerabilidad y desamparo extremos que viene a robustecer, en la víctima, la percepción de ausencia de mejores condiciones de vida a las ofrecidas por sus captores.

“Bajo ningún concepto las víctimas pueden libremente consentir su propia explotación, en casos como este, donde existe una clara afectación a la libertad personal de auto determinación de las víctimas. La libertad de elección de la víctima de trata se encuentra seriamente comprometida en el caso, y por ende, el vicio torna carente de relevancia el pretendido consentimiento en la propia explotación, ya que ante todo, la libertad de la persona es un bien jurídico indisponible”, ahondó el representante del MPF.

Los roles en la organización

Isaías Nelson Hurtado. Principal administrador y organizador del Ministerio Monte Zion, lleva a cabo y dirige la empresa criminal investigada. Es quien da las pautas en el lugar, quien instruye al resto de sus consortes en las actividades diarias, da las autorizaciones a los “fieles” para poder salir de la Iglesia, como así también en relación a lo realizado en la panadería.

Patricia Soledad Padilla Coronado. Es la pareja de Hurtado y madre de algunos de sus hijos. Resulta ser una más de las principales administradoras del “Ministerio” creado en pos de la explotación de personas. Estaba a cargo de exigir y recolectar el dinero de los “fieles”. No obstante ello, se han colectado ciertos testimonios que dan cuenta de momentos en los cuales la nombrada se habría “revelado” ante Hurtado, principalmente respecto a las relaciones que mantendría con otras mujeres.

Luis Cortez. Tiene también un relevante grado de participación en la organización objeto de investigación. Su rol principal actual versa en torno a la actividad diaria desarrollada en la panadería “Della Familia”, en la cual trabajan algunos de los fieles del Ministerio, fuera de todo tipo de registración laboral. Además, ha guiado a fieles a proceder a la obtención de créditos dinerarios y a la venta de inmuebles, acompañando en la gestión y reteniendo todo el dinero, sin luego devolverlo.

Caleb Esteban Alday Maldonado. Es una de las personas de confianza de Hurtado. Fue indicado por víctimas como su “mano derecha”. Además de estar a cargo de la organización en su ausencia, su rol principal versa en torno al manejo de las cuentas bancarias de los miembros de la congregación. Lo sindican como quien convence a las personas de hacer lo que Hurtado manda. Ello, mediante formas intimidantes y violentas; que también utiliza para amenazar a las personas que deciden retirarse del Ministerio.

Joel Abraham Opazo Jara. Es responsable del funcionamiento de la radio del Ministerio y del dominio web montesion.com.ar, la que funciona como uno de los principales medios de captación de fieles, con domicilio en O´Higgins 333. Según los testimonios del expediente, era otra de las personas que quedaba a cargo ante la ausencia de Hurtado, tomando decisiones y controlando las actividades de los fieles.

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