PARIS, Francia.- El hospital universitario de Reims comenzó este lunes a aplicar el protocolo para permitir la muerte de Vincent Lambert, un hombre que se encuentra en estado vegetativo después de un accidente en 2008, y cuya familia se enfrentó sobre la pertinencia o no de mantenerlo con vida.
La madre, Viviane Lambert, denunció ante el canal “BFMTV” que se enteró con un correo electrónico que recibió esta mañana: “Están matándolo sin decirlo. Son unos monstruos”.
Su abogado, Jean Paillot, calificó de “inhumano” el modo de comunicarlo y anunció un recurso judicial de urgencia ante el Tribunal de Apelación de París porque considera que la decisión del equipo médico “no es definitiva”.
Una portavoz del hospital explicó a la agencia de noticias EFE que la política del centro, por razones de confidencialidad, es no dar detalles públicamente sobre casos particulares, aunque se han filtrado algunos detalles del procedimiento.
El médico al frente del equipo que lo ha estado tratando en Reims, Vincent Sánchez, ya dijo el pasado día 11 que empezaría a aplicarlo esta semana y que puede que se prolongue varios días.
El pasado mes de abril, el equipo facultativo decidió poner fin a lo que considera un “ensañamiento terapéutico”, tras casi once años de tratamientos.
Los padres, católicos conservadores, recurrieron al Consejo de Estado -máxima instancia de la justicia administrativa-, que se pronunció a favor de los médicos, y de nuevo al Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que también dio la razón a los profesionales del hospital.
No obstante, el Comité Internacional de los Derechos de Personas Discapacitadas de la ONU pidió que se mantengan los cuidados a Vincent Lambert (42 años), que lleva en estado vegetativo más de diez años, aunque no necesita respiración artificial.
Frente a la posición de los padres y dos hermanos, que se niegan a que se interrumpan los cuidados que lo mantienen en vida, su esposa, Rachel, y un sobrino, se movilizaron para lograr que los médicos decidan poner fin a los tratamientos.
En este debate entraron también algunos responsables políticos, como la líder de la extrema derecha, Marine Le Pen, y el candidato de Los Republicanos para las elecciones europeas del próximo domingo, Francois-Xavier Bellamy, que se alinearon con los padres y solicitaron la intervención del presidente, Emmanuel Macron.