El debate por los asesinatos de los hermanos Romero se había suspendido el año pasado por la pandemia. El Tribunal Oral N° 3 juzgará a tres hombres por lo sucedido en cercanías del parque Camet en marzo de 2017, en el que las víctimas fueron ejecutadas para robarles la cocaína que guardaban para la venta.
El juicio por el brutal crimen de los hermanos Romero debería haberse realizado en marzo del año pasado, pero la pandemia obligó a suspender el debate hasta que finalmente esta semana, en el Tribunal Oral en lo Criminal N° 3 comenzaron a ser juzgados Ezequiel Sánchez (33), Antonio Báez (57) y Leonardo Uriarte (34).
Los hermanos Romero vendían droga en las inmediaciones del Parque Camet. Luis (50 años) era quien se encargaba de comercializar la cocaína y su hermano Marcelo (43) de acopiarla. Una noche de marzo de 2017 fueron traicionados y ambos fueron asesinados para robarles la droga.
Al frente del debate estarán los jueces Juan Manuel Sueyro, Mariana Irianni y Fabián Riquert y si bien la investigación había sido del fiscal Juan Pablo Lódola, tras el cambio de fiscalía en el juicio se encuentra la fiscal Romina Díaz, mientras que como defensores están Victoria Sosa y Alejandro Borawski.
Durante el lunes y el martes diferentes testigos dieron sus testimonios para intentar explicar el contexto en el que vivían los hermanos Romeros, su actividad de venta de droga al menudeo y un submundo signado por la criminalidad y la traición, del que también eran partes los acusados.
La primera en hablar en el debate fue Rocío Martínez, la pareja de Luis Romero, que además de haber visto los dos crímenes a punto estuvo de ser una víctima más, ya que recibió un disparo en la cabeza.
Martínez, su concubino Luis Romero y el hermano de éste Marcelo habían regresado esa noche tras cenar en la casa de comidas El Ceibo. La pareja se fue a la casa que compartían en Frenguelli 6080 y Marcelo a 500 metros de allí, a Calabrese 4557.
Cerca de las 22.40 los perros en la casa de Luis Romero empezaron a ladrar y la mujer se asomó. Identificó a “Pico” Báez y a “Chanchi” Uriarte, a los que conocía de antemano. Incluso semanas antes habían estado con su pareja en el cumpleaños de la hija de Báez. A Sánchez no alcanzó a verlo.
Romero salió a recibirlos y a los pocos segundos regresó con Báez y Uriarte. En la calle había quedado la bicicleta de “Chanchi” y el Ford Escort a cuyo volante estaba Sánchez.
El miércoles será la jornada de alegatos, primero será el turno de la fiscal Romina Díaz y luego el de las defensas.
Crimen y traición
Báez y Uriarte eran dos viejos conocidos que sabían que los hermanos Romero se dedicaban a la venta de droga. La fiscalía busca demostrar que esa noche, Báez y Uriarte entraron a la casa junto a Luis Romero y, frente de Rocío Martínez lo ejecutaron, Según la mujer, “Pico” fue quien lo remató de dos disparos.
La hipótesis acusatoria sostiene que Rocío Martínez fue obligada a meterse en la cama y luego “Pico” y “Chanchi” le exigieron el dinero y la plata a cambio de no hacerle daño. Entonces ella le dijo que todo estaba en la casa de su cuñado. Eso cambió los planes de los asesinos, que decidieron cargar a la mujer en el Ford Escort e ir en busca del otro hermano Romero.
Ya en Calabrese 4557 los tres, Báez, Uriarte y la mujer ingresaron. La secuencia que se dio fue similar a la de minutos antes, con dos grandes diferencias: la primera es que Romero entregó 1,5 kilogramos de cocaína; la segunda es que Báez le ofreció a Rocío Martínez estar juntos y que la iba a “mantener como una reina”.
Esa propuesta se la hizo en la habitación pero ante la negativa la llevó al baño, donde intentó besarla. Luego le disparó en la cabeza. El proyectil, increíblemente, no penetró más que en el cuero cabelludo. Segundos después, dos balas si penetraron un cráneo: el de Marcelo Romero, al que habían maniatado a una silla.
Los atacantes escaparon y desde la casa lindante, en la que vivía un policía, se hizo el llamado al 911 que permitió descubrir el brutal doble asesinato.