Más del 90% de los pacientes críticos en comunidades terapéuticas llegan por consumo compulsivo de esta sustancia que genera severo daño cognitivo y físico. En 2016, representaba apenas el 23%. Afirman que, de Mar del Plata, se expandió a todo el país.
En la jerga se los denomina “piperos”, por la modalidad de consumo. La cocaína fumada, más conocida como “pipa” brotó en Mar del Plata hace unos años y, lo que hasta hace uno tiempo era una minoría, se expandió a pasos agigantados y hoy alcanza a más del 90% de las personas bajo tratamiento en las comunidades terapéuticas.
En su rol de vicepresidente de FONGA, la Federación de Organizaciones no gubernamentales de la Argentina para la Prevención y el Tratamiento del Abuso de Drogas, Fabián Messina destacó el exponencial crecimiento del consumo de esta sustancia, que genera un escenario al que muchos comparan con una pandemia en Mar del Plata, donde tuvo un fuerte impacto antes que en otras ciudades, pero luego también llegó a otros puntos del país.
La “pipa” no es paco, sino cocaína fumada. Se consume de manera similar, pero la sustancia tiene una composición diferente, en la que el polvo se transforma en solido, se vuelve una piedra, y se fuma mediante pipas de fabricación casera, con caños de metal, vidrio o plástico a los que se le suma un filtro de virulana o hilos de alambre.
“El consumo es muy compulsivo, con flashes de 15 o 20 segundos, por lo que la persona termina fumando todo el tiempo”, resumió el responsable de la comunidad terapéutica Posada del Inti.
Cada año, la institución lleva a cabo relevamientos entre sus integrantes para identificar y cuantificar los niveles de consumo problemático.
En 2016, el 23% de los pacientes de Posada del Inti consumía esta droga, pero la cifra creció al 32% en 2017, al año siguiente pasó a ser el 49%, en 2019 se elevó al 57%, en 2022 alcanzó el 89% y hoy supera ampliamente el 90%.
“No es una droga social en absoluto. Se consume por lo general en soledad, en un cuarto, una obra o tirados en una habitación”, marcó Messina, quien viene exponiendo esta modalidad del consumo de la cocaína al menos desde 2014.
“En uno de los primeros lugares donde apareció fue en Mar del Plata. Yo hablaba de esto en otras partes del país y me decían que era paco, pero no. Después, con los años, apareció e hizo estragos en Córdoba y Rosario, hoy en Santiago del Estero es terrible y se ha expandido por todo el país“, dijo.
Por su elevada toxicidad, la cocaína fumada genera un cuadro por demás complejo en sus consumidores. “Produce un gran daño cognitivo, pero también físico, social, familiar… es terrible lo que genera y alarmante como sigue creciendo”, completó, una vez más, exigiendo la necesidad de aplicar políticas de prevención que contribuyan a detener este flagelo.
Por último, destacó: “La droga no es sinónimo de delincuencia, pero esta forma de consumo y este tipo de sustancia, te pone en riesgo, porque la próxima dosis se consigue como sea, a cualquier precio”.
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