Un hombre de 40 años irá a juicio por los delitos de defraudación por uso ilícito de datos de tarjetas de débito y expedición de tarjeta de crédito falsa en concurso real y falsificación de documento público.
A fines de 2019 y principios de 2020 se registraron en estaciones de servicios una serie de compras con tarjetas de débito que llamaron la atención a las autoridades, ya que la firma del cliente no correspondía a la del titular por lo que denunciaron los episodios.
La Fiscalía de Delitos Económicos, a cargo de Javier Pizzo y David Bruna, ante la posibilidad de un caso de estafa iniciaron una investigación y notaron que el modus operandi era siempre el mismo: el cliente se acercaba a una estación de servicio, y cuando abonaba con una tarjeta de débito hacía incurrir en error al empleado, ya que el plástico era falsificado, con los datos de la banda magnética clonados de otra tarjeta. De esta manera, al firmar, la firma del cliente correspondía a la del nombre de la tarjeta, pero la información de la banda magnética -y de la cuenta bancaría que respaldaba la transacción- era de otra persona.
Para que las transacciones que realizara no llamaran la atención, el estafador realizó en unos meses una decena de operaciones, en su mayoría por montos de entre 1000 y 3000 pesos.
Ya con la sospecha, los fiscales ordenaron una serie de tareas de inteligencia sobre el sospechoso, hasta que pudieron confirmar que era quien cometía los delitos en las estaciones de servicio. Al aprehenderlo, encontraron que entre sus pertenencias había una licencia de conducir falsificada a su nombre.
El hombre, de 40 años, fue imputado por los delitos de “defraudación por uso ilícito de datos de tarjetas de
débito y expedición de tarjeta de crédito falsa en concurso real y falsificación de documento público”.
Con toda la prueba presentada por los fiscales Pizzo y Bruna, el juez de garantías Saúl Errandonea ordenó que fuera a juicio, en un debate que se realizará en el Tribunal N° 1.
Más de una decena de casos
La primer transacción que se le imputa al hombre ocurrió el 22 de octubre de 2019, cuando fue a una estación de servicios y gastó 1000 pesos, que pagó con una tarjeta de débito clonada.
Al día siguiente realizó otra operación de 2000 pesos y el 29 de octubre otra, por 1500. Siempre con el mismo modus operandi. El 5 de noviembre, el imputado siguió con sus compras en estaciones de servicio y gastó otros 2300 pesos.
El 6 de noviembre, en la estación de servicio de la avenida Constitución, el acusado pagó una cuenta por 3795 pesos. Ese mismo día fue hasta otro punto de la ciudad y realizó la compra más cara registrada en la causa: 32.400 pesos.
El 10 de noviembre, el acusado abonó otra transacción, , de 1300 pesos, con la tarjeta de débito clonada y al día siguiente otra por 2000 pesos.
Luego de más de un mes, el 12 de enero de 2020 el sospechoso se presentó en una estación de servicios y pagó 2500 pesos con una tarjeta de débito clonada, la que sería la última transacción que se le atribuye.
El 14 de enero el hombre fue aprehendido por la policía. En su poder tenía la tarjeta de débito utilizada y una licencia de conducir falsificada, que lo autorizaba a manejar vehículos en categorías A.3.-B.1-B2 conforme el sistema nacional de tránsito de la Ley 24.449.