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Ciencia de datos: el nuevo diamante del mercado laboral

Hay muchas cifras, pero lo que importa es el valor agregado de la interpretación. Para eso están los científicos de datos, un trabajo que en Mar del Plata casi nadie desarrolla.

por Agustín Marangoni

Ya se dijo cien mil veces: nuestra rutina está atravesada por algoritmos. Los estudios de marketing, la producción de una serie exitosa, hasta el diseño de un isologo se apoya en estas operaciones de sistema para definir su forma y contenido. Con tres o cuatro movimientos de nuestros dedos sobre la pantalla de un celular sabemos a quién le llegó nuestro producto, quiénes compraron, dónde viven, qué les gusta y qué edad tienen nuestros clientes. Pero todos esos números serían poco sin alguien capaz de interpretarlos y darles un marco de aplicación concreta y efectiva. Ese trabajo se llama Ciencia de datos y es uno de los mejores pagos y más demandados del mercado en todos los niveles.

En Mar del Plata, el circuito laboral de la programación es, por lejos, el que más demanda tiene. Hay capacidad para incorporar a 400 trabajadores con experiencia inmediatamente. Y la proyección indica que en los próximos diez años habrá 2000 nuevos puestos. Es decir, se prevé un crecimiento del 500% en la actividad. En paralelo, también hay demanda, y muy fuerte, para científicos de datos, trabajo que casi nadie desarrolla. Es una profesión compleja y la formación es de posgrado o diplomatura, aunque existen decenas de científicos autodidactas que ejercen de manera exitosa. En el mercado interno, los salarios pueden superar los 150 mil pesos mensuales. Y a nivel internacional, un puesto estándar se paga hasta 130 mil dólares anuales. Buena parte de los científicos de datos trabajan de manera remota para distintos países.

Mario Luchelli, destacado programador de proyección internacional, explica que los científicos de datos buscan distintos propósitos. A veces solucionan problemas. Por ejemplo, analizan la información de los usuarios de Netflix para crear un algoritmo de recomendaciones personalizadas. Otras veces, pueden generar el punto de entrada para un análisis menos técnico y de mayor impacto social, como prácticas para reducir la emisión de gases y el calentamiento global. No todo el trabajo está enlazado al núcleo duro de la informática, sino que su objetivo es generar información. Procesan los datos. No son tareas de algoritmos, sino de análisis.

“Un dato sin interpretación no es otra cosa que un dato. Es fundamental trasladarlo y comprenderlo. Un dato en la informática es una colección de bytes sin significado. La observación y la interpretación lo convierte en información. La información sí es una pieza con valor de mercado”, apunta Luchelli.

Desde ATICMA (Asociación de Tecnologías de la Información y la Comunicación de Mar del Plata) explican que la proyección de crecimiento laboral para los programadores en la ciudad es la misma que a nivel nacional, dado que hay firmas internacionales que buscan profesionales en estos lares. El dato a destacar es que buscan la mayor proporción dentro del segmento Mayor seniority (más de seis años de experiencia), en sintonía con el nivel de negocios que se están llevando adelante. De la mano con esos guarismos, la figura del científico de datos toma cada vez más relevancia.

Alejandro Ortiz, presidente de la asociación, señala que en Mar del Plata hay cinco universidades con capacidad para formar profesionales en el terreno de la programación y la informática, pero los chicos no eligen esta carrera, van hacia las carreras tradicionales, más limitadas en su amplitud laboral. En la otra cara de la moneda está Tandil, donde las facultades están saturadas en sus cupos. “Es una lástima que Mar del Plata sea un desastre en este sentido. No se logra una industria que podría aprovecharse. Tenemos pocos profesionales capacitados y el Estado no trabaja para impulsar la motivación de los chicos, a pesar de la demanda que existe. Nosotros damos charlas en las escuelas para explicar la situación, pero es una llegada muy limitada en relación a lo que podrían lograr políticas de comunicación eficientes desde el Estado”, apunta Ortiz.

A nivel mundial, la ciencia de datos se ubica en una de la capas más competitivas de la informática. Los problemas que analiza alcanzan niveles muy elevados y tiene la posibilidad de desarrollarse en todas las industrias. Sobran ejemplos. En el campo farmacéutico se la utiliza para medir las variables internas y de mercado. También la utilizan los medios de alta rotación internacional para hacer un seguimiento detallado del impacto de la noticias, no sólo en ventas, sino a nivel político, social y para conocer de manera segmentada los intereses de la audiencia. En síntesis: es vital para todas las organizaciones que quieren incrementar ventas, fidelizar clientes y entender en profundidad de qué manera funcionan sus modelos de negocio.

“Para bien o para mal, las grandes empresas encontraron la forma de construir información valuable. La mayor utilidad es hacia el marketing dirigido, pero en el mundo hay un gran movimiento en relación a este análisis. Lo esperable es que estos científicos utilicen su capacidad para curar enfermedades y mejorar pronósticos del medioambiente, entre otras palancas de solución a problemas globales. Y esto no lo digo yo. Lo dice Bill Gates”, agrega el programador.

La ciencia de datos también ocupa un lugar clave en el mundo de la política. Una tarea profesional de interpretación puede construir un funcionario en tiempo récord. Ya no es cuestión sólo de presupuesto. Lo que vale, muy por encima del dinero, es el conocimiento. He ahí la principal materia prima. En el siglo veintiuno el éxito y la suerte no tienen punto de relación. Casi nada está suelto a la voluntad del azar.

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