El trovador chileno, escritor, pintor y artista contracultural Lucero Van Dick y las cantautoras marplatenses, Daniela Tomé y Victoria Ané en el espacio Cultural Blohf.
Mauricio Castillo –Chinoy-, trovador chileno, nacido en San Antonio, formado en Valparaíso y consagrado en Santiago, ha forjado una carrera musical atípica, con tanto éxito como misterio. El escritor, pintor y artista contracultural estará por primera vez en Mar del Plata el 27 de octubre, escoltado por Lucero Van Dick (manager y pareja) y las cantautoras marplatenses, Daniela Tomé y Victoria Ané en el espacio Cultural Blohf (Santa Fe y Falucho). Una producción independiente de Arte Sin aduanas y Casa Las Dalias.
En el año 2007, comienza su carrera profesional en la música, participando con el tema “Para el final” en el filme de Andrés Wood “La buena vida” y junto a artistas como Manuel García, Nano Stern, Anita Tijoux, Fernando Ubiergo y Camila Moreno, se introduce en la escena musical chilena.
Siguieron importantes festivales por Chile e importantes ciudades del extranjero, entre ellas: Buenos Aires, Bogotá, Ciudad de México, San Pablo, Madrid, París, Berlín, Shanghai, Hamburgo y Barcelona, entre otras.
Actualmente ha sacado tres discos de estudio y un sin fin de canciones que lo han llevado a recorrer diversos escenarios del mundo.
– Músico, poeta, pintor, hombre, humano… ¿Cómo conviven estas facetas en vos? ¿Existe alguna que predomine sobre las otras, hay paz o guerra entre ellas?
– Grosso modo se me viene la palabra inventario de lo que uno es y que resulta ser una condensación de lo que uno va agrupando, informaciones y emociones que son finalmente el relato de una canción o la sensación de la música así que ese aglutinar desde lo simple a lo complejo, de lo mejor del decir en sí, acerca de la música o la poética, la confusión es como lo principal para ir desenredando creativamente el hecho de estar acá y hacer una canción o algo así.
– ¿Hay una fibra de sensibilidad infinita que te moviliza? ¿Cómo la llevas a la hora de chocar con el mundo o logras abstenerte de él?
– Como cualquier persona hay un montón de cosas que nos movilizan, así que el móvil en el caso del arte es como tocar las aspiraciones, la voluptuosidad, el deseo y también el desapego de la experiencia misma, estar un poquito en todos los significados y poder dar en concreto una obra interesante de leer en confusión, contradicción, lo que me parece a mí que me sucede en el momento en el que estoy escribiendo, pero a la hora de pararme en la mesa o de lavar los platos creo que es lo mismo que a cualquiera. Activar la simpleza y tratar de llegar a algo más que tenga que ver con la cordialidad, con la cortesía, como darle amor a las cosas finalmente.
– ¿Cómo fueron tus inicios, volverías a transitar los mismos caminos?
– Mis inicios fueron en la completa incertidumbre, yo venía de un puerto pequeño de Chile, así que una trayectoria artística bastante “anonimada”, sin mucha tribuna, participé de mi propia multitud caminando por las calles y vacilando si sí o no dedicarme a una veta artística, que sabía la llevaba muy a flor de piel, ya en ese transitar, un lugar tan pequeño y tan alejado de las luces y con poca atención descubrí nuevas cosas, me sirvió mucho para hacer mi camino más personal y disfrutar mucho de la tranquilidad de un lugar desconocido, con otros artistas, artesanos, un lugar de muy bellos crepúsculos y ahondar en la soledad, la precariedad y la naturaleza. Harta caminata por los cerros del puerto, harto puerto a orillas del mar, hartas noches caminando por las madrugadas y pensando en un estudio artístico bastante inusual y enrarecido, cosas que hacía yo para entretenerme y para mantener el espíritu, la confianza de mi propia estadía aquí soñando transformarme en un artista.
– ¿Ser un artista tan genuino y personal ha tenido costos en algún momento?
– Sí claro, hay siempre problemáticas en todo momento con respecto al habitué, como habitar los lugares que de improviso tienden a cambiarte, a hacer de lo que uno conocía otra cosa, nuevas preguntas. La exacerbación de la propia persona y bueno, cuando uno sabe que esta cosa de la música viene como hecha de un fluir de cosas que llegan a lo largo del tiempo como estudiar, condensar y de pronto viene esto de hacer una canción y un proceso de sacarlo de la gente y hablar de manera original pero también a la vez que tenga la emoción humana.
¿Problemas?… ya no me acuerdo mucho, estoy muy contento con mi pasar como artista, alguna vez me confundió la situación de ganar un poco de popularidad. Estoy contento de dedicarme a esto y las problemáticas no son tan dolorosas ni tan terribles como las que viven otras personas en todo tipo de circunstancias. Yo acá de alguna manera me enfrento al agradecimiento nomás, lo principal para seguir concretando canciones y para mantener la confianza.
– ¿Con qué nos vamos a encontrar en tu concierto?
– Espero estar en mi condición de trovador y cantante de esta época y de todas, de artista y delirante. Me gustaría estar en estado enloquecido y vibrante y poder dar emoción, entretener, hacer reír tanto como llorar.
Dedicarse a esto de la música tiene mucho que ver con la intimidad de la sonoridad que hay en uno, de la emoción que piensa más allá de la contingencia o situaciones políticas y que se adentra en la potencia humana y que piensa y sueña con dar nueva partida como para poder movilizar, sensibilizar, zamarrear el mundo. Trataré de estar en óptimas condiciones, los ojos titilantes y la voz agudísima, así como la mirada.
– ¿Cómo se viene sucediendo esta Gira amante junto a Lucero Van Dick?
– La dinámica que estoy teniendo con Lucero es formarnos como grupo, llevamos ensayando varios meses un montón de canciones que tienen que ver con nuestro proceso de conocernos en el amor de pareja, en la vagancia de la amistad, así que va a haber canciones que se han ido sucediendo y encontrando en el transitar de esta gira que comenzó hace 4 o 5 meses en Chile y bueno, la confianza que nos tenemos como artistas los dos en la música y las letras y una admiración mutua, profunda, intentando captar la vida de los demás y la nuestra misma.