Los jóvenes de clase alta también eligieron Mar del Plata. Los mejores balnearios, entradas a las fiestas más exclusivas y mesas VIP en cuanto boliche de moda exista forman parte de la rutina.
Alojamiento en hoteles de lujo, alquiler de carpa en los mejores balnearios, entradas a las fiestas más exclusivas y mesas VIP en cuanto boliche de moda exista. El aluvión de juventud a la ciudad también trajo aparejado un fenómeno dentro de otro: jóvenes de un alto poder adquisitivo para los que el gasto no es un obstáculo al momento de planificar las vacaciones.
Empujados por el “impuesto PAIS” y la fuerte devaluación de la moneda el año pasado, operadores turísticos señalaron el arribo de turistas que, en otros veranos, priorizaban destinos como Punta del Este y Pinamar por sobre Mar del Plata. “Este verano se dio esa particularidad. Quizás se dieron cuenta de que acá con la misma plata que gastaban en Uruguay accedían a servicios igual de exclusivos. No sé, pero desde Pinamar lo reconocen: le sacamos gente”, señaló una fuente a LA CAPITAL.
Los grupos de amigos que no alquilaron casa, optaron por hacerlo en hoteles de lujo de la ciudad y cuando la noche lo requería, alquilaban espacios del mismo para llevar adelante las ya clásicas “previas”: ese encuentro entre los jóvenes antes de ir al boliche donde toman, bailan y se preparan para salir a bailar. “Eso no era habitual en otras temporadas”, señalaron, sorprendidos, desde uno de los establecimientos hoteleros.
La exclusividad también se traslada a la pista. Según pudo saber este medio, en los boliches de la ciudad que cuentan con un sector VIP aumentó la demanda de mesa (las cuales se abonan de manera extra a la entrada) y de compra de bebidas alcohólicas importadas. Una botella de champagne Cristal se puede llegar a pagar hasta 50 mil pesos y suele servirse en fraperas con bengalas. Todo un show de ostentación.
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