Después de tres finales perdidas, derrotó en el choque decisivo por penales a Gimnasia y Esgrima La Plata. Habían empatado 1-1 en el tiempo reglamentario.
MENDOZA.- Rosario Central se consagró campeón de la Copa Argentina por primera vez, luego de tres finales fallidas, al vencer 4 a 1 por definición de tiros penales a Gimnasia y Esgrima La Plata, luego de igualar 1 a 1 en los 90 minutos regulares de este encuentro jugado en el estadio Malvinas Argentinas que tuvo un desarrollo favorable al perdedor.
La presentación del partido, con una escenografía de danzas folklóricas para celebrar el Día del Gaucho en Argentina y la entonación completa del Himno Nacional por un coro de niños mendocinos, prologaron una foto entremezclada de los jugadores de ambos equipos, como para demostrar que acá también se pueden organizar y disputar finales con hinchas tan pasionales y numerosos como los de Gimnasia y Central.
Y después, claro, hubo un partido que en el juego favoreció claramente a Gimnasia durante la mayor parte de su desarrollo, esencialmente porque el equipo dirigido por Pedro Troglio siempre tuvo el monopolio del balón y fue el que más merodeó el arco rival.
Gimnasia le metió presión alta a los rosarinos desde el arranque con el corazón en la mano de un equipo tan corto cuantitativa como cualitativamente, recuperando permanentemente en el medio y atacándolos por los costados.
La contrapropuesta de Central fue un copyright de la historia de su entrenador, Edgardo Bauza, vale decir acumulación de hombres en campo propio y búsqueda oportuna de los “grandotes” Fernando Zampedri y Marco Rúben, tanto sea con pelotazos desde los costados como con juego frontal aéreo.
Por eso, pese a sus limitaciones, el que lucía más y mejor era Gimnasia, y por ello también resultó totalmente injusto que antes de los 20 minutos el “canalla” se pusiera en ventaja con un centro desde la izquierda del chileno Alfonso Parot que Zampedri primero conectó de zurda al palo izquierdo del arco gimnasista y en el rebote la mandó a la red de derecha.
No lo merecía para nada el conjunto auriazul, que inclusive menos de 10 minutos después estuvo a punto de aumentar en otra jugada con los mismos protagonistas que el goleador de los rosarinos cabeceó y Alexis Arias con una gran estirada envió al córner.
Pero salvo ese sofocón, todo siguió siendo de Gimnasia hasta la finalización de la etapa, a la que Central llegó con el volante Leonardo Gil amonestado, pero, sobre todo, muy sentido en la pierna derecha, un dato que iba a ser clave en el arranque del período final.
Error del entrenador Edgardo Bauza en no sacar al “Colorado”, que quiso seguir jugando en inferioridad física y apenas superados los cinco minutos perdió una pelota en su propio campo ante la presión de Lorenzo Faravelli y este, tras habilitar a a Santiago Silva y este alargar para Maximiliano Comba, recibió el centro bajo y anticipándose a Matías Caruzzo en el área chica logró la merecidísima paridad.
Tan grande fue el error del “Patón” que mientras los jugadores gimnasistas festejaban el tanto él ya hizo ingresar a Pedro Ojeda por Gil. Demasiado tarde. Y encima perdía el duelo táctico con Troglio.
Por eso Gimnasia, entonado por ese panorama favorable se lanzó en pos de una victoria que parecía estar esperando que la tomara, ante un Central atribulado que solamente intentaba sostenerse con sus centrales Caruzzo y Oscar Cabezas, mientras seguía haciendo agua por el lateral izquierdo en el que Parot no podía con Comba.
Iba e iba Gimnasia y, a diferencia inclusive de la primera mitad, sus llegadas al área centralista eran mucho más efectivas y profundas, con mucho mérito para ello en la gestión del uruguayo Silva, que ganaba por arriba como en un cabezazo de pique al suelo que salvó a puro reflejo Jeremías Ledesma y otro remate bajo que se fue cerca del palo izquierdo.
Pero conforme fueron pasando los minutos a uno y otro se les fueron cayendo soldados importantes. En Gimnasia salió el goleador Faravelli, que jugó infiltrado, y en los rosarinos se alejaron del campo por lesión el autor del otro tanto, Zampedri, y el uruguayo Washington Camacho, que venía mal desde el primer tiempo. Las pérdidas eran sentidas por ambos, ya que todos ellos eran ejecutores de penales.
Pero el partido terminó como empezó y transcurrió, con Gimnasia apretando a Central contra su área y convirtiendo a Ledesma en figura, prevaleciendo claramente el coraje “tripero” por encima de un “canalla” que, con un plantel dotado de mejores individualidades, no las supo aprovechar por el esquema conservador de su técnico.
Pero a Gimnasia le faltó esa puntada final que le hubiese permitido irse vencedor con total justicia al cabo de los 90 minutos regulares, y Central, entonces, llegó a los penales también por obra y gracia de ese dispositivo que llevó a su entrenador a ganar títulos internacionales con otras camisetas. Y por eso, lisa y llanamente por eso, salió campeón.
Síntesis
Gimnasia y Esgrima La Plata 1 (1)
Alexis Martín Arias; Víctor Ayala, Manuel Guanini, Germán Guiffrey y Matías Melluso; Fabián Rinaudo y Lucas Licht; Maximiliano Comba, Lorenzo Faravelli y Horacio Tijanovich; Santiago Silva. DT: Pedro Troglio.
Rosario Central 1 (4)
Jeremías Ledesma; Gonzalo Bettini, Matías Caruzzo, Oscar Cabezas y Alfonso Parot; Washington Camacho, Néstor Ortigoza, Leonardo Gil y Federico Carrizo; Fernando Zampedri y Marco Ruben. DT: Edgardo Bauza.
Goles: primer tiempo, 18′ Zampedri; segundo tiempo, 6′ Faravelli.
Cambios: Jan Carlos Hurtado por Tijanovich, Pedro Ojeda por Gil, Germán Herrera por Zampedri, Matías Gómez por Licht, Facundo Gutiérrez por Faravelli y Andrés Lioi por Camacho.
Definición por penales: por Gimnasia remataron: Silva (desviado), Guanini (atajó Ledesma) y Hurtado (convirtió); Por Rosario Central remataron: Ortigoza (convirtió), Rúben (convirtió), Parot (convirtió) y Caruzzo (convirtió).
Estadio: Malvinas Argentinas (Mendoza).
Árbitro: Patricio Loustau.