La artista multidisciplinar argentina fusiona en su práctica el vídeo, la coreografía y la escultura. La exposición reúne tres piezas recientes que son representativas del singular enfoque que dedica a la videoescultura.
BILBAO, España.- La artista argentina Cecilia Bengolea exhibe en el museo Guggenheim de Bilbao “Animaciones de agua“, cuya representación reúne tres piezas en las que explora lo líquido y lo fluido.
Bengolea (Buenos Aires, 1979), afincada en París, presentó en el museo su obra que se mostrará hasta el 24 de octubre en la sala dedicada al videoarte.
Siguiendo el movimiento y el flujo del agua, la exposición reúne una selección de obras donde Bengolea reflexiona sobre la danza, el juego sensorial entre el interior del cuerpo y lo que le rodea, así como las relaciones rítmicas de las comunidades sociales y la naturaleza, que se manifiestan a través de la coreografía.
Las tres obras exploran experiencias con el agua, lo líquido, lo fluido: Danza del rayo (Lightning Dance, 2018), rodada en Jamaica, es una colaboración entre Bengolea y algunas de las figuras más destacadas del estilo dancehall contemporáneo, que ejecutaron coreografías en solitario y en grupo bajo la lluvia.
En esta proyección monocanal de video en blanco y negro, la autora indaga en la influencia de la electricidad atmosférica sobre el comportamiento y la imaginación.
La pieza pertenece a una serie de obras aún en proceso con las que Bengolea explora la cultura del dancehall en Jamaica, convertida hoy en un fenómeno global que inspira numerosos subgéneros y estilos de música y baile de la cultura pop.
Marcada por un tenso crescendo, como el aire cargado de electricidad en una tormenta, la banda sonora se acompaña de secuencias explosivas de danzas grupales que tienen lugar a los lados de la carretera.
Cecilia Bengolea – Lightning Dance, 2018 from TBA21 on Vimeo.
La presentación de esta obra se acompaña de dos animaciones digitales: Bestiario (Bestiare, 2019) y Posturas favoritas (Favorite positions, 2018).
Inspirándose en las descripciones de “El libro de los seres imaginarios” (1957) de Jorge Luis Borges, en Bestiario la artista escaneó su cuerpo mientras evolucionaba hasta convertirse en un conjunto de criaturas fantásticas.
Así, empleando una iconografía similar a la de los hologramas, visibiliza las fantásticas transformaciones de su figura en un estado de constante metamorfosis.
Por su parte, “Posturas favoritas” toma como punto de partida la idiosincrasia del pulpo para sugerir un cuerpo sin límites, una criatura completamente líquida e inmensamente sensible dotada de una inteligencia descentralizada y múltiple, cuyos movimientos fluyen libremente entre el interior y el exterior, el ser y el ambiente.