Una cámara de seguridad captó el momento exacto en que la víctima sustraía dinero de un local. Por ese robo lo secuestraron, según la reconstrucción del fiscal.
Nicolás Saurel tenía 24 años cuando desapareció, en febrero de 2014. Había llegado a Mar del Plata proveniente de Las Flores y, en sus últimos días, había trabado una relación con Germán Caldas, quien solía emplearlo además cuando realizaba trabajos de construcción o refacción.
Durante el verano del mencionado año, según se reconstruyó durante la investigación previa al juicio que comenzó hoy, Caldas y Saurel comenzaron una obra en el local de una amiga -y además ex novia- del primero. Lo hacían de noche, para no entorpecer las ventas de la temporada.
Una madrugada, Saurel se quedó solo en el negocio céntrico -San Martín y La Rioja- y robó dinero de una caja registradora. El joven nunca se percató de que el momento había quedado registrado por una cámara de seguridad que, en simultáneo, transmitía lo ocurrido a una computadora de la dueña del comercio.
Saurel fue descubierto por la joven, quien se enfureció con su ex novio por lo ocurrido. Caldas le pidió perdón por lo que había hecho su empleado y le prometió que recuperaría el dinero.
Lo que siguió a esa situación, constatada por el fiscal Juan Pablo Lódola durante la instrucción en base a pruebas y testimonios recolectados, fue el secuestro de Saurel y su posterior desaparición.
“Dame la guita hija de puta”, le gritaba Caldas a Ayelén Martínez, la trans con la que Saurel salía y convivía desde que había llegado a Mar del Plata proveniente de Las Flores, a los 16 años. Eso fue lo que dijo Martínez cuando concurrió a denunciar lo ocurrido a la Delegación Departamental de Investigación (DDI) local.
Cuando el fiscal Lódola -luego reemplazado por su par Eduardo Amavet- comenzó a investigar el caso relacionó esa declaración y la exigencia de dinero con el posterior hallazgo y secuestro de los videos en el negocio céntrico. Y desde ese entonces su hipótesis, al cabo, fue que Caldas secuestró a Saurel con ayuda de Repetto con el objetivo de recuperar lo robado por la fuerza.
Sin embargo, del testimonio de otro declarante en el marco de la causa se desprende que ambos jóvenes le dieron una golpiza a Saurel, que le provocó la muerte. De todas maneras, su cuerpo nunca fue encontrado, lo cual motivó que Caldas y Repetto sea juzgados por el delito de “secuestro extorsivo seguido de muerte”.