El juez del caso tiene que definir la situación procesal de los tres acusados de suministrarle las drogas y arrojar el cuerpo de Rocío Artigas a la vía pública.
La investigación judicial sobre la muerte por sobredosis de la adolescente Rocío Artigas entrará la semana próxima en una etapa decisiva, cuando el juez del caso defina la situación procesal de los tres detenidos acusados de suministrarle las drogas y luego arrojar su cuerpo a la vía pública.
Los investigadores lograron reconstruir las últimas horas de vida de Rocío y establecer quiénes le suministraron droga dentro y fuera del boliche Loop, en Villa Devoto, con quién y dónde estaba cuando murió y cómo fue que su cuerpo quedó abandonado en la esquina de Griveo y Terrada, en el barrio de Villa Pueyrredón, en la mañana del 6 de agosto.
La noche del 5 de agosto, la joven madre de un bebé de once meses fue a bailar al boliche ubicado sobre la Avenida Beiró al 3100. Allí, según fuentes judiciales, el propio dueño del local, Daniel Stattela, le habría proporcionado una droga sintética conocida como Cristal.
Stattella, a quienes otros imputados identificaron como “El Chueco”, fue señalado por testigos que estuvieron en el boliche Loop durante la madrugada del 6 de agosto, pero cuando le tocó declarar negó los cargos y dijo que solo había estado un rato en el área VIP del local bailable.
Algunos testigos coincidieron en que Rocío se sintió mal, descompuesta, y que pasó un largo rato dentro del baño del boliche. La joven de 15 años no volvió a su casa a descansar sino que se encontró con otro adolescente que le había escrito por Whatsapp y que la invitó a su casa.
Los contactos telefónicos y los mensajes a través de distintas redes sociales constituyeron uno de los elementos claves para que los investigadores lograran determinar quiénes estuvieron alrededor de la muerte de Rocio y para descubrir sus intentos de deshacerse del cuerpo.
Pasadas las 7.30 y después de un largo intercambio de mensajes, Rocío bajó de un taxi en la puerta de la casa de Walter Andanese, un adolescente de 18 años con el que se conocía, y salió a buscarla a la calle otro joven al que no había visto nunca, identificado como KV, para preservar su identidad.
Una vez que llegaron a la habitación de Andanese, y mientras sus padres dormían en otro cuarto, el dueño de casa le habría proporcionado cocaína a Rocío, con quien se recostó en la misma cama mientras KV, permaneció en un colchón en el piso hasta las 8, cuando decidió irse.
Pasadas las 8, cuando se encontraba en la casa de otro amigo, KV recibió un mensaje de texto de parte de Andanese en el que le decía que Rocío “se estaba muriendo”, según pudo reconstruir Télam a través de fuentes judiciales.
Cerca de las 8.30, KV volvió a la casa de Andanese (esta vez con otro amigo, identificado como GI), se cruzó con la madre del dueño de casa, que desayunaba en la cocina, y fue hasta el cuarto de su amigo donde Rocío estaba tirada en la cama, convulsionando, según le habría dicho a la justicia.
Una hora más tarde, los dos jóvenes se fueron de la casa de Andanese tras una discusión sobre qué hacer con Rocío y no volvieron a tomar contacto hasta la tarde siguiente, cuando se reunieron para debatir qué debían decirle a la Justicia en caso de ser citados.
El 6 de agosto a las 18, KV recibió un mensaje de Matías Mari a través de Facebook, con quién acordó encontrarse a las 22 en la casa de Andanese. Al menos dos testimonios apuntaron a Mari como quien ayudó a Andanese a deshacerse del cuerpo de Rocío.
Por el caso se encuentran detenidos Daniel Stattela, dueño del boliche ubicado en el barrio de Devoto, y los jóvenes Matías Mari y Walter Andanese, que fueron acusados por la muerte de Rocío y el posterior intento de desvincularse de los hechos.