El último viernes los futbolistas que lograron el título 2014 de primera división de la Liga Marplatense volvieron al club para cenar con el cuerpo técnico y los dirigentes de entonces. Fue una noche llena de recuerdos felices.
El último viernes por la noche en el Club General Urquiza se realizó un reconocimiento muy especial. Los futbolistas campeones de 2014 de la primera división de la Liga Marplatense volvieron al club para compartir una cena y los recuerdos de grandes momentos con el cuerpo técnico y la Comisión Directiva de entonces, impulsores de este homenaje.
General Urquiza, en el año de su centenario, se consagró el 25 de octubre campeón de la temporada 2014 imponiéndose 3-0 en la final a Juventud Unida de Batán con tantos de Guido Castro, Cristian D’Addato (goleador de la campaña con 12 tantos) y Jerónimo Julio.
Aquel día el club de la calle Tucumán volvió a festejar un título en la máxima categoría que se le negaba desde 1944. Fue el quinto de la historia puesto que ya se había consagrado en 1915, 1924 y 1925 cuando todavía se llamaba Nacional.
Gran parte del plantel campeón acudió a la convocatoria de Luis María García, Lucio Mendiburu, Roberto y Carlos Echeverrigaray y Jorge Plebani, los dirigentes de aquella campaña. Y todos se llevaron como obsequio la camiseta de los 110 años del club de la calle Tucumán.
Roberto Echeverrigaray, por su parte, le entregó a Luis Nicoletti la carpeta con los recortes de los artículos periodísticos de aquella campaña que había confeccionado como, según su costumbre, solía hacer temporada a temporada. Un regalo muy bien recibido por el DT y no tanto por sus colaboradores Fernando Villeco y Javier Da Silva, que también querían la suya.
Más allá de la risueña chicana, todos recordaron los desbordes de Castro, los goles de D’Addato, las corridas de Molinelli, las atajadas de Mauro Rodríguez, el inolvidable partido final del “Morci” Gómez, la solidez de Vales y Acosta, el despliegue del “Chino” Camargo y el “Titán” Bulat, la regularidad de Bosotina y Masson, las anécdotas y las bromas internas. Y, por una noche, fueron tan felices como hace diez años.