El gobierno local argumenta que tiene un “carácter representativo” de la identidad local. También propone crear una mesa de trabajo para “dar continuidad a las prácticas de la comunidad quesera”.
El gobierno municipal propone declarar patrimonio cultural intangible al queso Mar del Plata “por su carácter representativo” de la identidad local y su “desarrollo productivo, tradicional e integrador”.
A su vez, de acuerdo al proyecto de ordenanza que se dio a conocer este jueves, se impulsa la creación de una mesa de trabajo integrada por el Ente Municipal de Turismo y Cultura (Emturyc), la Secretaría de Desarrollo Local, Inversiones e Integración Público Privada y las diferentes áreas municipales con incumbencia para articular con la comunidad acciones específicas para la elaboración de un “plan de salvaguarda”. La finalidad es “promover y dar continuidad a las prácticas identificadas de la comunidad quesera”.
El Ejecutivo local sostiene que, tras un trabajo de entrevistas con la comunidad quesera -productores, empresarios y especialistas- , se llegó a la conclusión de que el queso Mar del Plata “es representativo de la gastronomía local, y cumple con las condiciones para poder llevar adelante una activación patrimonial”.
Entre los fundamentos de la iniciativa, se apunta que este tipo de queso “es tradicional, contemporáneo y viviente a un mismo tiempo”, con una “adaptación permanente”. Esto le otorga un “carácter simbólico” que permite que, con algunos cambios en sus recetas, pueda continuar llamándose popularmente “queso Mar del Plata” a productos que desde el código alimentario figuran como diferentes, tales como las variedades de queso Holanda, el Pategrás o el Gouda”.
Como es sabido, el aspecto externo que lo caracteriza es su color rojo, ya sea pintado o envasado plástico, y la presencia de “ojos” o agujeros, en mayor o menor medida.
Entre otras virtudes -agrega el gobierno municipal- tiene un “valor histórico, evidenciado por la trayectoria productiva”, con una “tradición que se transmite entre generaciones”.
También es integrador, ya que contribuye “a la cohesión social fomentando un sentimiento de identidad y responsabilidad que ayuda a los individuos a sentirse miembros de una o varias comunidades”. Y es representativo, ya que cuenta con una valoración social y es apropiado por la comunidad por sus cualidades.