Policiales

Buscan a dos delincuentes que se fugaron tras una clase de natación

Se trata de otro insólito y vergonzoso episodio del que son responsables operadores de Minoridad. Los evadidos tienen 18 y 19 años y cumplían penas por hechos cometidos cuando eran menores.

Una nueva fuga de dos delincuentes juveniles despierta polémica en la Justicia de Menores de Mar del Plata, que de este tipo de episodios cuenta varios: Matías Lara (19) y César Pereyra (18) lograron evadirse de una camioneta luego de que los agentes que debían custodiarlos bajaran en un kiosco a comprar cigarrillos.

Los dos evadidos son internos del Instituto de Menores de Batán pese a tener cumplida ya la mayoría de edad y estaban siendo trasladados al complejo penitenciario desde el Natatorio Municipal, donde habían tomado una clase de natación tras obtener el permiso judicial correspondiente.

Lara estaba detenido en el marco de una causa que tramita en la fiscalía de Fernando Castro por un homicidio. En tanto, Pereyra tiene causas por robos agravados y es parte de una familia conflictiva: su hermano está imputado del asesinato de Daian Verón (20) cometido en agosto del año pasado.

Desde el viernes, la policía de distintas jurisdicciones busca a ambos fugados por los lugares en los que se les conoce amistades o relaciones. Por el momento no se registraron novedades.

La evasión increíble

En la tarde del viernes Pereyra y Lara concurrieron al Natatorio Municipal del Parque de los Deportes a una clase de natación autorizada por la Justicia de Menores.

Para ello habían sido trasladados en un vehículo conducido por un operador de Minoridad y en el que viajaba otro ayudante. Después de cumplir con el programa previsto, los operadores de Minoridad hicieron ingresar a los dos jóvenes a la camioneta e iniciaron el retorno al Instituto de Menores de Batán, donde Pereyra y Lara se alojan por los delitos cometidos antes mencionados.

El recorrido previsto era por la avenida Vértiz hasta la ruta 88 pero al llegar al cruce con la calle Reforma Universitaria el vehículo se detuvo por una razón insólita: los operadores fueron a un kiosco a comprar cigarrillos.

Ese descuido irracional, inentendible al límite de lo sospechoso, fue aprovechado por Lara y Pereyra. No les insumió más que unos segundos abrir la puerta y fugarse. Ninguno de ellos, evidentemente, estaba esposado o retenido con alguna medida de seguridad.

Al momento de escapar Lara vestía un pantalón de jean, zapatillas Nike campera deportiva. Es delgado, de 1,60 metros de estatura y tiene el pelo negro con claritos rubios. Su cuerpo está lleno de tatuajes.

Por su parte Pereyra vestía de manera similar, con la excepción de zapatillas marca Adidas. También tiene el cabello negro con claritos y su altura es de 1,75 metros.

El crimen de Verón

El crimen de Daian Verón se produjo en el marco de un ajuste de cuentas vinculado supuestamente a la venta de drogas en el sur de la ciudad. La hipótesis se inició luego de que eso mismo declarara la propia hermana de la víctima, Nadia Verón.

El homicidio se registró en horas de la madrugada del sábado 22 de agosto en el barrio San Martín, zona en la que vivía la víctima, que tenía antecedentes delictivos.

Nadia Verón (quien luego cometió un violento asalto a una panadería) le contó al fiscal Fernando Castro, horas después del hecho, que a su hermano lo había matado Nicanor Pereyra, hermano del joven fugado ayer. Según la reconstrucción del caso, el acusado fue a reclamarle a la víctima por una deuda que tenía relacionada a la venta de marihuana, y luego de una discusión, le disparó en el abdomen.

El 11 de septiembre la policía de la comisaría sexta logró aprehender a Pereyra el tras una persecución vehicular que finalizó en French al 6300.

En su poder, Pereyra llevaba una pistola calibre 9 milímetros con 18 proyectiles, dinero en efectivo y teléfonos celulares.

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