Diferentes embarcaciones llevaron a cabo maniobras preliminares de cara a las actividades que se desarrollarán junto a las fuerzas de Estados Unidos mañana y viernes. LA CAPITAL visitó el ARA “Contraalmirante Cordero”, buque de última generación que tendrá un rol clave en las operaciones.
Por Nicolás Quintaié
Fotos: Diego Romero
En la antesala de las maniobras de adiestramiento “Passex Gringo-Gaucho II” que desarrollará la Armada Argentina junto con Estados Unidos el jueves y viernes, las fuerzas nacionales comenzaron este martes con los ejercicios preliminares a pocos kilómetros de la costa marplatense.
En una jornada fresca pero apacible, casi sin viento y con poco oleaje -condiciones ideales para navegar-, LA CAPITAL visitó el patrullero oceánico ARA “Contraalmirante Cordero”, el cuarto de este tipo adquirido por el país en 2022.
A esta nave se sumaron en el despliegue de operaciones otros dos buques “OPV”: el ARA “Piedrabuena”, que llegó en junio de 2021; y el ARA “Storni”, adquirido en diciembre de 2021. Todos fueron construidos por el Naval Group, firma con asiento en Francia.
En las maniobras también participaron los destructores ARA “La Argentina” y ARA “Sarandí”; las corbetas ARA “Espora” y ARA “Rosales”; un helicóptero Sea King H3 y un helicóptero Fennec; un avión de exploración o vigilancia marítima B-200; y dos aeronaves turbomentor.
Los buques OPV pertenecen a la división de patrullado marítimo y tienen como sede la Base Naval de Mar del Plata. Si bien no participó de las operaciones, en la ciudad se encuentra el ARA “Bouchard”, recibido en febrero de 2020 y construido por Naval Group, aunque con 8 años de servicio previos en la marina francesa.
La principal función de estos barcos es controlar la soberanía en la zona económica exclusiva, hasta las 200 millas marinas, donde embarcaciones de bandera extranjera suelen depredar los recursos pesqueros.
“El adiestramiento que realizamos hoy (por ayer) es una práctica previa a un ejercicio que desarrollaremos el viernes con buques de Estados Unidos. Consiste en el abordaje de un barco posiblemente infractor, simulado por una embarcación nuestra”, explicó Francisco Javier Martínez, comandante del ARA Cordero, que ayer estuvo fondeado a unos 3,8 kilómetros de la costa local, en perpendicular a la zona donde se encuentra el Espacio Unzué, aproximadamente.
A grandes rasgos, una dotación de la Armada simuló una inspección de la carga del posible buque infractor, así como de su tripulación, para verificar si está en regla o no.
“Como buque madre, controlamos obviamente a la dotación. En el caso de que el barco estuviera dentro de las reglas, el procedimiento indica que debería seguir en navegación. Si se detectara que estuviera infringiendo alguna de nuestras leyes, se tendría que dar parte a las autoridades que nos controlan a nosotros y se encuentran en tierra. Se da luego intervención a los juzgados correspondientes y podría ser capturado y llevado al puerto que se indique”, añadió Martínez..
Con los buques OPV, el objetivo en la práctica diaria es realizar un control de los espacios marítimos de Argentina. En general, no es su función principal capturar, sino patrullar permanentemente dentro de la milla 200 para disuadir a posibles barcos infractores.
“Estas maniobras son preliminares a las que se harán este jueves y viernes. Son un ensayo de cara a la mayoría de las actividades que realizaremos con las fuerzas de Estados Unidos”, señaló Martínez.
Pasado el mediodía, mientras el sol se colaba entre las nubes y algunos albatros realizaban a unos metros vuelos rasantes en altamar en busca de alguna presa, este medio fue testigo de uno de los principales ejercicios preliminares de la jornada.
Se trata de la maniobra “fast rope”, que consiste en el descenso de buzos tácticos de la Armada desde un helicóptero y a través de una cuerda en forma rápida y segura para realizar operaciones de infiltración en otras embarcaciones.
El procedimiento duró unos pocos minutos e implicó el descenso de 8 oficiales en la cubierta de vuelo del ARA Cordero, ubicada en la parte trasera de la embarcación.
Tras los ejercicios, el patrullero partirá este miércoles al mediodía rumbo al este de Mar del Plata para encontrarse con el portaaviones USS “George Washington”, el destructor USS “Porter” y el buque logístico USNS “John Lenthall” para llevar a cabo las maniobras de adiestramiento con las fuerzas del país norteamericano.
Un buque de última generación
El patrullero oceánico ARA Contraalmirante Cordero fue botado en 2021 y llegó al país en junio de 2022. Tiene 87 metros de eslora por 14 de manga y cuenta hoy con una tripulación “superpoblada” de 61 personas -en general, son 42-, a raíz del ejercicio binacional que se avecina.
La velocidad crucero de la nave ronda los 12 nudos (22 kilómetros por hora) y dispone de una velocidad máxima de 20 nudos (aproximadamente 40 kilómetros), con una autonomía de entre 25 y 30 días para operar en el mar.
Entre otros aspectos, el ARA Cordero posee capacidad para llevar 50 mil litros de agua y dos plantas de ósmosis inversa, que permite transformar el agua salada en potable. También tiene cubierta de vuelo y un hangar para guardar un helicóptero, y dos “rhib” (buques inflables de casco semi rígido), que pueden transportar hasta 6 pasajeros por unidad.
En tanto, para defenderse de otros barcos en caso de que se desate un conflicto, dispone de un cañón automático de 30 milímetros en la proa, que se amuniciona por los costados y tiene capacidad de 80 tiros por banda. Además, hay dos ametralladoras, que cuentan con una consola con un joystick de operación para poder disparar.
Por otro lado, el patrullero está equipado con dos cañones de agua, con una presión de entre 10 y 13 bar. Generalmente esta herramienta se utiliza para apoyo y auxilio al exterior en caso de que se incendie otro buque. O para prevenir abordajes si se da una situación de piratería.
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